3: Marie y la pintura

En el arte de vivir, el hombre es al mismo tiempo, artista y objeto se su arte; es el escultor y también el mármol. Eso lo había dicho Erich Fromm, un gran psicoanalista del siglo 20 quién a pesar de ser un genio en conducta humana, era un ser humano y de igual manera adoraba el arte como Dean lo hacía; quizás de otra manera, pero el sentimiento era el mismo.

Y es que esa frase es tan real, somos producto de nosotros mismos, somos las lágrimas que lloramos, somos las experiencias que tenemos y somos el arte que creamos. Por eso es que cada artista es valorado por el sentimiento que expresa en lo que hace, no en la buena técnica que usa, porque puedes ser un escritor con todos los recursos literarios y no expresar nada en concreto, o un pintor que aplica cada técnica en su pintura y no sentir lo que muestra.

Dean se encontraba en ese momento sentado en las gradas de la cancha de baloncesto con su libreta en sus piernas mientras dibujaba lo que podría a ser su obra participante en un concurso de arte.

— ¿Qué haces? —le preguntó su mejor amigo llegando a su lado junto a su novia.

—Estoy intentando conseguir que muestren mi obra en el estreno de la colección de Denisse Roscoe—le dijo—. Esto es sólo el boceto, quiero hacerlo a lienzo.

— Vale, ¿Y quién es Denisse Roscoe? —Dean volteó a verlo indignado.

—Ah no sé, quizás la mujer más grandiosa que tiene esta ciudad—respondió, Liam rodó los ojos ante el intento de sarcasmo de su mejor amigo—. Ella me inspiró para iniciar en este mundo, le debo todas mis obras.

—Pensé que Kloss te había inspirado a dibujar—confesó Marina con duda, Dean negó.

—Kloss es otro nivel.

—Claro—dijeron Liam y Marina al unísono para luego reírse entre ellos—, haz tu dibujo y luego vayamos con mi tía Sunny—comentó Liam chasqueando los dedos.

—Quería ir a La Cave de Sol...

— ¿Vas a preferir a esa cafetería en vez de un buen, sabroso, frío, cremoso y delicioso helado?

—Yo lo prefiero—confesó Marina, Liam la mira con los ojos entrecerrados provocando una risa de parte de la muchacha.

—Dean...

—Un hombre debe hacer lo que un hombre debe hacer.

— ¿Qué? No entendí nada de lo que dijiste—comentó el castaño con el ceño fruncido, Dean rodó los ojos y le hizo señas para que no le tomara importancia a su (no) complicado comentario y que continuara con su teléfono.

—Déjame dibujar—le dijo y se enfocó en su dibujo. Liam suspiró y colocó su cabeza en el hombro de su novia.

—El amor te tiene mal—murmuró pero Dean hizo caso omiso al comentario.

Dean deseaba que sí fuese amor, porque el amor te inspira a hacer cosas nuevas, el amor es la razón por la que el mundo da vueltas y esperaba que el amor fuera la razón por la que él continuara dibujando; sin embargo, eso que él sentía por Marie no era amor, ni siquiera se le acercaba un poco.

— ¿Creen que este dibujo está cómo para ganar el concurso? —les preguntó mostrándole lo que había hecho. Era una silueta de una chica tomando café sentada en uno de los bancos del parque central.

—Está muy bien hecho—respondió Marina—, ¿quién es?

—No sé—se encogió de hombros—, sólo la imaginé. Seguramente la he visto antes pero no debe ser alguien importante—comentó, Liam tomó la libreta y la observó detenidamente intentando recordar si había visto ese rostro antes.

—Ni idea, no se me hace conocida siquiera—confesó—pero los científicos dicen que nuestro cerebro no puede crear rostros, así que sí debes haberla visto en algún lado.

Dean asintió sin saber realmente si eso le importaba o no, era sólo un dibujo, no era como en las películas que mágicamente la chica aparecía y se enamora perdidamente de él, ¿o sí?

—Entonces—dijo Liam—, ¿vamos a Sunny Ice hoy? Quiero probar el nuevo sabor de helado, anda.

—Ve con tu novia—respondió.

—No como helado—dijo Marina entrando en la conversación—, es mejor que vayas tú.

—Pero él es tu novio.

—Y tú eres su mejor amigo.

—No puedo creer esto—comentó Liam con el ceño fruncido—, mi novia y mi mejor amigo me están rifando.

—Nos estamos peleando por ti—dijo Dean—, es que eres lo máximo, Liam.

—Tú quieres regalarme, no me hables—respondió, tomó la mano de su novia—. Me iré con Marina a comer helados—Dean sonrió y asintió, el castaño lo miró con el ceño fruncido y se levantó junto a Marina para alejarse del lugar.

Dean regresó a su dibujo, ¿estaba bien así? Creía que sí, aunque deseaba modificarla cuando la pasara al lienzo, necesitaba que todo quedara perfecto.

Entró a su siguiente clase para así terminar su última hora del día; el arte egipcio no era su clase favorita sin embargo había algo que le gustaba de él, quizás podría tomar algunas técnicas y utilizarlas en su pintura. La profesora hablaba pero Dean parecía estar perdido entre sus pensamientos y su cuaderno, le prestaba más atención a lo que pasaba por su mente que a las palabras de su profesora, por lo que no se dio cuenta cuando ella acabó la clase.

—Deandré—le dijo ella parándose a su lado, Dean despegó la mirada del dibujo y volteó a verla desconcentrado—, la clase acabó hace diez minutos, ¿qué sucede que no te has ido? —preguntó y fijó su mirada en la libreta del pelinegro—¿puedo verlo?

—Es para un concurso—le explicó mientras le entregaba la libreta, la profesora observó detenidamente la imagen y asintió.

—Muy buena tu utilización del sombreado, ¿será a puro lápiz?

—Lo pasaré a pintura—respondió, ella le entregó la libreta; Dean la tomó y la guardó en su mochila para levantarse de su asiento.

—Me gustaría ver la pintura una vez terminada—le dijo—, eres un gran artista Deandré, estoy segura de que llegarás lejos con esto y seguramente ganes tu concurso.

—Si lo hago usted será a la primera que invite a la exposición—ella sonrió.

—Estaría encantada de asistir—le dijo y caminó al escritorio para empezar a ordenar sus cosas—. Nos vemos en la próxima clase—se despidió y salió del salón. Dean hizo lo mismo a los minutos y se dirigió a la parada de autobuses para así poder irse de allí.

Creyó que lo mejor sería llegar directamente a su casa, así podría trabajar en la pintura de primer plano, Marie podría esperar un día, seguramente ni cuenta se daría que él faltó ese día. Pero la verdad es que sí se dio cuenta, y es que Marie ya le había echado el ojo al pelinegro, quizás no como un interés amoroso pero pensó que podrían llegar a ser amigos.

Se encontraba practicando Feeling Good de Michael Bublé en el área de la cocina para así poder presentarse esa tarde—. Lo harás bien, Marie—le dijo Gretta, su mejor amiga quién había empezado a trabajar con ella hace unos días.

—Tiene notas muy altas—se quejó—, no sé si podré llegar a su voz.

—Sólo respira y confía en ti—le dijo—. Tú eres buena en eso, déjate llevar por la música y el momento—empezó a acomodar unos cuentos platos que acababan de ser lavados—. Debo seguir trabajando, te estaré viendo desde la mesa cuatro, ¡suerte amiga! —pronunció las últimas palabras con optimismo.

Marie asintió y buscó a uno de sus compañeros para que la ayudara con el micrófono—Evan, necesito una mano con esto—le dijo mostrándole el instrumento, el chico asintió y se acercó al pequeño escenario montado para—en conjunto con los músicos—acomodar el sonido.

—Todo debería sonar perfecto—le dijo devolviéndole el micrófono, notó la cara de desánimo de la chica—, ¿te encuentras bien?

—Él no vino hoy.

—Seguro tiene muchas cosas que hacer—respondió—, y no lo tomes a mal pero lo conoces hace como una semana.

—Pero creí que seguiría viniendo cada día que cantara—se encogió de hombros, el castaño negó y apoyó una de sus manos en el hombro izquierdo de la muchacha.

—No puedes hacer que el chico venga siempre—respondió—, habrá días que no podrá porque de seguro estudia o trabaja o no le apetece—comentó—pero eso no significa que no quiera verte—la animó—. Vamos, ya te toca.

—Deséame suerte—le dijo apretando el micrófono para luego dar un largo suspiro—, me sudan las manos, que asco—Evan rió.

—Me iré a atender a unos amigos, mucha suerte Mer—le dijo, ella le dio una pequeña sonrisa para luego subir al escenario.

Observó al público para percatarse una vez más que él no se encontraba presente en ninguna de las mesas y sonrió intentando no mostrar los nervios que tenía—. Esta canción es una de mis favoritas de este cantautor—mencionó mirando al público—, así que espero que les guste y si se la saben, acompáñenme—sonrió—. Esto es Feeling Good—mencionó y miró a los músicos para indicarles que ya estaba lista.

Empezó a cantar junto al piano, lento y con fuerza en su voz y al terminar el primer estribillo todos los instrumentos empezaron a tocarse para así darle un toque de más confianza a Marie. Mientras cantaba intentaba no mirar al público para así no ponerse nerviosa y perder el hilo de la canción; cerró los ojos y continuó cantando mientras escuchaba a varias personas del público hasta terminar con la primera canción y así arrancó con la siguiente y la siguiente.

La Clave de Sol le había otorgado media hora cada día para que ella pudiese cantar y así ganar más clientes en el local, sin embargo Marie escogía los martes y viernes para dedicárselos a Bublé, porque consideraba que era un gran cantante y que valía la pena que muchos lo conocieran. Cantó L.O.V.E, Home y terminó su noche con la versión de Bublé de Can't help falling in love, logrando así los aplausos del público

—Te salió fenomenal—le dijo su mejor amiga luego de que se bajara del escenario—, eres una genio Mer, te aseguro que algún día estarás haciendo tus propias canciones—le dijo.

—Eso es lo que más deseo—sonrió, Evan se acercó a ellas.

— ¿Ves? No tenías nada de qué preocuparte—le dijo—, te fue increíble—Marie le dio un abrazo para luego echarle otra mirada al lugar—Mer...

—Me hubiese gustado que él me escuchara cantando hoy—les dijo a sus amigos—, es tan raro porque creo que en menos de una semana me acostumbré a verlo todos los días. Ya sabes, siempre dice que lo hice bien y eso me alegra un poco.

—Seguramente vendrá mañana—dijo Evan intentando animarla, Gretta asintió.

—Pero ya no será lo mismo, los miércoles es otro estilo el que tomo—suspiró—, de verdad quería verlo—Evan y Gretta se miraron entre sí, realmente no sabían qué hacer.

Oh Dean, es una lástima que ese día no hayas podido ir a verla.

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