Capítulo 22

El comienzo de esa semana en la academia había sido bastante similar a las otras. Salvo que, como el domingo, sentía que cada vez más personas eran capaces de notar el aumento de mi energía espiritual. Incluso yo mismo comencé a notar que había algunas cosas que mejoraron, en lo que respeta a, por ejemplo, Hoho. Los que antes parecían obstáculos demasiado altos, pasaban a ser menos difíciles de saltar, incluso fáciles. Mi reacciones en combate cuerpo a cuerpo eran muchísimo más rápidas y mis movimientos menos atolondrados. Comienzo a entender porqué mi papá era bueno en esto desde el primer momento… porque dejaba fluir su reiatsu libremente… y el control de las capacidades de un espíritu estaba justamente en ello.

Teniendo este nuevo antecedente comencé un entrenamiento personal antes de dormir. Cuando apagaban las luces y estábamos todos en nuestras literas, me concentraba en un punto fijo y practicaba en el viejo método de la respiración que me enseñó Kimiko buscando disminuir mi reiatsu a cero y luego dejarlo salir de a poco. Descubrí con esta práctica que no era nada tonto ni lento. Mientras más energía, más sencillas eran todos los prácticos de la tarde… y mientras más energía, más fácil se me era regresarla a su estado original. Me volvía bueno en ello, tanto como que un cambio al otro no durara más que un par de segundos.

-Me sorprendes, Ikari-nii -me comenta Kimiko mientras mide la carga de reiatsu que debo liberar a pulsaciones -Y solo en una semana -se sonríe -Soy tan buena entrenadora.

-Se supone que deberías ayudarme a encontrar mi zanpakuto y no divertirte midiendo mi reiatsu -respondo.

Kimiko hace como que no me escucha y me despega unos cables de las manos.

Luego de mi charla con Yoshida-sensei me pasaba unos minutos a la división del Kidou todos los días. Dejé de ir a entrenamiento con mis compañeros para priorizar, de otro modo, los tiempos no iban a darme para todo. Claro que me gané varias bromas de como Shiba-sama no necesita entrenar porque es over power. Son unos odiosos.

-¿Vas a ver a papá después de esto? -me pregunta enrollando los cables mientras unas hojas llenas de números se imprimen.

-¿A pasar vergüenzas en el entrenamiento de fútbol, quieres decir? -bromeo y ella se sonríe mirando las hojas -Soy tan malo.

-Todos lo son -responde dejando los cables en un cajón y ordenando los papeles -Creen que aumentando las prácticas van a mejorar -bromeó -Pero la esperanza es lo último que se pierde, ¿cierto?

-Supongo… -permanecemos en silencio un tiempo. Se sienta frente a mí y suelta un suspiro pesado -¿Algo mal en las mediciones?

-No, solo… -me mira con curiosidad -A veces me pregunto dónde está el problema. ¿Realmente no puedes entrar en tu mundo interno? No es tan difícil… de hecho es más sencillo que liberar reiatsu a voluntad. Si no puedes acceder a tu mundo interno difícilmente podremos saber dónde encontrar a tu zanpakuto.

-¿Crees que esté en mi corazón? -pregunto con tono burlón y niega -¿Entonces?

Ladea la cabeza y mira nuevamente a los papeles.

-Todas las asauchi son forjadas en la división cero. Excepto la de tu padre y la de Kazui que se generaron en cuanto ambos se convirtieron en shinigami. Tu padre debió morir para obtener la suya y, en parte, esa primera katana era la de mamá. Kazui obtuvo la propia dentro de sí mismo, prácticamente apareció cuando pudo salir de su cuerpo de manera espontánea. Y tú… moriste y pasaste a ser shinigami sin el proceso por el que tuvo que pasar tu papá… pero sin zanpakuto -la miro tratando de entender -Tiene que haber un término medio en esto…

-Kim-chan, deja de analizarlo tanto -la saco de sus cuestionamientos -Kazui es cosa de otro mundo y papá lo más raro del mismo mundo. Seguro hay una razón para eso y no debe ser tan compleja… -enarca una ceja -Si no soy tan complejo. Morí, llegué aquí, casi no tenía reiatsu, ahora lo tengo… La zanpakuto aparecerá sola -me alzo de hombros despreocupado.

-El asunto es que aparezca antes que tus compañeros sospechen que tu supuesta asauchi no es tal.

Tenía razón. Toda la razón.

-¿Qué propones? -pregunto.

-Sencillo. Vamos a forzar que ingreses a tu mundo interno. Al menos ya tienes control sobre tu reiatsu, eso puede facilitar las cosas -se puso de pie -Andando, no quieres llegar tarde al entrenamiento. Te acompaño…

Salimos de la sala hasta un largo pasillo. Había un par de shinigami dando vueltas, pero ninguno parecía interesarse por nosotros mayormente. Agradezco tener un tiempo para pasarlo obligatoriamente con Kimiko. La verdad que estar fuera de la residencia Kuchiki había marcado un distanciamiento inevitable. Generalmente los viernes habíamos acordado cenar todos juntos en algún lugar del rukongai que Rukia disponía con antelación. Pero no era lo mismo, un par de horas no podrían reemplazar jamás el vivir con ellos. Aun cuando me lo pasaba bien en la academia y con mis tíos, añoraba estar con ellos… con mi familia.

La división décimo primera era el centro del entrenamiento deportivo, o así se había dispuesto porque Madarame-san es el entrenador… autodenominado, por cierto. Hemos llegado antes y nos sentamos en la solera de la entrada, está bastante fresco, pero a Kimiko parece no importarle. Le doy una mirada fija, parece nerviosa.

-¿Y luego qué? -le pregunto -¿Te vas a casa?

-Claro -responde acomodándose el guante que oculta la quemadura de su mano -Deberías agradecerme la deferencia de acompañarte, Ikari-nii. Eres un maleducado.

Le doy un suave empujón por el hombro. Me lo devuelve, la empujo más fuerte y lo vuelve a hacer. Nos enfrascamos en un clásico juego de quien empuja más fuerte haciéndonos morisquetas.

-Pero qué hermanables -escuchamos tras de nosotros.

Nos volteamos y veo que Kimiko se vuelve muy, pero muy roja. Se pone de pie acelerada y realiza una leve venia.

-Disculpe mi comportamiento, Kira-san -dice acelerada y me apunta -Él comenzó -me acusa.

Me pongo de pie, saludo y observo en silencio. Kira era amigo de Renji, desde hace tanto que creo que ni mi padre estaba vivo en ese entonces. No era extraño verlo en casa…

-Es bueno verte por acá, Kimiko. ¿Viendo si te transfieres al Gotei?

-No… -murmura y la veo jugar con sus dedos.

-Lástima. Siempre he dicho que la división del kidou no te hace justicia. Eres una excelente combatiente, quizás deberías darle una vuelta, ¿no crees?

No es la primera vez que escucho a alguien sugerirle a Kimiko que debiese transferirse, usualmente son sus padres, pero cuando ello ocurría Kimiko defendía su postura fieramente. Pero ahora…

-No creo que sirva para el Gotei…

-¿Y eso por qué?

La escucho dar algunos argumentos sobre su desempeño, sobre los requerimientos para el traslado… pero su actitud es la que me sorprende. Sus manos que no terminan de refregarse entre ellas, sus mejillas encendidas, una voz suave…

-¿Y esta cosita tan linda?

No alcanzo a reaccionar cuando una mujer rubia con un enorme escote está pellizcándome las mejillas. Inevitablemente los ojos se me van a sus tetotas por un segundo y me pongo muy rojo.

-Él es Ikari Shiba, Rangiku -dice Kira.

-¿Crees que no lo sé? -sigue tironeando de mis mejillas -Si es tan lindo -me guiña un ojo y me suelta.

No puedo articular palabra. He dicho varias veces que soy un culista, pero estar casi encima de un escote así pone nervioso a cualquiera.

-Pasaba por aquí -explica la mujer -Estábamos en reunión de la asociación y decidí pasar a saludar -nota a Kimiko -¡Kawaii! -exclama y ahora la ataca -Miren quién se convirtió en la chica más linda de la división del kidou. ¿Qué les dan de comer a los Kichiki que todos terminan tan adorables? -la suelta.

-Es un gusto verla, Matsumoto-san -la saluda Kimiko.

-¡Si es tan educadita! -continúa con su adoración -Te he dicho muchas veces que no necesitas ser tan formal conmigo, guapa. Piensa en mí como una tía -se acerca a ella cómplice -De esas a las que puedes confiarle todo -le guiña un ojo juguetona.

-No es buena junta, Kimiko -asegura Kira y la rubia hace un puchero.

-Como sea -bufó Matsumoto -Busco compañeros para una reunión más tarde -su tono era sugerente -¿Quizás te quieras unir?

-Claro -asintió el rubio -Le diré a los chicos.

-Genial -se volvió hacia mí -¿Llevarías a esta cosita preciosa contigo? -vuelve a pellizcarme.

-Seguro, ya está torcido -se rió -Unos tragos no le harán mal, ¿cierto, Shiba-san?

-Por qué no -asiento -Para variar.

-Nos vemos en mi oficina más tarde entonces. Nos vemos, Kim-chan -se despide con la mano.

-Yo me entro antes que Ikkaku monte en cólera -dice Kira -Nos vemos dentro.

Lo sigo con la mirada y luego veo a Kimiko, quien suelta un suspiro. Voltea a verme, pero no dice nada, le sonrío y baja la vista. No necesitamos palabras en ese momento, pero…

-Hay cosas que no importan demasiado, Kimiko -le digo y alza la vista -Si tienes paciencia, quizás… cuando estés más grande.

Negó con la cabeza.

-Nos vemos mañana -su tono volvía a ser el mismo de siempre.

Dio media vuelta y salió veloz por el pasillo, se cruza con Hisagi y se saludan al vuelo. Noto que él quiso entablar una conversación con ella, pero no le dio chance.

-Estaba apurada -la disculpo cuando llega hasta mí.

-Lo noté -responde algo pensativo -¿Le pasa algo? Normalmente es bastante más sociable…

Porque estás con Kira, respondo en mi mente.

-El trabajo, Hisagi-san -comento despreocupado -El estrés es malo para la salud.

-Nada que un buen entrenamiento no cure -me empuja por el hombro -Andando si no quieres ganarte un reto de aquellos…

El entrenamiento extra de hoy es especialmente pesado, contando que además que ayer estuvimos en lo mismo. Ikkaku como entrenador es exigente, gritón y brutal. No se cuantas veces me ha tirado la pelota a la cabeza en su frustración por mi total falta de talento. Aunque hemos descubierto en qué soy bueno… metiéndole patadas al resto tratando de alcanzar el balón. Me gané el puesto de defensa… solo porque en mi intento de hacerme con la pelota la saco lejos. Claro que lo hago queriendo hacerme de ella, pero en fin.

-A las duchas, vagos -exclama Ikkaku dando por terminado el entrenamiento.

Me acerco a Renji, me revuelve al cabello.

-Abarai-san… ¿hay algún problema en que me una a la reunión de más tarde?

Renji me mira extrañado. Kira y Hisagi se asoman por detrás. Él los mira y ellos ponen cara de ruego.

-No vayas a decirle nada a Rukia -me advierte con tono divertido, le sonrío -¿Hasta cuando me vas a decir así? Llámame por mi nombre y ya. Deberías hacer lo mismo con Rukia también -me indica y asiento -Ese es mi muchacho -me palmotea la espalda -A la ducha y por unos tragos.

Normalmente cuando paso por el Gotei voy a la décimo primera, décimo tercera o a la sexta, pero la décima división era terreno desconocido, aunque no se diferencia en nada a las otras… salvo en una cosa, ésta era la división que solía dirigir mi abuelo.

No puedo evitar sorprenderme con la naturalidad que todos beben en la oficina de Matsumoto-san. Está el equipo completo dirigidos por ella, la única mujer, ama y señora del lugar. Es divertida y alegre, se maneja como una más de ellos… me recuerda a Sasaki. Tal como con mi amiga, parece tener un poder para controlar a toda la testosterona.

-¿Te gusta la academia, Ikari-kun? -me pregunta con la confianza que solo puede darle el tenerme bebiendo en sus dominios -Yo la odiaba, es tan aburrida…

-Me gusta. He aprendido mucho… aunque es bastante estricta… y la comida muy mala.

-¿Cierto que sí? -exclama con entusiasmo -La del Gotei es mucho mejor, ya lo verás.

Los tragos van y las botellas se van vaciando. Pero por cada una que se termina, mágicamente aparece otra para reemplazarla quién sabe de dónde. Tengo buena tolerancia al alcohol, pero creo que ya se me subió a la cabeza. Comienzo a pensar en varias cosas, pero ninguna permanece mucho en mi mente, más bien estoy con la vista fija en una raya de la mesa.

-Tenemos un caído -bromea Rangiku mirándome -¿Quieres un café? -niego con la cabeza -Renji… -lo llama y él se voltea -Hora de irse a casa… -me indica.

-No es necesario… solo dejaré de beber -digo mirando a Renji -Quizás un café estaría bien -le digo a la rubia.

No tarda demasiado en traerlo y lo pruebo. Negro y sin azúcar, remedio infalible. Los escucho hablar mientras me repongo.

-Con que mañana es el cumpleaños de Ichika… -comenta la rubia a mi lado -¿Qué tienes planeado? -intenta sacarme conversación y con ello sacarme de mi estado algo ebrio.

Mal tema. Mañana es viernes, los fines de semana los paso con mis tíos… tampoco puedo pasar el día con ella aunque quisiera por la estúpida restricción… No es que no lo haya pensado antes, pero intento no hacerlo demasiado. Kimiko tampoco me lo dejó fácil cuando me comentó que para el último cumpleaños de Ichika, tontoru le llenó la oficina de flores, la llevó a cenar a un genial y elegante restaurante y le regaló una gargantilla cara. Una que le he visto puesta… y es muy bonita, debo agregar.

Me alzo de hombros.

-¿Ya no sigues con ella? -me pregunta con interés -Porque yo estoy disponible -bromea y me río bajito -¿Entonces? -vuelvo a alzarme de hombros -Las mujeres no esperamos gran cosa… solo saber que somos importantes, es muy sencillo.

¿Importantes? Me quedo mirando a los claros ojos de esa mujer pensativo. Ya no hay café en mi taza y todos comienzan a ponerse de pie. Es momento de retirarnos.

¿Cómo demostrarle a Ichika que me importa? Salimos de la división, el grupo comienza a dispersarse. Salimos del Gotei con Renji, quien habla de los entrenamientos y del torneo que comienza de regreso de vacaciones. Si bien le presto atención y charlamos, mi mente está en otro lado.

Nos despedimos en la entrada de la academia. Mis pasos me llevan hasta mi habitación, aun no hay nadie, supongo que aun entrenan o están estudiando para los finales de la próxima semana. Me meto a la cama. Pronto todos ingresan bastante bulliciosos, hablo con Ito y Tukusuma, bromeamos un rato hasta que el encargado de pasillo pasa revisión y apaga la luz.

¿Cómo hacerle saber a Ichika que es importante para mí?

Miro al reloj de la pared, ya casi es media noche veo en la penumbra. Me bajo de la litera con sigilo, chequeo que todos duermen. Me cambio de ropa rápidamente, utilizando el uniforme negro de shinigami con el que llegué a la Sociedad de Almas. El negro era el color para esta noche… para fugarme de la academia. Junto a la puerta comienzo a bajar mi reiatsu hasta la versión Ikari autocontrolado. Imperceptible. Salgo de la habitación.

La oscuridad no es problema para mí, solía salir de noche de mi casa para ir por un paseo nocturno o a algún sucucho donde no les importara mi edad para beber algo con un grupete de tipos de la escuela con los que solía juntarme solo para tener con quien pasar el tiempo.

Me colé en los pasillos con sigilo. La adrenalina del momento lograba que, por ratos, creyera que mi nueva habilidad de liberar reiatsu se volvía en mi contra. Era entonces que paraba un instante, esperaba que alguien se apareciera para regañarme, pero nada. Esquivo a un par de rondines y salgo trepándome a un árbol junto al muro.

Acabo de romper la regla primordial del Concejo de Clanes. No pisar el Seireitei sin vigilancia.

Me muevo con cuidado entre las calles, procurando ocultarme en las sombras. El recorrido lo sé, pero lo hago más lento que de costumbre. Miro hacia todos lados bastante nervioso, sé que estoy haciendo lo más idiota que he hecho en mucho tiempo… Doy con el enorme muro que rodea la residencia Kuchiki. Si intento saltarlo así, sin ayuda, tendría que liberar reiatsu… Bordeo el muro buscando un lugar por donde trepar. Recuerdo que hay un árbol grande cerca… ahí está.

Me trepo con torpeza hasta alcanzar una rama que se acerca al borde del muro. Me arrastro por ella hasta el extremo y me dejo caer para darme con todo el borde del muro contra la boca del estómago. Casi no puedo respirar y me empujo dentro cayendo cual saco de papas en el jardín. Me quedo quieto entre que me duele todo y que espero no haber alertado a nadie. Me pongo de pie costosamente y me sacudo el uniforme. Bordeo nuevamente el muro hasta llegar al sector de las habitaciones. La luz de Ichika está apagada. Me tiro al suelo y repto hasta allí. Me imagino que debo verme bastante gracioso. Alcanzo la solera y me subo rápido. Toco al shoji corto. Nada, deber estar dormida. Vuelvo a tocar. Nada.

-Ichika… -la llamo y vuelvo a golpear -Ichika.

El shoji se descorre suave. La cara de Ichika es un poema. Pasó de la sorpresa, a la furia en un segundo. Me tomó por el uniforme a la altura del pecho y me arrastró de un jalón dentro.

-¿Qué mierda estás haciendo aquí? -gruñe.

-Ya son más de las doce… feliz cumpleaños -le digo con un gesto inocentón.

Veo que su furia se desvanece y niega suave.

-No debiste hacer esto -suspira -¿Sabes qué pasará si te descubren? ¿Acaso no estabas pensando? -frunce el ceño -¿Estuviste bebiendo?

-Un poquito -respondo.

-Para estar medio borracho tu autocontrol sigue siendo impresionante.

-Ya no estoy borracho -me defiendo -Si lo estuviera tanto no habría podido llegar hasta acá, ni menos trepar ese horrible árbol, ni sobrevivir caer de ese muro gigante y arrastrarme por el césped a lo comando.

-En realidad no me importa -dijo en tono suave -Quizás si no hubieses estado pasadito de copas no te hubieses atrevido a venir hasta aquí -me toma de la mano y me guía hasta el futón, se sienta y la sigo -No puedo decir que no estoy preocupada -mira a nuestras manos -Pero ha sido un detalle muy lindo… -sus ojos en los míos -Gracias.

-Bueno… si es un poco arriesgado, ¿verdad? -asintió y se recargó contra mí. Paso un brazo por sus hombros -Esta situación me tiene harto… y ha pasado solo poco más de un mes.

-Si… si tan solo hubiese una manera de objetar… lo… -se aparta ligero para verme a la cara -Apela, Ikari -suelta de pronto -Apela al Concejo. Insiste. Estoy segura que Oji-sama te ayudará… y mamá y papá… la última vez hubo gente que te defendió. Me contaste que tus amigos en la academia…

-Ichika… no -la interrumpo desganado -Sé que es algo brutal la decisión, pero, quizás, si me someto a su voluntad, en algún momento vean que no soy el peligro que creen…

-¿Qué clase de líder de un clan habla así? -exclamó con molestia, pero no se apartó de mi lado -¿Acaso demuestras valor o ímpetu en lo que se supone quieres con esa actitud temerosa y sumisa? Así difícilmente lograrás su respeto y que alguien te apoye. Así solo le das la razón a Mizushima… -no digo más, tiene razón, pero no sé como hacerlo -Apela… por ti, por todos los que creen en ti… por mí.

Su voz es tan dulce, sus ojos me miran con el anhelo de solucionar este asunto. Ichika cree en mí y le estoy demostrando que sigo siendo el mismo idiota que le da la razón al primer tipo que me pone el pie encima, reafirmándome que no sirvo para nada. Sí puedo ser el líder de un clan, sí puedo hacerlo. Puedo lograr el apoyo del Concejo… aun cuando no sepa como.

-Te lo prometo -resuelvo y la veo sonreír. Ya no con ese gesto dulce, sino con determinación.

-Cool -se ríe -¿Puedo cobrarme mi regalo ya? -su tono es sugerente.

-¿Tu regalo?

No alcanzo a reaccionar cuando me veo tendido en el futón con Ichika sobre mí y sus labios contra mi boca.

-Puedes pasarte un poquito -me susurra.

Dicen que la Sociedad de Almas es algo como el cielo y, he descubierto, que este cielo no es perfecto, excepto cuando tengo a Ichika entre mis brazos.

Salí antes de gong de la residencia de los Kuchiki. Ichika dormía profundamente y vestida por si se pone en duda mi caballerosidad. Prefiero no despertarla y abandoné su habitación y salgo de la casa saltando el muro. Me volteo para ver nuevamente tras de mí distraído y me doy de todo cayendo sobre el señor shinigami. Mala suerte, Ikari Shiba, como siempre.

-Buen día, señor Shinigami -me levanto de sobre él -Asumo que estoy castigado -digo con inocencia y le tiendo una mano para ayudarlo a ponerse pie. Claro que la rechaza. Suelto un suspiro me sacudo el uniforme.

-Vamos, muchacho.

Se adelanta y lo sigo en silencio. Sabía que esto podía pasar, pero la adrenalina del momento me bloqueó el pensamiento. Me sorprendo cuando sus pasos nos llevan de regreso a la academia, pero por detrás. Lo miro extrañado.

-¿Qué esperas? Salta de una vez -pone sus manos para darme el aventón.

-¿No hay castigo?

-¿Por visitar a tu novia? Quizás debería castigarte por tenerme toda la noche en vela cuidándote el trasero -me mira la cara de sorpresa -Estoy de tu lado chico. Muchos lo estamos. Anda salta de una vez.

-Gracias…

Pongo el pie sobre sus manos y doy un brinco para tomarme del borde del muro. Me trepo y salto del otro lado cayendo de costado… como un idiota. Me falta entrenar más duro.

Me pongo de pie y me cuelo en la academia pensando en las palabras del señor Shinigami.

.

Tukusuma daba vuelta las hojas intentando encontrar la respuesta a sus dudas, pero claramente no estaba concentrado, Ito se asomó hacia el libro con cara de duda. Sasaki le quitó el texto con brusquedad.

–¿Cuál es el problema, cariño? –pregunta con picardía, adoraba molestar a Tukusuma –¿Tratando de encontrarle la quinta pata al gato?

–Me doy –suspira en respuesta apoyando la cabeza en una mano –Voy a reprobar, eso es seguro.

–No seas trágico –le digo haciéndome hacia delante en la mesa y arrastro el libro hacia mí –¿Cuál es tu duda?

Todos me quedan mirando con curiosidad, supongo que es porque rara vez entiendo a la primera algo, o porque tengo el descaro de preguntar cuando usualmente doy una mala respuesta. Tukusuma comienza a hilar sus ideas, mientras nosotros comenzamos a ladear la cabeza ante tamaña ocurrencia. Sin duda él tenía las ideas más descabelladas.

–Te insisto que una vez en el Hueco Mundo un alma no es capaz de sobrevivir por sí misma, solo consumiendo a otras –gruñó Sasaki aburrida de dar explicaciones.

–Ya, pero supongamos que logra sobrevivir… y encuentra al Hogyoku místicamente. ¿Puede transformarse en espada?

–¡Qué no! Eso es imposible, fue absorbido por Aizen-sama.

–No digas su nombre –exclamaron Tukusuma e Ito al mismo tiempo tomándose de las manos y acercándose entre ellos con terror.

Sasaki bufó y me quitó el libro de regreso. Lo cerró bruscamente y se puso de pie.

–Con ustedes es imposible estudiar –recogió el resto de sus cosas y las dejó en el bolso –Me voy a encontrar un poco de paz. Cuando encuentren la respuesta a esa pregunta idiota, me buscan para hablar en serio esta vez.

Se retira visiblemente molesta.

–Tukusuma-san –alzo la voz, mis dos amigos se sueltan y me prestan atención – Pocos Hollows tienen el potencial de arrancarse sus máscaras, e incluso si son capaces de hacerlo el cambio puede no ser muy importante. Básicamente, sólo los Hollows del tipo vasto lorde llegan que llegan a convertirse en arrancar con un evidente cambio y un aumento de poder que deba ser tenido en cuenta. Aunque la Sociedad de Almas ha tenido noticias de los Arrancar naturales desde mucho tiempo atrás, sólo tras la traición de Aizen el proceso de Shinigamificación se ha extendido y se ha perfeccionado considerablemente, gracias a la acción de la Hōgyoku.

Ambos ladean la cabeza nuevamente, Ito parece sorprendido, Tukusuma frunce el ceño.

–Lo memorizaste… maldito cerebrito.

–Oye, no soy un cerebrito, me cuesta tanto como a ustedes –me defiendo bastante ofendido. Los cerebritos eran esos engreídos que obtenían las mejores calificaciones y solían burlarse de otros como yo, alumnos abnegados con ansias de surgir… estoy siendo sarcástico. Pero sí me pateaban las pelotas.

–No eres digno de pertenecer a la Hermandad Basura–masculla Tukusuma.

–Hermano –se ríe Ito –Te recuerdo que formamos la Hermandad Basura para apoyar a Shiba-sama en su camino a recuperar su sitio en el Seireitei como el gran líder del clan Shiba –se burló grandilocuente.

–Ya basta los dos –gruño –Son los peores amigos de la vida. Y no me pongas ese sufijo que es bastante molesto –ambos se sonrieron burlones –En la Hermandad Basura no hay títulos. Somos…

Todos iguales por derecho si provenimos del mismo lugar –continúa Ito remedándome –A veces eres tan gracioso, Shiba. Tienes pasta de líder, hablas tan bonito.

–Vayan a cagar –bufo escondiendo mi cara entre mis brazos cruzados en la mesa –Por cierto –apoyo el mentón para quedarlos mirando –Solo repito lo que dijo el sensei en clases. La teoría dice que primero el Rey Espíritu, ser único en el universo, dividió su reiatsu para crear almas para poblar el mundo, creando a su vez las distintas dimensiones al ver que las almas en el mundo no eran inmortales porque el cambio de dimensión las volvía vulnerables.

–¿Ves cómo si eres un cerebrito? –se burla Tukusuma otra vez –Ilumínanos, Shiba-sama, en tu infinita sabiduría…

–Oye –interrumpe Ito –Es un buen resumen… Bueno, entonces el Rey Espíritu, creó el Hueco Mundo para remitir a las almas en pena que no habían terminado sus asuntos en el mundo de las almas vivas y que hacían daño a las que se encontraban vivas aún, ¿verdad? –pregunta solo para cerciorarse y ambos asentimos con Tukusuma –Y la Sociedad de Almas que es donde todas las almas retornarían para volver a reencarnar cuando murieran en esta dimensión.

–Entonces explícame de las otras subdimensiones… dimensión uno donde estamos nosotros.

–Técnicamente esa sería la cero –cavilo –Almas sin poder espiritual desarrollado. La primera sería la de los shinigami, los arrancar… Ya luego me lío. No puede ser que comparen a un shinigami promedio con un capitán o un teniente. Ellos deberían estar en la segunda dimensión… ¿o no?

–Pues no, tú eres segunda dimensión. Over Power, Shiba-sama –ríe Tukusuma –Nacido de un shinigami y una humana, tienes de dos dimensiones. Olvidábamos que la madre de Ikari también tiene poderes… ¿qué cosa es tu madre, Shiba?

–Buenísima pregunta… algo entre humano y… ¿algo? –me río de mi propia herencia –Pero volvamos al tema…

–Oye, eso es importante –Ito toma sus apuntes y señala un párrafo –La mencionan aquí –pasa el dedo con insistencia –Con el poder de revertir eventos. ¿Por qué no le preguntas a ella?

–Creo que ni ella misma sabe –suspiro –Mamá es… algo ingenua en ese aspecto.

–Tu familia es tan cool –exclama Ito –Tu padre es el salvador de la Sociedad de Almas en dos ocasiones, se interpuso en la sentencia de Kuchiki Rukia-sama… ¿nunca has pensado que eso último es bastante curioso?

–No lo menciones –pongo mis manos frente a mí en actitud desinteresada –Lo he hecho varias veces. Deuda de honor supongo… –ambos me miran con cara de claro que sí, campeón –Pero dejando el tema de lado, ¿podemos concentrarnos en algo más que no sea analizar a mi familia?

Ambos me miraron desilusionados.

–Bueno, entonces el Rey Espíritu controla el ir y venir de las almas a las diferentes dimensiones… contando que también tenemos las subdivisiones –reflexiona Tukusuma –¿Por qué nunca detuvo a los espadas? ¿Por qué no detuvo que el mundo de los humanos y la Sociedad de Almas se unieran en un humano? Es por lejos curioso…

–Y de nuevo hablamos de mi familia… –suspiro.

–Por cierto –interrumpe Ito –¿Quién es el Rey Espíritu?

–Lo hemos visto miles de veces en clases, Ito –exclama Tukusuma –El Rey Espíritu luego que lo consumiera Yhwach es…

Ayakama Reiji se asoma a la mesa cargando sus libros que deja sobre la mesa. Él es el muchacho que ha tomado el liderazgo de los herederos de los clanes menores y mi compañero en mi objetivo de callarle la boca a Mizushima. Va un par de años sobre nosotros.

–Hola, chicos. ¿Necesitan ayuda con los exámenes?

–Necesitamos un milagro… –responde Ito –Sobre todo este burro aquí –le da un golpe a Tukusuma en la nuca –De hecho hablábamos del Rey Espíritu.

–Ah, pero si eso es fácil. El rey espíritu es…

–No le veo sentido a seguir insistiendo en el tema –interrumpe Tukusuma –¿Nos das una mano, Ayakama?

Asiente y comienza a resolver unas dudas. Es impresionante las muchas cosas que se aprenden en la Academia. Pensar que antes no tenía ningún interés en saber de este mundo y ahora no puedo dejar de querer saberlo todo. Escucho con atención a mi senpai y tomo notas de sus acotaciones. Pasadas un par de horas, tocan el gong para la cena. Mis amigos se levantan veloces, veo en la cara de Ayakama que no tiene intención de retirarse aún… él cenaba en su casa, en el Seireitei. No puedo evitar sentir nostalgia de, cuando como él, me retiraba a esa hora para ir a casa. Odio a Mizushima y todos esos odiosos vejestorios. Me odio a mí por no poder haber defendido mi postura, por haber desilusionado a todos, por haber entristecido a mi familia. Una real verga.

–Quiero hablar contigo, Shiba. Es sobre los clanes.

–Me lo imaginé. Te escucho.

.

En fin, el día se pasó bastante rápido entre las clases y los tiempos de estudio. Debo cerrar el día en la división del kidou. Todo el camino rumio las palabras de Ayakama. Tenía ciertas reticencias al respecto, pero asumo que al ser hijo del líder de los clanes menores que dependían de los Shiba, debía darle crédito. El asunto era bastante sencillo, atacar a Suoh de manera sutil, pero efectiva. Quitarle su poder dentro de la academia. No era que yo no lo hubiese pensado antes, pero la medida de Ayakama me parecía inalcanzable. Ésta era superarlo en todas las maneras posibles… O sea, volviéndome el estudiante más brillante que, en este momento, existe en la academia. Ser poderoso era algo que no era común a los Mizushima, de hecho era la única familia que no poseía la hegemonía de alguna división en las fuerzas de la Sociedad de Almas.

¿Cuál era la influencia de los Shiba en el Gotei?

Décima tercera división, tu tío era quien mantenía la influencia en esa división.

Pero no era el capitán…

Eso era circunstancial, alguna razón debió haber para aquello. La pérdida del poder del clan es la única que se me ocurre.

Tiene sentido…

Lo anterior implicaba varias cosas, no solo destacar en la academia, sino que llegado el momento, tomar una posición dentro de esa división. De ninguna manera iba a imponerlo, no tenía derecho, sobre todo por ser Rukia quien llevaba la división… Además, por mucho que avance en la academia no implica un puesto especial. Aunque no dudaba que ella me recibiría con los brazos abiertos en sus filas.

El lograr ser más fuerte que Mizushima inmediatamente te elevará de nivel. Son influencias, ya sabes lo mucho que les importa a los nobles las posiciones dentro del Gotei. Será cosa de tiempo que algunos clanes menores quieran traspasarse de tu lado.

¿Por qué?

Bushido, Shiba –se sonrió socarrón –Su lealtad está con tu clan. Regresarán simplemente por ello. Son años de servirlos. Además, hubo un juramento de seguirlos si alguna vez llegaban a reposicionarse… solo están esperando que recuperes tu lugar en el Seireitei y dentro de los clanes principales.

Ya… pero cómo lograr reincorporarme. Mi situación actual es bastante decidora.

Tranquilo, eso déjaselos a los viejos –me guiñó un ojo –Los clanes menores están buscando la manera, así también los Kuchiki. Estarás de regreso en función de cuánto demuestres que estás al nivel de dar la pelea… y en ese momento necesitarás de todo el apoyo que puedas tener. No solo de las familias menores, sino de la fuerza más importante de la Sociedad de Almas… el rukongai.

-Buenas tardes, Ikari-nii -me saluda Kimiko visiblemente contenta -Pasas por casa y no saludas… muy feo, ¿no crees?

-Pero cómo…

-Duermo al lado de Ichika, ¿o no te acuerdas? -se rió.

Me sonrojo hasta las orejas. Pero la postura despreocupada de Kimiko me tranquiliza un poco.

-Bueno, a lo que nos convoca. Toma asiento por favor. Ya llegará el oficial y podremos conversar…

-¿Qué se supone que haremos específicamente?

-Te forzaremos a entrar en tu mundo interior. La magia del kidou. ¿Sorprendido que decidiéramos por ello finalmente?

-Preocupado más bien…

-No nos meteremos en tu cabeza, solo lo provocaremos -abre la puerta y mira hacia afuera -Aunque dudo que sea rápido. En cuanto llegue el oficial comenzaremos… -vuelve a ingresar dejando la puerta abierta -Mamá vendrá luego a hablar contigo.

Un hielo me recorre la espalda.

-¿No es por lo de anoche? -pregunto angustiado y ella niega -¿Entonces?

-Es sobre navidad -responde tomando asiento nuevamente frente a mí -Mamá quería hablarlo contigo antes, pero no le digas que te lo adelanté, ¿sí? -asiento -Han denegado tu paso al mundo humano -guardo silencio un instante y ella me mira expectante -¿Estás bien?

Ese Mizushima… ¿Qué le importa si cruzo o no del otro lado? ¿Por qué se mete en ello? ¿Con qué derecho me impide ir a ver a mi familia… a mi mamá?

-Creo que estoy listo para entrar en mi mundillo interior -digo resuelto -Y apelaré al Concejo -parece sorprendida, pero del sorprendida bien -No voy a soportar un segundo más esto. Se acabó.

El oficial ingresa. Comencemos. Ya me he hecho el tonto mucho tiempo. ¿Quieren a un Ikari over power? Pues se los daré… Te recomiendo vaselina Mizushima… mucha.

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