26: Dulces

A Momo le apasionaban los dulces. Siempre que podía le gustaba comer algún trozo de pastel, alguna chocolatina o algún caramelo. Pero no había nada más dulce que los labios de su novia.

A Jirou también le gustaban ¿A quién no le gustaban? Pero había una cosa más dulce que cualquier pastel y que cualquier chuchería, supongo que debéis saberla.

—Oye Jirou.

—Dime.

—Tus labios saben a chocolate.

La pelimorada sonrió besándola de nuevo de forma cariñosa (forma de la cual solo actuaba estando con la morena).

Ambos labios eran dulces como la miel.

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