Capítulo 24

Katsuro Mizushima ingresó a la sala de reuniones de la residencia Shihoin, los otros jefes de los clanes principales lo vieron tomar asiento en completo silencio.

-Pensábamos que tendríamos que comenzar sin ti, Katsuro -comentó Kenta Furusawa con tono burlón -Byakuya ya estaba empezando a ponerse de mal humor -bromeó.

Kuchiki le dio una mirada que duró un fracción de segundo, que bastó para que Kenta se callara y sintiera un frío correr por su espalda. Byakuya tenía siempre esas malas pulgas.

-Esta citación es totalmente innecesaria -comenzó Mizushima -No voy a cambiar mi postura al respecto.

-¡Ay, por favor! -exclamó Furusawa -¿Aun estás sentido con el muchacho por mandarte al carajo? -el otro noble bufó -Te lo merecías… ¿cierto, Kuchiki?

Byakuya ni siquiera se dignó a responder o a mirar a ambos. Sus disputas personales con Mizushima quedarían fuera de esta discusión.

-Vamos al grano de una vez -gruñó Katsuro.

Yoshiro asintió.

-Ikari Shiba solicita una segunda audiencia para apelar a la decisión del Concejo -informó el líder de los Shihoin -Y yo estoy a favor -agregó de inmediato.

-¿Apelar a la decisión del Concejo? -exclamó Mizushima -No hay nada que apelar a ninguna decisión del Concejo, porque fue él quién interrumpió la reunión y determinó su salida del Seireitei.

-Porque tú lo provocaste -contrarrestró Furusawa, Mizushima se alzó de hombros despreocupado -Tú te metiste con la chica Abarai. Bien sabías donde atacar…

-Fue coincidencia, ¿cómo iba a saber yo que se estaba revolcando con esa niña?

-Cuida tus palabras -dijo Byakuya manteniendo la calma -La relación que mantenga mi sobrina con el muchacho no es tema de discusión en esta reunión -lo miró fijo -Tu continua falta de respeto hacia los miembros de mi clan se esta volviendo realmente desagradable.

Mizushima guardó silencio.

-Para ser honestos -interrumpió Furusawa la batalla visual de sus colegas -Creo que fue bastante extremo. ¿En qué influye si anda por ahí si no tiene más que un puesto de poder sin seguidores? Y si los tuviese… ¿en qué cambia las cosas?

-No es un clan que quiera de regreso -impuso Mizushima.

Yushiro carraspeó atrayendo la atención.

-¿Por qué? -preguntó con su voz adolescente, pero con una seriedad que hizo dudar a Mizushima.

-Pues… porque ya han salido…

-Salieron del Seireitei porque ninguno de los clanes les prestó ayuda -respondió Furusawa -Y admito mi culpa en ello. No había real razón para ello. Fue simplemente el miedo frente a la revolución en la que se vio inmiscuida Kuukaku. De hecho nadie sacó a Kaien…

-Fue una suma de eventos desafortunados -Byakuya alzó la voz -Una mala gestión del clan, una fama perversa… Luego el exilio de Kuukaku y su hermano -se le veía pensativo.

-¿Por qué nadie impidió que se llevara a Ganju del Seireitei? -preguntó Yushiro -Pudo quedarse con Kaien…

-¿En el Gotei? -Byakuya volvía a tener la palabra -El Gotei no es un lugar para niños.

-Habían perdido fuerza como clan, de hecho, ¿no fue un poco después que vendieron todo? -preguntó Furusawa -Incluso las familias que dependían de ellos estaban en la ruina… Luego cuando Isshin se presumió muerto…

-Si Kaien no hubiese muerto, los Shiba aún estarían entre nosotros. Pobres como ratas, pero lo estarían -apeló Yushiro -¿Qué pasó con las familias menores de los Shiba? Debieron apoyarlos al menos. Quizás acoger a Ganju… ¿Por qué si mi hermana también fue exiliada yo sigo aquí?

-Porque los Shihoin no son una basura como los Shiba -espetó Mizushima -Los Shiba son un clan lleno de impulsivos, poco pensantes, que disfrutaban de romper el status quo de esta sociedad… ¡tal y como ese mocoso! Llega aquí apelando a su apellido y pedir permanencia cuando su sitio no es más que ser un simple shinigami.

-¡Te has ensañado con él! Ni siquiera Kuukaku, Ganju o Isshin tienen las restricciones que se le han impuesto a Ikari -continuó Yushiro.

-Las restricciones que cualquier tipo del Rukongai tiene, aclaro -insistió.

-Pero no es cualquier tipo del Rukongai, Mizushima -exclamó Furusawa -¡Es un Shiba! Es un noble. Su padre ha salvado dos veces a la Sociedad de Almas. Es una deuda de honor.

-Es una deuda del Gotei, no mía.

-¡Yo ni siquiera soy parte del Gotei y la considero como propia!

-Creo que todos coincidimos en que es una medida absolutamente fuera de criterio -dijo Byakuya.

-Su familia ya no es noble. No tiene mayores beneficios.

-¿Qué necesitas para dejar que transite por el Seireitei? ¿Qué ingrese al Gotei? -exclamó Furusawa -Es cosa de tiempo… ¡Hasta un negociante del Rukogai tiene más facilidades que el muchacho!

-Se mantendrá fuera.

-¡Que no! -insistió -¿Qué mierda te pasa? ¿Por qué pareciera que le tienes miedo? ¿Es eso? ¿Temes que las familias menores hagan un revuelta y se regresen del lado del muchacho? ¡Por favor!

-¿Tú no temes eso?

-Claro que no, y si lo hicieran… ¿qué? Les deben lealtad. De hecho, creo que la palabra final debería quedar en ellas.

-¿Dejarle una decisión de clanes principales a los menores? ¡Debes estar bromeando!

-¿Y por qué no? -preguntó Yushiro -Nosotros no podemos llegar a una decisión. Ellos son los que fueron los más perjudicados de todo esto. Nosotros solo hemos ganado más miembros e influencias gracias a la caída de los Shiba. Y, poco nos influye si Ikari está o no en el Seireitei. A mí no me afecta al menos. Es más, me agrada.

-Claro, porque es un niño tal y como tú…

Las palabras de Mizushima hicieron eco en la habitación. Una ligera sonrisa macabra se dibujó en las comisuras de Byakuya. Furusawa alzó la mirada y negó con un gesto burlón.

-La palabra final la tendrá el concejo de familias menores -la voz de Yushiro Shihoin se alzó poderosa.

-Estoy de acuerdo -secundó Furusawa.

-Y yo -remató Byakuya.

Mizushima apretó los puños contra la madera de la mesa.

-Cita a Ayakama -indicó el menor de los líderes a Kuchiki, quien asintió en silencio -Seré un niño para ti, Mizushima-san… pero este niño está por sobre ti -el hombre lo miró con una mezcla de terror y arrepentimiento -Y pide a Dios que escuche tus absurdos argumentos… porque puede que, la próxima vez que nos veamos, seamos dos niños sobre ti. Te recordaré tus palabras.

Byakuya ya no disimuló su sonrisa, una que a Mizushima le heló la sangre.

.

Entre exámenes las semanas se pasaron bastante rápido. Había hablado con Kuchiki Byakuya-sama el día que se materializó mi zanpakuto, pidiéndole que intercediera por mí ante el Concejo y ver la posibilidad de apelar a la decisión antes de Navidad. Pero a la fecha aun no recibía ninguna noticia… y mi katana seguía a resguardo en la residencia Kuchiki. No podría tenerla nuevamente hasta que no entregaran las asauchi a mis compañeros al próximo semestre.

-¿Qué harás en las vacaciones, Shiba?

Tukusuma me sacó de mis pensamientos y aparté ligero la bandeja del almuerzo.

-Iré a casa… donde mis tíos.

En el mundo de los vivos, en vacaciones, generalmente aprovechaba los primeros días para levelear a mis personajes del juego. Luego vería si debía comprarles algún complemento y remataría los viejos. Si no alcanzaba con lo del remate pediría mi regalo de navidad por adelantado al abuelo Isshin. Ahora, mi regalo sería un entrenamiento que me reventara el trasero, y por mí estaba bien.

-¿Qué hacen ustedes cuando hay vacaciones? -pregunto.

-Volver al rukongai -responde Ito -O conseguir trabajo… Yo encontré uno en fuerzas especiales. Necesitan ampliar un centro de entrenamiento instalado en el distrito 33. Tukusuma viene conmigo.

Con que así era… La academia no era una constante durante el año. Esperaba que para el verano contaran con la misma suerte. Dos meses sin techo ni comida… me parecía injusto, por decir lo menos. Quizás podría hablar con tía Kuukaku y buscarles un trabajo temporal en la empresa familiar. Aunque los pobres estarían a merced de los ánimos de mi parentela, podría pasar con ellos el verano y eso sería turbo cool.

Unos pasos acelerados llegan hasta nuestra mesa. Sasaki pone ambas manos sobre la madera con un golpe seco y pasea su mirada por nuestras caras expectantes.

-Ya están los resultados de los exámenes -informa tratando de parecer solemne, pero noto que la ansiedad la come.

El silencio que cayó luego de sus palabras fue total en todo el comedor. Un mar de estudiantes se puso de pie y corrieron al panel de publicaciones. Dejo que los más angustiados tomen ventaja en mi caminar al corredor. Siento unos pasos a mi lado y me volteo. Akane camina junto a mí, hace meses que no lo hacía, no desde que su familia le había impedido hablarme siquiera. La escucho soltar un suspiro. Me vuelvo al frente.

-¿Nerviosa? -murmuro.

-No he tenido un buen semestre -la escucho responder con un hilo de voz.

Quise decirle que lo sabía y que lo lamentaba. De hecho lo lamento, pero no sabía que le estuviese yendo mal. Nuestros caminos se habían separado y, aunque me agradara y hubiésemos sido amigos en un comienzo, la distancia había logrado que estuviese fuera de mi radio de acción y, con ello, ya no figuraba dentro de mis prioridades. Es lo que pasa por regla general. No era que no me importara, ahora que lo sabía.

-Debiste decirme algo… Yukimura-san -digo alzando leve la voz, solo para que pudiese escucharme mientras nos acercamos al barullo mayor -Podría haberte ayudado… decirle a alguno de los chicos… a Sasaki…

No responde sino que lleva la vista ligeramente al piso mientras mantenemos el ritmo de la marcha. Cuando estamos frente al grupo la veo desviarse buscando ingresar en el tumulto. Diviso a Sasaki a la distancia, parece muy contenta, así también Ito y Tukusuma. Me acerco a ellos.

-¿Dónde te habías metido? -exclama Naomi acelerada.

-Estaba… -trato de responder y me jala de un brazo para meterme entre el cúmulo de gente.

Apunta mi nombre en el listado.

Teoría de la Muerte I: 100/100

Historia de la Sociedad de Almas: 100/100

Introducción a las Artes Demoníacas: 100/100

Acondicionamiento físico: 95/100

Zanjutzu I: 92/100

Hakuda: 91/100

Hoho básico: 96/100

Gestión Personal: 100/100

Ranking general del semestre: 1° lugar.

Me volteo hacia Sasaki sin poder creerme lo que acabo de leer. Mis amigos se aparecen tras de ella y comienzan a palmotearme en la cabeza sonoramente.

-Eres un maldito cerebrito -gruñe Tukusuma pasando un brazo por mis hombros y restregándome los nudillos con fuerza por la mollera.

-Pero si estaba en el sexto la última vez -me quejo antes que mi amigo me suelte. Me sobo el cráneo. Vuelvo a mirar mis calificaciones -No puedo creerlo… Yo… yo… nunca…

Solo tengo algo en la mente. Un recuerdo. Mi última entrega de notas antes de morir. Había reprobado matemáticas, ciencias e historia. Recuerdo haberle entregado el reporte a mi papá luego que me lo pidiera estando de pie en la puerta de mi cuarto. Lo miró y lo dejó sobre mi escritorio sin decir nada… para qué, ya había dicho tantas cosas antes. Para entonces ya ni hablábamos. Solo… sí, solo dijo una cosa.

-No se puede esperar más de ti.

Vuelvo a repasar el ranking. Sí, se puede esperar más… mucho más. Salgo del tumulto mientras mis amigos siguen hablando entre ellos y con otros. Veo que algunos me miran con curiosidad, yo también miraba a los cerebritos de la escuela pensando qué había dentro de sus cabezas. Ahora lo sé: determinación.

Suena la campana y otros cursos comienzan a circular rumbo a sus salones. Veo a Ayakama a la distancia, me guiña un ojo con complicidad. Ya lo sabe, sabe que logré el primer lugar. Sabe que cumplí con mi parte de nuestro trato. Desde el otro lado del pasillo veo a Suoh con notables malas pulgas. No me ve, pero sé que nota mi presencia. Sabe que estoy más cerca de darle batalla… y, espero, que tema.

-Buen trabajo, Shiba-san -escucho a mi lado, es Arata Yukimura -Te felicito. Siempre supe que tenías talento.

-Gracias… -murmuro sin mirarlo.

Asiente suave.

-Puede… -escucho desde mi otro costado, es Fudo Yukimura -Puede que nuestros padres nos hayan prohibido mezclarnos contigo. Pero… -me cruzo de brazos.

-Han llamado a Concejo de clanes menores, Shiba-san -retoma Arata -El Concejo mayor nunca… no suele tomar en cuenta la opinión de ellos.

-Lo han hecho ahora -continúa Fudo -Por ti. Mizushima-sama está muy enfadado… solo…

-Ten cuidado, ¿si? -Akane aparece frente a mí con una enorme sonrisa -Tal vez… el próximo semestre podrías darme una mano con los estudios.

Asiento suave. Uno a uno se apartan con disimulo. Como si yo hubiese sido el intruso en su reunión y no ellos lo hubiesen hecho a mi alrededor.

Con que los clanes menores tomarán la determinación. Eso marca un precedente en todo esto… Solo espero que Ayakama tenga razón y que deje esto en manos de los adultos. Estoy haciendo bien mi trabajo. Debo concentrarme en los estudios, en debilitar a Suoh… en hacerme notar ante el Gotei y la cámara de los 46.

-¿Qué haremos? -pregunta Ito de buen humor.

-Celebrar, claro -responde Sasaki con ambas manos en las caderas -No todos los días tenemos al líder de un clan basura convertirse en el primero de la clase -bromea -Puesto que encantada te dejo. No me molesta ser segunda si tu primer lugar emputa a Mizushima.

-Muy generosa, Naomi, gracias -me río -Pero me temo que tengo que rechazar la oferta… -hago una venia exagerada -Tengo que contarle esto a mis pap…

No, no estaba pensando en papá y mamá. Solo fue un juego mental de un segundo, un traspiés lingüístico. Aunque normalmente uno estas cosas querría contarlas a sus padres, de hecho siempre quise poder contarles algo así estando del otro lado. Pero esta vez no me refería a ellos. Siento pesar de solo saber que antes de pensar en mi propia madre, pensé en contarle a Rukia… y que, por una fracción de segundo en mi mente la llamé mamá. Por papá no siento pena ni remordimiento. Confesaré que he llamado a Renji papávarias veces en mi cabeza y lo he podido remediar antes que salga por mi boca. Eso no me da remordimiento alguno. Él ha sido más como un padre para mí que lo que ha sido Ichigo en toda mi vida. Estúpido Kurosaki…

-Iré al Gotei -retomo.

-Vale -me sonríe Naomi -Pásalo bien y no regreses tan tarde -baja la voz -Traeremos alcohol de contrabando para brindar.

No sería primera vez tampoco. Bueno, busco al inspector de pasillo y pido autorización para ir al Gotei. Como ya no hay clases poco le importa si me voy al carajo también -sí, lo dijo. Paso donde el profesor encargado del nivel y pido mi concentración de notas. Parece sorprendido, pero no me la niega. Voy a hacer esto como corresponde… o como se hace del otro lado.

No tardo demasiado entre trámite y trámite para estar en el Gotei. Ya no es raro verme circular por ahí, no después de mis entrenamientos de los miércoles. Hasta los guardias de la entrada ya me saludan con simpatía y no me mandan de regreso a la escuela.

Pues bien, corto directo a la décimo tercera división y noto que Rukia está allí. Esa es una de las utilidades del reiatsu: localización de personas. No solo identificarlas, sino que saber dónde están y a que distancia aproximadamente. Rukia está en su división o no muy lejos de donde estoy, lo sé porque estoy mirando hacia allá y por ahí siento que está. Renji está del otro lado del Gotei, en dirección de la sexta división, pero tampoco lo podría asegurar. Lo que sí puedo asegurar es que está con Kuchiki Byakuya-sama. No siento a Ichika cerca, debe estar de ronda.

Creo que, como primer lugar de mi curso -¿puedo tener mi momento ególatra cierto?- debo ser estratégico y tomar estos momentos como un entrenamiento. Hago tronar los dedos y estiro el cuello. No voy a preguntar por Rukia, llegaré donde sea que esté en la división rastreando su energía espiritual. Claro que no imaginé que eso me llevaría a la puerta del baño.

-Ikari -pegó un respingo cuando me vio fuera del baño -¡Por Dios, casi me matas de un susto! -se llevó una mano al pecho. La retira de inmediato y la lleva a mi brazo -No es que no me de gusto verte, cariño. Pero… ¿qué haces fuera del baño? Kouki dejó de seguirme hace unos cinco años… -se rió.

-Tengo algo que mostrarte a ti y a Renji -digo siguiéndola por el pasillo rumbo a su oficina.

-¿Y no podía aguardar a la cena? -me pregunta de buen humor.

Es viernes. Los viernes ceno con ellos. Es así desde que ya no vivo en la residencia Kuchiki. Normalmente Ichika va por mí a la academia y el señor shinigami nos escolta hasta el rukongai. Allí, en algún salón de té o restaurante, nos reuniremos para cenar y ponernos al día. Es un buen acuerdo, ¿verdad? Pues no. A mí no me basta y no me agrada.

-Supongo que sí podía esperar… -respondo. Sí, podía esperar… ¿acaso estoy exagerando? Claro… quizás es eso…

Rukia me queda mirando y me ordena el flequillo llevando su brazo muy arriba. Me agacho un poco para facilitarle la tarea.

-Debe ser muy importante si no puede esperar -dice finalmente con una sonrisa de esas mamá marca registrada -Iré por Renji -abre la puerta de su oficina -Quizás quieras ir por Ichika… -su tono era de pregunta -Creo que ya debería haber regresado de la ronda -comenta con duda -Ya no soy muy buena con algunas cosas -se llevó una mano a la pequeña barriga, supongo que el embarazo debe afectar algunas habilidades.

-No, no ha regresado -la saco de la duda.

Me mira con orgullo y su mano, antes en mi cabello, pasa a mi mejilla.

-Eres todo un shinigami.

La veo emprender el camino hacia la sexta división. Me siento algo culpable de no haber ido por Renji y llevarlo a él donde Rukia y no hacer que ella fuera por él. Por suerte no tardan demasiado y me hace sentir menos culpable.

-¿Y bien? -pregunta Renji una vez instalados en la oficina de Rukia -¿Qué es eso tan importante?

Leo cierto gesto de orgullo en él. Como si esperara alguna buena noticia de antemano. Normalmente mis padres esperarían algo malo, porque era así, el cien por ciento de las veces. Pero desde que puse un pie en la Sociedad de Almas, nadie da por sentado que lo que tenga que decir o informar sea malo… aunque pudiese serlo efectivamente. Tal parecía que en la mente de Renji y Rukia no había cabida para pensar que yo pudiese hacer algo malo… o al menos intencionalmente. De hecho, la única vez que seenfadaron fue aquella que llegué tarde por un entrenamiento y Rukia estaba preocupada que me hubiese pasado algo… No que yo hubiese estado en malos pasos.

Busco el reporte dentro de mi uniforme.

-Entregaron las notas de los exámenes finales y el ranking.

Extiendo el papel y Rukia lo toma en sus manos. Renji se acerca a ella para revisar el reporte. De pronto ambos me miran por sobre el documento y vuelven a mirarlo y luego a mí y al papel y a mí.

-Claro que no podía esperar a la cena -Rukia me mira con orgullo -Esto es… cool -agrega risueña.

-¿Cool? -pregunta Renji -Esto es todos los cool y sus clasificaciones según Ikari -me río -Vaya… Tenemos que celebrar.

Rukia miró al reloj de la pared.

-Tengo mucho trabajo aun… -murmuró con un gesto de pesar.

-No es problema -me pongo de pie -No quiero molestar… Volveré a la academia y nos vemos a la cena.

-Nada de eso -me interrumpe Renji. Se levanta del asiento -Déjame vanagloriarme de mi muchacho por el Gotei -llega hasta mí y me pasa un brazo por los hombros, con la mano libre me palmotea el pecho -Vamos a dar una vuelta.

Salimos de la oficina a paso calmo.

-¿No tienes cosas que hacer? -le pregunto.

-Siempre -responde -Pero no todos los días llega un reporte impecable -me revuelve el cabello.

Nuestros pasos nos llevan a un campo de entrenamiento que pertenece a la sexta división. Nos sentamos en el suelo.

-Cuando llegué a esta división, este fue el primer lugar que llamó mi atención -dijo con la mirada en el campo -¿Sabes porqué? -niego -Porque sabía que aquí pasaría gran parte del tiempo. Y así lo hice -hurgó dentro de su uniforme, sacó un paquete de cigarrillos y un mechero. No oculto mi cara de sorpresa, pero no rechazo cuando me ofrece uno -No le digas a Rukia -lo enciende y me entrega el encendedor -A veces aclara la mente -asiento en silencio -Cuando llegaste a este lugar… -me miró -Me sorprendió que no… -aspiró y botó una bocanada -De alguna manera esperaba que tuvieses una reacción más fuerte. Ese día… cuando tu madre se marcho, cuando atravesamos el senkaimon… A pesar de tu reacción inicial… Me preguntaba y aún lo haga, ¿qué pasaba por tu cabeza en ese momento?

-No lo sé -juego con el cigarrillo entre mis dedos -Solo recuerdo que a penas llegamos me tiré al futón y dormí… luego supe que habían sido dos días. Luego todo pasó demasiado rápido… aun sigue siendo demasiado rápido. Pero no me abruma -fumo -No me es fácil entender lo que pasa por mi cabeza y menos por dentro -me llevo una mano al pecho un segundo -Quizás aún no le tomo el peso que esto es para siempre… quizás en mi cabeza aun siguen siendo vacaciones…

-Unas bastante movidas -agregó de buen humor. Me río suave y fumo otra vez -Estoy muy orgulloso de ti…

-Yo también -dejo escapar.

Orgulloso de mí. Creo que es lo que resume todo. Hasta hace antes de morir no tenía nada más que mis juegos, pero ahora tengo mucho más porqué sentirme orgulloso y valioso. Extrañamente todo lo que acá ha ocurrido tiene sentido, y es como si lo que ocurrió del otro lado careciera totalmente de él.

-Desde que estoy aquí… -retomo -Debería haber estado triste o algo así, ¿verdad? Pero la verdad es que no ha sido así. Nunca. Ha sido tan natural como respirar, como si mi sitio siempre hubiese sido la sociedad de almas… Debo admitir que hay ocasiones en las que quiero sentirme mal… Decir que extraño vivir, que anhelo mi vida de regreso -bajo la vista al cigarrillo -Pero no es así. Y eso me hace sentir culpable. Debería estar enfadado, frustrado… pero no. No es así. Solo… solo lo siento por mi mamá… y, a veces, quisiera extrañarla más de lo que lo hago. Porque lo hago… lo hago -reafirmo -Pero ni siquiera puedo decir que extraño a muerte a mi hermano… porque no es así.

-Es normal, sabes que puedes visitarlos cuando desees.

-O podía hacerlo…

-Eso es algo circunstancial. Ya verás cómo se arregla. El capitán Kuchiki esta haciendo todo en su poder para lograr que esa cláusula sea revocada.

-Lo sé… y, tal vez, eso me tiene tranquilo.

Guardamos silencio. Sé que hay algo que quiere decirme, algo que se está callando. No es una conversación común como las que solemos tener, esas en las que hablamos de los entrenamientos, del Gotei, de la academia...

-Demuéstrale que se equivocó -suelta de pronto -Demuéstrale a tu padre que no eres quien piensa -me sorprendo y cada espacio de mi cuerpo se tensa -Durante años… -volvió a fumar -También tuve que demostrar que valía la pena, Ikari. Sé lo que sientes, aun cuando no quieras decirlo… sé lo que se siente. Déjame decírtelo por si no lo sabes. Vales mucho, lo has demostrado en este tiempo. Todos lo sabemos… Rukia, tu abuelo, tus tíos, los niños, tus profesores, el capitán Kuchiki…y yo -fuma -Tu padre…

-Mi papá es un pendejo de mierda -gruño.

-Pero su opinión sigue siendo más importante que la de cualquiera de nosotros.

-Eso no es cierto -aseguro.

Asiente, pero sé que mi respuesta no lo ha convencido para nada. ¿Cómo hacerlo si en cuanto lo cuestiona sé que es así? Puedo lograr todo lo que me he propuesto de este lado, puede que sea feliz de este lado, puede que tenga más afectos que los que alguna vez tuve en este lugar… Pero, aun así, nunca voy a ser lo suficientemente bueno para él… para Ichigo.

-Prepárate para ser el mejor shinigami que esté en tu poder… -rompe el silencio -y cuando llegue el momento, demuéstraselo. Patea su trasero.

-¿Cómo?

-Como lo haría cualquier shinigami… combátelo. Un enfrentamiento -me sorprendo -Cuando estés listo, hazlo. Combátelo en lo que lo vuelve orgulloso. Combate bajo sus términos… y te voy a ayudar -apaga el cigarrillo en la tierra -Sé cómo combate tu padre. Sé sus fortalezas y sus debilidades… sobretodo las debilidades -lo miro fijo -Escúchame, puedes vencerlo. Puedes callarle la boca. No lo dudes un segundo…

-Renji, sé que me tienes fe. Pero vencer a mi padre es absurdo.

-¿Por qué? -preguntó relajado -Luego de la batalla solo tiene sus poderes de shinigami. Los de quincy se los llevó Yhwach junto con el hollow. De alguna manera puro mantener los de shinigami. Lo único que tiene es lo mismo que tú… quizás más experiencia. Pero Ichigo no ha visto más que un par de hollows en estos años.

-De acuerdo -bufo -Pero yo no he visto ninguno…

-No lo necesitas, no cuando entrenarás con un shinigami. Vamos a volarle el trasero -se ríe malicioso -¿No se te hace maravilloso?

-No sé si se me hace maravilloso… -murmuro -Solo… ¿por qué? ¿Por qué quieres que me enfrente a mi papá? Vale, mi sueño es volarle el trasero -me sonrío -Pero me parece imposible.

Lo veo sonreír mientras mira al frente.

-Quiero que te enfrentes a él, primero porque sé que así lo quieres -me mira -Segundo, porque sé que eso te ayudará a sentirte seguro contigo mismo. Y tercero, porque sé que puedes hacerlo. Y salir victorioso. ¿Qué me dices? ¿Estás dispuesto a enfrentarme mil veces hasta estar listo para hacerlo con tu padre?

-Nunca estaré listo…

-Yo creo que sí… -agrega de buen humor -Pero quizás necesitas primero ver de lo que eres capaz. Cuando quieras entrenar, cuando quieras prepararte para enfrentarlo, cuenta conmigo. Yo creo en ti.

-Gracias.

Gracias por creer en mí cuando yo no puedo hacerlo. Disculpa por que, aunque quisiera que así fuese, tu palabra no vale tanto como la de mi papá. Disculpa por no creer una palabra de tu boca, porque durante años no he escuchado salvo que no sirvo para nada… Gracias…

-No hay nada que agradecer.

-Gracias… por ser más padre para mí de lo que él jamás lo fue.

Se sorprende, pero en lugar de decir algo que apoye a mi padre, pasa su brazo por mis hombros.

-No hay porqué, hijo.

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