Capítulo 11
Pasaron meses para que pudiera perdonar a Dylan, al final todo había sido una «bromita» para calmar el ambiente tan tenso entre David y yo. Nos explicó toda la broma y todo parecía tan real, tan bien hecho. Lo planeó todo muy bien. Tomé la decisión de bloquearlo de WhatsApp porque eso me parecía algo tan estúpido, incluso le pidió a David que yo lo desbloqueara porque no quería perder mi amistad. Hablando de David, poco tiempo después de lo que pasó en mi habitación del hotel, volví a hablar con Logan. Me llamó llorando (aparentemente estaba ebrio, lo pude notar en su voz y en cómo iba arrastrando las palabras mientras hablaba), el punto es que me pidió perdón, nos perdonamos y tuve que decirle adiós a David. Spoiler: fue el peor error de mi vida, pero las cosas pasan por algo y después de la tormenta, viene el arcoíris. Ya hablaré de eso.
Tal vez lo que yo mismo necesitaba y requería era escuchar su voz para que el «amor» que empezaba a sentir por David se desvaneciera. David lo entendió a la perfección, ya no intentó sobrepasarse conmigo ni me quiso obligar a nada que yo no quisiera. Estaba completamente seguro que las intenciones de David eran buenas, me dijo que esperaría por mí el tiempo que fuera necesario esperar por mí. Tuve un pequeño desliz, fue un momento de debilidad y no pude decir que no; pero Logan no lo sabía y no necesité contárselo.
La noche de mi cumpleaños, Dylan apareció en mi habitación con un pastel, para ese entonces, yo ya lo había perdonado. David nunca se enojó con él, solo le dijo que «no invente, que es un gran bodo y que se merecía lo que le hice»; tal vez lo dijo con un poco menos de tacto y utilizando palabras altisonantes de origen castellano y mexicano.
Pero por otro lado, no tuve noticias de Logan durante el día de mi cumpleaños. Un par de semanas antes, me dijo que podía ir a verme en París, otra vez; casi me lo juró. Yo mismo me preparé una cena de cumpleaños; preparé Spaghetti a la Bolognesa, un T–bone steak y, como postre, unos cupcakes de vainilla con miel; muy sabrosos, con un decorado espectacular y muy ricos en verdad (válgame la redundancia).
David llegó con un par de bebidas alcohólicas, no hice comentarios acerca de que yo ya tenía algo preparado (y lo bueno fue que hice suficiente comida para que Dylan, David y yo pudiéramos comer a gusto). Pero salió un segundo para atender unas cosas que no eran de mi incumbencia.
—¿No vendrá Logan? —Dylan habló después de ver que yo tenía una mirada perdida y veía que yo revisaba mi teléfono en cada oportunidad que tenía—. ¿David dónde está?
—Logan dijo que estaría aquí —tal vez en ese momento me estaba dando cuenta de que ya no quería estar con Logan, anymore, ¿dejarme plantado en mi cumpleaños era una bandera roja? Sí y una muy grande—. David viene en un par de minutos, ya estaba aquí, pero salió a atender unos asuntos que no me incumben.
—Tal vez estarías mucho más feliz si Logan ya estuviera aquí —hablando del rey de Roma, David llegó a abrazarme porque yo casi soltaba a llorar (o eso pensé, después me confesó que me dio un fuerte abrazo por mi cumpleaños; el cual era en mayo trece).
De pronto, escuché cómo golpeaban la puerta de mi habitación, me quedé con una mirada perdida, no me moví y a la vez entré en shock, pensé por un instante que podría tratarse de Logan y mi estómago volvió a sentir «maripositas» otra vez.
—Golpean a la puerta, yo iré —gracias, Dylan, no tenía la fuerza suficiente para ir a abrirla; aunque me moría de ganas por ir, ¿qué tal si era Logan y se enojaba conmigo porque Dylan le abrió la puerta y no yo?
—Tú no eres Louis, ¿dónde está Louis? ¡Louis! —escuché la voz de Lindsay Campbell; una hermosa chica rubia de ojos azules y mirada encantadora, incluso ella pudo llegar a mi cena de cumpleaños que yo mismo preparé, me pareció raro, pero tierno, considerando que nunca la invité; se debía a que en varias ocasiones le comenté en dónde me estaba hospedando.
—¡Louis! ¡Hay una chica que se le zafó el tornillo y te está buscando! ¿Dejó entrar a esta bruja o no? —Dylan gritó y le estaba impidiendo el paso a Lindsay; me acerqué un poco a la puerta para quedarme situado justo atrás de Dylan y me acerqué a su oído a susurrarle:
—Sí, déjala pasar —Dylan saltó de golpe por el susto que le propicié, no se la esperaba, ni la vio venir—. Y no es ninguna bruja, es mi amiga Lindsay.
—Connard! —Dylan me soltó el insulto de «imbécil o idiota» en francés.Yo lo dejé pasar y comencé a reír, pero Lindsay y David no sabían cómo reaccionar a que Dylan me insultara.
—¡Oye! No es eso que tú lo acabas de acusar que es; simplemente es Louis, en un buen ámbito —David saltó a defenderme porque aparentemente era otro insulto.
—¿Qué me dijo?
—¿No sabes, Louis? —Lindsay estaba con la palma de su mano en su cara, en señal de desaprobación.
—Creo que me llamó «idiota o imbécil», ¿no es así? —puse una mirada más seria de lo normal y me molesté un poco al no recibir ningún aclaramiento de lo que Dylan me había gritado—. ¿Qué me dijo Dylan realmente, el día de mi cumpleaños, en mi propia habitación? —reformulé la pregunta, ya estaba un poco harto de que no me quisieran decir de qué se trataba y sobre todo por qué no querían decirme de qué se trataba—. ¿No me dijo «idiota o imbécil»?
—Ok, no te enojes —comenzó a hablar David.
—Y no vayas a explotar, recuerda que ya casi llega Logan —después siguió hablando Lindsay, ella se acercó a abrazarme.
—Pendejo —momentos después, Dylan confesó lo que me dijo, habló con tanta seguridad en su voz—. Te llamé «pendejo», lo siento, Louis.
Esperé y sentí la necesidad de que David golpeara a Dylan, me defendiera y ahora sí lo mandara al hospital; ¡a la maldita morgue! Dios, que Dylan se haya referido así de mí, me tenía vuelto loco; pero poco me duró el sentimiento de locura, ya que les dije que solo se sentaran a comer unas botanas y que me iría a ponerme mi mejor ropa para estar con ellos celebrando mi cumpleaños.
Escogí un outfit un poco formal, lo típico; pantalón formal negro, camiseta blanca abotonada, un moño negro y un saco color rojo manzana. Escogí mis mejores zapatos y unas calcetas negras que combinaban con todo lo que llevaba puesto. Porque el negro combinaba con absolutamente todo.
—Ya está la cena, ¿esperamos a Logan para cenar o prefieren empezar sin él? —sugerí con una enorme sonrisa en la cara.
—Ok, yo tomaré una cerveza del refrigerador.
—Adelante, Lindsay —dejé pasar a Lindsay al refrigerador que teníamos en la habitación, era un hotel bastante de lujo ya que tenía refrigerador, piscina y aire acondicionado. Estaba de lujo, no lo mencioné antes porque eran cosas a las que no le daba la importancia debida y cosas que no había notado antes—. No es el refrigerador más grande y costoso del mundo, pero sí sirve para guardar un par de cervezas aquí.
—¿Has recibido alguna llamada de tus amigos? —Dylan me miró preocupado.
—Sí, claro; de Lezley, Ryck, Jessie y Richard Vallaj —me decepcioné de no haber nombrado primero a Logan.
—¿Y Logan? —David supo que había dicho algo mal por cómo cambié mi cara cuando mencionó su nombre.
—Él…, él dijo que estaría aquí —de nuevo cambió mi humor—. Pondré algo de música, si me permiten.
—Eres el cumpleañero, puedes poner lo que se te antoje —Lindsay fue la encargada de recordarme que cumplí veinte años ese día, David y Dylan no dijeron nada al respecto, solo compartieron un par de miradas de decepción al ver que Logan no llegaba.
Puse el álbum RED de Taylor Swift en orden aleatorio (sabía que poner RED estaba mal porque Taylor ya no era dueña de sus masters y debí esperar la Taylor's Version, pero era el mayor fan de Taylor Swift, de su música y ese disco era uno de mis favoritos; pero a la vez era uno de los más tristes).
Pasaron las horas, ya no supe y ni estaba tan seguro de si Logan llegaría; así que tuve que servirles a los chicos la cena. Primero empecé con el Spaghetti a la Bolognesa, cuando terminaron les serví el filete T-Bone , yo no comí mucho porque seguía esperando a que Logan llegara a verme, por el día de mi cumpleaños; pero no tuve nada de suerte.
—Creo que no vendrá —habló David, sacándome de mi ensoñación donde Logan si llegaba a verme.
—Sí vendrá, estoy completamente seguro de eso —hablé con un poco de presión en mi voz—. Estoy seguro de que sí vendrá.
—¿Cien por ciento seguro? —Dylan habló con lástima en su voz.
En ese momento comenzó a sonar The Moment I Knew de Taylor Swift (vaya suerte de mierda la mía) y me di cuenta de que era mi canción: yo estaba de pie, vestido con mi mejor ropa, sonrojado y nadie (ni siquiera David) se impresionó.
Ahí estaba yo, frente a todos mis conocidos mientras me cantaban «feliz cumpleaños a ti», pero yo estaba destruído porque Logan no estaba conmigo festejando mi cumpleaños. Comencé a llorar, porque ese día era muy especial para mí; Lindsay, David y Dylan se acercaron a querer abrazarme, pero yo no se los permití porque me encerré en el baño y comencé a llorar mientras llamaba a Logan por celular. Nunca me respondió, la llamada entraba directo al buzón de voz, eso solo hizo que me derrumbara a llorar más por él. Era mi día y estaba siendo arruinado (así como aniquilado) por Logan Queen Davidson.
—¡Louis! —Lindsay, David y Dylan estaban golpeando la puerta del baño para que yo saliera del baño y disfrutara mi propio cumpleaños—. ¡Por favor sal de ahí! —gritó Lindsay.
—No quiero —hablé en un susurro casi inaudible y demasiado bajo—. Por favor, déjenme solo y no me molesten. Pueden llevarse la comida que sobra, las bebidas y todo, déjenme solo, por favor.
—Louis, tienes que salir, sal por mí. Por favor, no te puedes quedar ahí —Lindsay me estaba convenciendo de salir—. Por lo menos no siempre puedes estar ahí dentro, y menos en tu cumpleaños.
—«Logan, eres un puto imbécil, muérete. Louis está llorando por tu culpa, si no pudiste venir, ok, pero mínimo responde el puto teléfono, animal» —escuché que David le dejaba un «lindo» mensaje en su correo de voz, por «lindo» me refiero a un muy grosero y grotesco mensaje. Tal vez dejar el número telefónico de Logan en mi agenda (y dejarla a la intemperie) no fue tan buena idea.
—Ya me encargué de esto, Louis Gerald, ¿ya puedes estar un poco más tranquilo, por favor? —siguieron intentando que yo saliera, pero no, me rehusaba a salir por aquella puerta porque ¿cómo le decía a mis tres invitados que el único que esperaba que se presentara fue el único que no se presentó?—. Ya, mi amor, por favor sal de ahí —de nuevo David estaba insistiendo en que saliera.
—Corazón, no vine desde Suiza a tu cena de cumpleaños para que estés encerrado, llorando en el baño, ¡por culpa de un mequetrefe como lo es Logan! —¿entonces Lindsay estaba en Suiza? Ella era algo así como una influencer o algo por el estilo, se la pasaba viajando de país en país.
—Logan no es un mequetrefe —al fin salí del baño con los ojos ligeramente hinchados por estar llorando lo que pareció ser una eternidad—. O tal vez sí, pero amo a ese mequetrefe.
Todos se acercaron a querer abrazarme y a preguntarme si estaba todo en orden o si me encontraba bien, lo cual era obvio que no; así que les pedí que no me abrazaran ni me preguntaran cómo es que me encontraba o si me encontraba bien. Porque era obvio que me sentía de la mierda y nada estaba bien; todo estaba muy de la mierda y sentía en mi interior que si ellos llegaban a abrazarme, yo terminaría llorando mucho más.
—Escucha, Louis —David se acercó a mirarme a los ojos y añadió—. Sé que te duele que Logan no te haya ni mandado un puto mensaje, te juro que lo mataré, pero es tu día y no dejes que nada ni mucho menos nadie te lo arruine, hermoso. Mereces ser feliz —David me miraba completamente enamorado, pero a la vez le dolía muchísimo verme tan triste por Logan, cuando todo lo que quería era verme feliz y me lo dijo un par de meses atrás.
—David tiene razón, Lou —ahora era el turno de Dylan para hablarme e intentar consolarme aunque sea un poco—. No deberías estar llorando en tu cumpleaños ni ningún otro día por ese niño que no vale la pena.
—Concuerdo —¿tú también, Lindsay?—. Tú deberías estar festejando y poniéndote ebrio en este momento. Solo es una opción.
—Lo amo —susurré mientras pasaba delante de ellos, yo aún seguía con la idea de que no me abrazaran ni me intentaran consolar, solo necesitaba estar un poco solo. Fui a sentarme en una silla junto a la mesa, recargué mi cabeza contra la misma y comencé a llorar—. Sé que me van a decir que soy un torpe por eso, pero me da igual. Con él compartí muchas cosas, secretos y primeras veces. Este es el primer cumpleaños donde no me felicita desde que lo conozco, por ejemplo.
—Lo siento mucho —Lindsay se acercó a abrazarme y, en esa ocasión, se lo correspondí; dejé que me abrazara muy fuerte—. Pero necesito que estés más tranquilo y te sientas un poco mejor, es tu cumpleaños. Ya te dijo David que no dejes que nada ni mucho menos nadie te arruine este hermoso día, Gerald.
—No es tan hermoso —hablé sintiéndome bastante mal y culpable—. No lo es porque Logan no está aquí, conmigo, y yo de verdad necesito que él esté aquí conmigo.
—Suficiente —David se separó del círculo que había entre Lindsay, Dylan y yo—. ¡En este momento tomo un jodido avión a América y te juro que lo mato!
—David, ¿podrías…
—Shut the fucking mouth! —no dejó que Dylan terminara su frase. David le gritó a Dylan cuando ya estaba en la puerta de la habitación para salir a la suya.
—A ver, ¿tú eres imbécil o cómo? —si algo era digno de admirar de Lindsay era que ella tenía todo para arreglar los problemas por medio de palabras—. No, no irás a Estados Unidos ahorita, el avión más próximo está a punto de despegar y ni volando llegarías al aeropuerto, comprarías tu boleto y llegarías a América a golpear a Logan. Además de que hay como un millón de departamentos en el estado en el que se encuentra Logan, ¿crees que es tan fácil ir y ya? —Lindsay no pudo ocultar la molestia, que era muy evidente, en su voz—. ¿Quedó claro?
—Claro que sí, jefa, ¡fuerte y claro! Gracias por hacerme entender —David saludó como si fuera un soldado, con su mano derecha sobre su frente; de forma muy irónica—. ¿Alguna otra cosa que necesite?
—Sí, de hecho sí hay algo más—pude ver qué Lindsay estaba tratando de tranquilizarse—. ¿¡Quieres dejar de ser tan imbécil, por un par de minutos!?
—Ya, Lindsay, déjalo —comenté—. Así es él, muchas veces no se puede tomar las cosas en serio.
—¿Perdón? —tal vez sí dije algo malo o algo incorrecto—. ¿No me tomo las cosas en serio? Y cuando estabas confundido respecto a Logan, ¿quién estuvo ahí? ¿Te recuerdo que andabas de perrito faldero y era obligatorio que te besara? ¿Eso no crees que me lo tomé en serio? ¿Y lo que vino después tampoco? —David estaba como poseído, jamás mencionó que tuvimos sexo (punto para él y ventaja para mí, aunque todos en la habitación lo sabían).
—Nadie te obligó a besarme —hablé tras soltar un largo suspiro.
—No, pero mencionaste a ese grupo; RBD. Por consiguiente pensé «sería bueno que perdiera su beso porque es imposible que de igual forma su favorita del grupo sea esa canción». ¡Qué equivocado estuve, Dios mío!
—Sí, pero nadie los obligó, David —Dylan interrumpió a David—. Ni a ti ni mucho menos a él?
—¿Por qué crees que te obligué? —ahora era mi turno de hablar.
—Llevabas tiempo haciendo insinuaciones de ese estilo, Gerald, y tú sabes lo vulnerable que soy ante ti. Así que te aprovechaste de eso —¿de verdad estaba creyendo que yo me di la tarea de obligarlo a que me diera un beso para después terminar haciendo el amor?
—Yo no lo tenía planeado —susurré en una voz muy bajita—. Tampoco creí que tu tema favorito fuera esa canción en específico de la banda mexicana RBD.
—David, Louis no lo tenía planeado, por Dios: ya supéralo, ¿quieres?
En ese momento mi teléfono comenzó a sonar a la vez que vibraba con el tono de Logan, “I Love You” de Avril Lavigne. Yo dudé mucho por un instante, pero contesté de todos modos, el único que sabía que el tono de Logan era ese, se trataba de David. Pero no hizo nada al respecto para evitar que yo contestara.
—¿Hola? —pregunté con la voz entrecortada.
—Lo siento, no pude asistir a tu fiesta, Louis, sé que lo entenderás —y antes de que yo pudiera decirle algo, colgó la llamada.
—Yo también lo siento —hablé sin quitarme el teléfono de mi oreja.
Lindsay se acercó a abrazarme muy fuerte y de una manera tan bella, no pude rechazar su fuerte abrazo que me estaba brindando. De hecho, los abrazos de Lindsay eran los únicos que no rechacé en ningún momento. Les conté lo único que Logan me dijo; las únicas trece palabras que me dijo en un lapso de menos de diez segundos, para ese entonces yo ya estaba cansado y arto de llorarle a Logan; y como decía Ariana Grande «no me quedan lágrimas para llorar». Me levanté, engujé mis lágrimas y fui directamente al refrigerador por una cerveza muy fría. Al regresar a la sala, que es en donde estábamos nosotros cuatro, David se preocupó en serio por mí.
—¿Todo bien, Lou… —tomé a David por los hombros y comencé a besarlo para que se callara la boca.
—¡Ey, galán! —Lindsay estaba igual de asombrada que Dylan por el tono de su voz al decir esto.
—Creo que ya se te pasó lo de Logan, right? —no me molestó, de hecho, hasta le dije que sí; porque Dylan tenía toda la razón.
—¿Quién es Logan? —casi escupí las palabras de mi boca—. ¿Un tonto que se hace llamar mi novio, que no me felicitó en mi cumpleaños y no tengo llamadas o mensajes de él? Está muerto para mí.
—¡Eso, es todo, Louis Gerald! —oí que Lindsay gritó por encima del ruido de la música; ahora sonaba State Of Grace de Taylor Swift; era una bella canción—. Yo también traigo mucho alcohol ¡y me voy a poner borracha!
Yo seguía sentado en las piernas de David, viéndolo de frente mientras le robaba un par de besos y él me revoloteaba mi cabello. David era tan hermoso, me dijo que es mi fan; fan de mi voz, fan de mi cuerpo, fan de mi cabello, fan de mi baile, él era Trainer (fan de Louis Gerald Train). Todo ese asunto me provocaba muchísima ternura; tener un fan que se preocupaba por mí y que me defendiera a capa y espada. Logan ni siquiera me había dicho que era mi fan, mis covers estaban en Spotify y jamás vi que las tuviera en sus listas de reproducción o descargadas, mínimo. David sí las tenía, pero yo pensaba que era porque ese era su trabajo.
Incluso David me confesó que me grabó en los conciertos que di en París. Al principio pensaba que eso era un poquito loco, pero él me explicó que lo hacía porque era mi fan y yo su ídolo; además era su trabajo. Nunca escuché que Logan se haya referido así de mí, de hecho, era un poco raro porque no admiraba a nadie. Pero ¿ni siquiera a mí, que se supone, que era su novio? Por un lado me ponía a pensar en que Logan fue a verme a París, pero tampoco me felicitó en mi cumpleaños; solo me comentó que lo sentía, pero que no pudo haber asistido a mi fiesta. Ya no podía tolerarlo más o justificarlo. Entendía que tenía tarea en la escuela o que tuviera que haber hecho una excursión a algún lado. Pero ¿ni un mensaje? ¿Nada? No, no había obtenido nada de él.
O sea, ¿por qué? Seguí atormentándome a mí mismo con la idea de que Logan ya no quisiera verme o estar conmigo; después de jurarme que era para siempre. Después de imaginarme que David se quedaba con él y ambos se referían a mi como un «destalentado». Tal vez solo haya sido un delirio o una alucinación causada por mi mente, sonaba lógico; pero ay. ¿Y si era una señal divina del destino? Muy; pero muy, probablemente la vida, Dios, el destino, el universo, la creación, o lo que sea; me estaban dando una señal de que algo malo pasaba con Logan.
David, Dylan, Lindsay y yo seguimos bebiendo en mi habitación durante horas y horas. ¿Por qué, de repente, mi habitación se había convertido en un bar o algo por el estilo? Sí, volví a tener sexo con David, mientras Lindsay y Dylan se iban a buscar más alcohol (el cual claro que consiguieron, no supe cómo, no supe de dónde porque empezaba a llegar el Covid-19 a Europa y se suponía que teníamos toque de queda, no podíamos salir; pero consiguieron más alcohol).
—Algo raro pasó aquí —dijo Lindsay después de llegar nuevamente a mi habitación con más cervezas y con otros paquetes de cigarrillos. Yo tenía un par de botones de mi camiseta desabrochados y el moño un poco inclinado hacia el lado derecho. Además de que estaba bastante despeinado.
—Sí, está muy raro todo, Lindsay —David creía que de esa forma no iba a llamar la atención.
—Ya, suéltalo, ¿qué hicieron? —Dylan nos preguntó a David y a mí, porque sabía que algo muy malo (de hecho era raro) pasaba entre nosotros.
—Ya entiendo, me dan asco —Lindsay añadió al percatarse de lo que había pasado entre David y yo durante el momento en que salieron a buscar más alcohol y cigarrillos; tal vez fue por la mirada coqueta que David y yo compartimos, lo mejor de todo fue que no le contó nada a Dylan y él estaba perdido, quería saber más del chisme—. Bromeo, pero en serio, es increíble que hicieran eso.
—¿Qué hicieron? —Dylan, no tenía ni la más mínima idea de lo que pasaba y nadie se lo iba a decir, claro.
—Dos pueden guardar un secreto si uno de ellos está muerto —era mi turno de mencionar la frase que tanto David como Marcus Miller sabían.
—Whatever! I don't give a fuck! Yo quiero emborracharme —habló Dylan con un tono de soberbia en su voz; bastante molesto, a decir verdad.
—Dylan y yo pensamos exactamente igual, mis amores —Lindsay destapó una botella de vodka—. Cheers, my dears! —David y yo no pudimos resistirnos y comenzamos a beber vodka y whiskey, llegó un momento en el que estábamos tomando directamente de la puta botella, de verdad que sí no nos importaba en lo absoluto. ¡Sólo queríamos emborracharnos y ya!
Incluso hicimos lo que Dylan llamaba una «cascada»; ellos colocaban la botella en el aire (sin que tocara nuestras bocas) para que diera el efecto del alcohol cayendo de una cascada hacia nuestras bocas.
Mi teléfono volvió a sonar con el tono predeterminado de Logan, estuve a punto de responder el teléfono, pero David fue el encargado de decir que se trataba de Logan y que no me dejaran responder, porque la estábamos pasando bien y no querían que yo lo estropeara todo poniéndome a llorar. Así que Lindsay fue la encargada de responder el teléfono por mí.
—No está disponible para ti, Logan —ella ya se escuchaba bastante ebria y al mismo tiempo estaba dando una mala impresión de mí—. No molestes, es más: vete al carajo, imbécil.
—Es mi turno —habló Dylan, Dios—. ¡Louis se encerró dos horas en el baño llorando porque tú no llegaste y ni siquiera tuviste la cortesía de felicitarlo, estúpido! ¿Qué te pasa? ¿Crees que llamarlo en la madrugada del 14 de mayo hará que vuelva a sonreír? —¿realmente fueron dos horas? Jamás lo supe.
—Mi turno —intenté impedir que David hablara con Logan, pero fue inútil porque con un empujón casi me tiró al piso de la habitación—. ¡Logan! Querido amigo; ¿adivina qué? ¡Heriste a este niño! Y ahorita la está pasando muy bien en compañía de nosotros, después de todas las lágrimas que derramó por ti —David se abstuvo de mencionar lo que hicimos, pero hizo mucho énfasis en las palabras «muy bien» y yo puse una sonrisa de idiota al recordar que ya habíamos tenido sexo y ese fue mi regalo de cumpleaños—. Incluso tiene una mirada muy bonita con una sonrisa de idiota enamorado en el rostro en este momento —la verdad es que ni siquiera porque David se refirió así de mí pude quitar mi sonrisa al recordar que David y yo habíamos tenido sexo un par de horas antes.
—¡Eres un maldito, Louis Gerald! —me habló Lindsay al oído, recordándome que no había terminado con Logan aún y ya estaba teniendo sexo con David.
—No, no le dije idiota, tiene una sonrisa muy grande; no me entendiste, Logan, y estoy empezando a creer que el problema eres tú, realmente —David siguió y siguió hablando, mientras seguía arruinando las cosas entre Logan y yo.
—Louis Gerald está tan ebrio que ya se le olvidó que existías, Logan —ahora Lindsay odiaba a Logan casi tanto como todos los que estaban en la habitación, no me incluí porque no lo odiaba en absoluto. Aunque, era como diría Dylan «ese Logan es un pobre niño bobo».
—¿Sabes qué? —David se acercó al teléfono después de dejarlo en altavoz un rato—. Queremos seguir divirtiéndonos, así que es hora de colgar; bye, bye, Logan, gusto en volver a saber de ti —colgó el teléfono, no me dejaron hablar en ningún momento ni me lo querían pasar.
—¿Por qué ni siquiera me dejaron hablar con él? —pregunté—. Tengo una mejor: ¿se dieron cuenta que casi no habló?
—Sí, realmente solo habló cuando David te llamó «idiota» —perfecto, Dylan, le estaba echando más leña al fuego.
—No me llamó «idiota».
—No lo llamé «idiota» —al parecer David y yo hablamos al mismo tiempo, lo cual me hizo sonrojarme un poco; mi piel pálida no ayudaba en nada porque todos en la habitación pudieron percatarse de que efectivamente yo estaba sonrojado.
—Déjamelo a mí, amor —David me dio un besito en la frente—. Me refería a que tenía la sonrisa de alguien enamorado porque quizá recordó algo —me miró y me volví a ruborizar—. Sea lo que sea, no lo insulté a él; sé que no fue la mejor forma de referirme hacia él, pero no lo pensé, estoy muy ebrio.
—Déjenlo en paz, por favor —me acerqué a abrazar a David por los hombros mientras él me abrazaba por la cintura—. Él no ha hecho nada.
—¿Y Logan sí hizo algo? —¡Dios! ¿Acaso no comprendías que necesitabas callarte, Dylan?
—Tampoco hizo nada, eso es lo peor; porque hay de «no hacer nada» a «no hacer nada». David no me insultó y me defendió de Logan, este último no hizo nada: ni siquiera me felicitó por mi cumpleaños y ya es catorce de mayo.
—Vale —Lindsay tenía una botella de whiskey en la mano y se la estaba tomando como si fuera agua—. Logan es un imbécil, ya eso nos queda claro a todos, ¿no es cierto? —todos asentimos con la cabeza como respuesta—. No merece ni una lágrima tuya, en cambio, mi amigo David o Dylan: ellos dos sí son un buen partido para ti, mi estimado.
—¿Dylan o David son buenas opciones para mí? —sonreí, de nuevo, como idiota enamorado—. Quiero a David. No te sientas mal, Dylan, pero en verdad siento que lo amo y Logan ya se fue mucho a la mierda.
—Yo diría otras palabras que no puedo decir porque son palabras bastante altisonantes y no quiero más problemas aquí y ahora —Dylan esbozó una sonrisa y me dio un abrazo, porque por fin había entendido la lección—. Eres un guerrero, muy fuerte, Louis. No cualquiera se atreve a lo que te atreviste hace unos momentos. Nadie se atrevería a responderle el teléfono a su exnovio. Nadie, créeme.
—Gracias, amigo, aunque siento raro de llamar a Logan mi «ex» —abracé a Dylan e inmediatamente pasé a abrazar a David, muy fuerte, no lo solté.
—Te amo —dije sin pensarlo.
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