Capítulo 21
-Gracias.
-No hay nada que agradecer…
Ichika me queda mirando con curiosidad.
-¿Qué estás pensando que tienes esa cara? -me pregunta enarcando una ceja.
Le sonrío con malicia.
-¿No quieres ir por un paseo? -le propongo manteniendo el gesto -Podríamos repetir lo de esa ronda al rukongai -se sonroja hasta la orejas -Claro que solo con fines académicos -agrego fingiendo inocencia.
-¿Acaso es en eso en lo único que piensas? -exclama molesta y me río -¿No piensas en las implicancias que tu entrenamiento con Isshin-san pueden tener en el Gotei y toda su situación actual? ¿No escuchaste lo que te acabo de decir?
-Claro que escuché -respondo -Solo… bah, olvídalo -mascullo.
Se voltea mirando al shoji y yo al otro lado. Bueno, debo admitir que le bajé la solemnidad al momento. Disimuladamente la veo, se pone de pie.
-¿A dónde vas?
-¿No dijiste que querías ir por un paseo? -responde abriendo el shoji -De todos modos ya es muy tarde para volver a casa -me pongo de pie -Puede que sea un oficial del Gotei, pero mejores han sido tomados desprevenidos de noche por estos lugares…
Camino hasta quedar frente a ella, lo bastante cerca como para que tenga que alzar la vista para verme.
-Es una pésima mentira, Ichika
-Bueno, si quieres puedo regresar a casa -hace el amague de darme la espalda y salir, pero la tomo de la mano.
La atraigo a mí y la tomo por la espalda rodeándola con los brazos. Apoyo el mentón en su hombro.
-Para qué te vas a exponer a que te ocurra algo, ¿verdad? Si te dejo marchar no estaría cuidando de ti… -me aparto y me mira sobre el hombro -Y antes que salgas con el puedo cuidar de mí misma sola -la remedo y frunce el ceño -Te recuerdo que ambos prometimos cuidar el uno del otro -se gira hacia mí -Puede que no tenga las herramientas para hacerlo con una katana y hacerlo al estilo Gotei, pero hay otras formas… ¿verdad?
-Es verdad -asintió con un gesto dulce y me tomó de la mano -Vamos por esa ronda -su mirada se volvió fiera -Y controla tus manos, Ikari. No lo volveré a repetir.
-Controlado, palabra de adolescente caluriento y virgen.
-Eso no me deja mas tranquila -bufa -¿No podrías tratar de ser algo más romántico?
Salimos de la sala. Me quedo pensativo. ¿Romántico? Inevitablemente me quedo rememorando los shoujo que alguna vez vi.
-Lo intentaré -digo con convicción -Si lo hago…
-Dejaré que alguna mano se te arranque casualmente -responde sugerente.
Esto es el cielo. Seré el más cursi de la vida, es mi nuevo objetivo… después de ser shinigami, mandar al carajo a Mizushima y callarle la boca a papá. Vaya, estoy bastante ocupado. Deberé priorizar… Miro a Ichika de reojo. Luego jerarquizo objetivos, hoy soy de esa chiquita malgeniada.
-¿Qué me miras tanto?
-Lo hermosa que eres -respondo con cierta burla -Eres tan bella como esta noche… con la luna y las estrellas…
-Ikari… está nublado.
-Al menos lo intento… -mascullo con frustración.
-Sigue practicando, Shiba-kun -canturrea.
-Odiosa -gruño.
.
No fue gran sorpresa para mí que, al volver a la academia el domingo por la tarde, algunos profesores me miraran con inusitado interés. Por supuesto, que mis compañeros poco y nada notaron el alza en mi reiatsu, alza que habíamos entrenado para mantener estable con mi abuelo… tras mucha práctica. No era un descontrol, más bien algo moderado, como haciendo notar que estoy aquí y que tengo algo de potencial.
-Si bien eres un proyecto de shinigami raza pura cien por ciento, todos tenemos algo que nos hace únicos e irrepetibles. Cada persona te distinguirá por ello… es como reconocer la voz de alguien por teléfono -había dicho mi abuelo.
Pues bien. Ahí iba yo haciéndome notar por los corredores. Alguno que otro muchacho de cursos superiores me miraba con curiosidad. Supongo que ellos sí lo notaban.
Luego de dejar mi ropa en la lavandería, voy por mis libros para darles una revisada antes de mañana. Puede que me haya pasando todo el fin de semana entrenando, pero no era precisamente entrenando en cosas de la academia. Los exámenes eran la semana entrante y luego de ello, las ansiadas vacaciones.
-Ikari Shiba -escucho una voz familiar a mi espalda cuando estoy abriendo mi casillero.
Me volteo. Yoshida-sensei, el profesor de artes demoniacas, me llama con la mano y retrocedo mi camino. No hay nadie en los pasillos, todos ya habían ido a cenar.
-Veo que estuviste trabajando sobre tu autocontrol -comenta sutil -O descontrol. No me refiero a tu actual estado, debo reconocer que me sorprendes gratamente… De ser imperceptible a liberar un reiatsu moderado con notable manejo, es un gran paso -hizo una pausa -Quizás para muchos pasaste desapercibido el día de ayer. No para mí… supongo que se debió a un alza inusitada de varios reiatsu seguidos de tu manifestación… Rukia Kuchiki, Renji Abarai y Byakuya Kuchiki. Buena medida de ocultarte…
¿Me ocultaron liberando su energía? ¿Por qué? Las palabras de Ichika vinieron a mi cabeza… que el Gotei lo notara no era buena idea.
-Debo reconocer que me costó identificarlo tras el reiatsu de la chica Abarai, quien fue la primera en reaccionar, pero… Dejémonos de preámbulos. Vamos a mi oficina -comienza a caminar y lo sigo -Tienes gente que te aprecia y quiere protegerte… eso es bueno. Sobre todo ahora.
Llegamos a una puerta, como las del otro lado. Abre, me indica que pase y tome asiento.
-Para nadie es misterio que tienes talento, chico -comienza apoyando los codos en el escritorio -Has mejorado mucho, todos lo comentan -me sorprendo, no se había pasado por la cabeza -Has puesto esfuerzo y eso es valorable. Das los pasos correctos y te ciñes a lo que se espera de todo estudiante.
-Se lo agradezco… sus palabras.
-Verás, muchacho… -hizo una pausa -El liberar tu reaitsu ha sido una jugada acertada, pero eso significa que varias de tus habilidades se potenciarán -asentí, estaba al tanto -Voy a ayudarte.
-¿Qué? -exclamo sorprendido -¿Por qué?
-¿No puedo querer ayudar a un alumno con potencial? No eres el primero ni el último.
Me quedo en silencio un momento sopesando la situación.
-¿Es por mi padre?
-En parte -confiesa -El Gotei buscó por años tener a Kurosaki padre y al hijo en sus líneas… Ahora, convenientemente, tú estás aquí -me mira fijo -No me extrañaría que te reclutaran a fin de año… sin importarles realmente tu nivel y tu preparación. Ellos buscan combatientes, esa es la verdad.
-Algo me han comentado -interrumpo y él asiente -¿Pero fijarse en alguien como yo…? Sé que puedo ser interesante.
-Más que interesante -continúa -Al morir inmediatamente te convertiste en un shinigami… aun sin tener una transferencia de poderes como tu padre. No te diferencias de tu hermano Kazui en ese aspecto. Pero lo más curioso de ti es… ¿y tu zanpakuto? -enarco una ceja -¿Por qué no portas una si tu hermano lo hizo del primer momento?
-Eso no lo sabía… -murmuro pensativo.
-Tanto tu padre como tu hermano no obtuvieron sus zanpakuto por la vía natural… cedidas por la academia o el Gotei. Ese es el conducto regular, de otro modo cualquier alma con reiatsu tendría una y se armaría una bataola en el rukongai… Me pregunto, y no soy el único, ¿dónde está tu zanpakuto?
-No me diga que en algún lugar en mi ser y que tendré que materializarla luego de ridículas sesiones de meditación -golpeo mi frente contra el escritorio y me quedo así.
-No eres tan despistado -se rió -Una katana promedio no servirá. Las asauchi son las espadas comunes que se entregan a todos los estudiantes el segundo semestre. Todas tienen el potencial de convertirse a la larga en una zanpakuto, pero depende del portador. Cada una tiene dentro de ella una base de energía que, en sintonía con el usuario, va generando una personalidad y responde a los deseos del portador.
-Muy Harry Potter -comento, me mira intrigado -Nada, continúe por favor.
-De acuerdo -retoma -Si te entregamos una asauchi corriente… ¿Qué sucederá? ¿Alguna vez te reconocerá como su amo y si dentro de ti tienes otro potencial? Sería tener dos entidades dentro de una katana.
-Me suena familiar -canturreo bajito.
-El máximo potencial no puede darse con personalidades separadas. Algo que tu padre descubrió luego de bastante tiempo…
-Ay, no no -niego moviendo las manos -No me diga que voy a ser una cosa extraña. Quiero ser un shinigami como cualquiera. Nada de cosas raras, sorprendentes y asspull. Lo mío no son las sorpresas. Suficiente tuve con ésta y asumirlo me ha costó un culo… -veo su cara severa -Un mundo, un mundo -me corrijo.
-Tengo dos teorías -me mira fijo -La primera, tu zanpakuto esta dentro de ti y solo sería necesario canalizarla a una katana con el potencial de absorberlo. Lo cual se puede arreglar… La segunda, tu zanpakuto ya estaba aquí, en la Sociedad de Almas, y por eso no la cargas.
Suspiro. Ambas opciones son cool, lo reconozco, pero sentirme que salgo de la regla es incómodo. Pero, qué va, teniendo a Ichigo Kurosaki como padre no puedo esperar ser normalito… ya lo comprobé ayer y, aunque fue genial... Fuck.
-¿Alguien más sabe esto? -pregunto y enarca una ceja -Todos… demonios. Yo solo quería ser normal… -rasco la madera con la uña del índice.
-Lo eres… normal bajo curiosas circunstancias -dice en tono paternal -Como sea, el segundo semestre no se te entregara una asauchi.
Fuck, super fuck, mega fuck. Vuelvo a golpearme la frente contra el escritorio… ahora repetidas veces. Me detengo y suelto un bufido. Fantástico, todos tendrán su katana turbo cool menos Ikari Shiba porque es especial.
-Ya conoces a Kimiko Abarai -recalca lo obvio -Ella es parte de la unidad de investigación de la división de Kidou. Creemos, en la división, que podemos encontrar la respuesta a este dilema. Somos nosotros o la décima segunda división del Gotei… y te recomiendo que sea en la división de Kidou la que se encargue. Somos menos… extremos -agregó con tono risueño.
-De acuerdo… no tengo nada que perder supongo.
-Te dejaré encargado a Kimiko-chan en ese caso…
Me sorprendo gratamente que, por un lado, sea Kim-chan. Y por otro que ella tenga un puesto así de importante.
-Shiba-kun... prometo entregarte una katana común de todas formas. Así nadie sospechará, no queremos que Mizushima tenga motivos para dudar de tu legitimidad en la academia. Solo… serás pésimo realizando konso, si entiendes a lo que voy.
-No podré aplicar ninguna técnica shinigami con una katana corriente -murmuro desganado.
El sensei asiente.
-Te buscaré una que se vea genial, ¿de acuerdo? Al menos tendrás un arma envidiable.
-Es un consuelo -admito -Solo tengo una duda sobre sus teorías. Que mi katana esté en algún lugar dentro de mi centro zen lo entiendo… pero, ¿si no fuese así? ¿Dónde podrá estar? No debería estar con las otras asauchi -el sensei negó -¿Por qué?
-Entiende, es parte tuya, una asauchi puede ser de cualquiera. En algún lugar de la sociedad de almas habría una zanpakuto que no tiene dueño.
-Supongo que a mi lista de objetivos tendré que agregar "buscar a mi hija perdida" -me alzo de hombros.
-¿Muchos objetivos? -se ríe.
-Ni se imagina cuantos llevo…
-Tener motivaciones es lo que mueve en la vida, lo que le da sentido a todo lo que hacemos. Sin motivaciones el transitar por esta existencia carece de sentido y se vuelve vacía -asiento -¿Alguna en la que pueda ayudarte, aparte de encontrar tu perdida zanpakuto?
Reflexiono un segundo.
-Yoshida-sensei -me mira con interés -¿Qué es ser romántico para una chica?
Se rió.
-Tengo alguna idea…
.
Isshin ingresó en casa de su hijo como cada domingo a almorzar. Karin y Yuzu no se presentaron alegando algunos compromisos con sus familias políticas, cosa que esta vez agradeció. Kazui lo acompañó a la sala, en ella estaba su esposa Haruko con el pequeño Hisoka quien estaba sentado en el suelo jugando con unos cubos. Al ver a su bisabuelo le estiró los brazos e Isshin lo cogió acariciándole la cabeza.
Orihime se asomó por la puerta de la cocina con su cabello atado en un moño y el delantal de cocina. El pequeño Hisoka tiró sus brazos a su madre nuevamente y ella lo dejó en su regazo.
–Suegro –saludó la pelinaranja –No pensé que llegaría tan pronto –Isshin la abrazó con el afecto que se le muestra a la esposa de un hijo y madre de sus nietos –¿Cómo está Ikari?
Haruko, la esposa de Kazui conocía perfectamente toda la historia de su familia, así como que Ikari había traspasado del otro lado y se encontraba viviendo una vida –o muerte– completamente diferente en la Sociedad de Almas. Haruko no era una humana con grandes capacidades, salvo una: poder ver espíritus. Así fue como detectó cierto día un hollow y huyendo de él conoció a Kazui en su modo shinigami. El resto es vieja historia.
–Espero que no metiéndose en problemas –Ichigo apareció desde la planta alta.
–Papá –negó Kazui con la cabeza, Haruko se volvió hacia su suegro y lo siguió con la mirada sentarse en un sillón, Isshin lo hizo junto a Kazui –¿Por qué no nos cuentas en qué anda la oveja negra de esta familia? –preguntó en tono bromista.
–Espera un segundo –exclamó Orihime –Iré por el té.
El pequeño Hisoka gateó hasta la mesa de centro y trataba de apoyarse en ella para ponerse de pie. Haruko lo observaba atenta a cualquier momento que pudiese caer y necesitara ayuda, o una palabra de aliento para ponerse de pie otra vez. Isshin mantenía la vista fija en Ichigo, tratando de descifrar qué era lo que le pasaba a su único hijo varón. Ichigo, por su parte, fingía estar muy interesado en la puerta de la cocina. Kazui pasaba la vista entre su padre y su abuelo, tratando de adivinar quién dispararía primero.
Orihime trajo el té para dejarlo en la mesita de centro y tomó a su nieto en brazos para pasarse a sentar en un sillón junto a Ichigo con el pequeño en su regazo.
–¿Y bien? –dijo Orihime –¿Cómo está mi hijo?
Isshin sacó una carta de dentro de su chaqueta y se la alcanzó. Orihime la recibió ante la curiosidad de su nieto, quien trató de agarrarla. La mujer dejó la carta en el bolsillo de su delantal.
–Gracias –dijo emocionada, luego tendría tiempo de leer las palabras que su hijo le dirigía.
Palabras que no mencionarían a Ichigo, aun cuando sabía por la boca de su esposo que ahora se encontraban en buenos términos. No era estúpida, sabía que ello debía ser un acuerdo entre ambos para dejarla tranquila. Conocía a Ikari como lo hace una buena madre con su hijo, era de los que no perdonaban, era rencoroso. Sumado a su tozudez no era buena mezcla.
–Ikari ha avanzado en la academia, está dentro de los primeros puestos –dijo Isshin con orgullo –Ha demostrado mucha facilidad en artes demoníacas, como todo un Shiba.
–Se me olvidaba que ahora es uno –dejó caer Ichigo tomando una de las tazas de té con calma.
Isshin frunció el ceño. Kazui hablaba con su madre sobre lo genial que su hermano estuviera poniendo empeño en los estudios y cuanto había cambiado luego de traspasar del otro lado. Ichigo parecía no estar interesado en ello. Ikari había logrado aquello con su mala actitud, sin embargo le daba cierta tranquilidad saber que estaba haciendo algo con su vida. Ahora que estaban en paz, quizás debería involucrarse más en la vida de Ikari, aprovechando que su actitud era ahora más receptiva, además que era un proyecto de shinigami. Podría hacer un buen trabajo con él como lo hizo con Kazui. Ahora Ikari tenía las aptitudes… pero no podía evitar pensar que pronto abandonaría ello como abandonaba todo lo que iniciaba. Él era así, un niño que jamás había puesto un esfuerzo en su vida y, cuando lo hacía, duraba solo una temporada hasta que se frustraba por ser mediocre. Eso era lo que más le enfurecía de Ikari, asumir su mediocridad y no luchar por ser mejor en algo.
–No solo es un Shiba. Ha sido nombrado el líder del clan.
–¡Genial! –exclamó Kazui con entusiasmo –Debe estar encantado con ello. Pero… ¿los Shiba no están fuera del Seireitei?
–Líder de un clan que no tiene mayor peso no es más que algo simbólico –intervino Ichigo mirando a su padre –No sé qué hizo para lograr que Kuukaku le cediera aquello. Ni siquiera es de la línea principal. En ese caso debió ser Ganju. Me parece que lo están consintiendo solo porque le va bien eso de victimizarse.
Un silencio cayó en la sala. Orihime miró a Kazui y él a ella. Haruko se disculpó para ir a cambiarle el pañal a Hisoka, su suegra le indicó que podía utilizar su habitación para ello. Entendía lo que hacía la muchacha, les daba el espacio de familia para discutir aquello.
–Pensaba que estaban en buenos términos –Kazui miró a su padre.
–Eso no implica que no sepa cómo es mi hijo.
–Iré a ver si el almuerzo está listo –Orihime se levantó de la sala.
Odiaba cuando Ichigo comenzaba a atacar a Ikari y sabía que ya no había nada qué hacer al respeto. Deseaba que en algún momento su esposo abriera los ojos respecto a cómo había sido su comportamiento el que había gatillado lo más oscuro de la personalidad de su hijo. Ikari era un chico que sí tenía cosas buenas, solía ser un niño cariñoso y respetuoso, era cierto que no era demasiado inteligente, además de poco constante y que carecía de los talentos que tenía Kazui. Y el error de Ichigo fue esperar que Ikari fuera igual que el mayor de sus hijos.
Buscó la carta en su bolsillo, no tenía nada escrito en el sobre. Con cuidado lo abrió y desdobló las hojas. Tomó los lentes de sobre la mesa de la cocina y puso su vista en la carta. Se sonrió al ver que había mejorado su caligrafía, aun cuando seguía siendo mala. Repasó las líneas.
En la sala Ichigo se acomodaba en el sillón. Isshin se cruzó de brazos.
–Papá… –alzó la voz Kazui –Estás siendo muy injusto con Ikari… –Ichigo lo miró fijo –¿Acaso no has escuchado lo que dijo el abuelo? Ikari está siendo responsable en la academia, ha sido nombrado el líder del clan al que tú también perteneces… ¿qué te pasa?
–El problema aquí, Kazui –dijo Isshin severo –Es que tu padre no puede soportar darse cuenta que ha estado equivocado durante diecisiete años. Darse cuenta que el hijo que consideraba una vergüenza ha logrado ser mucho mejor estando lejos de él –desplazó la vista a Ichigo –¡Cómo te jode que sea un buen chico! La imagen que tenías de él estaba totalmente errada.
–Puede ser… –cruzó los brazos al igual que su padre –Pero eso no quita que durante los mismos diecisiete años Ikari no haya demostrado ninguna de las aptitudes que ahora mencionas.
–Pero, papá…
–Ichigo –interrumpió Isshin –Ikari siempre ha sido un buen muchacho, pero uno que no fuiste capaz de manejar.
–No me vengas a dar la charla de cómo ser un buen padre –le advirtió.
–Me vas a escuchar ahora –exclamó –Te dedicaste toda su vida a hacerlo sentir una mierda. Le metiste en la cabeza que no era bueno en nada… ¿tan grande era tu frustración de que no manifestara poder espiritual? ¿No podías creer que tuvieses un hijo normal? ¿Es eso? ¿Es tu ego tan grande?
–¡Por favor!
–Tu mayor necesidad fue siempre proteger a quienes quieres… y no fuiste capaz de proteger a tu propio hijo de ti mismo y tus frustraciones. ¿O era por que él no quería saber nada de lo que más te enorgullecía? Claro, no podías ser el héroe que eres para Orihime y para Kazui si tu otro hijo no era capaz de ver de lo que eres capaz… o de lo que eras capaz. Y en lugar de ser su héroe como padre, como un simple y común padre, te dedicaste a traspasarle tus inseguridades. Y en lugar de un héroe te convertiste en su antagonista –Ichigo lo miraba con el rostro descompuesto –Los hijos son todos diferentes. No podías pretender que Ikari fuera como Kazui.
Kazui tronó los dedos, bajó la mirada.
–Quizás debí estar más para él…
–No te culpes, hijo –le dijo Isshin –Estabas concentrado en tus estudios. Sé que quieres a tu hermano y que solo quisiste ser un buen ejemplo… Lamentablemente tu padre te convirtió en uno inalcanzable.
–Esta conversación se está volviendo muy desagradable –bufó Ichigo –¿Estás contento, papá, haciendo sentir culpable a Kazui?
Kazui miró a su padre.
–Ichigo –Isshin calmó el tono y soltó una espiración larga –No ha sido mi intención, Kazui. Estoy muy orgulloso de ti.
-Lo sé, abuelo… -miró a su padre -No intentes desviar el tema, papá. El abuelo tiene razón. Sé cómo es Ikari, o cómo fue durante su vida. Reaccionaba mal a cualquier crítica, era desobediente y desafiante. Sé que debió ser difícil.
-Mucho -confesó Ichigo -Ikari es un chico difícil.
-Era -repuso Isshin -Si lo vieras ahora. Es un chico completamente diferente. También conocí a mi nieto, no lo olvides. Pero me esforcé para llegar a él, detrás de todas sus barreras. Quizás tú debiste hacer lo mismo. Tratar de pasar más tiempo con él, entender y compartir sus intereses…
-¿Cuáles? ¿Jugar en línea? ¿Escaparse de la escuela? ¿Escuchar música estridente en su habitación mientras se fumaba un cigarrillo?
Kazui miró a su padre con tristeza.
-Le gustaba mucho dibujar… -comentó -No era muy bueno, pero le gustaba.
Isshin vio bajar a la esposa de Kazui junto con el pequeño. Bajó la voz.
-Lo único que te voy a pedir, Ichigo, es que te comportes para navidad con tu hijo.
-Dalo por hecho, no tengo intenciones de caer en su juego para variar. Además tampoco quiero entrar en discusión con Rukia por temas de crianza…
Isshin enarcó una ceja.
-Rukia-chan no acompañará a Ikari para Navidad… supongo que lo hará alguna de las niñas -Ichigo estaba intrigado -Está embarazada -aclaró.
-Esos dos no pierden el tiempo -bromeó Kazui.
Orihime anunció que la comida estaba lista y servida. Pasaron a la mesa sin volver a tocar el tema.
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