Capítulo 9
Al principio me negué rotundamente ir a despertar a David, porque ya debería estar dormido (tanto él como yo), pero por otra parte, no me quería negar a unos buenos tragos en compañía de Dylan. Porque Dylan había llevado un par de botellas y quería que festejáramos (no estaba seguro de qué, exactamente), o tal vez solo quería ponerse ebrio.
—¿No crees que podamos tomarnos unos tragos tú y yo, sin David? —le espeté y mi comentario lo tomó por sorpresa, al parecer, ya que Dylan estaba muy emocionado con el tema de David y con querer ir a verlo. Lo cual me pareció un poco enfermo por su parte.
—Seguro, pero Dios… David es tan guapo que quiero verlo —Dylan comenzó a sonreír como tonto y eso me puso bastante celoso, hizo la mirada que yo ponía cuando estaba con Logan. Por alguna razón sentía que sí me atraía David (o por lo menos sentía atracción por él). Si no fuera así, ¿por qué me habrían dado celos porque Dylan lo adulara?
—¿En serio te gusta? —no me lo podía creer; aunque era normal, si consideraba que David era un chico, señor, joven; no sabía cómo podía referirme a él ya que se veía muy joven para la edad que tenía.
Dylan asintió con la cabeza junto con una sonrisa pícara soñadora y con una dulce voz dijo que amó que lo haya besado en la discoteca ese día y que amó que lo haya conocido gracias a mí. Efectivamente, lo conoció gracias a mí. Dylan conoció a David por mí; pero lo que no sabía era que David era mío, ¡mío! Tengo que admitir que en ese momento pensé en que yo mismo era mi peor enemigo. No eran Marcus, Candy, Marie, Katherine o Abraham y Lemus; mi peor enemigo era yo mismo.
Aquel hombre con cara de bebé y cuerpo de Tarzán; ese hombre que, sin saberlo, me traía vuelto loco, y enamorado, por él. Era un sentimiento del que no podía huir, hiciera lo que hiciera, jamás podría escapar de él. Quizás mi consciencia estaba en lo correcto y pensaba que me sentía tan apegado a David por haberle entregado mi virginidad a cambio de nada. Solo fue un pequeño capricho que tenía con él, yo juraba y creía que le daría mi virginidad a Logan. Pero era increíble cómo es que puedes cambiar de decisiones tan repentinamente y solo por un suceso. Vale, no era un suceso común y corriente; era algo importante para mí. Pero fue un simple suceso.
—No hay ningún problema con que yo guste de David, ¿verdad? —Dylan lo sabía, sabía que algo pasaba entre nosotros dos.
—¿Por qué lo preguntas? —salté a la defensiva.
—Yo te cuestioné primero, Louis —no sabía qué hacer con exactitud, si le decía que no habría problema: me quedaría sin David un rato y si le decía que habría problemas: adiós a Logan—. Toda tu situación me recuerda al cuento del perro de las dos tortas —soltó una fuerte carcajada.
—No entiendo, ¿me explicas de qué perro y cuáles tortas hablas? —Dylan resopló y me contó una historia acerca de un perro que quería a una torta (entiéndase que no es un pastel), pero alguien más le ofreció otra… al final se quedó sin ambas tortas.
—Entonces ¿soy un perro? —hablé con la voz muy pesada.
—No, ¡es un ejemplo, caray! —Dylan puso los ojos en blanco—. Aunque por lo que acaba de pasarte con tu situación… sí, relacionado con el cuento que te acabo de contar, pero no eres un perro.
—Ya —me rendí, porque no quería seguir peleando con él—. ¿En qué estábamos?
—Íbamos a ir por David, pero tú me ibas a responder si tenía algo de malo que a mí me gustase David o no—volvió a hacer la pregunta que tanto temía que hiciera.
—No —mentí, porque claro que me importaba—. En absoluto, si eres feliz con él, pues me alegro por ti.
—¡Eso es justo lo que necesitaba oír, muchacho! —Dylan me abrazó—. Gracias por dejarme estar con él.
—¿Por qué me lo agradeces a mí, si deberías agradecérselo a él? —bajé un poco la mirada, ya no iba a estar con David (y me empezaba a sentir atraído por él, comenzaba a sentir esa especie de sentimiento cuando tienes un amor imposible)—. Vamos con él, anda.
—Toda esta situación también me recuerda a la canción «Amor Prohibido» de Selena Quintanilla —volvió a reír y yo no conocía la canción, ni siquiera sabía a lo que se refería Dylan con eso, así que le pedí que me explicara. Dylan comenzó a explicarme, porque quizá vio mi cara de confusión y porque se lo pedí de la manera más atenta que pudiera ser posible. Pero yo no entendía. A pesar de que la letra de la canción hacía referencia a una relación entre dos personas cuyas clases socioeconómicas eran diferentes. Y sí, yo era pobre en comparación a David; pero si David era tan rico entonces ¿por qué no se compraba un departamento, o una casa, en París? Tal vez se debía a que, gracias a mí, estábamos viajando y no podía tener una casa en cada país que yo visitaba como telonero de varios artistas.
—¡Ah!, entonces eso dice la canción —me alejé un poco de él, porque sentí que el acercamiento ya era excesivo—. ¿Y por qué te recuerda a mí? —Dylan volvió a poner los ojos en blanco y a resoplar.
—Pues por tu extraña relación con Logan y David, no sabes con quién chingados quedarte y estás confundido —pero él no sabía que estaba empezando a sentir algo por David—. Aunque ya me dijiste que no te gusta David, entonces pues quédate con Logan. David será mío. ¿Cuál es su habitación?
—Dos habitaciones contiguas a esta habitación —Dylan casi salió disparado a buscar a David.
—Según yo, los managers y los artistas se deberían quedar en la misma habitación; pero no importa, suposiciones mías, si me disculpas: iré a buscar a mi amor.
Creía que no me dolería ver a Dylan y a David siendo cariñosos como la última vez, necesitaba estar seguro, así que me salí justo atrás de Dylan, muy sigilosamente; para evitar que se diera cuenta de que lo iba siguiendo. De hecho no salí, estuve de pie en el marco de la puerta de mi habitación y solo se abrió un poco. Dylan golpeó la puerta de David un par de veces, a la primera vez que golpeó la puerta David no abrió y dentro de mí sentí un alivio enorme, pero fue hasta la tercera ronda de golpes que fue a abrir la puerta de su habitación. David primero se quedó sorprendido de que Dylan estuviera ahí, le duró muy poco el sentimiento de sorpresa porque apenas unos minutos después de que Dylan explicara por qué estaba ahí, David se acercó y lo abrazó por la cintura.
Sentí que me arrebataron algo que no podía tener, me quitaron a alguien que era mío (sin que yo mismo supiera que era mío), pero que no supe ni pude aprovechar o valorar que lo tenía. Estaba de pie frente al hombre al que le entregué mi virginidad, creía que duraría un poco más de un par de minutos, tal vez hasta una hora. Me sentía mal, dolía mucho, Dylan tal vez tenía razón y me quedé como «el perro de las dos tortas»; yo era el perro que se había quedado sin Logan y sin David (que podría decirse que eran «las tortas», ¡qué forma tan fea y enferma de referirme de ellos!). David y Dylan continuaron abrazándose el uno al otro, hasta que David se separó del abrazo y comenzó a besarlo en los labios. No aguanté más tanto sufrimiento, sin embargo casi no me moví, salvo cuando creí que David me había visto espiándolos. Me di la vuelta y entré a mi habitación, sentía las lágrimas venir en mis ojos. No podía llamar ni a Lezley ni a Ryck y mucho menos a Logan, rebusqué en mi lista de contactos y encontré el contacto perfecto: Lindsay Campbell.
Ella no sabía casi nada de mí (salvo que yo era el telonero de los conciertos de algunos artistas), pero hablábamos muy seguido. Creía que era una falta de respeto molestarla tan temprano, ya que por allá debían de ser las seis de la mañana aproximadamente; pero era tanta mi desesperación que no me importó y la llamé. Aunque, no estaba tan seguro de dónde se encontraba en ese momento, ya que le encantaba viajar por todo el mundo, por su trabajo. Ella era modelo de vestidos, tacones y ropa interior femenina (además de trajes de baño). Pero para mi buena suerte, Lindsay respondió el teléfono rápido, respondió al primer timbrazo.
—¡Hola, mi gran amigo, Louis! ¿Cómo estás? Ha pasado tanto sin saber de ti; sé agradecido con la vida porque estoy despierta, ya que, si hubieras llamado hace un par de horas, hubiera saltado directo al buzón de voz —habló con una voz muy alegre y tranquila por estar hablando conmigo.
—No es tanto, realmente; desde octubre no hemos hablado ni nos hemos visto y gracias por avisarme sobre tus horas de sueño —a pesar de su inminente alegría en su voz, yo seguía sonando bastante apagado—. ¿Crees que me puedas dar un consejo, Lindsay?
—Ah, ya veo que sólo para eso me hablaste por teléfono —la alegría en su voz se fue apagando poco a poco.
—No, también quiero saber cómo estás y todo eso —me intenté defender—. Pero dijiste que te podia llamar cuando yo necesitara algo.
—Estoy jugando, corazón —la alegría en su voz aparentemente volvió a ella otra vez y soltó una fuerte risotada—. Sabes que sí, cuando quieras y para lo que necesites, ¿estás de acuerdo?
—Sí —asentí con la cabeza aunque ella no pudiera verlo, hablar con Lindsay era como si estuviera a un lado mío y ambos pudiéramos ver las expresiones del otro; lo supe en ese segundo y, para ser nuestra primera videollamada, estuvo bien.
—¿Qué necesitas, Gerald? —le conté lo que pasaba con Logan, Dylan y David; que me sentía muy incómodo al ver a Dylan abrazando y besando a David, que básicamente, que había perdido mi virginidad con David y me había peleado con Logan por videollamada por Skype; tantas cosas en una sola—. Wow! Mi niño, tu situación es muy delicada, ¿no te parece?
—¿Qué puedo hacer? —pedí por un consejo para saber qué mierda hacer con mi vida.
—¿A quién amas? —Lindsay me tomó por sorpresa, no sabía que me iba a preguntar eso—. ¿Sabes por qué dudaste? Porque no amas a Logan; hay una frase que leí por ahí hace un tiempo atrás, creo que tiene razón y por fin puedo ocupar: «si amas a dos personas, elige a la segunda porque si de verdad amaras a la primera, no te habrías enamorado de la segunda persona que viste» —después de escuchar todo el speech de Lindsay, me quedé en shock por lo que ella me había dicho. Lindsay tenía toda la razón posible del mundo y nunca antes había escuchado esa frase en mi vida.
—¿Me quedé callado porque sé que es verdad? —no quería que Lindsay respondiera que sí, pero necesitaba una respuesta clara y concisa.
—Totalmente de acuerdo contigo: tú amas a David, no amas a Logan, o tal vez sientas que lo amas porque le entregaste algo que te tenías muy guardado por…
—Casi veinte años —le robé la palabra porque ya no quería que siguiera haciéndome sentir miserable, así que terminé la frase por ella.
—¿Lo ves? ¡Casi veinte años! O tal vez sí lo ames o solo estás encariñado porque te quitó lo más preciado para ti —sabía que Lindsay estaba poniendo los ojos en blanco en cuanto dijo eso.
Seguimos platicando un par de minutos hasta que David y Dylan golpearon brutalmente a la puerta de mi habitación.
—Tengo que irme a seguir pretendiendo que no me duele verlos juntos —resoplé antes de colgar la llamada.
—Ok, pero antes de irte… Dime, si sabías que te dolería que Dylan estuviera con David, ¿por qué no se lo dijiste cuando te lo preguntó? —me quedé callado, no tenía una respuesta clara para decirle a Lindsay.
—Te adoro, hermosa; muchas gracias, te mando un beso —hice el típico ademán de lanzar un beso, seguido de un mwah!, muy cariñoso—, byeeee.
Seguían golpeando y golpeando a la puerta, decidí ir a abrir la puerta y esperarme lo peor que pudiera esperarme.
—¿Qué pasa, chicos? —vi a David con su brazo por encima de los hombros de Dylan, y a este con ambos brazos rodeándole la cintura a David.
—No sé tú, pero Dylan trajo alcohol y me voy a poner ¡borracho! —David alzó los brazos diciendo “woo” como si estuviera festejando o algo así. Yo me quedé callado, se notaba mi tristeza en cada palabra que podría decirles,ñ o no decía nada.
—¿Estás bien? —Dylan me preguntó siendo muy audaz para evitar que David escuchara, al parecer Dylan notó que me dolía mucho que él y David estuvieran besándose apasionadamente y abrazándose el uno al otro.
Dylan se quitó del abrazo de David y fue directo conmigo para hablar, le dijo a David que se pusiera a beber una cerveza para empezar a ponernos en «ambiente».
—No era necesario que vinieras a hablar conmigo, Dylan —intenté irme de donde estaba con Dylan, pero él lo evitó por completo.
—Sí, hacía falta, ¿qué pasa? —me intenté hacer el fuerte, pero no pude seguir con esa farsa más tiempo del permitido. Así que después de un par de minutos (que parecieron horas), le conté todo a Dylan (todo, ¡todo!, desde que David coqueteaba conmigo hasta que habíamos tenido sexo y le entregué mi virginidad).
—Y eso es todo —por alguna razón me sentí libre y realizado, tal vez necesitaba contárselo a Dylan para poder estar en paz.
—Debiste decirme eso y tal vez yo no habría andado como el perrito faldero de David —y me dolió en el alma que haya dicho eso—. La verdad es que David está loco por ti, en ningún momento dejó de mencionarte mientras estaba con él.
—¿Qué mencionó? —ya sabía la respuesta a la pregunta.
—Él está loco por ti, lo que hace conmigo lo hace para darte celos y ya me lo confesó, por eso es que tengo que fingir que me gusta —Dylan comenzó a explicarme mejor lo que pasaba—. Pero él amaría estar contigo, ahorita que pasó lo de vernos abrazados fue su idea y precisamente lo hizo con el afán de hacerte sentir mal.
—¡Ay, Dios mío! ¿Lo dices en serio? —por alguna razón, sentí unas especies de «maripositas» en el estómago.
—Sí —afirmó Dylan—, lo de la discoteca fue otro truco para que te pusieras celoso, al parecer lo logró porque ni siquiera te acercaste a querer ayudarme cuando me estaba «estrangulando». ¡Qué mala manera de demostrar que David te gusta! Y creo que es todo. No tendría por qué mentirte, Louis.
—Ya lo veía venir —concluí. Tal vez David me había tratado mal en el pasado, pero eso ya estaba en el pasado. Y como dicen: «pasado pisado». Además de haber sido el primer hombre al que le entregué mi virginidad.
Todo esto me recordaba a la canción "First Man" de Camila Cabello de su segundo álbum de estudio Romance.
Tenía el conocimiento de que la canción hacía referencia a su papá porque él fue el primero en amarla, en mi caso me recordaba por el título de la misma.
Dylan y yo seguimos hablando un rato más acerca de lo mucho que me quería David, y tal vez yo lo quería, pero yo no estaba tan seguro de con quién quisiera estar.
—Si para mí, que tengo 23, es un hombre mayor; para ti es como si fuera tu papá, ¿qué edad tienes?
—Casi veinte años, en unos meses cumplo veinte años —en mayo, para ser más precisos, en mayo era mi cumpleaños y había pasado los últimos en compañía de Logan. Dylan hizo una mueca de desaprobación al mismo tiempo que chasqueaba la lengua y hacía una cara de decepción.
—Son trece, casi catorce, pero dejémoslo en que es trece años más grande que tú, Louis Gerald —yo ya no sabía si Dylan de verdad sentía atracción por David o no porque parecía que me estaba alejando de él—. Solo te diré que lo pienses, porque la diferencia de edad es mucha. Y, piénsalo bien, eres muy joven para esto; tienes toda una vida por delante, pequeño Gerald.
—Ok, ¿pero estás seguro que no te gusta David? —por fin le pregunté, ya que necesitaba respuestas y él solo me estaba dando «peros» a la situación, esa era la verdadera razón por la que le pregunté.
—Seguro, completamente —Dylan demostró seguridad en sus palabras y acciones. También por eso fue que le creí al cien por ciento lo que me decía.
—Es que, básicamente, me estás diciendo comentarios para alejarme de él —lo enfrenté sin verlo directamente a la cara, no por miedo; por un poco de indiferencia, aunque una parte de mí sabía que era por miedo—. Me estás diciendo comentarios para alejarme de David. Dime la verdad, por favor, Dylan.
—Te estoy diciendo algo que ya sabes, que ya sabemos, que ya se dijo; todo el mundo lo sabe: tú, yo y David saben que lo amas a él y no a Logan —Dylan no pudo disimular un poco su enojo, por lo que le pregunté, a pesar de que no se lo pregunté en un mal tono o algo por el estilo—. Tú no amas a Logan, creo que te acostumbraste a estar con él; estás tan confundido que si dejas ir a David, será porque estás acostumbrado a estar con Logan.
—¿Tú crees? —sí, ahora sí tenía miedo y pánico por su respuesta.
—¡Sí, puta madre! —gritó, David nos volteó a ver con una cerveza en la mano y Dylan tuvo que mencionarle que todo estaba bien entre él y yo—. A ver, bobo, ese hombre te ama, yo sé que no es posible biológicamente, pero cuando te ve sus pupilas parecen corazones.
—Nunca me di cuenta de que sus pupilas de David parecían corazones cuando me veía.
—Dude, sí, carajo, ¡David está loco por ti! ¿Así o más claro quieres que te lo deje?
—Pero…
—Sin «peros» —Dylan me interrumpió y puso sus ojos en blanco—. Ve tras él, anda.
—Pero ¿y si quiero estar con Logan? —era el único «pero» que iba a ponerle y me faltaba por decir—. ¿Qué tal si no es por costumbre y porque en verdad lo amo?
—Ya hablamos de esto y solo tú sabes la respuesta, pueden darse un tiempo los dos para que intentes algo con David y si te gusta te quedas con él, sino pues te regresas con Logan. La decisión es y será solamente tuya, de nadie más; así que piénsalo bien. Ese consejo te doy, porque tu amigo Dylan soy —ese era un muy gran y buen consejo. Such an advice! Sabía qué decisión tenía que tomar, así que lo hice; tomé ese consejo: tomé una decisión.
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