¦ XIX ¦ Mannaggia ¦
| Música de Multimedia: Love Dramatic - Masayuki Suzuki |
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"Ti amo non per quello che seis, ma per quello che sono quando sono con te".
"Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo".
Gabriel García Márquez (Traducción al italiano)—.
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Kira
—Está... demasiado apretado —musitó Tristán entre jadeos, intentando entrar.
—Tú... Puedes... —susurré, estaba jadeando demasiado ante el esfuerzo físico que requería. Mi respiración estaba demasiado agitada, podía sentir su caliente aliento en mi nuca, su cuerpo estaba junto a mí—. No es demasiado grande, sí entra.
—¿Que no es grande? —me replicó, empujando aún más, podía jurar que no entraba—. ¡Lo que tengo en mi mano es demasiado grande y no entra!
—Vamos, déjame que lo meta yo —añadí, mordiéndome el labio. Necesitaba que entrara con urgencia—. Te aseguro que puedo meterla sin problemas.
—¡Kira! No toques, tus manos están sudando demasiado —respondió, sentí un pequeño empujón—. Va a entrar, lo juro.
—¡Pero el trapeador no es tan grande! —jadeé cansada, quitándole el instrumento de limpieza—. Ahora ponte contra la puerta y empuja.
Con mala cara, Yadiel me entregó el trapeador y me reemplazó en la puerta del armario, suspiró y comenzó a empujar mientras yo metía el trapeador a la fuerza.
—A la cuenta de tres, empuja —ordené, agarrando con fuerza el palo y metiéndolo a presión—. Una... Dos... ¡Tres!
Ambos comenzamos a empujar mientras jadeamos y hacíamos ruidos extraños, al cabo de unos segundos, la puerta por fin fue cerrada y Tristán me observó preocupado, yo inmediatamente tomé la cadena que nos había proporcionado la Presidenta y encadenamos la puerta, evitando así una posible explosión de objetos de baño.
Lentamente, comenzamos a descender hasta quedar sentados en el piso, recargados en la puerta.
—¡Lo hicimos! —exclamó el saxofonista, chocando mi palma—. No pensé que fuese tan difícil.
—Gracias por ayudarme —confesé, sacando un pequeño espejo para ver mi cabello, estaba un poco despeinada por el esfuerzo físico—. No pensé que todo se descontrolaría...
—Algún día te cobraré ese favor —declaró en broma, golpeando mi hombro con el suyo, en forma amistosa—. No fue nada.
Habían pasado bastantes horas del baile de graduación, eran las tres y media de la madrugada y todo había fluido como el agua, todo estaba lleno de alegría, diversión y bastante baile.
La noche había avanzado con demasiada tranquilidad y alegría, la banda había sido elogiada y después de unas cuantas actuaciones de la Compañía del Sol, llegó el DJ para invitar al baile y darle un descanso a los músicos, muchos de ellos se fueron a sus casas y otros, como Tristán, se quedaron a ayudar. Por otro lado, mi pequeña hermana Violet se divertía bailando con cuanto chico se encontraba, aún siendo un baile sin corona, ella era la reina de la pista.
La Presidenta nos encomendó limpiar una bebida alcohólica derramada por algunos malacopas y con temor, nos dio la orden se sacar los instrumentos de la bodega del lugar, Yadiel accedió a acompañarme mientras Abigail se encontraba con el italiano, retirando a las personas que estaban perdidas en el alcohol.
—Descuida —continuó Yadiel, recargando su cabeza en la puerta—. Hay gente que no sabe controlarse cuando bebe.
—¿A ti te gusta? —pregunté, intentando conocerlo un poco mejor. Él negó—. ¿No lo controlas?
—Lo hago, tengo una buena tolerancia pero no me gusta —alzó los hombros, restándole importancia—. ¿Y a ti, te gusta?
—Un poco el fernet —respondí, viendo hacia el techo, este tenía varias estrellas pintadas con colores neón—. Mi abuela era fanática y en las últimas cenas de navidad que pasamos en Inglaterra me dio a probar. Es mi gusto culposo.
Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que una pequeña tos se escuchó a lo lejos, ambos reaccionamos y volteamos a ver en dirección al origen. Tristán se acomodó inmediatamente.
—Beth...
Elizabeth Contreras salió de la esquina, se llevó su mano derecha a su hombro y ladeó la cabeza, estaba apenada. La escaneé y ella llevaba un hermoso vestido negro que resaltaba sus curvas; no por nada, ella era una chica bastante popular.
—¿Qué pasa? —cuestioné, al sentir cómo el aire se hacía pesado. Karen me había dicho sobre el romance entre ella y Tristán, me sentí mal por él, no merecía que lo tratasen así—. ¿Necesitan algo más de aquí?
—No... solo... —dudó Beth, mordiéndose el labio toda apenada—. Es que sus palabras y quejas... sin la vista parecía otra cosa...
Tristán tosió inmediatamente al escuchar la declaración de Sam, yo abrí los ojos por completo y me tapé la cara para ocultar mi faz ruborizada. No era un tema tabú pero aún así, no haría algo así en público. No es mi estilo.
—No, no, no —aclaró Yadiel, incorporándose y tendiendo una mano para ayudarme a levantar. La tomé con gusto—. Kira y yo solo peleábamos para meter...
—Lo sé, lo sé —interrumpió Contreras. Hizo una pausa, estaba buscando las palabras correctas—. Necesito tu ayuda, Tristán.
—¿Qué ocurre, Beth? —preguntó el susodicho, yo lo solté y comenzó a caminar hacia ella—. ¿Qué necesitas?
—Es Jaiden... él...
—¿Bebió? —cuestionó un poco divertido. Ella asintió—. Descuida, él sabe controlarse a menos que...
—Sí...
El saxofonista de la banda se detuvo y pude ver cómo su tórax se infló lentamente para tomar aire y exhaló, giró hacia mí y me observó preocupado.
—Mannaggia... —musitó y metió las manos a sus bolsillos mientras me sonreía con lástima—. Creo que necesito cobrarte ese favor...
Tristán
Alessandro fue la primera persona que conocí cuando mamá Leah y yo nos mudamos al departamento herencia y sorpresa que mamá Mabel había comprado antes de partir de este mundo; tenía nueve años y menos confianza en mí mismo de la que tengo ahora, tanto que me costaba hacer amigos y aún así, nos convertimos en mejores amigos.
Juramos que estaríamos el uno para el otro, al ser hijos únicos, nos convertimos en hermanos al beber un sorbo de los antiguos y más añejados vinos secretos de su familia —que cabe decir, ese día nos castigaron por dos semanas sin salir— y prometimos protegernos.
Por eso, ahora estaba ignorando mis sentimientos por Beth y caminaba a su lado con un solo pensamiento: Jaiden.
Mi mejor amigo tiene una increíble tolerancia al alcohol pero había una sola bebida que era su debilidad, uno con el que perdía su labia y se convertía en alguien que podía destruir a cualquiera con solo sus palabras.
Entré a la pista y ahí estaba, discutiendo con Chiflaculos mientras Chuleta y Cecina lo tomaban por el brazo, intentando separarlos.
—¡¿Qué haces aquí, idiota?! —preguntó mi mejor amigo en voz alta, yo emprendí la carrera y me detuve unos metros de ellos. Cecilia y Karen me vieron y relajaron sus músculos, era el único que podía detenerlo—. ¿¡No nos has causado demasiado dolor!?
—Por favor, Jaiden... —Germán alzó los brazos para intentar mantener la distancia. Error—. Vine porque Elizabeth necesitaba ayuda, seamos amigos, ¿vale?
—Mannaggia a FischioNatiche! —exclamó, empujando al susodicho, me acerqué y me interpuse en medio de ambos. Tenía que evitar una pelea—. ¡Quítate, Yadiel! ¿Qué no estás viendo que le voy a dar una paliza a esta basura?
—Suficiente, Testa —dije tajante, tomándolo por la muñeca, este me intentó oponer resistencia mas el agarre que me había enseñado mamá Leah era más que suficiente para detenerlo—. Vámonos.
—Pero... Tristán... —Hipó y llevó su copa a su boca, yo lo detuve y se la quité, entregándosela a Kira. Mi amigo me observó con ira y señaló al individuo de mi espalda—. ¡Él es el culpable de que estuvieras mal!
—Lo sé —respondí, lo observé los ojos y luego, vi de reojo a Johny—. Y no vale la pena pelear con una basura como él.
Chiflaculos se indignó por mis palabras e intentó golpearme, sin embargo, Beth lo abrazó por la espalda y se calmó; agradecí internamente su vínculo porque no podía parar la pelea entre dos titanes, solo podía contener a uno. A uno que conocía muy bien.
—Ves —añadí, tomándolo por los hombros, la mirada ida de mi mejor amigo dio con la mía—. Se fue, no volverá a herirnos.
Cecilia resopló y soltó al italiano, alejándose con su mejor amiga, yo agradecí, ella solo metería más leña al fuego.
—¡Pero se metió con Abi! —Volvió a hipar y observé confundido a Chuleta, esta tenía la mirada hacia el piso, evitando el contacto—. ¡Y nadie se mete con mi... hip... con mi... hip...!
—Lo sé. —Lo tomé con la mano izquierda por la barbilla y con la otra, lo obligué a verme—. Mírame, solo mírame. —Jaiden comenzó a parpadear—. Vámonos, no tenemos nada más que hacer aquí; hemos concluido con nuestras responsabilidades y la Presidenta no se enojará si nos ausentamos, Kira y Karen nos cubrirán, ¿cierto?
—Claro —dijo Kira, asintiendo muchas veces. Ella estaba demasiado confundida—. Hay más asistentes de los que debería, nosotras nos quedaremos.
Alessandro asintió por fin y relajó su postura, recargando su cabeza en mi hombro.
—¿Soy un estúpido por defender el honor de una mujer? —preguntó en un susurro, yo le di unas palmadas en la espalda—. Karen va a odiarme...
—No lo creo —respondí, sentí cómo sus brazos me rodeaban—. Sí, eres un estúpido pero no por defender algo que quieres, solo intenta buscar otro enfoque la siguiente vez.
—Sabias palabras —susurró y rio un poco—. ¿Cómo es que viniste?
—Mannaggia, ¿recuerdas? —añadí, él se incorporó y me miró de lado con los ojos entrecerrados—. Beth conocía el código, se lo dije por tu amor-odio con Cecina.
—Solo fue una vez... —Alzó sus dedos y comenzó a contar, alzando más de unos pares—. Bueno. quizás fue más de una...
—Te metiste con ella más veces que los dedos que tienes —declaré mientras reía.
—Detalles —bromeó e hizo su gesto característico. Ambos nos quedamos en silencio y pude enfocar la pista. La mayoría de la gente se había ido y solo quedaban unos cuantos bailando canciones japonesas—. Vámonos de aquí, tanta cerveza me pone mal.
—No me digas —suspiré y pasé su mano detrás de mi hombro para cargar con él. Me giré y observé a Kira, ella había dejado la copa del italiano en una mesita—. ¿Podrías cubrirnos? ¿Tengo que llevarlo a un lugar para que despierte?
—Claro —me respondió con una sonrisa—. No creo que necesitemos mucha ayuda, de igual forma, el tipo que se llevó Elizabeth puede ayudar.
—No me agrada la idea —declaré, haciendo una mueca—. Solo no te pegues a él, solo quiere...
—Sé lo que quiere —interrumpió, llevando sus manos a su cintura—. Karen me habló de él y conozco a los de su tipo. No volveré a caer en su juego.
Asentí, un tanto extrañado por esa última frase, y comencé a retirarme mientras me disculpaba con Karen.
El fresco clima de Ment Valley impactó en nuestra faz al salir de la Academia de las Artes.
—¿A dónde te llevo? —pregunté, sacando mi celular, listo para marcarle a mi madre. Jaiden quitó su brazo de mi cuello y me detuvo—. ¿Qué ocurre?
—Hay que ir al lugar donde nos conocimos.
—Está bien —respondí y le mandé mensaje a mamá Leah, avisando dónde estaría—. ¿Pasaremos a tu casa por la canasta?
—Claro que sí, padre no se enterará de eso. —Alessandro comenzó a caminar como borracho y se detuvo a medio camino—. ¿Vienes?
Observé el cielo, buscando la aprobación de mamá Mabel, una estrella fugaz apareció en el firmamento y sonreí. Lo seguí, sería bueno recorrer toda esa distancia hasta nuestro primer lugar, después de todo, Ment Valley estaba siendo huésped de un baile de bienvenida.
N. de A.
Bien, creo que este será el último capítulo del año. Primero que nada, quiero pedir disculpas: este mes quería volver a repetir la hazaña del año pasado, publicando un capítulo diario hasta terminar de otra historia y lo logré, a costa de pausar la publicación de los capítulos de aniversario de esta historia.
Porque sí, me ha costado dos años escribir 20 capítulos xd.
Segundo, no creo tener el XX para hoy, entre la preparación de la cena y mis responsabilidades de esclavo, no me dio tiempo de terminarlo, pero espérenlo el siguiente año. Mientras, les dejaré el Epílogo de PM en unas horas.
Tercero, pero no menos importante, quiero agradecer a todas aquellas personas que le dieron una oportunidad a esta historia, sé que no es mi fuerte y me tomo mi tiempo pero espero construirles algo que sé que les va a gustar.
Cuarto, ¡feliz año nuevo! Sé que en el viejo mundo ya está llegando el 2022 y de todo corazón, espero que este año sea mejor que el presente, que vaya que nos ha tocado demasiado. Personalmente, he tenido problemas familiares y la situación económica no ha sido la mejor peeeeeeeeeeero, confío en que el siguiente sea nuestro año.
Porque sí, señores, por fin después de mucho tiempo: Óbito de un Astro, Arcángeles Ancestrales: Leyenda II y La Música que Nos Une seguirán de forma continua porque por fin regreso a presenciales y así es como podía escribir, en los trayectos entre universidad y casa xd.
En fin, eso, espero les haya gustado, los leo en comentarios. Cenen rico y que sus propósitos del siguiente año se cumplan.
Sin más que decir, les recomiendo que el siguiente año comiencen a ver One Piece porque se acerca un proyecto muuuuuuuuuuuuy marítimo (:3), dicho esto, me despido.
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¡Farewell!
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