TOMÁS
A simple vista, el androide Eghar parecía un humano común y corriente. Hacía falta un segundo vistazo para notar las ligeras imperfecciones. Podía decirse que era una "copia mal dibujada" de una persona. Había detalles en la profundidad de la mandíbula, la forma de la nariz y las orejas, las proporciones de los brazos con respecto al resto del cuerpo. Y en especial los ojos, aquel órgano que ni los escultores griegos más hábiles supieron emular. También estaba el hecho de que su ropa no era precisamente "ropa", sino una parte de la cobertura exterior del ser artificial. Como si alguien hubiese dibujado una persona vestida sobre un maniquí desnudo.
Primeras impresiones aparte, estaban allí para negociar la paz y conseguir dilucidar qué había sucedido en aquel sistema. La supervivencia de los Argarios dependía de aquella reunión. Tomás, Raúl y Sgalf caminaron hasta quedar frente al representante de los Eghar. Tomás extendió su mano.
— En nombre de la Tierra le doy la bienvenida. Mi nombre es...
El androide interrumpió el saludo.
— Usted es el Capitán de esta nave, Tomás Rivera. Junto a usted se encuentra un representante de la especie autóctona de este sistema, la cual han denominado "Argarios". — Mientras hablaba, sus manos yacían laxas al costado del cuerpo. Tomás bajó su brazo al comprender que el apretón que buscaba nunca llegaría. — Ya hemos pasado la etapa de las presentaciones, Capitán. Encuentro esta instancia bastante redundante. Preferiría pasar directamente a las negociaciones.
Tomás cruzó miradas incómodas con Raúl.
— Disculpe, pero todavía no nos dijo su nombre.
El ser artificial ladeó mecánicamente su cabeza.
— ¡Sí lo hice! ¡En nuestra conversación anterior! ¿No lo recuerdan?
— ¿Señor Zatche?
— Una iteración de mi sistema, apenas. Aunque soy tan funcional como el sistema primario. Mi función es la de tener la conversación planeada, llegar a una conclusión y regresar a mi nave...
— ¡Donde sincronizará sus experiencias con el sistema primario! — Era Raúl ahora quien interrumpía —¡Es decir con la conciencia que mueve toda la nave!
Sgalf dejó de lado por un instante su postura ofendida.
— No entiendo. ¿Qué significa eso? ¿Estamos hablando con un representante o con una máquina de tomar mensajes?
Raúl le explicó:
— Es la misma conciencia que mueve la nave, pero copiada en un vehículo autónomo... ¡Con forma de cuerpo humanoide!
Zatche insistió en comenzar las conversaciones. "Si no fuese una máquina, diría que está ansioso", le susurró Tomás a Raúl, camino a la sala de reuniones.
Una vez allí, Sgalf expuso su caso. Para alguien que durante su primera comunicación insistía en dejar en claro que sus decisiones no representaban la voluntad de su pueblo, había que admitir que defendía a los suyos con un tesón y convicciones dignas de un verdadero líder planetario. Durante toda la exposición, Zatche escuchó sin inmutarse ni para expresar el mínimo gesto. Costaba incluso definir si realmente estaba escuchando o su mente había divagado y huido hasta más allá de aquel encuentro. Cuando finalmente terminó de hablar, llegó el turno del representante Eghar de dar explicaciones.
— Deben saber, ante todo, que nuestra especie se encuentra en una guerra centenaria con la funesta Hegemonía Bd'aal. Ellos son fanáticos tecnófobos, que en su fanatismo se permiten utilizar vehículos interestelares para destruir a cuanta civilización con un grado industrial o superior encuentren en sus expediciones. Pueden imaginar que una especie como la nuestra, que ha renunciado a la brevedad del mundo orgánico para abrazar los beneficios de una existencia digital ha sido considerada la mayor ofensa para su estilo de vida. El problema con los Bd'aal es que son terriblemente prolíficos, mientras que nuestros números dependen de los recursos que podamos minar. Así, hemos visitado decenas de sistemas, minando planetas que puedan generar los materiales necesarios para que podamos seguir creando envases para nuestras mentes. Pero a pesar de estar metidos en este conflicto, tenemos una directiva primordial: nunca extraer recursos de un planeta habitado. El tercer planeta de este sistema no tiene vida sapiente, por lo que califica para nuestros fines. La nave exploradora que encontró y catalogó este mundo fue destruida poco después de transmitir su hallazgo, por eso vinimos a investigar. Pensamos que la Hegemonía Bd'aal había atacado a nuestro explorador, pero al llegar al sistema descubrí rastros de una batalla entre ustedes y una de nuestras naves. Así que voy a preguntar ¿Por qué han destruido a nuestro explorador?
La pregunta tomó por sorpresa a los mediadores. Acababan de quedar atrapados en aquel conflicto. Una mala posición para alguien que intentaba interceder como parte imparcial.
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