Capítulo 1

Actualidad
2018

No hay mayor condena, que la que uno sólo se impone”

El tormento de la familia Montés comenzó el día que se mudaron a San Miguel.

–¿Recuerda exactamente que fue lo último que su hermana le dijo? – el oficial frente a él parecía ser mayor solo con un par de años– No se, algún lugar, el nombre de una personas, o con quienes se vería aquella noche.

Jonathan negó con la cabeza– Luisa no tenía amigos, la única amistad cercana que le conocí, fue mi amigo Tomás.

La mirada del oficial era dudosa.

– Tampoco notó algún comportamiento extraño en ella.

Nuevamente negó.

– Por último– el oficial miro directamente a los ojos almendrados de Jonathan– ¿Cómo era su relación con la desaparecida?

¿Como era su relación?

Jonathan nunca fue la clase de hermano cariñoso, pero eso no significa que no se preocupara por Luisa. El estaba al pendiente y siempre procuraba que estuviera a salvo, es justamente ese motivo el que no lo deja en paz, aquella noche de brujas todo paso tan rápido, que el sigue preguntándose en que momento se descuidó y por que no había notado que algo estaba mal.

–Luisa y yo no éramos muy expresivos–dijo sin titubear– pero si de algo estoy seguro, es que mi hermana no estaba metida en malos pasos, ni tampoco tenia enemigos.

Con eso, Jonathan fue despido por el oficial Marqués.

Firmando su declaración, abandonó el edificio y se dispuso a regresar a casa.

Sus pasos eran lentos. Distraídos. Todo lo que podía pensar era en lo lejos que estaba de encontrar a su hermana, y era cierto, hasta ese momento todo eran pistas erróneas.
Jonathan rascó su cabeza con frustración. Otro día mas. Otro día sin saber nada de Luisa. Y más tiempo perdido.

Tomando el autobús que llevaba a San Miguel, Jonathan no dejo de preguntarse lo mismo de siempre.

«¿Por que nadie hacía nada?»

La gente de San Miguel seguía tan tranquila, que es como si nada malo estuviera pasando. Incluso notó que sus vecinos evitaban hablar del tema.

¡Todo parecía tan monótono!

Tim.. Tim... Tim.. Tim...

Saliéndo de sus pensamientos, tomó su celular para responder la llamada entrante.

–¿Como salió todo? – la voz de su novia en la otra linea lo dejo más tranquilo.

– Lo siento– suspiro con pesadez – Creí que eras mi padre. Todo salió bien, parece que el oficial Marqués esta interesado en el caso.

– ¿El oficial Marqués?

– Si. Tal parece que el oficial Islas fue despedido– recordó lo impresionado que estaba, al enterarse de que Islas no era más que un corrupto– En fin. El sujeto me pidió que permaneciera mas tiempo en San Miguel hasta que esto se resolviera.

Libia suspiro en la otra linea– ¿Que hay de la boda?

– Lo lamentó. No creó que pueda llegar para la boda–solto aun sabiendo que ella no lo aceptaría. 

–¡¿Que?! ¡No estas hablando enserio!  ¡¿Cierto?!– la rabia era notoria.

–Yo...– no sabía que decir. Libia posiblemente ya no soportaría que le estuviera dando mas largas, pero tenía que ser honesto–No puedo casarme. Al menos no ahora. Tal vez esta sea la única oportunidad para encontrar a Luisa.

–¡Eres un imbécil! – fue lo único que escuchó antes de que Libia colgara.

«Solo esto me faltaba»


Y era cierto. La vida de Jonathan eran subidas y bajadas. Desde que Luisa desapareció, fue testigo del divorció de sus padres, la muerte de su abuelo y tiempo después, la bancarrota del negocio familiar. Era como si depronto, toda su vida se estuviera maldita.

«Sólo por ella. Sólo por Luisa soportare este infierno» se repitió, como siempre solía hacerlo, cuando algo no estaba bien.

***

Marqués miro por tercera ocasión  el expediente de Luisa Montés Becerra. La adolescente parecía carecer de amistades y también estaba el hecho de que aquella noche, todo mundo se encontraba en la fiesta, pero por extrañas circunstancias se le vio abandonar al grupo, para después ser visita por ultima vez en el camino de la golondrinas.

Un caso único, pero tampoco muy inusual.

Leonardo Marqués, había aceptado el puesto por una sola razón, y algo en el fondo le decía que Luisa estaba entre esas razones.

Dejando la documentación, agarró su celular del  escritorio. Había estado esperando la llamada de Alondra, pero a estas alturas dudaba que seguir esperando fuera la mejor opción.

–Veo que sigues siendo impaciente– la voz de la joven le pegó un susto de muerte.

Mirando en dirección a la puerta, una sonrisa de alivió se extendió en sus labios, al ver que Alondra había regresado a salvo.

–Y tu sigues tendió la mala costumbre de no tocar la puerta– refunfuñó de mala gana.

La joven sabía que Leonardo sólo se preocupaba por ella, fue por eso que decidió no hecharle mas bronca e ir directamente al grano.

–Roseila me dijo que estabas intentando localizarme, ¿A casó ocurrió algo?

Leonardo solto un supiro. No sabía si era buena idea comentarle sobre el caso de Luisa Montés, pero que otra cosa podía ser. Jonathan parecía estar muy desesperado por encontrar a su hermana, y en el fondo temía que el muchacho llegara a ser una estupidez.

–Tienes que ver esto– Exclamó con seriedad.

Alondra asintió y tomando asiento frente el escritorio, se dispuso a leer lo que su amigo le entregaba. Por los gestos de su rostro, Leonardo supo que ella había captado el mensaje oculto, detrás de esta supuesto rapto.

–¿Cuando ocurrio esto?–Pregunto la joven con el ceño fruncido.

–Hace mas de 5 años.

De inmediato Alondra cerro los ojos, para después abrirlos y mirar con toda serenidad a Leonardo– Otro caso de Islas.

El joven oficila asintió.

–¡Mierda!– grito con rabia–¡Ese hijo de puta lo volvió a hacer!

Leonardo intento de hacer que Alondra se calmara, a pesar de que entendía perfectamente su enojó. Islas había ocultado tanta información sobre los niños desaparecidos, que a estas alturas no le sorprendería que el viejo estuviera vinculado con la secta de la niña maldita.

– Jonathan Montes, él hermano de la joven, a seguido investigado, pero algo me dice que no esta seguro en San Miguel–comento una vez que Alondra lo dejo hablar.

De inmediato los ojos de la joven se encontraron con los suyos.

Era sorprendente la chispa de que emanaban esos ojos obscuros, y como ella podía seguir ocultando sus emociones apesar de todo el dolor que ya había pasado–¿Tu crees que ellos?

–¿Podrían intentar hacerle daño?–Leo desvío la mirada hacía el suelo–No estoy seguro. La gente de San Miguel puede llegar a ser muy agresiva si se ven amenazados.

Alondra se puso de pie y cruzo sus brazos sobre su pecho– Eso significa que el tal Jonathan va a ser un grano en el culo para ellos ¿O me equivocó?

Leo asintió.

– okey– la morena sonrió con diversión apesar de que esta nunca llego a sus ojos– Le avisare de inmediato a Roseila, ella podría contactar a Nicol para asegurarse de que el chavo este a salvo.

Leonardo sintió un poco de alivio, apesar de que había sido el quien le  pidió  al chico que se quedara, no podía dejar de pensar que su seguridad se veía amenazada.

–Te lo agradezco.

–Solo una cosa– el tono de su voz hizo que Leonardo supiera a donde se dirigía.

–¿Quieres que le pregunte sobre ella?, ¿O me equivocó?

Alondra desvío su mirada hacía la ventana.

–Hmmm. –El pareció pensarlo durante unos segundos– Esta bien, pero tu sabes que no es nada seguro.

Los hombros de ella se relajaron–Algo me dice que esta vez sera diferente.

Y con eso, la joven giro sobre sus talones, para después desaparecer por el pasillo.

***

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~Hululu 

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