Había decidido hacía tiempo que quería hacer un banco de órganos, para estar lista en caso de alguna emergencia. Y aquel instante era tan bueno como cualquier otro para comenzar a clonarlos. Llegó al Hospital Favaloro, subió un poco la intensidad de las luces, para poder observar mejor los controles de la máquina clonadora mientras pensaba "¡Y pensar que allá en la Tierra ni siquiera sabía poner el despertador del teléfono!" y se dirigió hacia lo que pensaba que iba a ser su lugar de trabajo por los próximos minutos.

Sin embargo sus planes se vieron frustrados, ya que la clonadora se encontraba funcionando.

"¿Y esto?" , se preguntó, "¿Habrá sido la nena? ¿Qué comida estará preparando ahora? Tiene que ser algo para el bicho ese amigo de ella, el Caz, porque hasta recién no la vi con ánimos de cocinarle algo a Tomasito." Alzó sus hombros, restándole importancia al asunto mientras decidía que entonces usaría aquel tiempo para sintetizar medicamentos, que nunca estaban de más.

Nunca consideró que los tiempos no coincidían como para que Florencia hubiese pasado por el hospital y programara la máquina. Después de todo, hacía apenas unos minutos que la había dejado a solas con Tomás en el buffet. Y antes de eso había tenido un colapso. De haberse detenido a considerar aquello, quizás los hechos que siguieron se habrían desarrollado de otra forma.

O tal vez no. Nunca lo sabremos.