Capítulo 19
Isshin no fue capaz de quedarse para ver marchar a su nieto, simplemente no pudo. Optó por despedirse antes y decirle que pasaría unos días donde Kuukaku y Ganju, que ya se verían el fin de semana. Así tendría más tiempo para meditar y calmarse, tomar la situación con calma.
Los clanes, en especial Mizushima, habían llevado la situación demasiado lejos. Si bien ninguno de ellos, los Shiba, era grata presencia en el Seireitei, a ninguno de ellos se le había restringido tanto como a Ikari. Una cosa era negarle pertenencia a los clanes nobles, lo que era esperable… ¿pero impedirle circular siquiera por el lugar? ¿Qué clase de medida era esa? Sin dudas, era una provocación… y no para ellos. Mizushima quería cargar contra los Kuchiki, es lo único que le haría sentido en todo esto. Ikari no era más que un muchacho, ni siquiera era un shinigami aún.
-Si tan solo hubiese mantenido su boca cerrada -bufó Kuukaku.
-No puedo culparlo por defender a la chica Abarai -suspiró Isshin mirando a su sobrina, quien fumaba meditabunda -Las mujeres son el punto débil de los Shiba, platónico o no, todas las reacciones impulsivas se deben a ellas -Kuukaku volvió a fumar sin darle mayor atención -Por Masaki dejé la Sociedad de Almas; por Rukia, Ichigo se enfrentó a todo el Gotei. Y por Ichika, mi nieto se acaba de anotar en la lista negra del clan Mizushima.
-Y de todas ellas, ésta es claramente la más estúpida -gruñó Kuukaku -No era la vida de alguien…
-Era su honor, querida sobrina.
Kuukaku guardó silencio. Tal vez solo había sido una jugada tonta que había facilitado a Mizushima salirse con la suya.
-Cuando los destinos están cruzados no hay nada que valga más que ese alguien especial -dijo Ganju con seguridad -No importa lo que ocurrió, Ikari tiene con nosotros su casa, ¿verdad Nee-san?
-Eres un maldito sentimental -gruñó -Pero hizo bien en defender a esa chiquilla, es el precio de su arrebato el problema. Mizushima se está pasando. Meterse con los Kuchiki ha sido un grave error que le saldrá caro. Ahora mismo varios de los clanes menores deben estarse pensando las relaciones que mantienen con esa basura. Ya sea por lealtad a Byakuya o por miedo a represalias… -caló profundo y soltó una bocanada -Esto se va a poner muy bueno. Todo por un chiquillo que solo quería vivir su existencia en el Seireitei -soltó una risa burlona -La paranoia de Mizushima ha sido su propia sentencia.
-Ya no es cualquier chiquillo… -acotó Isshin -Es el líder del clan.
-Eso vale moco de jabalí en este lugar -bufó Kuukaku.
-Pero no vale moco de Bonnie para las familias nobles -exclamó Isshin -Ikari es el líder del clan y no debieron exiliarlo… eso todos lo saben. Lo lógico hubiese sido que lo dejaran bajo la tutela de Byakuya Kuchiki.
-Ellos no actúan con lógica -recalcó Kuukaku.
-Recuerda que no está fuera de la jurisdicción de la Cámara de los 46 y el líder de un clan les interesa… además, no creo que permitan perder un elemento que puede resultar interesante.
-¿Lo dices por lo del kido? -preguntó Ganju -Es bueno en ello…
-No lo suficiente para captar la atención de la división del kido precisamente. No es más que un estudiante con facultades innatas -dejó caer la hermana.
-En parte… pero es hijo de Ichigo. Todos sabemos cómo le rogaron que permaneciera de este lado. Luego lo intentaron con Kazui. Ikari es lo que desean. Para ellos, Shiba o Kurosaki, solo desean tener a un elemento poderoso en sus filas. Dejémosles creer que es lo que creen que es. Liberar un poquito más de reiatsu no vendría mal… aumentaría su interés.
-Tiene bastante presión espiritual, pero tampoco es tanta… -dudó Kuukaku.
-Ahí está la gracia, ellos no saben cuánta es. Van a pensar que solo está controlado y les dará la idea que tiene mayor autocontrol que Ichigo… aunque eso último sí es verdad.
-De acuerdo -Kuukaku volvió a soltar humo por la boca -Control de reiatsu será este fin de semana. Pero te tocará a ti el trabajo, tengo que preparar un pedido y Ganju vendrá conmigo.
-Pero yo quiero entrenar con Ikari, Nee-san…
-Tendrás a tu sobrino todos los fines de semana que quieras, vive aquí ahora, ¿recuerdas? -le dijo con sorna -Tanto esfuerzo para que lo arrojara a la basura por esa Kuchiki… ¿Cuál es el afán de los hombres de esta familia por esas mujeres? -bufó -Kaien adoraba a la Kuchiki mayor, Ichigo se peleó con medio Gotei por ella y ahora Ikari se enamora de la hija. Parecen embrujados todos…
-Kuukaku -advirtió Isshin -Con Rukia no…
-¡Otro más! -exclamó masticando su pipa y echando humo por la nariz.
-A mí también me cae bien -susurró Ganju al oído de Isshin -Aunque es extraño pensando en lo que ocurrió con Nii-san… -hizo una pausa -Pero hizo lo que debía, ¿verdad? Y sufrió mucho.
-Ella adoraba a Kaien, sufrió tanto como ustedes y yo, puedo apostar.
Kuukaku se volteó hacia ambos hombres.
-¿Qué tanto mascullan ahí? -gruñó.
-Sigue fumando, querida sobrina… te da un aspecto etéreo.
-Vete a la mierda, Isshin -les dio la espalda y fingió interesarse en otra cosa.
-¿No es adorable? -suspiró el mayor -Amo a mi familia.
Abrazó a Ganju con emoción.
.
.
El estridente sonido del metal siendo golpeado insistentemente me hizo saltar de la litera. Sí, literas. Ahora comparto mi habitación con otros cinco chicos. Al menos dos de ellos son Ito y Tukusuma, a los otros tres no los conozco, pero dijeron que sobraba una cama, pero creo que convencieron a alguien para dejarme espacio. Solo espero que hayan usado métodos correctos de convencimiento ajenos al bullying… aunque lo dudo, sobretodo viniendo de Tukusuma.
Me froto los ojos y me estiro sonoro dejando escapar un gruñido. Siento al resto moverse en sus camas y unos pasos al interior.
-¡Arriba, sabandijas! -se escucha un grito y luego tres golpes de lo que supongo es una cacerola -¡A la ducha! -otros golpes más -¡Esta habitación huele a pedo de hollow!
-Huélete el trasero, Tanaka -escucho a uno de mis compañeros responderle. Abro un ojo.
Tanaka, un tipo medio gordo y calvo, se acerca a mi compañero en su litera y le toca la cacerola directo en la oreja. El pobre solo atina a taparse los oídos.
-¡Arriba, cara de moco! -vuelve a gritar -¡O mañana será mi trasero el que huelas!
Se marcha a paso duro y lo veo salir de la habitación. Repaso con la vista el lugar. Tres literas frente a frente, no demasiado espacio entre ellas, lo justo para pasar sin golpearte. Junto a la puerta un armario de seis puertas, una para cada uno de nosotros. Solo efectos personales, lo de la escuela debía dejarse en el casillero.
-Buenos días, Shiba-sama -me saluda Tukusuma desde la litera del frente -¿Osaron los chiches picar vuestro noble trasero?
-¿Tienes que ser tan odioso, Tukusuma? -exclama Ito golpeando la base de la cama sobre la propia con los pies.
-Sin bullying no hay amistad -declara con fingida inocencia -Ahora en serio, Shiba… ¿estás bien?
No era una pregunta fuera de lugar. Había llegado la noche anterior vuelto una bazofia, llorando como un crío… porque ya no puedo hacerme el bobo y decir que no soy llorón, porque lo soy. Y a mucha honra, los hombres también tenemos sentimientos… o eso me digo cuando me da vergüenza ser tan nenaza.
-No es una mala cama -golpeo la almohada -Y tampoco fue tan extraño… es como estar de campamento.
-Por seis años -agrega Tukusuma.
Me alzo de hombros y me bajo de la litera de un brinco. Veo a mis compañeros abrir su sector del armario y sacar sus artículos de aseo. Me echo la toalla al hombro, barra de jabón en mano y salgo en compañía de los chicos.
-Ese Tanaka… -interrumpo la conversación que sostienen mis amigos sobre las clases de hoy ya la tarea pendiente que harán a la hora de almuerzo -No parece estudiante… traía un uniforme diferente, era negro en lugar de azul…
-Es un shinigami -responde Ito jugando a arrojar el jabón al techo y agarrarlo después -De esos que no entran al Gotei. Se desquita con nosotros, dice que nos forja el carácter. Al menos forja la capacidad de levantarse en dos segundos -agregó de buen humor.
-Había escuchado eso de los que no quedaban en ninguna de las ramas del servicio.
-Es por eso que todos nos esforzamos tanto, hay cupos limitados para los escuadrones -comenta Tukusuma -Puedes tratar de aplicar al año siguiente… pero no es la idea. No es opción. No voy a ser un Tanaka ni menos volver al Rukongai para rondar cuidando pluses.
-Olvídalo -agrega Ito -No pienso volver a ese basural.
No digo nada y me limito a asentir. Mi vida en el rukongai sin duda no será como la de ellos. Si bien no logré mi objetivo de permanecer y siento que mi promesa de sacar al clan de la mugre se aleja cada vez más, tengo suerte… de tener una familia, de tener comodidades y quienes, a pesar de no ser nada mío directamente, me apoyan.
Los chicos continúan su conversación, me relatan lo pasado ayer en clases y que tomaron notas… o que Sasaki lo hizo para los cuatro. La verdad es que no estoy seguro si no toman notas porque no quieren o porque no pueden ir tan rápido. A comienzo de año apenas si sabían leer y escribir. Maldita sociedad de castas.
Los baños son similares a los de los camarines. Abiertos y con poca privacidad. No tenemos más de cinco minutos por cada uno, es cronometrado por un silbato y se ingresa por orden de llegada. Uno de los alumnos de cursos superiores es el encargado de ello.
-Él es Mori-senpai -me dice Ito al oído -Y no es buena gente. Pero no pasa de las bromas y de golpearnos en el trasero con la toalla.
Enarco una ceja.
-Gay encubierto -comento y mi amigo me queda mirando con curiosidad -Luego te explico. No entiendo porqué la gente no sale simplemente del closet. Todos felices -murmuro.
Mori-senpai hace sonar el silbato.
-Fuera del agua, perdedores -ordena a quienes están dentro.
Aquí vamos. Fuera yukata, hola toalla mientras pasamos frente al senpai, sacar toalla, colgarla del espacio de pared que separa cada cubículo y no, no hay cortina, solo un vidrio de esos que parecen siempre empañados. Tal como en los camarines. Mori-senpai nos da la espalda, pero puedo jurar que da un par de miradas curiosas, por decir lo menos. Me enjabono el pelo. Si quiere mirar, que mire. Ya no estoy barrigón ni tan enjuto, me miro bajo el ombligo… no tengo nada que envidiarle a nadie tampoco. Sonrío con bastante orgullo seré honesto.
Aunque soy de los que disfruto quedarme pensando en la nada en la ducha, ahora debe ser todo rápido. Creo que disfrutaré de mis beneficios en casa de mis tíos.
El silbato y abandono la ducha. Me ato la toalla. Paso junto al senpai y me queda mirando el brazo tatuado, me detiene por la muñeca. Me estudia mirándome a los ojos y me suelta lento.
Genial, otro amigote de Mizushima, supongo. Volviendo al tema de la ducha… tampoco contamos con demasiado tiempo para secarnos y salir. Los mismos cinco minutos de ducha. A esto se resumirían mis mañanas. Todo perfectamente organizado por tiempos.
De vuelta a la habitación, terminar de vestirse…
-Y ponerse guapo para las chicas -canturrea Tukusuma mirándose al espejo, se arreglaba el pelo tras las orejas.
-Sasaki no te da ni la hora -se burla Ito.
-La esperanza es lo último que se pierde -agrega apartándose del espejo. Otro de nuestros compañeros ocupa su lugar -Además que no es la única chica de este lugar. Las hay por montones y yo, amigos míos, no discrimino.
-Con esa cara de mono habría que ser muy sinvergüenza para regodearte -río Ito y nuestros otros compañeros rieron también.
-Cállate, Ito -gruñe y se voltea hacia los otros -Y ustedes sigan riendo y verán lo que el distrito 64 tiene para ustedes, niños bonitos de top 10.
Los chicos de apresuraron en salir de allí. Creo que ya sé cómo obtuve mi litera en esta habitación. Salimos rumbo al comedor, donde lo único bueno es que tienen desayuno tradicional y del otro lado. Se me hace agua la boca y parto como hambriento que estoy a sacar una caja de leche y un pocillo de cereales. No hay mal que por bien no venga. Saco otra porción, ni tonto ni perezoso.
Me siento con los chicos mirando como los puestos se iban llenando rápidamente. Veía a Ito y Tukusuma comer bastante rápido mientras yo dejaba que las bolitas de chocolate de mis cereales tiñeran la leche.
-Ya come, Shiba-san -me apresura Ito -Hay que desocupar para que pueda desayunar el resto.
Poco a poco me iba dando cuenta cómo funcionaba este sistema. Había que ser rápido, eficiente. No tardar demasiado, no entrar en conversaciones. Concentrado en lo que debía hacerse, en este caso, comer.
No cuestiono a Ito y me llevo una cucharada a la boca. Está muy bueno. No cuido demasiado las maneras, entre la avidez por mis extrañados cereales y la rapidez. No tardamos más de diez minutos, y al tomar nuestras bandejas y ponernos de pie, ya hay otros chicos esperando la mesa.
Salimos del comedor, al verme allí muchos me miraban con curiosidad y los comentarios no se hicieron esperar.
Lo exiliaron de Seireitei…
Es el líder de los Shiba…
Deberían sacarlo de la academia también, me siento insegura teniendo por compañero a un mercenario…
Trato que no me afecte, pero lo hace. Claro que esa chica y otros que se preguntaban qué rayos sigo haciendo en la academia no tienen porqué saber todo. Es natural, ellos saben una historia y creen en ella… tal vez yo también lo haría. Se sentía injusto que no me dieran una oportunidad, pero lo lograba entender. Solo debía ser yo quien les hiciera ver que no todos los Shiba somos unas alimañas. Y no sería un trabajo sencillo.
Un timbre nos anuncia que debemos ingresar a clases. Vamos por nuestros libros, no acabo de cerrar el casillero cuando…
-Buenos días, Ikari-kun
-Buenos días, Yukimura-san -cierro el casillero.
-Nos vemos en el salón -se despide Tukusuma e Ito se ríe entre dientes. Cabrones poco leales -Ikari-kun…
Akane los sigue con la mirada para luego volverse hacia mí.
-Supe lo ocurrido en el Concejo -me dice con voz emotiva -Lo lamento…
-Son cosas que pasan -le resto importancia -Ya llegamos tarde, ¿vamos?
Comenzamos a caminar en dirección a la sala, Akane está especialmente silenciosa.
-Ikari-kun…
-¿Sí?
-Es… es… -ya comenzamos con el balbuceo, me detengo para darle pa posibilidad de hablar -Mis padres… me han prohibido hablarte y acercarme a ti.
Vaya. Para mi sorpresa eso me dolió. Claro que a ella más, podía notarlo.
-Sabes que mi familia depende de los Mizushima -continúa y asiento -Y ellos… ellos dicen que eres peligroso… yo sé que no.
-Gracias…
Miró al piso. Empuñó las manos.
-No quiero hacerlo -dijo con voz temblorosa -No quiero… pero debo hacerlo.
-Lo entiendo, Yukimura-san -aunque una parte de mí se alivia de poder quitármela de encima, otra se siente bastante mal por lo que mi presencia comienza a generar -No quiero traerte problemas.
-¿Acaso no te importa? -exclama en modo shoujo, era inevitable.
Y mi respuesta automática y autogolpeable…
-Claro que lo hace -autokick inmediata -Pero no debes contradecir a tu familia. La familia es lo primero -aplícatelo, Shiba ex Kurosaki -Cuando esto se solucione…
Unos pasos nos alertan, veo tras Akane a Mizushima y sus matones.
-Ve al salón, Yukimura-san -mascullo.
-Pero…
-Ahora
Desaparece rápidamente y pongo mi atención en el grupo. Los tres matones se cruzan de brazos detenido a una distancia prudente. Mizushima se les adelanta para enfrentarme.
-Pero si no es el líder del clan Shiba… -chasquea la lengua -Veo que insistes en dar la pelea. La porfía puede ser un valor, pero en este caso no es una buena opción.
Aprieto las muelas. Este tipo solo busca provocarme y eso no es nada bueno a mi condición actual, pero no puedo evitar ponerme alerta.
-Parece que necesitas un empujoncito de regreso al rukongai… -finge inocencia -Y mis amigos y yo estamos más que dispuestos a dártelo… primero tú y luego a tu puta disque Kuchiki.
-No te atrevas a llamarla de esa manera…
Se largaron a reír.
-¿Y por qué no? -se acercó más -¿Vas a intentar tu truquito otra vez? Todos ustedes son basura, tú y todos esos aparecidos…
Retrocedo.
-No voy a entrar en una pelea contigo, Mizushima.
-Tranquilo, no necesitas hacer nada… el trabajo lo haremos nosotros. Verás… este es mi territorio y puedo meterme contigo cuanto quiera. Un castigo puedo sacármelo fácil, nadie de esta ratonera se opondría a mi padre.
-Muy bien, bajo la yukata de papi, muy varonil…
De un zarpazo me toma del uniforme amenazante.
-Repítelo…
-Eres un cobarde, Mizushima. ¿A qué le temes tanto que la coges conmigo?
-¿Temerle a una basura como tú? -se ríe -Te superas cada día… Lo más divertido de esto es que te has ocultado todo este tiempo en la casa de tu enemigo… -lo miro sin ocultar la sorpresa -Veo que no sabes… -se voltea donde sus amigos -No lo sabe -ríe de nuevo -¿Sabes por qué tu tío Kaien está muerto?... Rukia Kuchiki lo mató… lo atravesó con su propia zanpakuto… -me suelta de pronto.
-Mientes
-Me temo que no. ¿Por qué no le preguntas tú mismo? Pobre ingenuo… -se aleja -Vamos…
Se retira con sus amigos y me quedo en el lugar sin moverme. Volteo a verlos… no puede ser cierto. Rukia no sería capaz… si fuese así mis tíos jamás hubiesen aceptado que estuviera con los Kuchiki… menos mi abuelo y él parecía quererla mucho. Pero las palabras de Mizushima se quedan dando vueltas en mi cabeza. Debía tener una explicación lógica de ser verdad. Vuelvo a dejar mis libros en el casillero. No soy de los que rumia las cosas ni se las callas y hace teorías en su mente. No me gustan las mentiras ni las intrigas.
Comienzo a caminar fuera de la academia. Espero recordar el camino al Gotei y poder aclarar las cosas. No me iba a quedar generando una aversión a quien ha sido como mi madre en este lugar.
Me muevo por el Seireitei con una cuota de miedo de ser descubierto y aumentar mis problemas. ¿Es posible que siga acumulando razones para ser persona non grata en este lugar?
Llego a la entrada del Gotei y un par de guardias me miran con curiosidad cerrándome el paso.
-Necesito hablar con la capitana Kuchiki -anuncio.
-Si dejáramos entrar a cada estudiante que quisiera entrar trasladaríamos la academia al Gotei -se burló uno -Vete a clases, niño, antes que te den detención.
Me contuve de decirle unas cuantas palabras, tengo que ser el chico modelo esta vez. Es curioso porque nunca quise serlo… nunca pensé que llegaría a serlo. No tengo la pasta de uno… no soy Kazui.
-Por favor, es importante -pedí con el mejor tono ante la negativa.
-Vuelve a la academia, muchacho -ahora habló el otro hombre.
Suelto un suspiro.
-¿Qué haces aquí, Shiba-san? -el teniente Kira aparece frente a mí como la carta de salvación -¿No deberías estar en la academia? -detrás de su pregunta había cierto tono aleccionador.
-Necesito hablar con Kuchiki-san…
-¿Con Rukia? -pregunta y asiento -Supongo que eso puede arreglarse…
Miró a ambos hombres quienes de cuadraron y permitieron el paso. Les agradezco su amabilidad. Lo cortés no quita lo valiente.
-¿Pasó algo? -el teniente rompe el silencio, no respondo -Sí, qué me importa -agrega en tono despreocupado.
Realizamos el camino al interior sin cruzar más palabras. Supongo que él no tenía nada que decir realmente y yo tampoco nada que acotar. Tengo la mente en otra parte, en las palabras de Mizushima.
Nos detenemos frente a una puerta y golpea. Escucho un adelante. Kira descorrió el shoji.
-Capitana Kuchiki, tienes visita -anuncia.
Rukia me sonríe, pero creo que leyó algo en mí y su semblante cobro un tinte a preocupación.
-Gracias, teniente Kira.
El rubio hizo una ligera venia. Era curioso verlos interactuar en el Gotei con tanto formalismo, cuando la relación entre ellos era cercana y cordial… en casa.
-Pasa, Ikari. No te quedes en la puerta.
Cierro el shoji y camino al interior de la oficina. No era demasiado amplia y estaba llena de carpetas. Me hace una seña para que tome asiento, acato.
-¿Quieres un té?
-No, gracias.
¿Cómo se dice esto? ¿Cómo enfrento a quien me ha tenido en su casa y me ha hecho parte de su familia? ¿Cómo decir algo así sin parecer que la cuestiono sin derecho a réplica, como si la lapidara?
-¿Pasó algo en la academia?
-Yo…
-¿Han objetado tu presencia ahí? -comenzaba a volverse más preocupada -Si es así… podemos arreglarlo, no es necesario que sigas asistiendo. Nii-sama tiene influencias… podemos hacer algo para que ingreses al Gotei. Podemos protegerte… Perdónanos por no haber sabido hacerlo bien…
¿Cómo digo algo así? ¿Cómo culparla de una acusación así?
-No es culpa de nadie -respondo -Son circunstancias nada más.
Rukia asintió.
-¿Puedo quedarme?
Me mira extrañada.
-Claro, si es lo que quieres -dice ordenando unos papeles -¿Quizás quieres ir a dar una vuelta? Estoy con mucho trabajo y me temo que no seré buena compañía. Puedo decirle a alguien que te acompañe…
-Solo… si no molesto, quisiera quedarme aquí.
-No molestas, nunca molestas.
No puedo hacerlo. No puedo. La veo volver a sus papeles, de tanto en tanto me da una mirada mientras me dedico a mirarme las uñas como si hubiese algo más interesante que un poco de mugre que comienzo a escarbar.
Ser un shinigami no era miel sobre hojuelas, eso fue lo primero que nos dijeron en la academia. Era una gran responsabilidad, implicaba obedecer órdenes sin chistar, proteger ante todo. Rukia era una mujer de altos valores… si lo que dijo Mizushima era cierto… Ella debió actuar bajo el código de comportamiento y el código no admitía vacilaciones. Rukia fue quien salvó a mi padre y mis tías sin dudarlo infringiendo una de las reglas solo por el deber de proteger a los humanos. Me imagino lo difícil que debió ser tomar una decisión así para ella. Sabía cuál era su castigo y estuvo dispuesta a acatarlo. Una persona que da su vida de manera tan desinteresada por otra no merece ningún cuestionamiento.
Golpearon al shoji, un hombre de mediana estatura y cabello muy corto ingresó algo acelerado. Detuvo su mirada en mí y se volvió muy blanco. El efecto clon de Kaien Shiba. Supuse que estuvo bajo su mando.
-Capitana Kuchiki
-Él es Ikari Shiba -le indica y él realiza una leve venia -Ikari, él es Eiji Kimura, cuarto oficial.
-Lo noté -me sonrió amable, volvió a Rukia -Tenemos un problema con el sistema… algo se desconfiguró.
Esa palabra llama inmediatamente mi atención. Lenguaje que manejo. Pongo atención.
-No podemos acceder a la red, el sistema se cayó sin más.
Rukia bufó.
-Llama a la séptima.
-El oficial se encuentra ocupado en la décimo segunda…
Sigo escuchando las posibilidades de lidiar con el entuerto.
-Disculpe, oficial Kimura -digo y el hombre me mira -¿Puedo intentarlo? Quizás pueda ayudar…
Rukia pareció entusiasmada.
-Ikari es muy bueno con esas cosas -escucho la palabra cosas con cierta reticencia -Ve, cariño. Eiji…
-Sí, capitana Kuchiki -ahí iba la venia otra vez -Joven Shiba, sígame.
Salgo de la oficina tras el oficial. No importa si las palabras de Mizushima son reales o no. Lo único que importa es la Rukia que conozco y que admiro. Si son ciertas, no me importa. Y si son falsas lo tomaré como de quién vienen y me vengaré después. Y de ser ciertas también lo haré, solo por buscar enlodar ante mí la imagen que de ella tengo, porque nunca volveré a permitir que nadie me haga dudar de ella… nunca más.
-Pase -me indica el oficial descorriendo el shoji.
-Buenos días -saludo y todos se ponen de pie, efecto Shiba otra vez -¿Dónde está el rebelde que da problemas?
Eiji me guía hasta un grupo de computadores.
-¿Cuál es el problema?
-No lo sabemos…
-¿Hay alguno que sea el madre? -me indica uno y me siento frente a él, trono los dedos -Vamos a ver cual es el problema contigo, bebé -le hablo como si se tratara de una chica remilgada.
Eiji comienza a informarme sobre las características del problema. Muy bien, a trabajar. Siento las miradas de todos sobre mí mientras tecleo e ingreso códigos. Programas idiotas, todos iguales y bendito lenguaje universal de programación.
Odio esperar y eso es lo que se hace en estos casos. Códigos van y códigos vienen. Una chica me pregunta si quiero algo, niego sin despegar la vista de la pantalla. No había notado todo lo que extrañaba esto. Y también extrañaba sentirme bueno en algo. Lo disfruto aunque es rutinario y sin menores problemas además de la lata.
-Kimura-san
-Sí, joven -responde aun con la vista pegada en la pantalla como si se tratase de un misterio por resolver.
-Encienda los otros computadores, vamos a revisarlos. Creo que lo solucioné.
-¿Va a ir uno a uno?
-Claro que no -me reí -Esta belleza ingresa a ellos -respondo.
-Vaya…
Efectivamente, todo impecable y no tardé demasiado. Tampoco lo de siempre, estoy oxidado. Me pongo de pie.
-Gracias -me dice entre entusiasmado y aliviado.
-No fue nada. Son buenos equipos, solo hay que tenerles paciencia a veces. ¿Le puede decir a la capitana Kuchiki que volveré a la academia? No quiero molestarla.
-Claro, no hay problema.
Salgo de la oficina. Escucho unos pasos tras de mí, me volteo. Es Kimura. Me extiende una nota.
-Es para la academia -me informa y lo reviso -Lo dispensa de su ausencia.
-Gracias
Mientras regreso a la academia repaso las lecciones de esta mañana. Aun hay muchas cosas que desconozco, cosas que debo aprender y enfrentar… eso si quiero realmente pertenecer a este lugar.
Me detengo de pronto y me volteo negando ligeramente. Ese reiatsu…
-¿De visita y ni siquiera pasa a saludar, Ikari?
-Ichika…
-Si no es porque te veo no te noto -dice con tono de reproche acercándose -Te escondes como una sabandija. Un control de energía impresionante.
-No lo hago apropósito.
-Sé que no… ¿Qué haces en el Gotei? -pregunta curiosa.
-¿La verdad? Ni idea -respondo de buen humor -se ríe -Quizás te extrañaba…
-¿Tan pronto? ¿Y te arrepentiste a medio camino? ¿Acaso no quieres demostrar debilidad? -bromea.
-Jugar al difícil contigo es imposible.
Guardamos silencio. Varios shinigami pasan a nuestro lado, pero el tiempo se ha detenido para nosotros. ¿Cuánto tiempo se puede pasar contemplando a quien quieres cuando sabes que no puedes hacer más que eso?
-Ya que… -Ichika rompe el silencio -Ya que estás fuera de la academia… tengo que salir al rukongai, algo de rutina.
-¿Ichika Abarai en el rukongai?
Ignora mi burla.
-¿Quieres acompañarme?
-No cargo una katana.
-No es problema… no debería pasar nada grave.
Asiento y comienza a caminar tomando la delantera. La observo en silencio. ¿Puede ser que sea tan odiosamente suertudo?
-Me llevas por el mal camino, Ichika -digo y se voltea sobre el hombro -Deberías decirme que debo llevar mi trasero de regreso a la academia y no invitarme a hacer la cimarra contigo.
-Tampoco sería la primera vez que te escapas de la escuela…
-No, eso es verdad.
-Además, es con propósitos académicos. Qué mejor manera de aprender a ser un shinigami que viendo a otro en servicio.
-Es cierto… solo -me mira -Libera tu shikai esta vez, ¿quieres? No quiero remorir.
-Odioso -bufa -¡El que llega último a la salida es moco de hollow! -exclama antes de largarse a correr.
La veo correr lejos de mí. Me encanta este coqueteo. Ya va a ver cuando la pille en el rukongai.
-¡Espera, Ichika! -me largo a correr tras de ella.
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