—¡Jirou! ¡Es una gran oportunidad!— Momo la miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

—No lo sé Momo...— la pelimorada miraba el suelo con una mueca de inseguridad en el rostro.

—Podrías conseguir ese premio, sería algo genial para ti y...— Jirou la interrumpió mirándola a los ojos.

—¡Para ti es fácil! ¡Siempre lo tienes todo masticado...!— Jirou se dio cuenta de lo que había dicho y quiso retirar esas palabras inmediatamente, pero ya era demasiado tarde.

La expresión emocionada de Momo cambió a una una totalmente contraria.

—No, espera...YaoMomo— Jirou alargó su mano hasta ella.

—Haz lo que quieras— Momo no la miró, solo se limitó a salir de su habitación.

Esa pelea consiguió durar unos días, unos días duros, pesados y lentos para ambas chicas.

—Lo siento...lo siento de verdad, no quería decir eso...— Jirou cogió sus manos mientras la miraba a los ojos, temblaba y deseaba con todas sus fuerzas que todo se pudiera arreglar.

Momo se acercó a ella y la abrazó en forma de respuesta.

—No puedo estar alejada de ti ni un solo día más...te necesito...