capítulo 3: conversaciones nocturnas

Sofía: Chao, papi (todavía como niña). Se fue a través de un portal.
Purohueso: Mientras tanto, nosotros nos vamos a divertir.
Sofía: Sí.
Purohueso: ¿Cuántos años tienes, pequeña niña?
Sofía: Siete.
Purohueso: ¿Y tu madre?
Sofía: Se fue.
Purohueso: ¿A dónde?
Sofía: No lo sé, se llevó a mi hermana.
Purohueso: Entiendo, que no las lleve.
Sofía: No te las lleves.
Purohueso: Ahora no tengo mis poderes, tu padre puede llevarlas con los poderes que antes eran míos por muchas décadas y siglos.
Sofía: ¿Me puedes contar acerca de tus aventuras, por favor?
Purohueso: Sí, siéntate en mi regazo y te las cuento.
Sofía se sentó en su regazo.
Purohueso: Ahora déjame ver cuál te puedo contar.
Mientras pensaba, Sofía se transformó en su edad real.
Purohueso: ¿Así que puedes ser una niña y adolescente?
Sofía: Esta es mi edad real, diecisiete años.
Purohueso: ¿Quieres saber cómo conocí a tu abuela?
Sofía: Sí.
Purohueso: Después de tantos amoríos que tuve, la conocí en una playa. No le dije a qué me dedico y nos divertimos. Luego le conté a qué me dedico y ella lo entendió muy claro como el agua. Hasta ahora estamos juntos, han pasado muchas décadas desde entonces.
¿No tienes efectos secundarios cuando estás convertida en niño por mucho tiempo?
Sofía: No, hasta ahora no ha habido ningún efecto secundario.
Purohueso: A ver, ¿qué hora es? Son las cinco de la mañana, ya duérmete.
Sofía se fue a la cama a dormir y en ese momento llega su papá.
Purohueso: ¿Qué tal con la caza de almas?
Papá: Bien, bien. Ahora déjame dormir, no he dormido nada en toda la noche. ¿Cómo te llevas con tu nieta?
Purohueso: Bien.
Todos se fueron a dormir.
Ya era la una de la tarde y nadie se despertó hasta que Sofía se despertó y fue a prepararse el desayuno. Cuando terminó, Purohueso le preguntó si tenía clases, ella respondió que no, que era sábado.
Purohueso: ¿Hace cuánto tienes tus poderes? (Queriendo averiguar).
Sofía: Pues, desde los catorce.
Purohueso: ¿Cuando te sientes amenazada te transformas?
Sofía: Sí, también cuando estoy triste.
Purohueso: ¿Tu infancia y niñez fueron importantes para ti?
Sofía: Sí (entre lágrimas).
Purohueso fue a abrazar a Sofía y luego continuó interrogándola.

Purohueso: ¿Por qué tu infancia y niñez fueron importantes, Sofia?
Sofia: Porque mi hermana y yo éramos muy únicas, y mis padres no se peleaban.
Purohueso: Me preocupa que puedas tener el síndrome de Peter Pan y que lo manifiestes transformándote en una niña. Pero juntos resolveremos esa transformación, ¿de acuerdo?
Sofia: Está bien, aunque me siento bien siendo así.
Purohueso: ¿Tus padres nunca te llamaron la atención al respecto?
Sofia: No, siempre solía jugar a ser niña con mi hermana, siempre nos divertíamos.
Purohueso: Entendido, permíteme averiguar algo.
Sofia: Claro.
Purohueso se fue a la habitación donde estaba el papá de Sofia. Lo encontró profundamente dormido.
Purohueso lo despertó.
Papá: Papá, hola ¿Qué ocurre?
Purohueso: Es tu hija.
Papá: ¿Qué le pasa?
Purohueso: Tiene complejo de Peter Pan.
Papá: ¿Por convertirse en niña?
Purohueso: Sí.
Papá: Es normal, la llevé con varios especialistas y me dijeron que a su edad es común que se sienta como una niña, ya que muchos chicos y chicas de su edad se comportan así. Así que es normal. Después de decir esto, se dio vuelta en la cama y volvió a dormir.
Purohueso: Bien, despierta, se te están escapando las almas.

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