Capítulo 2: Consejo


Luego de la traumática escena del hombre con el tubo metálico me concentré en sostener el maletín de Daniel. El automóvil volvió a detenerse y esta vez era frente a un puesto de control. Allí unos miembros del ejército nacional, armados con ametralladoras de alto calibre, le ordenaron a Daniel que bajara el cristal de la ventana y él se identificó como el director del Centro Científico de Prancia. El militar que se había acercado al vehículo habló por una radio y luego le confirmó que podía pasar adelante. No me percaté donde nos encontrábamos pero luego de él parquear el automóvil lo supe.

—Hemos llegado.

—¿A dónde hemos llegado? —Pregunté si tener la más mínima idea de mi ubicación exacta.

Isof sonrió debido a mi confusión y me hizo un gesto con la cabeza para que lo viera con mis propios ojos. Habíamos llegado al Palacio Nacional. Todas las escenas violentas que pude observar en la calle me hicieron olvidar que desde un principio nuestros objetivo era llegar hasta ahí.

***

Entramos al vestíbulo y el panorama era el que yo esperaba. Todos los empleados iban caminando con rapidez de un lugar a otro, con o sin carpeta en mano y hablando por un móvil sabrá Dios con quien. Una mujer joven, que llevaba unos anteojos y un carnet enganchado en su chaqueta negra, se acercó a nosotros y luego de Daniel identificarse nos guió por un pasillo hasta la puerta de una sala de donde salían unas voces.

—Pasen, aquí es la reunión. —Nos dijo antes de que su teléfono celular sonara.

Entramos a una sala donde había una amplia mesa y en la cual distintos ministros hablaban de la situación que enfrentaba la nación.

—Rafael, tú no puedes sentarte en la mesa conmigo así que tendrás que mantenerte de pie. Lo siento mucho.

—No te preocupes. —Contesté sin mirarle a la cara y prestando atención a lo que decía el Ministro de Salud. Al parecer, luego del ataque en el Estadio Libertades, los sobrevivientes vomitaron y empezaron a actuar de manera muy violenta. Al escuchar aquello a mi mente volvió el recuerdo de aquel hombre que golpeaba a otro con un tubo metálico y, aunque el Estadio Libertades se hallaba a unos cuantos kilómetros de distancia de donde él estaba, actuaba igual que los sobrevivientes del ataque pero no lo había visto vomitar.

Los murmullos continuaron y el Ministro de Defensa aseguro que el ataque al estadio era obra de unas manos terroristas. A los pocos minutos entró a la sala el Presidente de la República y todos guardaron silencio.

***

La tensión se acumulaba en cada uno de los presentes. El Presidente Francisco Agueda estaba al tanto de la situación pero le exigía más a su gabinete. Claramente él quería lujo de detalles y el primero en hablar fue el Ministro de Salud, el Dr. Felipe Victoria. Según el Dr. Victoria el arma bioquímica al parecer, a las personas que no logró matar, les causó un daño cerebral que las convertía en individuos sumamente violentos y peligrosos.

—Presidente no hemos podido realizar un análisis —se disculpó el doctor — y por ello no tenemos más información al respecto.

—¿Han pensado en la posibilidad de que se esa arma contenía un virus?

La pregunta del Presidente Agueda sorprendió al doctor e incluso al mismo Daniel Isof.

—Es muy probable señor Presidente.

El mandatario preguntó al Ministro de Defensa, el General Lupé, cómo estaba actuando el Ejercito Nacional y éste dijo que se desplegó un grupo de tropas al área atacada.

—Señores —dijo el Presidente Agueda— la nación está enfrentando la mayor crisis de los últimos tiempos así que necesito de la colaboración de ustedes. Desde este momento les exijo su absoluta disposición.

Se puso de pie y se disculpó ya que tenía una rueda de prensa.

***

Un televisor que se hallaba suspendido en una de las paredes de la sala había sido encendido por el Ministro de Salud pero éste no le prestó atención y mientras todos los ministros presentes estaban hablando sobre la situación que estaba pasando yo miraba el aparato y escuchaba las palabras dichas por el Presidente Agueda.

—¿Quién tiene alguna pregunta? —Dijo cuando había finalizado de informar a la nación sobre la situación y exhortó a toda la población a mantener la calma.

Las manos de todos los periodistas presentes comenzaron a alzarse pero sólo a una se le cedió la oportunidad de hablar. Era una mujer de algunos veinte o treinta años.

—Señor Presidente —preguntó en un tono voz fuerte— ¿cómo piensa actuar el Ejército Nacional al respecto?

Los ojos del Presidente Francisco Agueda recorrieron la sala antes de contestar.

—Se tomaran las medidas, necesarias. —Cuando respondió la pregunta de la joven las manos volvieron a levantarse.

El Ministro de Defensa levantó el tono de voz y presté atención al grupo de hombres.

—Tenemos que estar claro en algo, hasta que el Presidente no emita una orden no podemos tomar ninguna medida.

Todos asentían con la cabeza y le daban la razón.

***

La reunión se reanudó con la presencia del Presidente Agueda y las opiniones empezaron a flotar en el aire. El crecimiento de Prancia en los últimos años era un hecho que podía despertar la envidia de otros países y cualquiera habría podido ser el autor del atentado terrorista. El General Lupé se había puesto en contacto con el CIEP, Centro de Inteligencia del Ejército de Prancia, y le habían informado que el ataque se había efectuado con un misil pero que se desconocía su lugar de origen. El Presidente ordenó que desplegaran tropas por toda la ciudad de Sando, lugar donde nos encontrábamos al igual que el Estadio Libertades, y que reforzaran la seguridad en los aeropuertos y muelles. El Vicepresidente, Marcos Felep, sugirió que también se debía activar un protocolo para proteger el espacio aéreo y el Presidente Agueda ordenó a su secretaria que le pusiera en contacto de inmediato con el Ministro de la Fuerza Aérea.

—¿Cuál será el siguiente paso? —Preguntó el Ministro de Salud.

—El siguiente paso —dijo el Presidente mientras miraba las imágenes en el televisor de una explosión en una estación de gasolina — el siguiente paso será creer en Dios.

Escuchar semejantes palabras, sobre todo de la persona que está al mando de una nación, suenan muy preocupantes.

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