Capítulo 19

Después de la despedida de Marcus, regresé a París con mucho trabajo qué hacer: tenía que escribir mis propias canciones si es que yo quería tener mi propio disco, David me consiguió la audición para una serie y para una película (cabe recalcar que no me quedé ni en la película ni en la serie; porque hubo una tercera audición para una serie titulada «Cenicienta Descalza»). ¿Qué pasó con Richard? Bueno, he de admitir que sí me dolió por lo que dijo de mí: que no sabía besar, que la boca me apestaba a cigarro y a alcohol, no hacía falta que dijera todo eso frente a sus amigos y se lo cuestioné; pero jamás me dio una respuesta cien por ciento clara y es por eso que me enojé mucho con él. Las cosas no volvieron a ser las mismas después de eso, tengo que admitirlo.

Sin embargo, me sentía bastante bien porque había vuelto a ver a todos mis amigos y compañeros de Apple White, todos haciendo sus vidas y siendo muy felices; sin embargo, sí faltaba alguien: Marcus Miller, faltaban sus bromas, comentarios clasistas, e incluso racistas, sentí que me hacía falta. Sí, hizo mucha falta en la reunión de los estudiantes de Apple White (aunque, de hecho, ni siquiera hubiera habido reunión con los estudiantes de Apple White sin su ausencia). Ni siquiera era reunión, era su despedida; ¡qué tétrico, ¿no?! Marcus Miller hizo falta en su propia fiesta. Al menos no fuimos a una iglesia para despedirnos de él o a un funeral; fue más buen como una reunión para hacer un altar, una ofrenda y un mural. Era hermoso cómo quedó: fotos de él conduciendo su auto, caminando por la escuela; estuvo en los bailes de primavera, verano, otoño e invierno bailando con varios chicos e incluso con las chicas.

Pero no todo fue tan bien como debía de ser; de hecho el altar, la ofrenda y el mural fueron hermosos por solo un ratito porque a las tres de la madrugada a la señorita Lezley Anderson se le ocurrió emborracharse; perdió los estribos, y destruir el altar, la ofrenda y el mural. Todos se enojaron conmigo y no con ella, lo cual me pareció una completa estupidez de parte de todas las personas ahí. Lezley arruinó todo, cortó las fotos, se orinó en el altar y rayó el mural que hicimos en su honor con pintura en aerosol; la cual no sé y nunca supe de dónde sacó. Todo resultó ser un desastre por culpa de Lezley, tuve que alejarme de Richard Vallaj y decirle que teníamos que ayudar a Lezley por todo el desorden que cometió. Yo recibí muchísimos insultos por parte de mis compañeros, y por parte de la familia Miller, no sé por qué todos me reclamaban y me regañaban a mí si yo no tenía nada qué ver con eso: la culpa era de Lezley Anderson y no mía. Y en cuanto a Logan, aunque ya sabía que me dijo que me olvidara de él para siempre, después de todo; me perdonó y yo lo perdoné. Aceptó que me fue infiel en un avión (wtf! ¿Quién tiene sexo en un avión?), que no era virgen y que perdió su virginidad mucho antes de conocerme; claro que sí.

Volvimos (dude, wtf!, ¡qué relación tan inestable teníamos!, incluso nuestra relación se parecía mucho a Jelena; Justin Bieber y Selena Gomez; pero sin todas las infidelidades de parte de Justin a Selena; solo tres). Pero eso no lo fue todo, tengo que admitir que volví a engañar a Logan; otra vez con Richard, porque él y yo nos necesitábamos el uno al otro.

-¿Te veo en el mismo lugar de siempre, Louis Gerald? -yo no quería (en el fondo sabía que sí quería), pero nadie me obligó a hacerlo-. ¿Detrás del Louvre?

-Sí, Richard -le dije mientras veía a Logan ver la televisión, bastante entretenido y sin hacerme caso alguno; volvió a París conmigo y volvió a dejar atrás sus estudios-. Te veré ahí en un segundo -susurré, tomé mis cosas y estaba a punto de salir, cuando escuché la voz de Logan llamarme.

-Amor -¿Logan me había descubierto y me iba a comentar algo?-. Antes de que te vayas, pásame la salsa para mis palomitas de maíz y no tardes -«¿solo quieres la puta salsa?», hablé para mis adentros imaginando lo peor, me encaminé a la cocina de David y tomé la salsa picante que tenía en su alacena.

-There you go, Logan! -le ofrecí la salsa con mal humor aparente-. Tengo que irme, nos vemos después.

-Adiós -volví a molestarme-. No sé a dónde vayas, no me interesa, pero quiero que sepas te amo -me tomó por bastante sorpresa-. Sé que soy un idiota y te pido perdón por ello, pero te amo; gracias por darme otra oportunidad.

-Yo también, Logan -me mataba hacer esto, pero amaba más a Richard-. Gracias por siempre perdonarme todo, nos vemos.

Y salí con todo el peso de lo que me dijo Logan antes de irme, sentí horrible, pero al mismo tiempo me sentía como encadenado hacia Logan porque llevábamos tres años saliendo (cuatro años en 2021). Sí amaba a Logan, pero ya no sentía esa magia que una vez sentí por él, esa chispa o ese Match; ya no sentía nada por él parecido a lo que sentí a mediados del año 2017 y a inicios del año 2020; a mitades del año 2020 me reencontré con Richard Vallaj y me enamoré de él. Cuando llegué con Richard; lo vi de pie, con su cubrebocas y esperándome: God, se veía tan tierno ahí de pie. Tan guapo y tan sexy, no me demoré más en ir hacia él, eran aproximadamente las seis con cuarenta y cinco minutos (siempre nos veíamos a la misma hora y en el mismo lugar).

-Hola, bebé -Richard me saludó en cuanto me posicioné frente a él, creo que no me vio llegar-. ¿Cómo estás, mi niño?

-Por favor, Richard -me alejé de él en cuanto me quiso robar un beso-. No me llames así, no me siento cómodo sabiendo que aún tengo novio; por favor, puede alguien estarnos viendo y el mundo entero me conoce; o eso creo -lo regañé-. Y saben que sigo con Logan.

-¿Por qué le hacemos esto a Logan, Louis Gerald? -oh, no-. Mejor dicho, ¿por qué le sigues haciendo esto a Logan?

-Creo que por la misma razón que tú me dejaste abandonado en tu piscina el día de la despedida de Marcus Miller -encogí un poco los hombros-. Sí te acuerdas, ¿no?

-¿Por pena?

-¿«Pena»? -repetí mientras sentía cómo la ira hervía dentro de mí ser debido a que Richard sentía pena por mí-. ¿Ahora te doy pena, Richard? Tú me dijiste que lo hiciste por mantener un perfil bajo en frente de Jessie y de todos -quise llorar, pero fui más fuerte que eso-. ¿Debo recordarte también que me humillé en frente de todos los estudiantes de Apple White porque tú estabas hablando mal de mí? A pesar de que me pediste una disculpa y yo te perdoné, sigue doliendo en el alma; todos los días escucho que le estás diciendo a Sean, Lemus, Graham y Kevin que beso feo y que me besaste por lástima.

-¿Me pediste que nos reuniéramos aquí solo para recordarme de mi error? -me empujó cuando quise acercarme a él para abrazarlo-. ¡No me toques, Gerald! -me gritó y comencé a llorar por su modo tan agresivo de pedirme que no lo toque.

-Ya me voy -al darme la vuelta Richard tomó mi mano y me atrajo hacia él.

-¿Te vas a ir así nada más? -me acarició la cara y pude ver sus hermosos ojos azules penetrando en mi alma-. ¿Sin darme un beso de despedida?

-¿Tú crees que realmente te lo mereces, Richard? -lo enfrenté porque, después de haberme hecho llorar, ya no quise estar con él (por lo menos ese día, porque Richard me encantaba)-. ¿Tú de verdad lo crees?

-¿No? -preguntó Richard.

-¿Me preguntas o me contestas? -lo miré divertido ante esa pregunta que le hice sin dudar.

-No, no creo ser merecedor de un beso tuyo, Louis -él continuó hablando-. Pero creo que tú mereces un beso mío -al decir esto me tomó por sorpresa y ya tenía sus dedos de su mano derecha entrelazados con los míos de mi mano derecha (estábamos de frente)-. Ya sabes la regla: di que no si quieres que pare.

-Sí -lo atraje hacia mí con una enorme sonrisa en mi rostro-. Al carajo, te voy a besar, Vallaj -y lo besé, Richard Vallaj sabía besar muy bien y, quizás en otra vida, estuvimos juntos; Richard fue el amor de mi vida, yo tal vez tomé el papel de Jessie Jones y estuve con él; pero nosotros sí nos casábamos, teníamos una casa, un perro y un gato; se lo conté a Richard.

-A veces, de verdad, me preocupas, Louis Gerald -Richard dijo esto después de contarle lo que pudimos haber sido en otra vida, y después de reír un ratito, nos pusimos el cubrebocas después de decir esto-. Pero no dudo que tú y yo hayamos sido novios en otra vida, en otro lugar y en otro tiempo; tú y yo nacimos para estar juntos -me sonrió con sus dientes blancos, tan blancos como las mismas perlas-. ¿No se te ocurre, amor?

-Ya te dije que no me llames así -le volví a recordar que no debía de decirme amor, por lo que ya sabíamos los dos, ser infiel era divertido; eso estaba mal y yo mismo lo sabía-. Pero , tal vez tengas toda la razón.

-Si no te molesta, te voy a besar -Richard se aseguró de que nadie estuviera viéndonos, se quitó el cubrebocas, me quitó el mío (de nuevo) y me besó muy dulcemente-. Odio cuando tú y yo peleamos, ¿sabes?

-Lo que más me gusta de esta pseudorelación es que no peleamos mucho, ¿sabes? -hice muchísimo énfasis en la palabra «pseudorelación»-. Las únicas «peleas» que tenemos son porque no aceptas que yo te amo más de lo que te imaginas -él solo comenzó a reír.

-Yo te amo mucho más porque te aguanto este tipo de cosas tontas y sin sentido como la pelea que acabamos de tener justo ahorita -Richard tenía razón, maldición, él solo encogió los hombros un poco y me abrazó-. Lo que comenzó como encuentros amorosos en mi casa, termina en vernos, clandestinamente, detrás del Louvre.

-Reuniones clandestinas porque lo hacemos sin que nadie se dé cuenta y esperamos a que la calle esté sola.

-Sí, nos aseguramos bastante bien de eso, ¿no? -metió las manos en sus bolsillos; solo dejó los pulgares fuera-. ¿Algún día podremos presentarnos como novios oficiales y no estar escondiéndonos?

-Algún día -le di un besito en la mejilla, pude darme cuenta de que Richard se sonrojó-. ¿Por qué estás tan rojo ahora, Richard?

-Porque me das la esperanza de que, algún día, podré presentarte como mi novio oficialmente -dude! Richard me tomó por sorpresa al decirme eso tan lindo, es decir, él de verdad quería que fuéramos novios.

-¿Nos casaremos y tendremos dos hijos, varios perros y varios gatos? -lo miré esperanzado, Richard solo se rio por lo bajo.

-Claro que sí, los que quieras -me miró con un brillo en los ojos, un brillo de amor, que me decía que estaba enamorado; enamorado de mí-. ¿No quieres mejor que sean un solo gato o un solo perro, chiquito mío?

-Sí quiero -crucé mis brazos alrededor de sus hombros-. Quiero todo contigo y contigo todo.

-Te amo -escuché los latidos de su corazón, este casi salía de su pecho, saltando de su camisa-. Gracias por hacerme tan feliz y por hacerme sentir que contigo lo tengo todo y no me falta nada. Simplemente gracias, Louis Gerald Train Brown.

-Simplemente contigo sí -y le volví a dar otro beso-. Eres mi todo, gracias por hacerme tan feliz -al acariciar su cabello sentí que una especie de electricidad muy especial recorrer todo mi cuerpo; enredé un mechón de cabello en un dedo y lo jalé hacia abajo-. Pero no se me olvida lo que me hiciste en Apple White.

-¿En serio? -soltó un alarido de dolor por estar tirando de su cabello.

-Sí -volví a tirar de su cabello-. Y esto por decir que no sé besar -solté su cabello y le levanté la cara para quedar facing each other, miré sus ojos, azules como el mar azul-. Y esto porque te quiero -le di un beso muy tierno en sus labios. Me obligó a colocar ambas manos en la espalda, haciéndome quedar a espaldas de él. Eso me habría gustado en una situación más íntima.

-Yo jamás te habría hecho algo como lo que me acabas de hacer -después me soltó.

-Lo siento, estaba jugando -volví a quedar frente a él.

-Lo sé y no te culpo ni te cuestiono; pero solo te digo que yo nunca te habría hecho algo así. Salvo lo que hice hace un par de segundos -se acercó para verme a la cara; lo vi y Richard era hermoso-. No, nunca lo habría hecho ni en un millón de años ni aunque estuviera muy molesto contigo, ¿por qué? Porque sé que no te lo mereces y porque con mi fuerza casi descomunal podría lastimarte.

-¿Estás molesto? -Richard se echó a reír un poco-. Tal vez no lo estés.

-Ni un poco -me sonrió-. Solo fíjate a quién le haces ese tipo de cosas, Louis Gerald.

-¿Por qué? -me lanzó una mirada de curiosidad por mi pregunta-. Solo hice una pregunta -le eché una mirada tierna y un poco frívola.

-Sé que lo hiciste -continuó Richard hablando-. Y ahí te va mi respuesta, mi estimado -se preparó para contestarme; ese momento de espera pareció eterno bajo mi perspectiva-. Cualquier otra persona podría no haberlo tomado bien y te golpearía, además de que yo te habría noqueado de querer haberlo hecho -ouch! Eso dolió.

-¿Me hubieras noqueado? -no quise alejarme de él, al contrario, quería seguir abrazándolo más y más fuerte porque lo amaba-. ¿Me habrías golpeado?

-No -olfateó mi cabello cuando me abrazó y me atrajo hacia él-. En ningún caso se usa la violencia como mecanismo de defensa personal -por cosas como esa era que lo amaba-. O por lo menos yo no uso la violencia como mecanismo de defensa personal, pero sí sé pelear si es lo que ibas a preguntar.

-¿Cómo sabes que iba a preguntar eso? Me leíste el pensamiento, Richard -tuve que confesarle que pensaba preguntarle acerca de que si sabía pelear o no-. Es tan bonito que me trates como si yo fuera algo importante para ti.

-Lo eres -me cambió el tema tras decir esto último-. ¿Has hablado con Lezley acerca de lo que pasó?

-No quiero hablar de eso...

-Lo siento si pregunté algo que no debía preguntarte.

-No te preocupes -intenté calmarlo porque sentí que ya lo había lastimado mucho-. No quiero hablar de eso si tu verdadera intención es culparme de la sarta de idioteces que cometió Lezley ese día -a pesar de que la perdoné, me hizo quedar como idiota ese día.

-Amm -parecía que Richard estaba meditando-, no realmente, te pregunté si habías hablado con ella y solo hay dos respuestas para esa pregunta -shit! Richard tenía razón, él me preguntó algo que no tenía nada qué ver.

-Por si pensabas acusarme de lo que esa niña hizo -se me ocurrió decirle que lo dije por si acaso-. Sí, he hablado con Lezley, hizo lo que cualquier persona con problemas de alcoholismo haría: echarle la culpa al alcohol -encogí un poco los hombros, pocos segundos después me puse a pensar en que casi juré que Lezley tenía problemas de alcoholismo muy graves-. Y no estoy diciendo que Lezley tenga problemas de alcoholismo, pero que usó esa vieja excusa barata, ¿sabes?

-Entiendo -Richard se separó un poco de mí-. Creo que por su culpa y por la mía no disfrutaste de la reunión de alumnos de Apple White, lo siento muchísimo -y sí, Richard tenía toda la boca llena de razón...

-¿No es irónico? -me esperé a que Richard me preguntara qué cosa era irónica para poder responderle-. La chica que tanto se quejaba de que usamos la despedida como excusa para emborracharnos, y toda la sarta de idioteces más que dijo apenas llegamos Jessie, tú y yo con las bebidas y los hielos: ¡fue la que más se emborrachó y nos jodió la noche a todos nosotros que sí fuimos y no estábamos tan borrachos!

-Creo que la palabra jodió es muy fuerte, Louis.

-No me digas que la mejoró, que no se te ocurra, Vallaj.

-Claro que no -volvió a hacer la expresión "hands down" para calmarme; se veía tan tierno cuando la hacía-. Solo que joder es una palabra bastante fuerte, ¿sabes?

-¿Alguna otra palabra que tú usarías?

-No sé -encogió un poco los hombros mientras sacaba su teléfono para ver la hora que marcaba-. Tal vez, y solo tal vez, sonaría mejor decir que estropeó el día cuando hizo lo que hizo -solo asentí con la cabeza mientras me alejaba de Richard Vallaj para ponerme mi sudadera.

-¿Tienes frío, pequeño? -dije que sí con la cabeza-. Es un poco tarde y a esta hora pasan policías vigilando que todos estén en casa...

-Sí, y nosotros andamos de Covidiotas, Richard -lo interrumpí y, al decir esto, puse mis ojos en blanco.

-Tú y tu obsesión con decirle «covidiota» literalmente a cualquier persona que exista.

-Es que sí lo somos, Richard, ¿no te das cuenta? -se lo planteé a Richard.

-Vuelvo a lo mismo -tomó un poco de aire antes de responderme-. Si nos vemos a las afueras del Louvre es porque tú quieres, porque no quieres dejar a Logan, no estoy muy seguro de por qué; pero no te puedes quejar de que «andamos de covidiotas» ¡si todo esto lo hago por ti!

-Do you really think about it? -tenía mi mirada un poco seria por lo que dijo.

-Yes, I do! -casi me gritó al decir esto; provocando miedo dentro de mí-. Sí lo hago por ti, fíjate lo que he hecho por ti: acepté tener un amor de contrabando; un amorío ilícito, acepté estas reuniones clandestinas en el Louvre y lo hago porque te amo y porque quería que supieras que ahora tú ya eres parte de mí y no puedo amar a nadie de la misma forma en que te amo a ti, por lo menos no en esta vida; seguramente tampoco en otra -comencé a llorar y a lamentarme con Richard por Marcus Miller; tuve que buscar una táctica e ingeniármelas para que Richard no se diera cuenta de que lloraba por Marcus Miller. A él le habría encantado tanto haber estado ahí con Richard y ser él el dueño de las palabras que Richard me decía a mí.

-Ya no llores, bebito -Richard intentó consolarme-. ¿Lloras de alegría o de tristeza? Dime la verdad.

-Lloro por lo que me dijiste, es tan bello y siento que no soy merecedor de tan bellas palabras -oops! Dije algo que no debí decir.

-Solo tú me has hecho ser así de sincero respecto a mis sentimientos -comenzamos a caminar lejos de Le Louvre porque ya era un poco tarde y necesitábamos irnos por si llegaba un policía y pasaba a hacer su ronda de la noche y se llevaba a todo aquel que no respetara el toque de queda por la pandemia de COVID-19.

-Te amo -susurré mientras caminábamos tomados de las manos.

-¿Así que, realmente, a esto venías, Louis Gerald? -su voz resonó en mi cabeza por un largo rato, parecía endless-. ¿Te vienes a ver con Richard a escondidas de Logan?

-Lezley -sentí todo el peso de su mirada así que la volteé a ver-. ¿Qué se te ofrece? ¿Aún no empiezan tus clases?

-Empiezan en Septiembre -Lezley no me miraba a la cara, estaba de verdad muy molesta-. Pero eso no importa, ¿a esto te referías cuando me preguntaste por "Louchard"? -¿qué diablos hacía Lezley en París?

-¿Se lo contaste? -Richard me miró decepcionado; le comenté que no interrumpiera porque era grosero interrumpir-. Pensé que no le podíamos contar a nadie.

-Sí, aunque no le conté -Richard me volvió a mirar a los ojos-. Le pregunté que si sabría lo que significaba la palabra "Louchard". Y ella dijo que algún día me sacará la sopa acerca de mí y ese tal Richard.

-Sí, Richard, yo le dije eso -Lezley volvió a hablarle a Richard, guau, sí que era raro que ellos dos se hablaran-. Pero es solo que, Dios, no me imaginaba que fueras tú el dueño del corazón de Gerald, pensé que seguías amando a Jessie Jones y...

-Sí, ellos también pensaban casarse-la interrumpí con lo que estaba diciéndonos a Richard y a mí-. Es un tema que ya hemos hablado Richard y yo un par de veces -sostuve su mano con muchísima fuerza.

-Sí, Lezley, no me da miedo o pena demostrar cuánto amo a este chico tan hermoso que tengo a mi lado.

-¿Qué hay de Logan? -justo el tipo de pregunta que quería evitar responderle a Lezley y a cualquiera-. ¿Por qué carajos le haces esto, Train? Explícame. Estoy feliz de que Richard te haga feliz, ¿pero por qué? ¿A qué costo?

-No lo sé, Lezley -y era verdad que no se me podía ocurrir una respuesta ni a esa pregunta ni nunca-. Estoy cómodo con Richard y lo amo.

-Y yo lo amo a él, Lezley... -Richard intervino-. ¿No puedes entenderlo?

-Sí puedo entenderlo -Lezley se dio una face palm mientras bajaba su mano por toda su cara.

-No te toques la cara; estamos en pandemia, Lezley.

-Ya sé, Richard, pero... -levanté mi mano derecha en señal de "stop!".

-Mejor no digas nada -la interrumpí con lo que estaba a punto de decirme-. Tú, mejor que nadie, no tienes derecho a decirme nada de esto -empezaba a enojarme con Lezley, yo sentía que ella no tenía derecho a decirme nada por lo que hizo en la ofrenda de Marcus-. ¿Se te olvidó lo que le hiciste a Marcus? ¡Arruinaste el altar, pintaste el mural que nos tardamos en hacer...

-Tú solo imprimiste las fotos tuyas y de Marcus -Lezley tenía la cara roja de ira.

-Fotos que estaban cortadas en pedazos, Lezley -Richard me apretó un poco la mano en señal de que me calme, pero le hice poco caso-. Tuvimos que hacer todo desde ceros y mandarte a ti a casa de tus padres, porque enloqueciste. Jamás creí que harías eso.

-Sí, tal vez fue un pequeño desliz, pero yo de verdad esperaba que todo saliera bien para que Marcus tuviera una buena despedida.

-No seas hipócrita -arremetí contra Lezley-. ¿Se te olvida que te orinaste en el altar, rompiste las fotos y rayaste el mural que le pintamos a Marcus? Todo el esfuerzo que hicimos haciéndole su mural...

-¡Richard, Jessie y tú ni siquiera hicieron nada! -Lezley tal vez tenía razón; pero aun así, ella no tenía derecho a interrumpirme-. Solo se encargaron de llevar bebidas alcohólicas para arruinar la reunión o despedida en honor a Marcus Miller -ella estaba furiosa y bastante enloquecida-. Si ustedes y los otros imbéciles de Apple White no hubieran llevado alcohol, nada de esto habría pasado.

-No, cariño -Richard saltó a defenderme después de que Lezley me echara la culpa aparentemente por lo que «hicimos»-. arruinaste la despedida de Marcus.

-Sí, Lezley -me uní a Richard, Dios; era tan guapo cuando me defendía a capa y espada-. Tú fuiste la típica niña norteamericana que juraba que no se iba a emborrachar ni a tomar una sola gota de alcohol; pero ¿qué crees? ¡Lo hiciste y nos jodiste el día a quienes estábamos presentes en Apple White!

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