Capítulo 17
Al apearme del coche de Riley miré, por costumbre, con disimulo el espejo lateral del Camaro, divisando una camioneta familiar a aproximadamente a doscientos metros de distancia. Amaba que Jason quisiera protegerme de esa forma, me hacía sentir querida e importante para alguien, pero a veces el chico se pasaba de sobre protector.
Sonreí con dulzura al muchacho que me había alcanzado hasta mi casa y después de prometer por decimoquinta vez que no dejaría el domicilio sin una custodia autorizada acorté los metros faltantes hasta el portón que separaba la calle de mi residencia.
Ingresé al jardín frontal por la puerta localizada al lado del portón negro. A simple vista mi casa era un muro alto de unos veinte metros de largo con una puerta y un garaje para un solo vehiculo, pero como todo en mi familia, era pura apariencia. Al atravesar las puertas se podía apreciar un camino de árboles de treinta metros de largo que terminaba en una casa demasiado grande para solamente dos personas, rodeada por un jardín descomunal, nuestra propiedad ocupaba el centro de la manzana, ocultándola de miradas curiosas.
Muchos la podrían describir como mansión, si alguna vez alguien que no fuera cercano a la familia tuviera la oportunidad de acceder al pedazo de cielo construido por mi madre. Mi familia jamás tuvo inconvenientes económicos, mi abuelo materno es dueño de una nada despreciable fortuna. Y si bien, mi madre fue desheredada por un largo tiempo, una vez que reconoció sus errores mis abuelos no dudaron en brindarle todo lo que necesitaba.
Desheredada, sí. Diana, mi madre, se casó, en contra de la voluntad de mis abuelos, con el hombre que puso el esperma para concebirme, por amor y ellos no dudaron en eliminar cualquier tipo de relación con ella. ¡Idiota! Luego de tener a mi hermano, ella comprendió el porqué del rechazo de nuestra familia y le pidió a ese intento de hombre el divorcio. Ella jamás quiso una moneda del dinero sucio de mi padre, por lo tanto, tomó a su niño de ese entonces tres años y le rogó a su padre que los acogiera.
Entonces, ¿cómo nací yo? Fácil mis padres a pesar de todo jamás perdieron el contacto, debido a la tenencia de mi hermano, una historia complicada si me preguntan ya que a pesar de tener mucho dinero no era mi familia materna la que estaba en la posición de poder en este tema en particular. ¡Como sea! En uno de esos encuentros, por alguna razón, las cosas se les fueron de las manos, o sus manos se fueron a las cosas, como quieran verlo... Y nueve meses después nació una hermosa bebé que jamás fue reconocida por el cobarde de su padre.
Mamá por suerte, o por su propio esfuerzo mejor dicho, es ingeniera y cuenta con su propia empresa en la que desarrollan drones y esas cosas, gracias a esto nunca tuvimos ninguna necesidad. ¿Qué? ¿Creían que iba a ser algo relacionado con la moda o la decoración? ¿O un ama de casa mantenida? Mi madre se reiría en sus caras y les diría que están leyendo demasiadas novelas románticas.
Lamentablemente, su trabajo la mantiene lejos de casa prácticamente todo el tiempo, viajando por el mundo asistiendo a convenciones, conferencias o cerrando tratos con diferentes clientes, ya sean civiles o militares, o controlando la producción y los balances en su empresa. Por lo tanto, nuestra relación no es la más unida, sí, ella me ama y yo la amo, pero desde la partida de mi hermano las cosas no volvieron a ser lo mismo.
Subí la escalera que llevaba a la verdadera puerta de mi hogar y la abrí de golpe, casi tirando un jarrón que descansaba en una mesa cercana.
-¡Ya llegue!- Grité a todo pulmón. Obtuve un eco como respuesta y luego un silencio se apoderó de la estancia.
Como pensé la casona estaba completamente vacía, podría desaparecer durante días y nadie notaría mi ausencia. Decidida a aprovechar mi soledad me descalcé pateando mis vans al medio de la sala. Amaba caminar descalza por los pisos fríos de granito aun en invierno, pero sólo podía hacerlo si la señora de la casa no se encontraba. Ella no entendía esa sensación de libertad que se siente al no estar restringida por la ropa. En una época, cuando era más pequeña había logrado convencerla de andar en ropa interior por la casa. Mi logro duró menos de media hora, simplemente volvió a vestirse diciendo que no me comprendía e insistiendo que yo también siga su ejemplo. Nunca más se hablo del tema.
Subí a mi biblioteca y tomé un libro, después de todo estaría un buen rato aquí. Las paginas de La importancia de llamarse Ernesto de Oscar Wilde se deslizaron entre mis dedos como agua corriendo, me gustaba esta obra, era una comedia ligera y profunda a la vez, no tardaría más de una hora en leerla al ritmo que llevaba, pero no importaba, mi biblioteca contenía cientos y cientos de volúmenes, siempre podría comenzar otro.
Desde niña los libros fueron mis grandes amigos. Al pasar tanto tiempo en soledad, robando unos pocos momentos a mi familia, debía matar el tiempo entre las visitas de mi mejor amigo de alguna manera. Una niñera que no me soportaba me enseñó lo básico para poder comprender un texto, asumo que le haría mucho más sencillo su trabajo si me quedaba quieta en un rincón. Mi cuarto se fue llenando de estantes con historias infantiles. Cuando los estantes no fueron suficientes cualquier superficie horizontal resultó buena para apilarlos.
Como las apariencias son todo lo importante para mi familia, mi madre decidió convertir un pequeño cuarto de huéspedes a dos puertas de mi habitación en una bonita biblioteca con un delicado escritorio en el centro y un canapé a uno de los lados. Definitivamente mi lugar preferido en el mundo. Nunca tuve un genero predilecto, podía leer un poema de Alfonsina Storni, de Edgar Alan Poe, una obra de Oscar Wilde, La Iliada, algún clásico moderno, alguna novela romántica o de ciencia ficción, no era el genero lo que me atraía, sino el placer de vivir una vida que no fuera la mía, eso era suficiente para mí.
¿A Riley le gustará leer?
Ni idea...
Habría que preguntarle, ¿no?
Sí, después podríamos preguntarle.
Lleva algunos libros así si le gusta se los prestamos...
¡Excelente idea!
Mi conciencia y yo nos solemos llevar muy bien, tenemos nuestros desacuerdos pero siempre nos respetamos y apoyamos, aunque a veces me pregunto si hablar de ese modo con uno mismo no será síntoma de demencia.
Riley, de pronto mis pensamientos comenzaron a rondar en torno a él. Era un muy buen chico, eso no lo podía negar, demasiado dulce en ocasiones y me hacía rabiar la mayor parte del tiempo, pero algo ocultaba, lo veía en su mirada. No sé que fue lo que me hizo bajar mis defensas con él y mostrarme más yo de lo que me he mostrado con nadie, incluso con Jason solía aparentar a pesar de que él se daba cuenta que no estaba siendo yo misma, pero no podía, la confianza se quebró y las cosas nunca volverán a ser iguales.
Por momentos me arrepentía de haber tratado tan mal en un principio al niño bonito, como lo apoda Mase. Él no quería entender que no soy buena para nadie, y yo ya no estaba tan segura de que quisiera que lo entendiera. No fui lo suficientemente buena para que mi padre luchara por mí como lucho por mi hermano, no fui lo suficientemente buena para que mi madre deseara crear un lazo más fuerte entre nosotras cuando pasó lo de mi hermano, no fui lo suficientemente buena para que mi hermano se quedara jugando conmigo la noche que le rogué no saliera y todo cambió. La vida de mamá y la mía se sumieron en una oscuridad continua, todas las noches soñamos con esa llamada, esa llamada en la que nos dicen que él ya no está en este mundo con nosotras.
Una lagrima se resbaló por mi mejilla al recordar esa noche. Lagrima que limpié suavemente con el dorso de mi mano, sabía que a pesar de todo, no había nada que pudiera hacer, las cartas ya habían sido entregadas y sólo quedaba jugarlas en el mejor orden posible, yo ya no tenía un hermano, y dejarse quebrar por las circunstancias no ayudaría en nada. A veces solamente quería dejarme quebrar.
Bufé mientras recorría el piso principal mirando la pantalla de mi celular, esperando una llamada que sabía no llegaría tan temprano. Todo estaba en perfecto orden, Diana, contrató un servicio de limpieza que se encarga de la casa una vez a la semana. "Para todo lo demás tenemos dos manos" solía decir.
Cuantas cosas habían pasado en ese corto periodo de tiempo entre nosotros para que deseara verlo con tanta intensidad. Una risita se me escapó al recordar el día siguiente a nuestra primer cita frustrada, en verdad estaba enojado conmigo, no tuve intenciones de perdérmela, de hecho me arreglé un poquito más que de costumbre, no demasiado, en comparación con mi madre me veía como un camionero, pero me había vestido con una camiseta sin mangas, de mi talle, y puesto un poco de gloss en los labios, eso contaba como arreglarme ¿no?
Pero al poner un pie en la vereda un italiano con músculos híper desarrollados me interceptó e interrogó. A veces creo que su único trabajo es estar apostado fuera de mi casa esperando a que salga. Sabiendo que Jason no permitiría que me ponga en peligro saliendo con alguien a quien ni él ni yo conocíamos, le mentí descaradamente, diciendo que iba a la biblioteca de la ciudad a buscar un libro que no había en la universidad. Por supuesto, no me creyó y decidió acompañarme, quedarse conmigo todo el rato hasta que volví a mi casa y se auto invitó a cenar, así que terminé dejando plantado al pobre chico de los ojos color del tiempo. Algún día le diría la verdad de lo sucedido.
Aburrida me tiré en el sillón de la sala y encendí el televisor, comencé a pasearme por los canales buscando algo bueno que ver. El control remoto se cayó de mi mano. Mi cuerpo se tensó y entré en shock. Esa fotografía puso todos mis sentidos en alerta. Levanté el mando y subí el volumen.
La cadena local hablaba de la horrible tortura que había recibido, el asesino lo había golpeado de manera brutal y cortado en todo el cuerpo, las imágenes de la escena estaban distorsionadas para no afectar la sensibilidad de los televidentes, pero la sangre ocupaba la mayoría de la distorsión.
Las lagrimas rodaron sin control, convirtiéndose en cascadas saladas. Mi pecho vibraba violentamente intentando captar oxigeno entre sollozo y sollozo. Me recosté en el sillón, llevando ambas rodillas a la altura del pecho para abrazarme a mi misma en posición fetal.
Lo encontraron hace una hora en un lugar en el medio de la nada, la reportera parloteaba sobre las diferentes hipótesis de los investigadores. Yo sabía que fue por mi culpa. El estomago se me revolvió, impulsándome a salir corriendo al baño más cercano, no había comido mucho durante el día pero vomité absolutamente todo. Las arcadas continuaban, mas mi cuerpo ya no tenía que expulsar. Me quedé minutos, tal vez horas sentada en el piso del baño intentando calmar la angustia en mi pecho.
No era el candidato al mejor hombre del año, de hecho, ni siquiera calificaba a la categoría de hombre, estaba segura. Pero la muerte no se le desea a nadie, ni siquiera a tu enemigo, o así pensaba yo.
Sin embargo, alguien se había encargado que ese hombre jamás volviera a intentar lastimar a nadie. Tomando valor me enfrente a las cuarenta y ocho pulgadas, la cara del hombre que amenazó con violarme aparecía en todos y cada uno de los canales locales. Alguien lo había asesinado. Y el rumbo de mis sospechas no me agradaban en absoluto.
Marqué el número de memoria usando el teléfono de casa y tras sonar unas cuatro veces corté. Volví a intentar tres veces más hasta que la voz varonil se escuchó del otro lado.
-¿Fuiste tú? ¿Fue él?- Cuestioné sin mediar saludo. El hombre dudó del otro lado de la línea, volviendo mis sospechas más reales.
-¿Dónde estas? ¿Dónde están? Necesito hablar con mi padre- Sabía que no me respondería con la verdad, pero si algo aprendí de Jason es a ganar tiempo, necesitaba escuchar algún ruido que delatara su ubicación. Un sonido demasiado característico se infiltró mientras que él se despedía sin brindarme información.
No había que ser demasiado inteligente para descifrar el origen de ese sonido, y gracias a algunas lecciones de contra vigilancia impartidas por mi mejor amigo sabía exactamente donde buscar. Para mi suerte no quedaba muy lejos de mi casa, menos de quince cuadras, por lo tanto podría ir a pie.
Me puse mis vans y até los cordones lo más fuerte posible, probablemente tendría que escalar y no quería accidentes. Me colgué la mochila y atravesé el jardín. A medida que avanzaba por la calle la ansiedad aumentaba en mí, paso a paso mi corazón comenzaba a desbocarse y un mal presentimiento se alojó en mi pecho. Sin tener control de mí misma apuré el paso convirtiéndolo en carrera. A lo lejos ya podía divisar el galpón.
Era hora de comportarme como lo que él más odia. Como una Nerd Perfecta.
Nota de la Autora
Hola Chiquis!
Cómo están?
Les gustó el POV de Anna? Revelador verdad?
Qué creen que pasó, pase o pasara?
Alguien entendió algo?
Muajajajajaja!
Quiero saber que piensan... En este capi capi hay un montón de pistas y se explican un montón de cosas y resolvimos dos misterios se dieron cuenta?
Alguien sospechaba el destino del secuestrador? Para las que no se dieron cuenta Riley usa las mismas palabras que el delincuente usa con Anna y nuestro bombón asesino lo terminó castrando por degenerado, y no, no vale decir ¡yo me dí cuenta! Porque nadie lo menciono... y yolo...
Para las que dicen que no dejo pistas claras cofcofGatitacofcof xD
Les cuento que estoy viendo como terminar el capi capi que viene...
Puedo terminarlo muuuuy misteriososo, tanto que tal vez deba escribir la nota de autora con un cachorrito en brazos para que consideren no matarme...
O misteriososo normal, como siempre...
Todo depende de una persona_adorable
Por qué de ella?
Porque me dejó con la duda de si era quien yo creía que era y no me gusta quedarme con la duda cofcofextorsióncofcof
Entonces si se identifica lo hago normal si no se identifica, bueno, ustedes entienden...
Si les gusta la historia por favor voten y comenten, es la forma en la que llega a más gente...
Así que salven a un Pandicornio!
Me voy yendo!
Bel<3
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