20: Confesiones de un típico adulto joven
Observó a la chica desde la ventana y notó cómo hizo una mueca para luego desaparecer y aparecer minutos después en la puerta. Ella se acercó a él sin decir una sola palabra y sorprendiéndolo lo tomó de la cara y lo besó.
Dean ni siquiera sabía qué estaba sucediendo y mucho menos porqué estaba correspondiendo el beso.
Ella se separó de él rápido, el beso había sido corto pero el efecto que éste traía sería duradero.
—Hola—le dijo y le dio una pequeña sonrisa tímida, Dean tardó en responder porque todavía seguía un poco aturdido por el beso.
—No sé qué hago aquí—le dijo, ella se rió y lo tomó de la mano para llevarlo dentro de la casa.
—Está haciendo frió afuera—le dijo y caminó junto a él a la cocina—. ¿Algo de tomar? ¿Café, jugo, agua?
—Un jugo si es posible, gracias—respondió y se sentó en uno de los bancos del mesón de su cocina. Ella asintió y fue a servirle un poco.
Él la observó mientras lo hacía, tenía tanto tiempo sin saber de ella, ¿cómo era posible que todavía se acordase de dónde vivía? O mejor aún, ¿por qué acudía a ella en ese momento?
¿La extrañaba? Sí, sí lo hacía. ¿La seguía queriendo? No, eso ya era cosa del pasado para él y se había obligado a no aferrarse a las personas que ya no estaban en su vida. Porque él se conocía muy bien y sabía que si no lo hacía terminaría regresando a ellas, justo como lo estaba haciendo en ese momento.
— ¿Todavía no te gusta el café? —preguntó la chica de cabello rojizo, Dean negó y ella sólo se rió entregándole un vaso de jugo de naranja—. Hay cosas que nunca cambiarán entonces—él la miró e intentó ocultar una sonrisa—. Dean yo...
—No vine para hablar sobre ese día, Ava—comentó y le dio un sorbo al jugo. La chica apoyó sus manos en el mesón y lo miró con inquietud.
— ¿Y por qué estás aquí?
—Ni yo mismo lo sé—confesó—. Yo sólo...no sé, creo que quería verte.
—Yo también he querido verte desde hace mucho—posó una de sus manos en la mejilla del pelinegro y la acarició, Dean la detuvo—. ¿Sigues molesto?
—No, ya lo he olvidado—respondió y miró su jugo, ¿por qué había decidido ir hasta su casa?
Ava se acercó a él y lo sorprendió al darle un abrazo, tenía tanto tiempo sin hacerlo que lo vio más como una necesidad que como una muestra de afecto.
—Disculpa si te incomodé—le dijo, Dean sólo se encogió de hombros.
— ¿Recuerdas cuando te contada mis problemas existenciales? —ella asintió—. ¿Podemos retomar eso? Tengo la cabeza hecha un lío.
— ¿Problemas amorosos?
—No sabría qué nombre ponerle realmente.
~•~
Eran las nueve de la mañana, Marie acababa de salir de su única clase del día y estaba sentada en uno de los bancos de su universidad, con la tarjeta que Griffin Arlen le había entregado mientras la observaba fijamente y se debatía si debía o no llamarlo en ese momento.
¿Era una buena idea? Seguramente.
¿Debía hacerlo ahora? Quizás.
¿Tenía miedo y pánico para hablar con Griffin Arlen? Absolutamente correcto.
Suspiró e intentó que su corazón se calmara un poco, tomó su teléfono y anotó el número que estaba en su tarjeta. Observó unos segundos la pantalla y decidió apretar la opción para llamar.
Su corazón parecía como si estuviese saltando la cuerda de lo rápido que latía.
Un tono.
Dos tonos.
Tres tonos.
— ¿Aló? —escuchó una voz pero no era la misma que había escuchado cuando Griffin Arlen le había hablado ese día.
—Señor Arlen, soy Marie, la chica del café—se presentó.
— ¿Marie la cantante que no quiere cantar pero sí producir? —ella confirmó su pregunta un tanto confundida. La voz no era la misma que la de Griffin Arlen pero no sabía si debía preguntar si era él o no—. ¡Hola! No soy Griffin pero él nos contó de ti—se alegró al saber que no debía hacer esa incómoda pregunta—. ¿Llamas para venir al estudio? Porque ahora sólo estoy yo, Griffin y T.J salieron a comprar unas donas y Gino no se ha reportado aún.
— ¿Usted es Axel Trail? —ella no era fan de Kloss como muchos de sus amigos pero debía reconocer que saber que estaba hablando con Axel Trail sólo lograba hacer que se pusiera más nerviosa. Mucho más nerviosa.
No sabía siquiera qué decirle.
—Ah sí, hola, ¿qué tal?
¿Qué tal? ¿Cómo Axel Trail 'podía lanzarle esa bomba diciendo que era Axel Trail y sólo decir luego un qué tal? ¡La pobre Marie siquiera podía crear una oración coherente en su cabeza!
— ¿Hola? ¿Axel llamando a Marie? Chica, ¿te fuiste? —volvió a escuchar su voz.
Virgen de la Santísima.
Axel Trail le estaba hablando. ¡Axel Trail había dicho su nombre!
—Sigo aquí—logró decir, escuchó una risa del otro lado.
—Menos mal, ya tenía miedo de que me hubieses cortado—se rió—. Entonces, ¿vienes al estudio? Griffin habló bien de ti, podemos adestrarte un poco.
—Sí, yo eh...—escuchó la risa de él nuevamente. ¡Axel Trail se estaba burlando de ella!
Vaya que debía calmarse un poco.
—Oye, no te pongas nerviosa—le dijo—. Aquí todos somos personas normales, dos ojos, una boca, dos orejas, dos manos...no hay nada extraño.
«Sólo que tienen millones de seguidores en sus redes sociales y poseen tres Grammys» pensó ella.
— ¿En dónde queda el estudio? —preguntó.
—Le diré a nuestro chofer que vaya a búscate, pasa tu dirección por mensaje y listo—comentó—. Si tienes algún material, canción, demo, lo que sea que quieras mostrar, puede traerlo si deseas.
Ambos se despidieron y Axel cortó la llamada.
Las manos de Marie le temblaban, ¡había tenido una conversación con Axel Trail! Debía calmarse un poco y no parecer una fan descontrolada si quería que ellos la ayudaran un poco.
Le mandó un mensaje con la dirección de la universidad y se percató que en su bolso estuviese el pendrive con todas las grabaciones que hacía; un par de intentos de componer canciones con su guitarra y algunas melodías tocadas en piano. Nada extraordinario.
Tomó un suspiro y esperó que fueran a buscarla
~•~
. — ¿Qué tú hiciste qué? —dijo Liam en un tono de voz un tanto alta, Dean estaba consciente de que eso le molestaría pero no había pensado que podría molestarlo tanto.
—Fui a la casa de Ava—respondió por segunda vez.
— ¡Eso lo sé! ¿Por qué deblin hiciste eso? —lo miró molesto y Dean sólo se encogió de hombros—Dean...
—No sé qué estaba haciendo, ¿vale? Quería buscar a Marie pero sabía que eso sería una mala idea.
—Y preferiste buscar a la chica que te traicionó—aplaudió—. ¡Qué inteligente has sido!
— ¡Ya deja de comportarte como Gastón! —le dijo—. Ella no me traicionó ¿sí? Sólo tuvimos ciertos inconvenientes.
—Inconvenientes que la llevaron a ella a traicionarte—Dean rodó los ojos—. Está bien Dean, no seguiré reprochándote nada. Ya tienes veintiuno y puedes hacer lo que se te plazca.
—Tengo veintidós.
— ¡Deblin! El punto es que no voy a regañarte como si fueras un niño, ya tú sabes lo que puedes o no hacer en tu vida—comentó.
—Está bien—dijo desinteresado, Liam suspiró intentando calmarse.
Su mejor amigo era la persona más complicada que conocía, no se entendía a sí mismo y menos lo lograban entender los demás. No sabía qué quería, era impulsivo, desorganizado, bastante autocrítico y sabía cómo hacer que una persona se estresara fácilmente. Él era la prueba clara de ello.
—No—contestó—. ¿Puedes actuar como alguien de veintidós años por un momento en tu vida?
— ¿Cómo actúan los de veintidós años según tú?
—Como personas maduras—Dean se rió—. ¿Ves a lo que me refiero? ¿Qué harás con Marie?
—Por eso fui a la casa de Ava—mencionó—. Hablé con ella sobre Marie—Liam alzó una ceja.
— ¿Qué le dijiste?
—Que no estaba seguro de mis sentimientos hacia ella—su amigo bufó, otra vez con el mismo cuento.
—Ella te gusta.
—Es que tú no lo entiendes, Liam. Mi amor por Marie es algo como un platónico, ¿sabes? Ella me inspira a pintar, pienso en ella tanto como pienso en pintar, creo que la amo pero sólo como un artista ama a su musa—Liam rodó los ojos.
—A otro perro con ese hueso, Dean. Tú lo que necesitas es estar con Marie, salir con ella, besarla y quién sabe y hasta tienes una noche llena de pasión y lujuria con ella—el pelinegro rodó los ojos.
—Deja eso—habló—. Es raro que hables así, tú eres el inocente entre los dos—Liam se encogió de hombros.
—Sólo cumplo con mi papel como el actor que algún día seré—comentó—. Debo ir practicando.
—Increíble—mencionó—. ¿Desde cuando quieres ser actor? ¡Tú estudias ingeniaría!
—Si Holly Hollister es actriz y estudia biología, yo también puedo hacerlo—se defendió—. Además, eso podría servirte a ti de ayuda con...¡oye! Estábamos hablando sobre Marie, no me cambies el tema así.
Dean se rió.
—Ella es mi musa. Mi musa y mi Marie—respondió, se levantó de la mesa para sacar el pastel de microondas que había hecho. Sacó dos platos y cortó una rebanada del mismo para dársela a su mejor amigo—. Ten.
—No debería aceptar pastel de un traidor—Dean lo mira incrédulo.
—¿Traidor?
—Traicionas la buena fe que tiene Marie sobre ti—respondió—. Ella te quiere.
—Y yo también la quiero a ella, sólo que no de la misma forma que ella lo hace conmigo—se sirve un poco de pastel también—. No puedo obligarme a sentir algo que no siento—suspiró—. Marie es una gran chica, la mejor seguramente; pero ella y yo no estamos hechos para estar juntos.
— ¿Y con quién sí? ¿Con Ava?
—Ava es cosa del pasado, fui a su casa porque mi corazón me pedía ir a la de Marie
—Pudiste haber ido—le dijo y Dean negó.
—Eso me haría cometer algo del que luego me arrepentiría—confesó—. No porque no quiera sino porque ella se ilusionaría.
—La vas a perder—habló—. Ella con seguirá otra persona que la haga reír seguro y tú la vas a perder. ¿No te da miedo eso?
—Sí, pero de cierta forma es la mejor opción—le dijo—. No quiero que mi relación con Marie sea algo más allá que una musa y su artista. ¿Vale?
—Pero...
— ¿Vale? —volvió a repetir, Liam suspiró frustrado pero luego se tranquilizó y le dio una mirada.
—Vale.
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