Capítulo 1
Las brillantes luces me cegaron momentaneamente, escuchaba murmullos sin entender bien las palabras y al volver a levantar la mirada, enfocando el lugar en el que me encontraba, vi frente a mi a un hombre que me sonreia. Acerco su mano en mi dirección y yo por inercia la agarre consiguiendo ponerme finalmente en pie. Sentía mis huesos debiles, sencibles y sin darme cuenta otra persona habia tapado mi aparentemente desnudo cuerpo con una sabana blanca, yo solo podia sujetar mi cabeza del agudo dolor que sentía intentando ordenar mis ideas.
—¿Estas bien Venus?—al escuchar mi nombre en los labios de aquel hombre le mire fijamente dejando atras el dolor que me atormentaba notando como sus ojos verdosos me miraban con alegria. Intente hablar pero ni un simple sonido salia de mi garganta —tranquila pequeña, no te esfuerces—note como él comenzó a caminar guiandome a un asiento mientras yo intentaba buscar en mi cabeza la forma de hablar pero hasta que no pasaron unos minutos no pude volver a escuchar mi voz
—¿Qui...en eres?—sentí mi garganta seca y dolorida
—Eso deberia preguntarte yo —sonrío arrodillandose frente a mi, sin darme cuenta agarre con fuerza la sabana que me tapaba y sin moverse el continuo con su sonrisa donde note las pequeñas arrugas que se formaban en sus mejillas y frente— Venus ¿sabes porque estas aqui?—nerviosa sin saber contestar baje la mirada apretando la sabana entre mis dedos con mas fuerza —ya entiendo, bueno, una de las grandes preguntas de la humanidad es que hay más allá luego de la muerte, y yo soy la respuesta—volvi a mirarle sorprendida dejando de lado toda verguenza
—¿Entonces yo...?—me daba miedo terminar la frase y el asintío dejandome más palida de lo que estaba
—Lamentablemente querida, tu tiempo había llegado —el tiempo se detubo a mi al rededor, sintiendo como la respiración me fallaba hasta que sentí como aquel hombre agarraba mis manos entre las suyas con fuerza—querida, tu misión no era quedarte en la tierra allí sufrias cada día, cada minuto—él giro mis muñecas y baje la mirada a mi brazos viendo las cicatrices que marcaban mi piel en una y mil direcciones—has venido aqui con un proposito— no pasaron más que unos segundos para que esas marcas, que por años me habian seguido, desaparecieran con rapidez
—¿Un propocito? —le mire con desdén y él se levanto jalandome con delicadeza para levantarme despacio
—Te lo explicare más tarde, ahora debes descansar—con cuidado comenzo a caminar mientras yo no dejaba de mirar al suelo intentando no caerme
El dolor de mi cabeza había aumenado en solo unos minutos y por no saber como canalizar aquella nueva información. Poco despues llegamos al que seria mi nueva habitación y dejandome allí cerró la puerta dandome la privacidad que necesitaba. A paso lento me acerque a las ventanas descubiertas cerrando las cortinas consiguiendo el nivel de oscuridad deseado para luego acercarme a la cama, me senté y mire a la nada pensando a la vez en todo, sin más me acoste sobre las finas sabanas intentando descarsar el cuerpo y la mente.
Aun media dormida veia a una joven de cabellos dorados caminar de un lado a otro, mientras yo intentaba recomponerme de aquella siesta tan larga, ella no dejaba de lado sus andares y maldiciones y yo opte por levantarme con cuidado notando como las luces entraban por la ventaba cegandome levemente, detuve mis pasos y en aquel momento me vi al espejo, mis ojos más oscuros que antes, se paseaban por mi figura, mi cabello se habia vuelto incluso más oscuro que antes y sin poder dejar de mirarme sentí una mano posarse sobre mi hombro y al rodar mis ojos vi a aquella joven sonreirme
—¿Bonita verdad? ahora solo falta buscar ropa de tu medida, para una joven tan hermosa —su sonrisa no desaparecia y dejandome hacer simplemente asenti dejandome en sus manos
Mis ganas por seguir adelante se habia deteriorado en tan poco tiempo ¿seria por inercia?, fuera por lo que fuera debia seguir aquella nueva etapa que la vida me había ofrecido, y una vez vestida para la ocación salí de la habitación hacia lo que era el gran salón siendo escoltada en todo momento por la misma joven que me preparó. Con la miraba baja, llegamos al destino, ante el mismo hombre que anteriormente me habia ayudado
—Veo que estas más fuerte—simplemente asenti sin mirarle de frente—¿necesitas alguna cosa?—negue en baja voz en un sonido casi inaudible—Venus, puedes hablar, no voy a comerte
—¿Porque estoy aqui? —solté rapidamente a la espera de una contesta, mis palabras habian salido raudas de mi boca sin darme tiempo a pensarlas si quiera
—Siempre fuiste una niña instruida—levante la mirada viendole sentado en una silla con un libro en las manos y unas gafas en la otra, se veia tan normal — veras querida, necesito que cuides a uno de mis hijos, te he seguido durante toda la vida, y se que no te sera difícil
—¿Por que yo?—curiosa e inegura intente pensar lo mejor mientras que él sonreia tan abiertamente que sus hoyuelos se marcaban con gran enfasis
— ¿Y porque no tu ?—me calle por unos momentos
—¿Ya pero...porque yo?—aquel hombre suspiro con divertimiento en su mirada
—Porque eres alguien que sabe lo que es el dolor —sus palabras me dejaron aun más confusa, mientras el se levantaba y dejaba el libro a un lado—a mi edad, se me limitan muchas cosas querida, y necesito cederle esta misión a alguien que sepa realmente lo que es sufrir
—Pero hay mas personas como yo —él se acerco a mi con tranquilidad
—Pero te he escogido a ti —paso su mano por mi espalda acariciadola y ambos comenzamos a caminar sin un rumbo fijo, durante unos minutos en silencio me atrevi a preguntar
—¿De quien debo cuidar señor?—note su sonrisa caer en una amarga mueca
— De mi hijo —se detubo por unos instantes mientras yo le miraba, giro su rostro hacia mi y me volvió a sonreir—de ahora en adelante te convertiras en la niñera del diablo
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