Capítulo 7
—¿Hola? ¿Dylan? —me quedé con el teléfono pegado en mi oreja y aún mencionando el nombre de Dylan. Me rehusaba a pensar que me había colgado la llamada, después de unos minutos me di por vencido y acepté que Dylan me haya colgado la llamada.
¿Dylan era mi fan? No, tenía que estar mal, él no podía ser mi fan; ese chico tan lindo, atento, que yo sabía que me escuchará si me revelaba su identidad; él… pero ¿en qué estaba pensando? ¡no! Claro que no, era más que obvio. Estaba seguro que Dylan no era mi fan en absoluto.
Regresé a mi cama a dormir y a cepillarme los dientes, pero de pronto tuve una idea.
Tomé el teléfono y llamé a David, si al tercer timbrazo no contestaba, me daría por vencido y lo dejaría dormir. Para mí buena, o mala, suerte: sí respondió la llamada y al primer timbrazo.
—¡Hola, Gerald! —David me saludó alegremente con un suspiro en su voz; de verdad estaba loco por mí—, ¿todo bien?
—Espero que estés bien, David —lo saludé muy alegre—. Sí, todo está en perfecto orden —estaba llevando a cabo mi maquiavélico plan—. ¿No te desperté, verdad?
—Para nada, estaba viendo unos videos tuyos de tus conciertos pasados —me respondió, lo consideré un lindo detalle que viera videos míos de los shows de apertura anteriores—. Cantas excelente, ¿qué necesitas, chiquito? ¿Puedo decirte así?
—Sí, no importa —respiré hondo y profundo antes de hablar nuevamente por lo que le iba a comentar—. ¿En cuánto tiempo llegas a verme?
—Mi habitación está justo a un lado de la tuya —escuché su puerta abrirse—. Justo ahora estoy en el pasillo. ¿Qué pasó?
—Ven a mi habitación —apenas terminé de decir esto último y escuché un par de golpes en la puerta, supe que era David.
—Por tercera vez, ¿qué pasó? —David estaba igual de harto que yo.
—Quiero un trago —hablé en cuanto David se calló para dejarme hablar—, ¿vamos a un bar o algo así?
—Claro que conozco una discoteca, Louis Gerald —después de esto, David comenzó a reír por lo bajo—. ¿Quieres ir?, ¿no habrá problemas con tu novio?
—No, no creo —respondí con mucha seguridad en mi voz—. Pero creo que no hay que comentarle nada acerca de nuestro plan y mejor hay que irnos ya.
—Claro que sí, vámonos —David me tomó del brazo y decidimos que era mejor entrar a mi habitación que quedarnos en la puerta de la misma—, pero no puedes ir así, parece que traes tu pijama.
—Gracias —tenía puesto lo mismo que usé para mí concierto, no me había cambiado de ropa ni para ir a comer con Logan a ese restaurante tan rústico—, ¿en serio no sabes que estoy usando?
—Sí, pero no importa, así quédate porque estás perfecto para mí —¿David estaba coqueteando conmigo de nuevo?—. Y no creo que eso importe en absoluto.
—Vale, ¿crees que me reconozcan? —mi voz tembló un poco cuando le dije esto; ¿por qué me daba miedo? Ni siquiera tenía tantos fans y mucho menos un nombre para mí fandom. Descubrí que sí había un nombre oficial en mi fandom, pero un tiempo después, yo lo hice oficial—, no quiero aparecer en los periódicos mañana.
—Tal vez un par de fans —había dicho esa palabra; la palabra "fans" estaba dando vueltas en mi cabeza por Dylan, por el chico que subí al escenario y por el misterioso ORHL, siempre sería un misterio para mí—, pero no creo que haya paparazzis a donde vamos.
—Sonará feo —me preparé para lo que iba a decir—, pero no tengo paparazzis; aún no soy tan famoso para tenerlos —y sí, era verdad, no era tan famoso para tener paparazzis.
—¿Y qué tal si… —David comenzó a cantar el coro de una canción que pertenecía a una cantante norteamericana que hablaba sobre ser la fan de alguien y yo decidí seguir un poco del coro de la canción, fue todo lo que canté ya que no me sabía bien del todo esa canción.
Después de abrazarnos, decidimos irnos directamente a la discoteca a beber un par de tragos. Salimos y, al llegar al pasillo donde estaban Logan y Lezley, escuchamos roncar a Logan. No roncaba tan fuerte, pero se alcanzó a escuchar y nos dimos cuenta que Lezley ya estaba dormida, o eso supusimos. David incluso me preguntó si esperaba a que saliera Logan, tuve que responderle que no, porque no quería eso. Salimos del hotel, el recepcionista no nos hizo pregunta alguna. Yo esperaba miles de paparazzis afuera del hotel (bueno, sí y no), a la vez no quería porque sabía que me metería en problemas con mi amor Logan, pero sí quería porque necesitaba sentirme feliz, famoso y ser conocido.
A mi mente llegaron pensamientos, de repente y sin esperarlo, de lo bonita que había sido mi relación con Logan. O sea, dejó sus estudios solo para ir a verme a Francia/París. Sea como sea, creo que eran cosas que yo nunca pude hacer por el hecho de que yo estaba de gira, esperaba que lo comprendiera, además de que yo había ido a visitarlo a Columbia. Una vez, pero al menos fui a verlo. No podía ser tan egoísta, también había ido a visitar a Lezley, Candy y una vez a Ryck.
Pues sí, nuestra relación era perfecta, aunque en ese momento me estuviera escapando con mi manager a un bar a beber unos drinks; justo como aquella vez en casa de Richard Vallaj cuando me ayudó porque el imbécil de Christopher, su amigo Abraham Adams y el resto de sus amigos me humillaron públicamente e hicieron un live stream en Instagram para «quemarme» como venganza por querer besar a Christopher Alexander Lemus. Dios, ¡ese día sí que estuvo de locos!
Por otro lado, extrañaba Itaville y estar en Apple White High School, lo repetiré mil millones de veces si es necesario; ¡estar en Apple White High School fue la mejor etapa de mi vida y en especial mi último año! ¿Por qué? Muy fácil: porque pude separarme del nefasto Marcus Miller, porque tuve más parejas de las que he tenido en toda mi vida (antes de mi último año tuve tres hermosas novias; Helen, Emma y Camila; en mi último año estuve con Marie Wilson, Abraham Adams, coqueteé con Christopher Alexander Lemus en el baile de graduación de cuentos de hadas y el último día, en el baile de graduación, estuve con Logan), además de que una persona que era estudiante de la preparatoria sentía una muy fuerte atracción por mí; ¡por eso y más fue perfecto!
—Guapo —David me despertó de mi sueño despierto—, ya llegamos. ¿Estás bien, Louis Gerald? —David se veía un poco preocupado por mí y yo dudé un poco en responder, pero mi respuesta era clara.
—Estoy bien, David. Gracias por preocuparte por mí —le respondí con una sonrisa que sabía que él amaba—. ¿Qué quieres beber?
—Una cerveza o un Whisky en las rocas, por favor —me respondió David sin dudarlo un solo momento—. ¿Tú qué quieres de tomar?
—Esto me recuerda a cuando estaba en la casa de Richard Vallaj, no sé —vi a un chico que se parecía muchísimo a Richard, tal vez fue por eso que de repente pude haberme acordado de la preparatoria y todo lo bello que pasé ahí—. Así que pediré lo mismo que le pedí a Richard ese día en su casa: un Gin & Tonic.
—Pero no estás con Richard Vallaj, estás conmigo —me abrazó un poco fuerte, tomándome por los brazos.
—Oh, my Goodness! —no, por favor, no, quien sea menos él—, apenas te conozco y ya estás engañando a tu novio; después de decirle cuántas veces es que sí lo querías y esa sarta de estupideces —Dylan pareció ser un poco impertinente, no mucho.
—Dylan —hablé entre dientes—. ¿Qué se te ofrece? ¿A qué le debo el placer de tu compañía?
—¡No lo sé! —sin darnos cuenta, habíamos metido sin querer a Dylan en la fila, sorpresivamente, nadie dijo nada, ni una sola palabra—, mi turno recién terminó y solo venía a tomar un trago, igual que ustedes, ¡igual que todos aquí!
—Ya —alcancé a responder mientras avanzábamos—. Pues fórmate con nosotros y vamos a tomar algo —David me vio con cierto desagrado ya que él quería que solo fuéramos nosotros dos.
—¿Seguro? ¿No hay problemas con tu manager? —Dylan enfatizó mucho al mencionar la palabra “manager”, yo no estaba seguro si creía que David era mi novio y que había terminado con Logan… ¡No! Imposible, él nos había visto hablar hacía unos instantes (y tal vez abrazarnos).
—¡No, para nada! No hay problema, ¿o sí, David? —volteé a verlo para que me dijera si habría problema con que Dylan nos acompañe unos cuantos minutos.
David solo negó con la cabeza, eso era suficiente para mí. Entramos a la discoteca y nos sentamos en el primer piso, estaba repleto el lugar, yo no sabía bien el porqué; pero lo bueno fue que alcanzamos una mesa.
—¿Tendría que haber problema porque Dylan esté aquí? —negué con la cabeza mientras pensaba en que no habría problemas, pero los habría si Logan se enteraba de lo que estaba pasando entre David y yo—, pues no. Para nada, quédate tranquilo.
—Bueno —sonreí inflando un poco las mejillas—, ¿qué quieren pedir?
—No me puedo quedar mucho tiempo, chicos —escuché claramente como David musitó las palabras «¡qué bueno, gracias a Dios!» y Dylan lo volteó a ver con su ceño levemente fruncido—. ¿Saben qué? It doesn't matter! Entro en la tarde a trabajar y puedo desvelarme un enorme rato. Entonces me quedo un rato más.
—¡Perfecto! No tenemos problema con ello ni Louis ni yo —David por fin habló y yo abrí los ojos cual platos por lo que estaba diciendo.
—Sí —volvió a hablar Dylan sonriendo por lo que estaba pasando y en dónde estábamos—. Eso creí.
El ambiente se volvió tenso por un par de minutos, hasta que llegó la hora de ordenar, un camarero muy amable nos atendió. Dylan, David y yo pedimos un par de cervezas, solo para comenzar la noche (la cuál parecía ser muy larga porque estaba con esos dos chicos).
Hasta que sonó una canción del tipo de «pop francés», la canción era Amour Plastique de VIDEOCLUB, un grupo bastante popular en Francia, específicamente en París .
—De nos corps dans le sombre animés lentement —David y Dylan (el “double D team”; así fue cómo yo los bauticé) empezaron a cantar, así que yo decidí unirme a ellos para cantar la siguiente estrofa.
—Et la nuit je pleure des larmes qui coulent le long de mes joues —ya, yo conocía la canción, por ende sabía la letra; en la preparatoria nos enseñaron español, inglés y francés y yo decidí aprender los tres porque tuve que ir a París; además de que iba a México a visitar a mis abuelos y, al estar ahí, tenía que aprender español; eso no era opcional.
Seguimos cantando la canción, todo parecía ir perfecto, seguíamos bebiendo y bebiendo alcohol. Yo ya no estaba tan seguro de qué era lo que estábamos bebiendo, solo supe que pasó mucho tiempo y nosotros tres estuvimos cantando y bailando las canciones que ponían. Ponían tanto música de Europa como música de América (preferencialmente era música movida en francés o en inglés).
De repente, yo estaba bailando mientras tenía en mi mano un trago, pero ya no veía ni a David ni a Dylan, me preocupé un poco porque estaba yo solo y ya eran aproximadamente las dos de la madrugada; por qué Logan no me había llamado en ningún momento? ¿Lo seguí considerando mi novio después de ver que casi no le importaba? ¿Le di su merecido? Más tarde hablaré de eso.
—Disculpen —le hablé a un par de chicos que estaban bailando en la discoteca una canción en francés que no reconocí al instante—. ¿Han visto por aquí a dos jóvenes? —pregunté en francés.
—Sí —respondió una chica (en francés; toda la conversación fue en ese idioma) rubia de ojos azules, incluso pensé que ella podría ser estadounidense por las facciones en su rostro—. Fueron al baño hace unos diez minutos, pero ya no he sabido nada de ellos. No supe nada después, salvo que estaban muy borrachos…
Sí, era obvio que estaban muy borrachos, pero ¿en serio se habían ido, dejándome solo a las dos de la madrugada en una discoteca en París?
—¡Muchas gracias, amiga mía! —le agradecí e inmediatamente me fui a buscarlos.
Literalmente busqué en todos lados, subí y bajé muchas veces, pensé que alguien me pediría un par de autógrafos; pero no pasó. Me sentí triste por ello, no importaba, yo mismo me puse a pensar en que solo tenía una misión; tenía que resolverla y pronto. Nunca fui al baño a investigar si ellos seguían ahí o si estaban bien (porque podrían estar vomitando o estar demasiado alcoholizados para poder ponerse de pie), entré al baño y comencé a gritar sus nombres.
—¡David! —nada—, ¡Dylan! —David y Dylan o no estaban ahí o no me querían responder.
—¡Shhh! Está aquí buscándote —escuché que alguien respondió, pero no reconocí la voz de la que provino.
—¿Quién está ahí? —pregunté mientras caminaba por el angosto pasillo del baño, era inútil mirar la zona de los pies porque las puertas cubrían esa zona, era imposible saber si había alguien ahí ya que no se podía ver gran parte del piso (¡qué baños tan raros!, yo creía que solo podía ser visible la parte donde se ven los pies, para saber si alguien estaba ocupando el baño)—. Oigan, tardaré una eternidad en encontrarlos. Me largo de aquí, mejor, gracias.
Y así fue, me fui como pude de ahí, no sabía si ellos seguían ahí (o si lo estuvieron alguna vez).
—¿Puedo salir un segundo? —pregunté para que me permitieran el acceso a la salida (¡qué raro sonaba eso!).
—¿Vuelves a casa, Louis Gerald? —el guardia de seguridad no se la podía creer que yo me iba a marchar, solo y ebrio; cuando se supone que había llegado acompañado.
—En absoluto, voy a fumar —dicho esto, me dejaron salir a fumar y me sirvió para buscar a Dylan y a David. Claro que no sirvió de nada, porque no los vi y tenía el presentimiento de ambos seguían dentro de la discoteca.
¡Claro! ¿Cómo no se me ocurrió? Tenía los números de teléfono de ambos. En ese momento se me ocurrió una muy buena y brillante idea. Aunque tal vez no muy efectiva, pero de todos modos me animé a llevarla a cabo. Marqué el número de David, esperaba que al tercer timbrazo respondiera, pero jamás respondió. Ninguno de los dos me respondió.
—Disculpe, ¿eres Louis Gerald Train? ¿El joven que cantó en la Torre Eiffel? —me preguntó un chico que iba pasando y me vio fumando; ¡qué pésima imagen le daba a mis fans por mis adicciones!—. ¿Podemos tomar una foto, por favor? —ni siquiera me dio tiempo de responderle, ya que, inmediatamente, me pidió una foto como recuerdo.
No podía ser grosero y decirle que no, porque no quería que la subiera a las redes y que todos vieran que yo me había escabullido. Sobre todo Logan, no quería que Logan viera que estaba en una discoteca en la madrugada con quién-sabe-quién; con mi manager y el mesero que nos atendió hacía un par de horas, eso era demasiado.
—Sí, pero estoy fumando y no quiero estropear la foto —esperaba que eso fuera suficiente para que me dejara en paz y no hubiera foto ni nada.
—No te preocupes, te puedo esperando para terminar tu cigarrillo. Así que puedes estar tranquilo, Louis Gerald—el muchacho quería esperar a que yo terminara de fumar para así tomarnos una foto, yo iba a aceptar, pero lo que vi me impactó más.
—Sí, solo espérame un minuto y en seguida nos tomamos la foto —en cuanto dije esto me dirigí sigilosamente para que no hubiera ruido de parte mía. Caminé despacio a lo que parecía ser el estacionamiento de la discoteca. Ya no regresé a tomarme la foto con el chico.
Al entrar en el estacionamiento me fui atrás de un auto directamente para poder ver lo que pasaba. Tal vez no llevaba un espejo, pero tenía mi iPhone con cámara de alta resolución, así que la encendí e hice zoom para así poder ver lo que pasaba más de cerca. Los vi, ¡tanto tiempo que pasé buscándolos y al fin los había encontrado! No como yo quisiera haberlos encontrado, David y Dylan se estaban besando; ni siquiera se metieron al auto. Estaban afuera de lo que parecía ser el auto de Dylan, ya que David no traía el suyo porque habíamos llegado caminando (un largo camino, pero valió cada maldito segundo).
No lo podía creer, no podía creer que mi manager y el chico que acababa de conocer unas horas antes estuvieran besándose apasionadamente y tocándose sus partes íntimas por encima de la ropa. Me sentí mal, me reemplazó en unos ¿qué?, chequé mi teléfono solo para ver la hora; dos de la madrugada con treinta minutos. Casi caigo de bruces cuando me di cuenta de la hora, pero lo olvidé de inmediato y me puse a pensar en que tardó menos de dos horas en superarme y estar con alguien más, entonces eso no era amor. Lo que sentía por mí era una obsesión; una obsesión secreta, oscura y enferma obsesión.
¿Qué se supone que tenía que hacer? Mi respuesta vendría a mí unos segundos después de plantearme la pregunta porque mi teléfono comenzó a sonar, atrayendo así las miradas de David y Dylan; se trataba de Lezley, no respondí el teléfono.
—¿Sigues aquí? —me preguntó David arrastrando las palabras—. Olvidamos que estabas aquí.
—¿Lo olvidaron o estaban huyendo de mí, David? —pregunté con mucha ira en mi voz al verlos así—. Estaba buscándolos en el baño del bar y escuché unos cuchicheos.
—Tranquilo, Louis —Dylan intentó calmarme, pero yo estaba más enojado por el hecho de que David ya me había reemplazado que por su olvido hacia mí; que básicamente era lo mismo—. Y cálmate un poco, nosotros dos ni siquiera fuimos al baño.
—¡Estoy calmado! Demasiado calmado, deberían saberlo —hablé en francés, no me quedaba más—. Pero te llevaste a David para aprovecharte de él porque está muy ebrio.
—Cálmate, mi niño —David se acercó un poco a mí—. Estás enojado porque mi atención ya no es al cien por ciento para ti, ¿no? —David me tomó de sorpresa, hice una mueca de confusión la cual fácilmente se parecía a una cara de «me descubrió».
—No —hablé con seguridad en mi voz y sin titubear ni un poco—. Estoy enojado porque me dejaron solo bailando en la pista de baile cual idiota.
—Es básicamente lo mismo —Dylan habló, Dios, de entre los tres que estábamos ahí, él era el que menos quería que hablara y mucho menos que diera su opinión—. ¿No, David?
—Dylan, por favor, eres el menos indicado para hablar, ahórrate tus comentarios, si no es mucha molestia —David lo calló, no sabía cómo interpretar eso, así que solo abrí la boca en expresión de sorpresa.
—Tú mandas, David —Dylan comenzó a reírse por lo bajo—. En fin ya viste que el pobrecito no supo qué decir.
—Empiezas a desagradarme, Dylan —este solo me miró y se acercó a besar a David, quien le respondió el beso y siguieron tocándose por encima de la ropa—. ¡Por favor! Como si eso me lastimara o me afectara —hablé divertido—. Les juro que es mejor si consiguen una habitación.
—Sí, te afecta —empezó a hablar Dylan.
—Tanto que te pusiste celoso de que me estuviera besando con él —David comenzó a tocarlo por encima del pantalón rojo que llevaba—. Y tocándole esto.
—Y yo esto —Dylan puso la mano encima de su pantalón negro para tocar sus partes más íntimas—. ¿Celosito, Louis Gerald?
—Mejor dicho, me siento asqueado.
—Me voy a comer esto y será mío —David seguía tocando a Dylan por encima de la ropa.
—Atrápame si puedes —y empezó a correr, ¿por qué Dylan tenía que ser tan ridículo?, lo más rápido que podía; sin embargo, tropezó y David lo alcanzó.
—¿A dónde crees que ibas? —David se acercó a él.
—Yo…, yo iba al hospital, me siento un poco mal —veía terror en los ojos de Dylan, aun así no me acerqué a ayudarlo. ¿Estaba celoso porque David se quedara con Dylan? No, era imposible.
—Yo puedo llevarte al hospital —David sonrió maliciosamente.
—No —Dylan se negaba rotundamente a qué David lo llevara—. ¡Ayuda, por favor! ¡Me quiere hacer algo!
—¿Ya olvidaste los buenos besos que estábamos dándonos antes de que este imbécil llegara? —me señaló a mí; obviamente protesté y él mencionó que cerrara la boca o hubiera tenido el mismo final que él tendría—. ¿Sigues queriendo ir al hospital, Dylan?
—¡No! Ahora déjame en paz —David se negó a dejarlo en libertad—. ¿Me llegarías al hospital?
—Claro que sí podría llevarte al hospital, no lo dudes ni un segundo —sus ojos estaban ansiosos por hacerle daño a Dylan; ¿en serio me había puesto celoso por algo así? I meant, David se comportaba como un verdadero sociópata (después como un psicópata) y mi cabeza estaba llena de pensamientos negativos hacia él debido a todo lo que pasaba en ese preciso momento—. Con mucho gusto me encantaría llevarte al hospital. ¡Te llevaré a la maldita morgue!
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