28: Hacer las cosas bien
Liam dejó a Dean afuera de La Clave de Sol, el pelinegro se bajó del auto un tanto nervioso y le dio una mirada antes de entrar a su mejor amigo. Éste le hizo señas para que fuera a hablar con la chica de una buena vez.
Y eso hizo.
Entró a la cafetería y se encontró a Marie atendiendo en la caja registradora, había un grupo de unas siete personas quizás haciendo la fila para pedir y él decidió hacer lo mismo. Mientras esperaba se debatía cuáles podrían ser las palabras exactas para hablarle.
«Debemos hablar»
No, eso sonaba temeroso. Como si fuese a pasar algo malo y él no quería darle esa sensación a ella.
«Me gustas y soy un estúpido»
Podría decirle eso pero quizás era demasiado directo. Aunque en momentos como ese era correcto ser así de directo.
La fila se fue acortando hasta que llegó frente a ella, Marie lo observó con seriedad pero no le dijo nada sobre qué hacía ahí, no lo rechazó tampoco, sólo le preguntó lo mismo que le preguntaba a cada uno de los clientes y quizás eso era peor que un rechazo directo.
— ¿Qué desea ordenar? —desea, en modo formal.
—Marie, me gustaría hablar contigo.
—Disculpe Señor, pero ese pedido no está en nuestro menú—le respondió ella—. Quizás en Venum pueda encontrarlo.
—Marie esto no es divertido—le dijo él—. Debemos hablar.
— ¿De qué Dean? ¿De qué quieres hablar?
—De nosotros.
—Oh, ¿ahora hay un nosotros? —fingió asombro—. ¿Desde cuándo? ¿Desde qué Joanne Jones te rechazó?
—Dios Marie, ya deja pasar eso—le respondió—. No tuve nada con Joanne, sólo es una amiga y ya, ella no me gusta y yo no le gusto. Me gustas tú, deblin.
—A veces es malo darse cuenta tarde de las cosas—lo miró—. ¿Vas a ordenar algo o qué? La gente va a empezar a llegar.
—Te esperaré a tu salida y no puedes negarte a hablar conmigo de esto—le dijo y se marchó del local.
~•~
Marie terminó su turno tres horas después y al salir del lugar observó a Dean dibujando sentado en una de las mesas que estaban cerca de la ventana. Se acercó a él y colocó su bolso sobre la mesa para llamar su atención, éste la miró y cuando se dio cuenta de que era ella se levantó de la silla y guardó su libreta en su mochila.
—No traías esa mochila antes—le dijo ella.
—No, fui a buscar unas cosas a mi casa para no aburrirme mientras te esperaba—le dijo—. Hasta pasé por Sunny Ice y me compré un helado, ¿quieres comer? Te invitó una hamburguesa.
—Dijiste que querías hablar de nosotros.
—Y lo haremos, no puedo dejar que sigamos de esta forma.
— ¿De cuál forma?
—De esta, parece que estás siempre a la defensiva. Como si quieras recalcarme en la cara que estoy equivocado—le respondió—. Sé que me equivoqué pero ¿puedes dejar de hacer eso? Quiero intentar volver a cómo todo era antes.
—Sólo la mano, no el brazo entero—Dean frunció el ceño.
— ¿Qué?
—Vamos a comer, el Dush tiene una promoción de dos por uno—Dean le sonrió y tomó su mano para caminar a su lado.
Me gustaría decir que el camino fue bastante tranquilo, que ambos hablaban como si nada hubiese pasado entre ellos pero realmente fue todo lo contrario. Se podía notar fácilmente la tensión que había entre ambos, no era una tensión mala, no era como si se odiaran ni nada de eso, pero era una tensión incómoda, de la clase que intentas calmar con chistes pero que al final todo sale mal.
Dean no estaba seguro de qué decir exactamente y Marie se negaba a cooperar, por su mente sólo pasaban las palabras que Griffin le había dicho: las cosas pasan cuando ambas personas quieren. Pero, ¿y si ella ya no quería?
¿Y si ella ya había aceptado que quizás Dean no era el chico con el que debía estar?
¿Cómo saberlo?
Antes quería verlo siempre y ahora parecía como si ya no quería hacerlo ni un poco. ¿Estaba perdiendo su encanto? ¿Estaba ya en el final de su historia con él?
Volteó a verlo, su cabello negro cayendo en su rostro, sus ojos oscuros que parecían que brillaban por sí solos, su sonrisa tan tímida pero coqueta al mismo tiempo...le gustaba, quizás le gustaba tanto que debía negarse a ello. Quizás sólo quería protegerse de él, de lo que le podía llegar a sentir por él.
Dean detuvo sus pasos frente a la puerta del Dush logrando que Marie saliera del pequeño trance en el que estaba metida, la dejó pasar primero y ella se acercó a la fila de tres personas que estaba frente a la caja.
Jenny saludó al pelinegro y éste pidió la orden de ambos para luego caminar a una de las mesas del medio.
—Fui a buscarte ayer a tu casa—dijo Dean, Marie frunció el ceño.
— ¿Cuándo? Estuve todo el día ahí.
—En la noche, cuando andabas con Griffin Arlen—le dijo, la chica lo miró y dejó la hamburguesa en el plato para intentar ponerse un poco seria.
—Mi relación con Griffines plenamente laboral—mintió.
— ¿Trabajas luego de las diez de la noche?
— ¿Qué hacías buscándome a las diez de la noche?
—Quería hablar contigo pero tú estabas con alguien más—Marie frunció nuevamente el ceño.
— ¿Acaso estás celoso?
— ¿Sería un problema para ti si lo estuviese? —le respondió—. Quizás lo esté un poco, pero...—no pudo terminar de hablar al ver los cuatro miembros de Kloss estaban entrando al lugar. La mirada de Griffin se cruzó con la de él y supo que él iba a acerarse a ambos.
— ¡Marie! —dijo el muchacho a unos metros de ellos, Marie volteó y su expresión pasó a ser una de sorpresa al verlo.
Dean por muy celoso que estuviese no podía olvidar el hecho de que era Kloss quiénes estaban frente a él en ese momento. Él era fan de su música por mucho que Griffin Arlen le estuviese robando a su chica.
Observó cómo Griffin abrazó a Marie como si se conociesen de años y no se hubiesen visto en mucho tiempo; Axel, Gino y T.J se acercaron a ellos y permanecieron sin saber realmente qué decir. El lugar se encontraba casi vacío por la hora y la gente que estaba presente parecía no haberse dado cuenta del hecho de que la banda más famosa del momento estuviese ahí dentro.
—Chica, dejaste tu monedero en mi apartamento ayer—mencionó Griffin, se dio cuenta por la mirada de Dean que era un comentario que no debía haber dicho—. Ayer cuando estábamos hablando sobre las canciones que vas a producir—intentó acomodarlo, T.J se rió de ello.
—Eh, sí. Yo lo busco luego—le contestó ella—. Él es Dean, el chico del que te hablé—lo presentó—. Dean, ya conoces a Griffin, Axel, Gino y T.J.
— ¿Qué tal? Marie me ha contado de ti—le dijo Griffin apretando su mano en saludo—. Una vez se emborrachó por tu culpa—Axel le dio un pequeño golpe disimulado—. Digo, eso nunca pasó, obvio, nunca me había hablado de ti. Disculpa, ¿cómo es que te llamabas?
T.J volvió a reírse, Marie sólo observó a Griffin esperando que él se diera cuenta que había metido la pata.
—Creo que nosotros vamos a pedir las hamburguesas y nos vamos—habló Axel intentando no parecer incómodo, Gino asintió y se despidió de ellos junto a T.J. Griffin permaneció a su lado.
— ¿Tenían una cita? —preguntó.
—Sí—respondió Dean, Griffin notó que él no quería que estuviese ahí con ellos.
—Menos mal que usé el pasado entonces—le sonrió al chico, Dean frunció el ceño y Marie sólo se rió. No sabía que idea se le estaba pasando a Griffin por la cabeza pero sabía que era para hacer molestar a Dean.
—Seguimos en una cita.
—Puede ser una doble—Dean frunció el ceño.
—No, no puede. Tenemos cosas que hablar, en privado—lo miró. Ni siquiera sabía de donde estaba sacando la fuerza de voluntad como para tratar a uno de sus más grandes ídolos de esa forma. Griffin lo miró divertido, estaba disfrutando haciéndolo molestar.
—Vale, está bien—le dijo Griffin—. Fue un placer conocerte, Dean—le dijo y se acercó a abrazar a Marie—, creo que me odia—le susurró a su oído, ella sólo rió y se alejó de él.
—Mañana paso a buscar el monedero—le dijo bajo para que Dean no escuchara. Él se rió y asintió.
—Nos vemos, bonita—le sonrió y se acercó a sus amigos quiénes estaban esperándolo ya en la puerta para salir del local.
—La primera vez que vi a Kloss fue en año nuevo junto a Liam, tuve que hablar con mi hermano para que le hablara a su amigo y que así pudiésemos conseguir las entradas—le dijo—. Liam llegó tarde porque el muy idiota se quedó encerrado en el ascensor, pero al final ambos pudimos conseguir un autógrafo de Axel, que por tanta gente, fue con el único que pudimos hablar. Y hoy hablé con Griffin Arlen y lo único que pasaba por mi cabeza era de lo muy celoso que estaba porque él estuvo contigo ayer y no yo.
Marie lo miró y negó.
—No tengo nada con Griffin.
—La mirada que él te da dice otra cosa—respondió él—. Marie lo siento, yo de verdad no quería que todo esto llegara a terminar de esta forma. No esperé que fueses tan primordial en mi vida, no esperaba nada más que una simple chica a la cual me gustaba observar y dibujar.
»Me da rabia porque mientras más intento sacarte de mi mente, más veces apareces en ella. Y entendería perfectamente si tú ya no quieres intentar nada conmigo porque soy un idiota y los idiotas deben aprender lecciones pero no miento cuando te digo que te quiero porque a pesar de que no tengamos mucho tiempo juntos, te has convertido en una persona muy especial para mí.
—Si tú estuvieras en mi situación, ¿qué harías?
—Posiblemente no aceptaría al chico de vuelta
—Entonces entiendes lo que estoy sintiendo—le dijo—. No es que seas un mal chico, es que ya me han lastimado muchas veces antes y siempre termino mal cuando doy segundas oportunidades. Quizás porque no sé distinguir en quién merece una segunda oportunidad y quién no, pero al final vuelven a lastimarme; no quiero que eso me pase contigo.
—Podemos regresar a nosotros de antes, a cuando comencé a dibujarte—expresó y sacó su libreta para enseñarle los primeros dibujos—. Éste era yo sin conocerte—le mostró varios dibujos muy bien elaborados pero sin una forma aparente, todo era abstracto—. Y éste soy yo luego de verte por primera vez—pasó varias páginas y le enseñó un dibujo de ella.
Marie tomó la libreta y siguió pasando páginas, su corazón latía muy rápido y la sangre parecía haberle llegado a las mejillas, se sorprendía con cada dibujo que veía porque era ella quién estaba allí, era ella a la cuál Dean dibujaba. Había pasado muchas tardes observándolo hacerlo y no se había percatado de que era a ella a quién él usaba como método de inspiración.
—Aquí dibujaste a Joanne Jones—le dijo, Dean asintió.
—Era para el concurso de Denisse Roscoe. Hay varios dibujos de ella porque en ese entonces creí que me gustaba—confesó—; realmente fue una forma para protegerme de lo que sentía por ti.
—Ella es muy bonita.
—Lo es, pero no es de ella quién hablamos realmente—le dijo—. No te opaques.
— ¿Quién es ella? —preguntó al ver un dibujo de una chica pelirroja.
—Es Ava, mi exnovia—respondió—. Tenía tiempo sin saber de ella, fui a visitarla hace poco y las cosas quizás sigan igual de tensas entre ambos.
— ¿Por qué terminaron?
—Éramos inmaduros y no estábamos preparado para una relación seria—se encogió de hombros—. La pinté cuando fui a su casa esa vez. Realmente quería ir a la tuya pero soy un torpe y no quería aceptar las cosas.
—Ella también es linda—le dijo.
—Y tú eres hermosa—Marie se sonrojó.
—Creo que debemos irnos—dejó la libreta a un lado y se levantó para guardarla la mitad de la hamburguesa en su envoltura, se la comería más tarde.
Dean se levantó de la mesa y la acompañó hasta la puerta, ambos caminaron hasta la parada del autobús y no duraron más de diez minutos esperando uno que pasara cerca de la casa de la chica. Se sentaron en los últimos puestos y se dedicaron a escuchar música con el teléfono del chico.
Al llegar a la parada cerca de su casa, ambos se bajaron y caminaron unas dos cuadras hasta llegar a la puerta. Marie sacó de su bolso las llaves para entrar y Dean permaneció callado pensando en qué decía decirle.
—Ya debo entrar—le dijo ella, Dean asintió. Dio un paso hacia ella.
—Sí, ya debo irme, emm...
—Sí—no sabía si debía despedirse con un abrazo o con un beso—. ¿Todo bien entre nosotros entonces?
—Sí, todo bien. ¿Cantarás mañana? —ella asintió—. Entonces iré a verte—se acercó y besó su mejilla.
Marie le sonrió y se despidió para entrar rápido a su casa. Su hermana se encontraba en la sala hablando por teléfono y sus padres seguramente estaban en su habitación. Les tocó la puerta para darles a entender qué ya había llegado y fue hasta su habitación.
Sacó su teléfono del bolso y marcó a Griffin.
— ¡Marie! —escuchó su voz del otro lado de la línea.
—Hey, ¿estás ocupado? Me gustaría hablar contigo.
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