Capítulo 3

—¿Louis? —empecé a oír una voz, ¿una voz? Sí, una voz, en medio de mi tempestad.

Abrí los ojos y lo único que vi primero fue la familiar cara de Lezley y Ryck, sus miradas eran de preocupación combinadas con miedo.

—¡Despertó! ¡Louis despertó!

—Logan ya fue por el doctor del hotel, no tarda nada en volver —quise incorporarme, pero Lezley no me dejó hacerlo.

—¿Qué mierda pasó?

—En resumen: te desmayaste. Gracias por darnos un susto de muerte, Gerald.

—¿Dónde está Logan? —fue lo único que alcancé a preguntar, estaba demasiado confundido por lo que me estaba pasando en mi vida. Entonces ¿todo lo que yo vi, y juré que pasó, habían sido alucinaciones mías?

—Fue a buscar un doctor —Lezley y Ryck estaban turnándose para responderme todas mis dudas—. Ya te lo dijo Lezley; ¿acaso no nos estás poniendo atención?

—¿En serio?

—Sí, pero no se fue nada contento. Además de que te estuvo llamando un tal David Smith, yo no sé quién diablos sea o algo por el estilo, solo sé que Logan no se veía tan feliz cuando él te estuvo llamando. Se fue por el doctor del hotel, bastante molesto, no debería tardar en volver.

—David es su manager, Ryck. Creo que es por eso que Logan no se fue nada contento.

—También lloraste muchísimo, empezaste a gritar el nombre de Logan muchas veces. En serio, ¿qué te pasó? No fue un desmayo común y corriente, antes de caer inconsciente, comenzaste a decir muchas cosas y a llorar por no-sé-qué.

—Es preferible que dijera su nombre a qué dijera el nombre de Abraham, Christopher, Marie, Marcus, o el de Richard —entonces me desmayé/convulsioné y todo fue un sueño, no había pasado nada de lo que con anterioridad había visto y escuchado; sí, yo tenía razón al pensar que solo fue una broma de mal gusto por parte de mi subconsciente. «¡Qué mala broma me jugaste, amigo!», le dije a mi subconsciente.

Les comenté a Lezley y a Ryck lo que yo había visto, no rieron en ninguna ocasión. Tampoco omití ni un solo detalle, necesitaba contarles todo lo que había pasado mientras me desmayé. Los veía demasiado preocupados por mí. Lezley tocó mi mejilla derecha, hizo una cara de susto horrible porque al parecer yo estaba muy caliente.

—¡Necesito un hielo! —Lezley gritó, me resultaba extraño que nadie hubiera escuchado todo el escándalo que se había formado por mi culpa; realmente no había ni una sola persona.

—¿Lloré? —pregunté con voz bastante decepcionada, lo último que quería era causar lástima y es lo que justamente estaba logrando.

—Ya te dijimos que sí. Se deslizaron un par de lágrimas bajo tus mejillas. Eso fue lo que más nos espantó a Logan, Ryck y a mí; en serio fue algo muy raro —Lezley se comportaba muy bien conmigo.

—¿Y para qué el hielo? —pregunté con ansiedad en mi voz—. Creo que estoy bien, ya me puedo levantar; ¿por qué no me dejan hacerlo?

—Para reaccionar, y estás sumamente caliente —«¿caliente en el bueno o en el mal sentido?», pensé—. No te puedo dejar incorporarte porque simplemente aún estás grave.

—¿Reaccionar? —sabía que algo andaba mal en lo que Lezley decía, pero tal vez ella tenía razón con lo que hacía y decía.

—No me juzgues, ¿ok? Leí un libro de medicina y encontré algo parecido. Lo recuerdo bien —Lezley era bastante inteligente. Seguramente buscó un libro de medicina en internet y lo leyó hasta encontrar algo relacionado con los desmayos.

—Creo que tal vez necesita un poco de alcohol, Lezley. Sí, es lo que necesita —Ryck siendo tan ocurrente y eso me encanta.

—No es momento para emborracharnos, Ryck. Focus! —Lezley estaba bastante molesta por el comentario de Ryck; aunque yo no le vi nada de malo con lo que mencionó; simplemente me desmayé por la emoción de la sorpresa por haber recibido tanto a Lezley como a Logan.

—Me lo recomendó una tía cuando uno de mis primos se desmayó; pero no fue como este tipo de desmayó; no necesitamos alcohol preparado. Lo que necesita es alcohol etílico, como el que usan para las heridas —¿no habías leído un libro de medicina, Lezley? ¿Cómo es posible que hayas olvidado eso? Ryck se preocupaba tanto por mí que me parecía algo bastante caballeroso de su parte—. ¿Quieres calmarte un poco, por favor, Lezley? —Ryck también estaba bastante molesto al pensar que Lezley pensó que Ryck estaba pensando en emborracharse.

—Creo que Ryck tiene razón, Lezley. Podría servir para reaccionar bien. Quiero decir, podría servirnos para ver que no se hayan dañado mis sentidos del gusto y del olfato. Además, ¿no es lo que usan para la gente que se desmaya? O sea, cuando están inconscientes, quiero decir.

—Sí, pero ya lo hicimos, Louis —entonces ¿para qué volviste a sugerir la idea, Ryck, si eso ya lo habían hecho?—. Yo tenía un desodorante pequeño y te lo puse en cuanto Lezley se descuidó un poco —Lezley puso los ojos en blanco al enterarse que alguien había hecho algo sin su permiso. No le quedó de otra más que callarse y volver a gritar por Logan.

—¡Mierda! —Lezley y su amplio léxico; realmente sí era amplio porque ella era bastante inteligente—. ¿Dónde diablos está Logan? Esto es más urgente de lo que uno puede pensar.

—Lezley, igual ya hicimos lo que el doctor se supone que haría: ponerle alcohol, conseguiré un hielo y es todo —Ryck tenía razón.

—No sé, ya me preocupó. Deberían ir a buscarlo —tal vez yo necesitaba estar solo; por unos instantes me sentí realmente sofocado con todo el asunto de que me cuidaran; necesitaba un poco de descanso.

—¿Dejarte aquí tirado y solo sin nadie a tu lado, Louis Gerald? —preguntó Lezley al mismo tiempo que Ryck aguantaba una carcajada—. ¡Ni hablar! —eran Lezley y Ryck cuidándome y preocupándose por mí bienestar. ¡Tan adorable!

—Es lindo que se preocupen por mí, pero eso es algo que Candy haría —oh, no, golpe bajo. Supe que me metí en un problema muy grande cuando vi la mirada de pocos amigos de parte de Lezley; por haber mencionado el nombre de Candy.

—No es momento para hablar de esa traidora —Lezley estaba bastante enojada con Candy.

—Ok, creo que el alcohol es para ver si puedo despertar bien. Ryck ya se encargó de eso, necesitamos un hielo. Lezley, ve a la cafetería del hotel y trae la bebida más fría que encuentres. Y solo una cosa más. Háganme preguntas —necesitaba probar si mi sentido de orientación se había dañado o si todo estaba bien.

—¿Cómo te llamas? —Ryck fue el primero en hablar casi interrumpiéndome.

—Louis Gerald Train Brown —respondí con pesadez en mi voz, a la vez estaba cansado y necesitaba reposar; pero no quería seguir recostado, tal vez, y solo tal vez, necesitaba un cigarrillo.

—Ahora dinos, ¿sabes en qué escuela estudiaste? —Lezley ya se había ido por la bebida, tan fría como fuera posible, para intentar bajar mi fiebre tan alta. Así que fue Ryck quien siguió con las preguntas.

—Sí, entré por una beca a la preparatoria y estudié la preparatoria en Apple White; recién me gradué —me daba mucha pena admitir que había entrado gracias a una beca.

—¡Vaya! Eso sí no lo sabía, ¿en serio entraste por una beca, Louis? —Ryck puso una cara de sorpresa enorme—. No contestes, se lo preguntaré a Lezley.

Cuando Lezley llegó con la bebida más fría que encontró en la cafetería, lo primero que Ryck le preguntó fue sobre si de verdad había entrado a Apple White por medio de una beca.

—Creo, nunca me lo comentó, ¿verdad, Louis Gerald? —solo Marcus Miller sabía al respecto.

—Nunca te lo conté, pero estaba en Apple White gracias a una beca. Mis padres no podían costearla, así que en cuanto se abrió el programa de becas, entré y me quedé. Fui el único de treinta participantes.

Wow! —Ryck estaba asombrado por lo que dije—. ¡Cierto! ¡Ya lo recuerdo ahora! ¡Tú estabas ahí! Recuerdo el curso; era como una introducción a Apple White. También recuerdo verte a ti, y a Marcus Miller pasando por ti, cual perrito. En serio estabas muy dañado, amigo.

Entonces ¿Ryck también estuvo en el mismo curso que yo estuve para entrar a Apple White por medio de una beca? ¿Al final cómo pudieron sus padres pagar la escuela? Era una pregunta que me hacía una y otra vez desde que supe que Ryck quería ser becado para entrar a Apple White.

—¿Estuvieron en el mismo curso, Ryck?

—Aparentemente sí, no recuerdo haberlo visto en dicho curso —le respondí a Lezley robándole la palabra a Ryck.

—Te diré por qué: te enfocabas en la escuela y en Marcus. Nunca reprobaste un solo examen, tampoco hablabas con nadie. Era como si Marcus estuviera ahí vigilándote. Tengo que admitir que sí fue un poco extraño —Ryck me miró con nostalgia.

—Tal vez sí lo hice —me encogí de hombros.

-No, no creo -Lezley estaba perpleja por lo que estaba diciendo.

—Ok, sí, lo hice. Entré por una beca, ¿y? ¿Qué tiene? Quiero decir, ¿tiene algo de malo? —me puse a la defensiva.

—Nada —pusieron los dos sus ojos en blanco al tiempo que respondían.

—Ya, basta de todo esto. Sigan con las preguntas, por favor —se los pedí, ya que nos habíamos desviado por algo tan torpe.

—¿Cómo se llama tu novio?

—¿Cuánto tiempo llevan saliendo ustedes dos? —Lezley y Ryck preguntaron a su vez, respectivamente, tenían los nervios a flote; pero yo los tenía aún más porque no aparecía mi novio por ningún lado y eso me preocupaba demasiado. No quería meterme en problemas con David por su culpa.

—Logan Queen Davidson —puse los ojos en blanco porque, aunque yo sabía que lo recordaba, ellos pensaron que no lo podía recordar—, llevamos juntos casi tres años; pero en realidad son dos años y seis meses.

—¿Sabes qué día es? —Lezley comenzaba a calmarse.

—13 de enero del año dos mil veinte.

—¿Sabes dónde estamos? —Ryck soltó un largo suspiro antes de poder responderle.

—Sí, estamos en París, Francia —le respondí en francés, solo para demostrarles que mi francés aún estaba con toda la cotidianidad posible; podía seguir hablando francés por horas y horas, igual que el español e inglés.

—¡Oh, qué sorpresa! No has olvidado cómo hablar en francés, Louis Gerald —Dios, a veces odiaba que Lezley pudiera ser tan lista como yo lo era y lo pensé porque ella me respondió en francés sin que se lo pidiera .

—¿Podemos hablar en español ahora, por favor? —ya sabía que algo me iba a pedir.

—¡Pues claro que sí, Gerald! Solo hay un pequeño detalle: me lo tienes que pedir en francés, ¿de acuerdo?, porque, sí no lo haces, me daré cuenta de que me estás mintiendo y aún no estás del todo bien. Tendríamos que esperar al doctor —sí, esa era mi mejor amiga cuidando de mí.

—¿Podríamos, por favor, hablar en otro idioma que no sea francés?

¡Sí! ¿Viste lo fácil que era?? —Ryck comenzó a reír. Lezley respondió en inglés.

—Dije «español», no «inglés» —puse los ojos en blanco—. Y sí, ya puedo verlo ahora. Ryck, deja de burlarte, por favor.

—Ya, está bien. Hablemos en español, mi pequeño Louis —Ryck solo se quedó observándonos con mala cara.

—¿Al menos sabes qué fue lo que platicamos? —pregunté con un poco de ironía en mi voz.

Sí, lo sé —Ryck también habló en francés.

—Los tres sabemos español, inglés y francés, don't we? casi lo olvidaba.

—Sí, recuerda que en Apple White nos enseñan los tres idiomas y ya depende de nosotros si queremos seguir aprendiendo los dos restantes o no.

—¿Creíste que yo no lo sabía? —preguntó Ryck de mala gana—, ¿cómo se te ocurre que llegué a Francia? —podía notar molestia en la voz de Ryck y con justa razón, ya que yo dudaba de que supiera francés. Olvidé el detalle de que ambos íbamos al mismo colegio.

—Ufff, lo sé. Ya basta. Cambiemos de tema, por favor.

—Está bien, ¿cuál era el tema principal, amigo? —Lezley volvió a poner su mirada seria.

—¿Cómo estás, Louis? —era bonito que Ryck se preocupara por mí, a pesar de que hacía un par de años: yo juraba que me odiaba.

—Creo que…, creo que ya me siento mucho mejor —respondí con mi voz floja, un segundo. ¿Mi voz? ¿Había perdido la habilidad y mi talento para cantar?

—Ese «creo» no me convence.

—Sí, yo tampoco estoy tan convencido —ni Lezley ni Ryck me creían que yo ya estaba mucho mejor.

—¡Un termómetro, necesitamos un termómetro! Tengo que verificar que estés bien en cuanto a tu temperatura.

—No olvides el alcohol, Lezley. Aunque ya le puse un poco, creo que necesitamos más.

—¡Perfumes! —a Lezley se le prendió la bombilla de la idea—. ¿Tienes algún perfume a base de alcohol?

-Todos los perfumes son a base de alcohol, Ryck —le respondí.

—No, no todos, ¿o sí? Como sea, da igual. Sabes a lo que me refiero, ¿traes o no traes perfumes?

—Sí, es solo que olvidé en qué maleta están y tendré que buscarlos en mi habitación yo solo —estaba intentando que me dejaran en paz de una vez por todas—. ¿Me dejan ir a buscarlos a mi habitación yo solo, por favor? Tal vez no lo recuerde ahorita, pero estoy seguro de que estando ahí, lo recordaré —y era la verdad, el golpe me había hecho que me olvidara de dónde estaban.

—Ryck, ve a buscarlo, busca y trae un perfume a base de alcohol.

—¿Yo por qué? ¿Por qué no vas tú, Lezley?

—¿Por favor? —Lezley lo miró desafiante.

—Tiene razón, Lezley. Mejor ve, me conoces mejor que Ryck. Sin ofender, amigo —miré a Ryck al disculparme por la mini-ofensa que le dije—. Creo que tú lo encontrarás más rápido.

—Bien, iré yo. Da lo mismo -aceptó Lezley a regañadientes.

—Siempre que estamos solos, es porque Lezley y Logan están ocupados. ¿Te has dado cuenta de ello? —pregunté—. ¿Estás molesto conmigo o te hice algo lo suficientemente malo para ganarme tu odio, Ryck?

—Sí.

—¿Por culpa de Logan? —alcancé a preguntar.

—¿Crees que…

—Suposición solamente —me tomé la libertad de interrumpirlo—. A Logan no le diriges la palabra y a mí apenas me hablas.

—Sí, es que los sentimientos de Logan por ti me jodieron todo.

—¿Querías hacerme quedar como el malo y el que te robó a tu novio?

—Sí.

—¡Qué creepy es eso, amigo! Perdón por la palabra que dije —aunque, ciertamente, no tenía por qué disculparme ni pedir perdón.

—No te preocupes, Logan y yo queríamos que hubiera un chisme antes de graduarnos, ya sabes. ¿Y qué mejor que tú robándome a mi novio? —si Ryck creía que yo estaba dañado por ser el perrito faldero de Marcus Miller, él estaba mucho más dañado de lo que yo creía.

—Lo planearon tan bien…

—Tuve que besar a Logan frente a Marcus para que él mismo esparciera el rumor de que estábamos juntos —me interrumpió, no me dejó terminar ni mi oración; ¿ellos ya sabían que Marcus Miller iba a ser el encargado de correr el rumor?

Dios, ¿qué estaba pensando? ¡Claro que sí! Ellos sabían todo y lo tenían todo para joderme.

—Y lo hizo. Dios, ustedes realmente están enfermos —y era verdad, ya empezaba a hacerme otra idea sobre cómo era Logan.

—Fue para llamar la atención —lo admitió, pero tengo que admitir que ambos eran un par de niños ricachones que les hacía falta atención en casa.

—¿De quién fue la idea? —no quería saber la respuesta y hay una frase que escuché hace un tiempo que decía que «no hagas preguntas si no quieres saber la respuesta». Yo, definitivamente, no quería saber la respuesta a eso si la respuesta era “Logan.

—¿Tú de quién crees que fue la idea, Louis Gerald? —aparentemente, Ryck tampoco quería decirme y eso solo confirmaba que la idea había sido de Logan.

—No sé, por eso te estoy pidiendo que me lo digas —estaba preparado para llorar, de nuevo.

—Ok, te diré —se aclaró la garganta antes de soltar la bomba—. Logan. Logan tuvo la idea.

Sentí cómo el alma se me caía a los pies, como si tuviera algo en mi estomago. Dejé de verlo y empecé a mirar al techo, comencé a llorar un mar de lágrimas sin parar. ¿En serio mi novio quería hacerme quedar como el malo de la historia?

No sé cómo, no sé de dónde, pero saqué las fuerzas para levantarme e ir a la habitación de hotel de Lezley y Logan.

—¡Louis, aguarda! —hice caso omiso a lo que Ryck me gritó, salí demasiado rápido y Lezley apenas iba llegando cuando yo ya estaba en las escaleras para bajar al siguiente piso.

Encontré la habitación de Logan unos minutos después de bajar al siguiente piso, intenté abrir la puerta, pero no pude porque estaba bloqueada con el seguro de la puerta y solo necesitaba la llave para abrir.

Escuché la televisión, así que supuse que Logan debía estar adentro. Qué gracioso, podía jurar que Lezley dijo que fue a buscar al doctor del hotel. Golpeé y golpeé la puerta de entrada de la habitación, no hubo respuesta.

—Logan… —comencé a balbucear—. Si estás ahí, por favor déjame entrar. Dime que no es cierto lo que Ryck me dijo, dime que hay algo más que yo no sé. Déjame entrar, habla conmigo, por favor. Dime que no es cierto. Que Ryck está mintiendo, que nos quiere separar. O invéntate algo, invéntate la excusa más tonta del mundo y yo te juro que te creeré. Por favor. Dime algo, déjame entrar. ¡DÉJAME ENTRAR, POR FAVOR! sí, de nuevo: ahí estaba yo rogándole a Logan que me dejara entrar y me diera muestras de amor. ¿Quién lo hubiera dicho? ¿Yo? ¿Rogándole amor a un tipo tan nefasto que ni siquiera salía a darme la cara?

Me derrumbé en el piso, vaya mierda. Apenas llegaba mi novio y me enteraba de todas las mentiras que me dijo, primero alucinaba que se besaba con David y después me enteraba que fue su idea que yo separara la falsa relación.

—¿Qué estás haciendo, Gerald? —era la voz de Logan la que me estaba gritando.

—¿Quién está adentro? —ni siquiera lo miré a la cara, estaba demasiado triste y enojado para encararlo.

—No hay nadie, por el amor de Dios —él intentó tomar mi cara con sus manos y yo solo pude apartarlas—. ¿Quieres calmarte?

—No. Escucho la televisión, debe haber alguien aquí dentro, ¿estás engañándome?

—¿Qué? ¿De qué hablas, Louis Gerald?

—¿Por qué lo hiciste? —sé que responder una pregunta con otra pregunta no era lo correcto o adecuado, pero en esos momentos era lo que menos me importaba; aunque realmente nunca había leído una regla que decía que no era incorrecto responder una pregunta con otra pregunta, así que estuvo bien que lo haya hecho.

—¿Qué cosa? —no, él no tenía ni idea de lo que pasaba conmigo, con él y con nosotros. Logan estaba bastante confundido y enojado al mismo tiempo.

—¿Por qué querías que yo fuera la causa de que ustedes, Ryck y tú, terminaran la falsa relación que tenían? —Logan se quedó perplejo cuando mencioné esto.

—¿Cómo lo sabes? —su cara se puso de un tono más pálido—, ¿de dónde o quién lo sabes?

—Respóndeme, eso ahorita no importa, y si así fuera: sería lo que menos importara. ¿Es cierto?

—No es lo que parece. ¿No estabas desmayado? —quiso cambiarme el tema con respecto a mi desmayo—. No deberías hacer un coraje por esto. Te puede hacer daño.

—¡RESPÓNDEME! —grité lo suficientemente fuerte para que Lezley y Ryck dieran conmigo.

—¿Qué crees que estás haciendo? —así es, Lezley por fin preguntó.

—¿Enloqueciste? —Ryck estaba bastante confundido, nunca creyó que yo fuera a hacer un drama del tamaño del mundo.

—Dile —hablé con bastante pesar en mi voz mientras miraba a ambos—. Míranos a los ojos y dinos lo que me dijiste.

—¿Qué fue lo que dijo? —Lezley preguntó confundida.

—Logan y Ryck lo saben bastante bien. ¡Dilo, joder!

—Bueno, ¿pues qué pasó? —mierda, justo lo que me faltaba: David apareció en el pasillo donde estábamos discutiendo Lezley, Logan, Ryck y yo.

—¿Así que él es David? —Logan puso los ojos en blanco, algo tan poco convencional en ese momento porque, o sea, él no se podía molestar.

—Tú, menos que nadie, tienes derecho a poner los ojos en blanco o a molestarte. Todavía hay un asunto aquí que tenemos por resolver —hablé mirando a Logan a los ojos—. Todo está bien aquí, David. Estamos ensayando para una obra de teatro que tendremos en la escuela.

—Tú te graduaste y dejaste Juilliard para esto, ¿lo olvidas? —¡mierda! ¿En qué estaba pensando?—. Ya dime: ¿qué pasa?

—Ok, ¿y a ti qué? —Logan se posicionó delante de mí.

—Gracias, Logan —me puse delante de él otra vez—. Pero puedo defenderme solo.

—¡Ah!, ¿así que él es Logan?

—Sí, ¡soy yo, su novio!

—Exnovio —lo corregí y al hacerlo todos se quedaron con la boca tan abierta que sus mandíbulas casi chocaban con el piso del hotel—. Cierren la boca, chicos, hay moscas.

—¿En serio terminaron? ¿Es en serio, Gerald? —Lezley y Ryck estaban muy sorprendidos por lo que dije—. ¿Acabas de romper con él?

—Entonces…, ¿terminamos? —Logan fue el primero en romper el hielo después de lo que dije. No quería romper con él, pero enterarme de esto me rompió el corazón y todas las ganas que tenía de durar con él para siempre.

—No sé —respondí de forma discreta para poder ver la cara de David la cual tenía bastante tristeza—. I mean, no quiero, pero me jodiste.

—Necesitamos hablar, ahora. No aquí, pero necesitamos hablar, ya —sabía que Logan no quería que David escuchara todo lo que íbamos a hablar, y tenía razón. No tenía por qué escucharlo.

—Vamos a la torre Eiffel, tomemos un café y podemos hablar ahí.

—¿Donde estabas conmigo ayer? ¿En esa cafetería? —David se atrevió a preguntar.

—¿Estuviste con este? —Logan lo señaló haciendo cara de asco.

—Perdón —David habló antes de que yo comenzara a hablar—. Es solo que «este», como te referiste de mí, tiene nombre: soy David Smith Miller. Mucho gusto.

—¿«Miller»? —preguntaron los tres; Lezley, Ryck y Logan, al mismo tiempo.

-Sí -les contesté a los tres chicos que preguntaban.

—Sí, Louis y yo ya hablamos de esto ayer, justamente —comenzó a explicar algo que no hacía falta que explicara—. Tengo parentesco con Marcus Miller. Y no, no sé qué pasó con él ni mucho menos dónde está. Por si me pensaban preguntar.

—Y eres igual que él —Logan comenzaba a enojarse más y más; tan odioso—. No me sorprendería que en una o dos horas, ya tengamos apodos nosotros cuatro. Como en la preparatoria. No pasó ni un día para que nos pusiera un apodo tu adorable primo.

—Sí eres igual que él —comenté—. La frase que dijiste, él la dijo primero. O sea, a mí. Por eso pensé que él era quien me estaba acosando e hizo de mi último año una catástrofe total.

—Relájate.

—Logan, ¿nos vamos?

—De hecho, no pueden irse —¿qué?—. No me mires así, ¿quieres lanzar tu álbum, no? Ah, pues, mira: programé que hoy cantaras el último sencillo de Taylor Swift. Ya sabes, ese que tanto te encanta.

Christmas Tree Farm —hablamos todos al mismo tiempo.

—A Louis le gustan todas las canciones de Taylor Swift. La ve como si fuera una diosa, de hecho —Logan me conocía muy bien.

—Lo sé, es Swiftie. Pero esa canción es la que más canta.

—Porque es la última que sacó y está hermosa.

—También lanzó Beautiful Ghosts, creo que antes de Christmas Tree Farm e igual está muy buena —habló Ryck.

—Lo sé, ambas me gustan y en un par de semanas lanzará su documental “Miss Americana—sabía casi todo sobre esa mujer. Y la amaba, fue hermoso abrir el City Of Lover.

—Te encanta esa mujer y todos aquí lo sabemos muy bien —comentó Lezley—. Iba a llevarte a un concierto, pero ya fuiste a muchos y estuviste frente a ella. O junto a ella.

—Sí, bueno, ¿nos vamos, Louis?

—Claro, amor. Vámonos.

—¿Oyeron lo que me dijo?

—Estamos justo a un lado de ti, amigo.

—Cierto, ¡no eres «mi amor» se supone que terminamos because you're such a liar!

—Pero tú no quieres que eso pase Am I wrong? —no no quería que eso pasara; aunque era lo más sano y lo mejor para ambos.

—No sé… —se acercaba más y más a mí.

—No, no quieres que rompamos y lo sabes muy bien —comenzó a susurrar de una forma tan sensual—. Di que no si quieres que me detenga.

—Seguro que él quiere que te detengas, viejo. Ya lo oíste, ¿no? —David casi se mete entre Logan y yo.

—Cielos, cuando dijiste que tu agente o tu manager era un chiflado, era en serio. Y pensar que no te creía.

Didn't you believe me?

Now I do.

-Eres malo, es por eso que me encantas tanto.

—Sigo al tanto —David se acercó a susurrarme, pero ni Logan ni Lezley ni Ryck oyeron lo que me susurró.

Yo solo lo miré con una sonrisa que decía «buen intento, pero eso jamás» al final le hice la Britney señal y me alejé de la mano con Logan.

Bajamos las escaleras del hotel hasta llegar al Lobby y salimos del lugar donde estábamos, aunque estaba con Logan, sentía los nervios al mil por hora. Sí, lo amaba, pero realmente se había pasado del límite inquebrantable no escrito ni dicho de nuestra relación. ¿A quién quise engañar?

Estábamos tomados de la mano y nunca hice alguna señal o gesto para que me soltara. Incluso me daba besos en el cuello (mi debilidad y él lo sabía), Logan sabía que no podía estar enojado con él. Aunque incluso él mismo estuviera tomando ventaja de ello. Me puse a pensar en que mi desmayo me estaba dando una indirecta al mostrarme a Logan decepcionado de mí. Y él en verdad creía que yo lo iba a dejar si mi fan #1 volvía a mí y me mandaba una carta u otro mensaje. Ay, Dios, era tan lindo. Mi hermoso OHRL

¡Dios, no! ¿En qué estaba pensando? ¿De verdad esa idea pasó por mi mente? Necesitaba descartarla, ¡ya! No, no me hacía feliz recibir cartas de un fan anónimo. Me ponía enfermo el solo pensar en la idea de que una parte de mí, por más mínima que sea, podría extrañarlo.

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