Capítulo 12


Los días se convirtieron en semanas, la rutina se fue estableciendo, pasaba a buscar a Williams todos los días con mi coche, por supuesto, a una distancia prudencial de su casa para evitar a su madre, algunas veces lograba distinguir la camioneta de Jason siguiéndonos a lo lejos, pero no hubo ningún enfrentamiento de dimensiones considerables. Solamente una vez en una reunión estrictamente laboral se me acercó para amablemente comentarme por lo bajo que si sabía lo que me convenía mejor me alejara de su Anna, y sí, recalcó que ella era SU Anna de manera escalofriantemente posesiva e intimidante.

Al llegar a la universidad íbamos juntos a nuestras clases en común o nos separábamos una vez que tomábamos lo que necesitábamos de nuestros casilleros si la siguiente clase la tenía cada uno por su lado.

A la hora del almuerzo compartíamos nuestra mesa favorita, sí, en la biblioteca, se supone que no deberíamos comer allí, pero nadie saldría herido por que comiéramos unas galletas de chocolate. Al estar apartados de todo el mundo podíamos hablar un poco más alto de lo que los del piso de abajo tenían permitido dentro de este recinto.

Al salir volvía a dejar a Houdini cerca de su casa y me dirigía a entrenar con el mastodonte. No, no lo maté, aunque debo admitir que ganas no me faltaron, por lo que lo golpeé con todas mis fuerzas en la nariz, por idiota. Lamentablemente, sólo logré hacerlo reír de manera escandalosa cuando mi golpe sacó algunas gotas de sangre de su cara, después que logró calmarse me preguntó qué otra cosa podría decir de mi sexualidad si golpeaba como chica. Luego me mandó a ejercitarme el doble, no, no fue tan buena idea golpearlo así.

Las tutorías iban bastante bien, nos juntábamos con mi tutora en mi casa o en la biblioteca dos o tres veces a la semana, casi se podía decir que le estaba tomando el gusto a esto del estudio, casi... A quién intento engañar, lo detestaba, pero ya comprendía un poco más de que hablaban los profesores.

Mi amistad con la Nerd no avanzó demasiado, pero tampoco retrocedió, lo cual, ahora que la conocía un poco más era prácticamente el equivalente a un milagro. Ya no recordaba cuando fue la última vez que dijo que era un error estar cerca el uno del otro.

Lunes diez treinta de la mañana, hiciste un comentario sobre sus ojos... ¿Lo recuerdas ahora?

¡Cierto! No sé por qué se enojo tanto, en verdad son bonitos.

Tampoco hubo más besos, ella marcaba su distancia como lo haría un futbolista profesional. Aunque esperaba que con el tiempo estos volvieran a ser una constante en la ecuación de nuestra relación. Tenía que resolverlo.

¡Y pronto! Sus labios son adictivos, si no te haces cargo tu me haré cargo yo, ¿has escuchado hablar de los actos fallidos? ¿Te suena a algo desliz freudiano? ¡No me tientes mocoso a actuar!

¡YA! Ya se me ocurrirá algo, lo prometo.

Más te vale, o algo, mejor dicho alguien, es decir yo por si no te quedaba claro, a veces puedes ser medio lento, podría boicotear tus adoradas horas de descanso...

Mi conciencia no me dejaría tranquilo hasta que no asaltara nuevamente los labios de la ratoncita, esos labios rozados, tan apetecibles como prohibidos, debo confesar que varias veces durante las tutorías me perdía en mis cavilaciones, donde sus labios eran los protagonistas, podría pasarme horas admirando su belleza, toda ella era demasiado hermosa. Tanto que terminaba sintiéndome culpable, cómo una escoria como yo podría pretender a alguien tan perfecta como ella.

Anna decía no ser buena para mí sin saber de la clase de monstruo que la admiraba. Había asesinado a sangre fría en incontables ocasiones, y no voy a mentir diciendo que me arrepentía, la verdad es que lo disfrutaba. Pero ella me hacía desear ser un mejor hombre. ¿Podría dejar el mundo en el que me movía para estar a su altura?

Seguramente no, no sólo por las consecuencias de abandonar un grupo como el de Viper o por mi necesidad de sangre, sabía que le haría frente a cualquiera que quisiera lastimarla, incluyéndome, sino por el sentimiento de traición que se albergaba en mi pecho. Max me había rescatado, me cuidó y crió como un hermano, como un padre. Me protegió cuando lo necesité y jamás me abandonó a mi suerte. No podía simplemente darle la espalda.

Era miércoles, en el horario del almuerzo, me encontraba caminando lentamente a mi destino habitual, cuando una pequeña mano tiró de mí en un rápido movimiento, antes de poder reaccionar me encontraba dentro de un armario de limpieza a escasos centímetros del cuerpo de una castaña, debido al poco espacio del lugar y a la falta de alguna ventana que permitiera la entrada a la luz no logré reconocer a mi atacante.

-¿Qué...?- No conseguí completar mi pregunta cuando unos delicados dedos cubrieron mis labios, un aroma cautivantemente conocido inundo el espacio cuando al moverse sacudió su cabello -¿Anna?

-¡Shhh! Hombre...- Murmuró suavemente.

Se agachó colocando una rodilla en el suelo para espiar con uno de sus ojos por la cerradura, quedando a una altura incómodamente comprometedora. Miró hacia arriba clavando mis ojos grises a los suyos y sonrió de lado, a pesar de la poca luz pude ver una sombra rosada cubrir sus mejillas. Mordió su labio inferior y se levantó manteniendo la máxima distancia que el armario permitía. Acortó la distancia poniéndose en puntillas y colocó su mano derecha en mi nuca atrayéndome contra su cuerpo, sus labios rozaron apenas el lóbulo de mi oreja derecha.

-Te imaginas la cara que habría puesto el encargado si hubiera abierto la puerta hace unos segundos- Susurró, su aliento cálido chocó con mi piel sensible erizándola.

Se alejó lentamente mirándome a los ojos, sonriéndome divertida. No pude contener la carcajada, la cual silenció con su mano en mi boca y su mirada de advertencia. Levanté las manos en señal de paz.

Abrió la puerta levemente, asomando la cabeza para constatar que no hubiera nadie en el pasillo, jaló nuevamente mi mano para sacarme del armario, caminando rápidamente para llegar a nuestra mesa.

Una vez en la biblioteca le pregunté por lo sucedido, Anna simplemente me ignoró como siempre que intentaba hacerle alguna pregunta personal, así que decidí insistir.

-Ratoncita, por favor, no estoy de humor para discutir- Hoy tendría una reunión con Viper y los Maronni pero no podía comentarle eso -¿Puedes por favor tener la amabilidad de explicarme que mierda fue lo que pasó?- Y hasta ahí duró nuestra amabilidad.

-Me estaban siguiendo, ¿Sí? No sé si era alguien de Jason, no me volteé y no había ninguna superficie espejada para comprobarlo, así que me escondí en el armario- Le restó importancia con un movimiento de su mano al notar mi preocupación –Luego te vi pasar y supuse que te molestaría más esperarme aquí y que no apareciera, a quedar encerrado en ese lugar por tiempo indeterminado conmigo- Se encogió de hombros.

Anna estaba más preocupada por mi reacción que por el hecho de que la siguieran, ¿tan acostumbrada estaría al acoso del Maronni menor? Preguntar no llevaría a nada bueno, a ella no le gustaba hablar del asunto y se alejaba cada vez que la presionaba por respuestas.

-En un momento las vistas fueron magnificas- Un golpe en mi brazo fue lo que me llevé como recompensa por intentar aligerar el ambiente, la escapista me miraba con reproche por mi comentario, pero luchaba para ocultar una sonrisa sincera. El móvil vibro en mi bolsillo alertándome de la recepción de un mensaje.

De: ElCuloMasSexyDelMun

Para: Niño Bonito

Ratas en el depto, te aviso luego de la fumigación para que vengas.

Suspiré, Mase cambió nuevamente su nombre de contacto, y aunque no pudo completar su cometido por falta de caracteres disponibles le pareció gracioso dejarlo igual. Ratas en el departamento, significaba dos cosas. Uno que alguien no debido me estaba buscando, no creo que pudieran entrar realmente, la seguridad de esas puertas era increíble, pero tal vez el rottweiler divisó algún coche haciendo guardia. Y dos que hoy no podría tener a Anna dándome tutorías en casa.

-¿Todo bien?- Inquirió la castaña.

-Define bien- Contesté rascándome la nuca. –Al parecer Mason vio una rata en mi departamento y llamó a un exterminador por lo que no podremos ir a mi casa a estudiar, hoy la biblioteca cierra a la tarde así que tampoco podremos hacerlo aquí, y no creo que sea una buena idea quedarnos en alguna cafetería si te estuvieron siguiendo hoy.

-Podemos dejarlo para otro día, por mí no hay problema- Agregó de manera inmediata.

- O podemos... ¿ir a tu casa?- Quise que sonara a afirmación pero el terror en los ojos de la Nerd me hizo dudar. –Yo sé que a tu madre no le gusta que te juntes con chicos pero prometo comportarme, dile que son sólo tutorías que te dan créditos extras, por favor se acercan los exámenes y sabes que necesito tu ayuda para aprobarlos- Dudó por algunos segundos antes de asentir lentamente -¡Gracias!

-Lo hago sólo porque sé que tienes muchos problemas con las materias, no entiendo como ingresaste a la universidad, parece que ni siquiera fuiste al primario- Negó con la cabeza.

-Es que no fui- Las palabras salieron de mi boca antes de poder retenerlas, mi tutora me miró con los ojos abiertos como platos –Tuve una infancia muy difícil, no fui a la escuela, hice uno de esos cursos para adultos y el certificado me sirvió para ingresar a la universidad, quiero ser alguien en la vida a pesar de todo- Murmuré, no sabía por qué le estaba contando esto.

Me levanté de mi silla, luego de mi estúpido rapto de sinceridad no podía mirarla a la cara, ahora ya sabía que no era suficiente para ella, quien podría querer a alguien como yo si ni mis padres me quisieron. Me volteé dispuesto a irme cuando unos brazos rodearon mi cuerpo, aprisionándome de forma suave pero segura. Apoyó su cabeza en mi espalda, brindándome esa tranquilidad que no se expresa con palabras.

-Gracias- Susurró bajito, me giré para verla a la cara y pude ver sus ojos brillantes, no quería que sintiera lastima por mí –Gracias por confiar en mí y contarme- No era lastima, era empatía nunca me había sentido tan bien hablando de esto con alguien.

Rodeé su cintura con mis brazos, apoyé mi mentón sobre su cabello y respiré profundamente para grabarme su dulce olor en mi memoria. No sé cuanto tiempo pasamos en esa posición pero decidimos sentarnos cuando nuestros cuerpos comenzaron a sentirse pesados. Nos acurrucamos en un pequeño sillón, de esos para leer, en un silencio cómodo, cada uno sumergido en sus propios pensamientos, mi mano jugaba con los dedos de la ratoncita de manera mecánica, entrelazándolos y acariciándolos suavemente con los míos.

Ninguno se preocupó por las siguientes clases, estábamos donde debíamos estar, en los brazos del otro, el timbre de final de clases se escuchó por todo el campus, y las encargadas de la biblioteca comenzaron a desalojar a los estudiantes rezagados, así que aún en silencio recogimos nuestras cosas y nos retiramos.

La radio sonaba suavemente en mi Camaro mientras Anna tarareaba alegremente el estribillo de la canción de moda. Mis ojos bailaban incesantemente entre el tesoro de la humanidad que llevaba en el asiento del copiloto y la carretera.

-Entonces...- Carraspeé para llamar la atención de la castaña –Además de la madre celosa, ¿me tengo que preocupar de alguien más?

-No- Contestó escuetamente.

-¿Tu padre?- Consulté intentando prever a que me enfrentaba.

-Nunca hizo ningún merito para que lo llame de ese modo- Apretó la mandíbula tratando de mantener la compostura.

-¿Hermanos?- Sé que no debería haber preguntado pero me mataba la curiosidad.

-Tuve uno- Contestó parpadeando repetidamente para contener las lagrimas.

Ni se te ocurra preguntar, ¡imbécil!

No, no pensaba hacerlo...

Estacione el coche, estiré mi mano y entrelacé los dedos con la suya intentando darle mi apoyo, yo sabía mejor que nadie lo que era perder a un hermano, una pequeña sonrisa triste se formo en su rostro y me miró de manera intensa, no sé por qué, pero sentí la necesidad de besarla, tal vez para que compartiéramos nuestro dolor, tomé su nuca y la acerqué firmemente a mi rostro quedando a un milímetro de sus labios, Anna cerró la distancia, besándome de manera desesperada.

Sus boca invadía la mía de manera feroz, sus manos recorrían mi pecho, las mías acariciaban su cintura, de un solo movimiento la subí a horcajadas mía y tire el asiento hacia atrás para estar más cómodos, mordí su labio con fuerza para luego calmar el dolor con la punta de mi lengua, robándole el control de la situación al conquistar su boca, entrelazando nuestras lenguas en un baile frenético.

La necesidad de aire me invadió, así que me separé para dejar pequeños besos húmedos por su mandíbula, fui bajando por su cuello hasta su clavícula embelesado por los gemidos que se escapaban de los labios de la mujer más dulce que probé en mi vida, nuestras manos recorrían el cuerpo del otro sin control, y no pude evitar un gruñido cuando sentí su fría mano acariciar tímidamente la caliente piel de mi marcado estomago, podía sentir como mis músculos se tensaban ante su tacto y esa corriente eléctrica tan deliciosa me recorría la espina dorsal.

Me apoderé nuevamente de su boca e introduje ambas manos bajo su camiseta para sentir su piel, sus caderas se movían rozando suavemente nuestro centro, llevándome al borde de la cordura, una de mis manos se aferró a su cadera como si la vida se me fuese en ello, mientras que la otra comenzó a acariciar suavemente la tela de su brasier. Mi cabeza daba vueltas, el deseo nos envolvía en una neblina de lujuria y nuestros besos cada vez eran más profundos e intensos.

La puerta del Camaro se abrió de golpe, Annadesapareció de encima de mí en un parpadeo, y algo duro golpeó mi cabeza, loúltimo que vi antes de caer en la inconsciencia es la cara de terror de mi NerdPerfecta. 

Nota de la autora

Riley: Gatita! Feliz Graduación! Lo prometido es deuda así que va dedicado a ti! Bel no quiere que la maten así que me dejó a cargo de la nota...

#InsultosACampanitaAquí

Me dijo que les diga que me dijo que mañana sube capi capi así que no se estresen tanto y que...

¡¿QUÉ?!

Dijo que va a haber otra sorpresita como compensación, no sé si hoy o mañana...

Ah! Y que si les gusto nos dejen un comentario y una estrellita!

Adios Chiquis!

Riley*dibujito de un arma*    

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top