Capítulo 18
A pesar de lo esperable dormí muy bien y el gong no me pilló con el sueño a medias… claro que ya comenzaba a sentir mis tripas crujir, y no de hambre. Esto de tener los nervios conectados directamente con los intestinos no es ningún chiste y lo menos digno de la vida. Ya puedo imaginar una humillante escena en medio del Concejo y mis tripas manifestando su nerviosismo. ¿Qué haría Kuchiki Byakuya-sama en un caso así? ¿Sufriría del estómago? O quizás ante los nervios sudaría de más… o le daría un rush. A un compañero de escuela le daba eso y se llenaba de ronchas rojas por todo el cuerpo. O simplemente no le daba porque es Kuchiki Byakuya-sama y es cool de alcurnia… mega chill. Ahora me arrepiento de haberme tomado a la ligera las clases de meditación en la asignatura de Gestión Personal. Quizás si hubiese encontrado mi centro zen ahora no querría saltarme el desayuno.
Tocan a mi puerta. Me pongo de pie y acomodo la yukata. Descorro el shoji y mis ojos no dan crédito a lo que ven… o a quien.
-Abuelo Isshin -balbuceo.
Como siempre abre sus brazos y me atrapa entre ellos con fuerza. No es que no quiera abrazarlo de vuelta, pero me tiene totalmente inmovilizado.
-Mi muchacho -se aparta tomándome de los brazos -Te dejo unos meses solo y mírate -me palmotea -Tomas mi apellido, te hacen líder del clan, remeces los cimientos de las casas nobles… -me despeina -Y hasta te has puesto en forma. Aunque te falta mucho para llegar a tener el sex appeal de tu abuelo. Es algo que se desarrolla y va en la familia… -lo dice en serio que es lo peor -¿Nervioso?
-Mucho -respondo con honestidad.
-Y tienes porqué estarlo -se aparta -Ve a la ducha. En treinta minutos te esperamos en el comedor. No querrás llegar tarde a tu primer enfrentamiento con los tipos más simpáticos que conocerás jamás -es sarcástico -Sería anotar el primer punto negativo. Anda, qué esperas.
-Abuelo… no quiero ser maleducado, pero ¿qué haces aquí?
Parece sorprendido.
-¿Acaso no puedo querer ver a mi nieto? -en tiempo record saca su poster portátil de la abuela y lo pega en el fusuma -¿Te das cuenta como me trata tu precioso nieto, abuela? -me río disimuladamente -No vengo a verlo en un par de meses y ya se olvida que soy su abuelo favorito.
Pongo una mano en su hombro.
-No me olvido -digo y miro la fotografía de la abuela. Siempre sonriente, siempre con ese aura de calidez… debió ser una persona maravillosa -Fue solo una pregunta, abuela Masaki, no estoy mirando feo al abuelo…
Isshin se voltea a verme.
-¿Acabas de hablarle a tu abuela…? -dice emocionado.
-¿No lo haces tú también?
Vuelve a abrazarme con fuerza.
-Éste sí salió bien hecho, abuela -podría jurar que llora -Míralo que grande que está -me gira para quedar frente al póster. No puedo evitar avergonzarme, no por la situación que me parece bastante simpática, sino por las palabras del abuelo -Ella siempre se preocupó por lo que dejé de este lado -pasó un brazo por mis hombros -Cada cierto tiempo lo mencionaba… Masaki era una mujer muy generosa y centrada… muy madura. Comprendía que de este lado había quedado algo a medio escribir. A veces se preguntaba en qué momento la balanza se cargara hacia la Sociedad de Almas… -lo miro, él seguía con la vista en el rostro de la abuela -Pensaba que la deuda estaba saldada con tu padre. Pero el destino es intrincado y decidió que fueses tú contra todo pronóstico -me miró de reojo -Estoy contigo, chico -me apretujó mas contra él -Hoy los Shiba volverán oficialmente al Seireitei. Será un camino largo desde hoy en adelante… pero si no fuese ese el destino aun estarías con tu trasero pegado en la silla de tu escritorio… -me sonríe -A la ducha -ordena empujándome a la habitación.
Tomo una toalla del armario. Es lo único que hay en él. Volteo a las cajas en el suelo y luego miro a mi abuelo.
-Vamos, chico -me apura y salgo de la habitación raudo al baño.
Dejo la toalla tras la puerta y me miro al espejo. Llevo las manos a mi cabello, no tan pelopincho como el de papá o el de tío Kaien -a quien intentan hacerme parecer… y lo logran bastante bien- tengo el pelo de mamá y su color de ojos.
Te pareces más a tu padre de lo que quisieras, había dicho Ichika, y tenía razón. Me parezco más que Kazui. Kazui… ¿qué diría en este momento? Era de los que siempre sacaba algo positivo de todo… o eso era lo que escuchaba de él cuando, por ejemplo fallaba en algún examen.
Si salió mal es porque debo esforzarme más… Pero yo no puedo permitirme fallar esta vez, no puedo. Si fallo todo se irá a la mierda. Si fallo… de nada servirá el esfuerzo de mis tíos, el de Kuchiki Byakuya-sama, la confianza de mi abuelo, la de la familia… si fallo…
Miro a mi brazo, a la marca del clan y vuelvo a mirarme al espejo. Juré hacer las cosas bien esta vez, juré sacar a los Shiba de la humillación… y es lo que voy a hacer. Esto ya no es por mí, nunca lo ha sido.
En tan solo veinte minutos ya estaba listo y sentado a la mesa del comedor. Los niños aún duermen, Rukia y Renji hablan con mi abuelo Isshin sobre mi familia… la del otro lado. Kuchiki Byakuya-sama guarda silencio, Kimiko a su lado siendo la perfecta chica noble como cada vez que él está cerca.
-Come algo -me dice Rukia desviando su atención de la conversación.
-No puedo -murmuro -Las tripas me lo impiden…
-Ikari… -hay cierto ruego en su voz.
El shoji se descorre e Ichika ingresa. Aquí viene el momento babas, ¿por qué no? Porque cuando ingresa vistiendo como si fuese una princesa -que técnicamente es una- no puedo hacer nada excepto mirarla con el mismo gesto absorto que ahora tiene mi abuelo… pero sin nada más que admiración.
-Una perfecta heredera del clan Kuchiki -dice Isshin y ella le sonríe perfectamente en el personaje. Al contrario de mí que no puedo decir palabra.
Ichika se sienta frente a mí y me guiña un ojo con complicidad.
-Controla los nervios -me dice en voz baja -Esos cuervos huelen el miedo.
-Dile eso a mi estómago -gruño en respuesta.
Guarda silencio y saca un frasco de su kimono. Lo abre y toma un par de píldoras, deja una frente a mí y toma la otra con un vaso de agua.
-Tenemos algo en común -bromeó -Las tripas no me dejaron dormir -confiesa -Toma eso.
-¿Qué es? -pregunto tomando la píldora entre el índice y el pulgar investigándola.
-Algo que evitará que te cagues en medio de la reunión -responde risueña.
-Y hasta ahí llegó la perfecta princesa Kuchiki.
-Soy más que una cara bonita, un kimono caro y modales impecables -bromea -Anda, tómala.
Me meto la pastilla en la boca y la paso con un trago de té. Me sonríe, pero noto en ella la misma ansiedad. Me arriesgo a probar algo del desayuno, sabía que iba a ser una reunión larga.
No pasa demasiado tiempo para cuando Kuchiki Byakuya-sama se pone de pie y todos por inercia lo imitamos. El camino donde los Shihoin lo realizamos a pie, el líder de la familia dice que el caminar promueve la calma y deja fluir las ideas. Aunque no puedo dejar de rumiar los nervios todo el camino. Isshin va a mi lado y dejamos que se nos adelanten. Kuchiki Byakuya-sama junto con Rukia e Ichika marcan el paso, luego Renji y Kimiko.
-Vas a escuchar muchas cosas allí dentro -dijo mi abuelo mirándome fijamente -¿Estás listo para escucharlas?
No respondo, porque no tengo claro qué decir. La imponente fachada de la residencia Shihoin se dibuja ante mí. Enormes paredes y una enorme puerta de hierro que no permite ver nada a su interior. Cuatro guardias junto a ella realizan una venia al ver a Kuchiki Byakuya-sama y se abre el acceso lentamente. Desde mi posición y mientras ingresamos paso la vista por los jardines, tan imponentes como los más tradicionales y elegantes que pueden verse del otro lado. La perfección misma, como si allí todo estuviese calculado con extremo cuidado. La puerta de hierro se cierra tras de nosotros y siento el corazón latirme veloz, desbocado. Tomo una profunda inspiración, tal como el día de mi examinación de ingreso. Inhala en uno, bota en dos, inhala en tres, bota en cuatro…
Apenas dentro de la construcción, la comitiva se detiene.
-Hasta aquí llegamos nosotros -anuncia Rukia y queda frente a mí -Sabes lo que tienes que hacer, Ikari.
Asiento en silencio.
-Este es tu lugar -Renji toma la palabra -Demuéstraselos.
-Lo haré -la voz me tiembla ligero.
-Ellos lo saben -agrega mi abuelo -Y por eso temen. Son ellos los que están en desventaja… deja que el miedo juegue en su contra, no en la tuya.
Miro a Kimiko, quien está junto a sus padres. Me sonríe tranquila.
-Eres un Shiba -dice calma -Eres un noble. Repítelo cuantas veces necesites en tu mente.
Kuchiki Byakuya-sama retoma la marcha, les doy una última mirada. Soy un Shiba, soy un noble. Ichika camina junto a su tío, pero enlentece el paso al ver que me quedo atrás. La siento tomarme de la mano con un tacto firme.
Voy a regresar a los Shiba al lugar que les corresponde y, en ese momento, Ichika va a estar a mi lado.
Así es como mis propias palabras ese día en la academia se volvían realidad. Aunque sé que este es solo el comienzo…
Al final de pasillo una imponente puerta se descorre. Ichika suelta mi mano e ingresa, Kuchiki Byakuya-sama se queda junto a mí.
-¿Recuerdas lo que te dije?
-Sí, señor -respondo.
Ingresamos a la sala. Normalmente conforman el Concejo de Clanes los cuatro líderes de las casas principales -había dicho Ichika- pero, además verás a los representantes de los clanes menores.
Veinte personas, calculo con velocidad en mis pasos al interior. Hay un par de mujeres, entre ellas Ichika, quien permanece con la mirada al frente, esa mirada que realmente no tiene un punto fijo. El resto son hombres de diferentes edades. Todos finamente vestidos. Noto que los mayores fruncen el ceño al verme y algunos murmullan. En este momento sé que la idea de tía Kuukaku surtió efecto. Kuchiki Byakuya-sama parece satisfecho y toma asiento frente a la comitiva, yo a su lado. Está tan sereno y lo rodea esa aura de seguridad y severidad.
-¡Esto es una provocación! -exclama uno de los hombres que identifico como de los clanes principales, sentado en primera fila.
Podría jurar que veo sonreír al líder del clan Kuchiki con malicia.
-¿Provocación, Mizushima? -pregunta otro hombre del otro lado, entre ellos un joven que no representa más años que yo -¿Acaso le temes tanto a los parecidos familiares? -me mira con postura despreocupada -Claro que si uno de mis hijos se hubiese parecido a ti, creo que me asustaría -agrega burlón.
Ese tipo desde ahora me agrada. Paso la mirada a Mizushima Katsuro, líder de su clan y padre de Suoh Mizushima. No te encontrarás con Suoh, él es el tercer hijo. Tras de Katsuro estará sentado su heredero, Ichiro. No es tan horrible como su padre, pero es muy influenciable, resuenan las palabras de Ichika en mi cabeza. Kuchiki Byakuya-sama carraspea sutil, llevo demasiado tiempo estudiando a Mizushima.
Del otro extremo verás a Furusawa Kenta, líder de su clan. Los Furusawa son cercanos a los Kuchiki y, de hecho, ambas familias estamos emparentadas. Tiene buen carácter, no temas por él… Claro que su cuñado es Mizushima, pero nunca se han llevado demasiado bien.
-Silencio -habla un hombre mayor, calvo y de largos y grises bigotes.
El líder de los Shihoin es Yushiro, es bastante joven. Usualmente sería él quien debería dirigir el Concejo, pero quien hace las de Ministro de Fe es Taro Shihoin, su bisabuelo.
Y como ordena Taro el silencio cae de golpe en la sala. Veo a Mizushima de refilón, parece muy contrariado, así varios otros entre los presentes. Recorro sus rostros con la mirada tratando de no centrarme en uno en particular. Pero no puedo evitar fijarme en la presencia de Saburo Yoshida-sensei tras de Ichika, asiente levemente al cruzar miradas. Hay otra persona… es ese amigo de Renji, el teniente Kira. Está tras Furusawa. No me mira, parece fijo en el capitán del Gotei.
-Katsuro Mizushima ha solicitado un Concejo de Clanes -comienza el anciano Shihoin -Presentando su malestar, y el de todas las familias menores que dependen de su clan, por la presencia de Ikari Shiba y el apoyo que ha recibido por parte del clan Kuchiki. Katsuro, manifiesta tus reticencias al respecto.
El hombre mira al anciano fijo y luego traspasa su mirada directamente a mí.
El arte de la contemplación incluye la capacidad de evitar disturbios que anulen tu mente, Ikari Shiba-dijo Kuchiki-sama -Mantener la templanza va en un permitir que las amenazas explícitas como tácitas pasen por ti, sin siquiera tocar tus pensamientos. La mente debe tomar el control por sobre la emoción -suelta una ligera espiración sonora -Algo que tu padre nunca ha comprendido del todo.
Pues si papá no lo hace, yo sí. Y me veo de pronto adquiriendo la clásica postura que le he visto a Kuchiki-sama, cierro los ojos.
-Este muchacho pertenece a un clan que ha sido exiliado del Seireitei y con justa razón -abro los ojos sin mirar a nadie, mirada periférica la llama Kuchiki-sama -Su familia ha denigrado a la nobleza, ha denigrado a las familias que dependían de ellos, dejándolas desprotegidas y a merced de sus propios pecados. Los Shiba no son más que portadores de desgracias y vergüenza para nuestro estatus.
-Kuukaku es una traidora del Gotei -alza la voz otro hombre -Ayudó a Urahara en la creación de esa abominación y lo ayudó a escapar.
-Lo del Gotei al Gotei, Kimura-san -exclama Shihoin -La cámara de los 46 es una entidad que no tiene relación con nosotros.
-Por lo mismo -un hombre gordo alza la voz -Sus decisiones no afectan en lo que define este Concejo. El Seireitei no olvida, los clanes principales no olvidan, ni lo hacemos los menores. De dejarlo permanecer aquí es darle pie a otros para traicionar a nuestra seguridad.
-El Gotei y la Cámara de los 46 ha levantado el castigo a los inmiscuidos en aquel confuso incidente. No deberíamos ser nosotros quienes nos involucráramos en ello ni tomáramos antiguas decisiones como referente para tomar las nuestras -alza la voz el teniente Kira -Si el Gotei dispensó, nosotros deberíamos seguir su piadoso ejemplo.
-Y dejar que el honor de las familias nobles se siga manchando… es sentar precedente que cualquiera de ellos puede regirse por las reglas que les convengan más -retoma Mizushima.
-Este chico -me indica otro tipo -Tiene en su sangre la de los asesinos más crueles y despiadados que ha visto el Seireitei. No podemos obviar años de sangre derramada en sus intrigas y su cobro de honor que tuvo a esta alianza en la cuerda floja por un siglo y medio.
-Por el Dios Espiritu, Kudilio -exclamó una de las mujeres, una bastante mayor -Eso pasó hace demasiados años. ¿Qué culpa tiene este muchacho de las intrigas que cometieron sus antepasados?
-¿Vas a permitir que las familias menores crean que esto es un juego de niños? -preguntó Mizushima -Que por pasar unos años puede venir a reclamar un espacio en este lugar.
Un silencio vuelve a caer.
-Es un muchacho -comenta otra de las mujeres -¿Pretendes arrojarlo a la calle como a Ganju Shiba y su hermana?
-¡Kuukaku Shiba es una traidora!
-¡Pero el chico no tenía la culpa! -exclama la mujer.
-Veo que aun te pesa la conciencia, Chiyo-san -hay sorna en la voz de Mizushima -Recuerdo muy bien que fuiste tú una de las primeras en acordar que se le impidiera regresar al Seireitei… -miró a todos -Junto con todos ustedes. Incluso tú, Byakuya Kuchiki.
Silencio.
Los Shiba fueron el clan más antiguo después de los Shihoin. Los clanes se crearon cuando las almas se volvían más y venían con comportamientos belicosos desde el mundo de los vivos. Algunos descubrieron en la desesperación que someterse a clanes poderosos les traían protección contra los primeros shinigami que actuaban como verdaderos mercenarios. Mataban sin discriminación a cualquiera que osara oponerse a sus deseos so pretexto de mantener el equilibrio con el Hueco Mundo. Una situación que se volvió aun más caótica cuando los Quincys actuaron por cuenta propia arrasando con los hollows en el mundo de los vivos. Entonces surgió el Gotei como medida de control reclutando a cualquiera que tuviera poder suficiente para hacerse de una katana… el poder corrompe.
Luego de los Shiba se sumaron los Kuchiki, Furusawa y Mizushima. Tres clanes que habían logrado mantener a la mayoría de la población en su protección, oponiéndose a familias de dudosa reputación. Pero los Shiba tenían entre sus miembros a algunos individuos con poca moral, muchos de los primeros shinigami que se oponían a ser controlados por el Gotei. Se perdieron en el recién formado rukongai manteniendo un control por la fuerza. Cuando el rukongai y su población comenzó a crecer, los Shiba y sus contactos eran útiles para mantenerlos lejos del reciente creado Seireitei, donde las familias poderosas se aislaron del resto olvidando el porqué se formaron en primera instancia, delegando el orden del rukongai a los shinigami reformados. Pero aun cobrando por los productos que en él se adquirían, obligando a los ciudadanos a seguir dependiendo de ellos.
A veces, entre los clanes surgían disputas por poder sobre sectores, por dinero, por contratos matrimoniales. El que los Shihoin sean los líderes entre los cuatro clanes se ha mantenido aun a base de distintas intrigas que, ahora, todos parecen desconocer. Ha habido rebeliones, intentos de usurpación… me imagino que no dista demasiado del otro lado. La esencia humana no es ajena a los espíritus. Los Shiba fueron por años los mercenarios de los clanes, no siendo leales a ninguno de ellos y ganándose su lugar a base del miedo e influencias producto de los mismos servicios que prestaban.
Un clan despreciable, uno que debía ser eliminado de raíz.
Como en todas las dinastías, hubo miembros del clan Shiba que quisieron en vano lograr desprenderse de su mala imagen, desapegándose de la yakuza del rukongai y, aprovechando el control de los Shihoin, de alejarse de los conflictos entre los clanes y sus familias menores. Pero el pasado les cobró la cuenta… y algunos clanes quisieron verlos caer. Dejando de inmiscuirse en las viejas rencillas, aquellos que se vieron perjudicados cobraron venganza dejando una línea delgada y casas menores debilitadas. El linaje desaparecía de a poco. Ello sumado a los líos de faldas en lo que siempre han sido expertos, las cosas se complejizaban de manera burda. Se les culpó de eventos que los mismos clanes organizaban en sus revueltas internas… Ya para hace dos siglos el clan tenía sus días contados. Perdieron el apoyo y junto con los idilios de algunos de ellos perdían aun más.
Deben parecerte despreciables y lo entendería si solo te guiaras por mis palabras… pero los Shiba no eran los únicos en conflictos… todos los clanes actuaron de la misma manera en situaciones que veían adversas. Pero siempre es más fácil buscar un chivo expiatorio. La mala fama hizo el resto y de nada sirvieron dos siglos de buen comportamiento… bélico al menos. Los Shiba no son peores y cada clan carga con un pasado que han escondido bajo la alfombra convenientemente. El error fue hacerlo visible y jactarse de ello.
-No merecen compasión -concluyó Mizushima -Ninguno de ellos. Una mando blanda romperá el equilibrio que nos ha costado años mantener.
Varios asintieron.
-Sabes perfectamente que no han sido los únicos con un pasado que quisieran olvidar… acá ningún clan es una blanca paloma -dijo Furusawa -Todos hemos participado en revueltas, tan antiguas como la mala fama que cargan los Shiba. ¿Acaso no recuerdas que actuaron por tu clan? Hubo tiempos que no conocieron el honor. Cuando ningún clan se apegó a ello. Y, ciertamente, nuestros padres y abuelos lo olvidaron cuando dieron la espalda a un par de críos.
-No debemos desquitarnos con un clan, menos con un muchacho -Ichika alzó la voz.
-¡Te callas muchacha! No tienes derecho a palabra en este lugar -exclamó Kudilio.
-No le vas a hablar así a la futura líder de los Kuchiki -exclamó Yoshiro -Le debes respeto como a cada uno de nosotros.
-No voy a tenerle respeto a una basura recogida del rukongai.
Miré a Kuchiki-sama, iba a alzar la voz. No puedo permitir que caiga en esto. Después de todo han cargado contra Ichika por mi culpa. Veo su rostro deformado con visible frustración.
-Mizushima-sama -dije con voz calma, Kuchiki-sama me mira -Me temo que no está recordando el bushido. Y no voy a permitirle que le falte el respeto a una mujer ni menos a quien será una igual para usted.
-¿Quién te crees para hacerme callar, mocoso? -exclama fuera de sí.
-Soy Ikari Shiba, trigésimo líder de mi clan -declaro, para mi sorpresa, con el mismo tono que utilizaría Kuchiki-sama -Y acepto de lo que se inculpa a mi familia, no voy a renegar de ello. No puedo hacerlo, no tengo el poder de reescribir el pasado. Solo pido permanecer en el Seireitei por derecho.
Se arma la batahola.
-Silencio -habla el muchacho líder del clan Shihoin -Shiba-san ha apelado al bushido.
-El bushido a los shinigami… -alzó la voz otro de los dependientes de Mizushima.
-¿Mostrar misericordia le parece inadecuado, Ishinomori-san? -retoma el muchacho -¿Desconocer el lugar que otro de los clanes ha tenido por años?
-Lugar que han mantenido a base de ser mercenarios.
Shihoin suspira y niega suave.
-Lugar que nosotros les hemos negado, a pesar de intentar limpiar su historia. ¿No hemos hecho lo mismo? Limitar las culpas a los Shiba es injusto además de hipócrita -su voz es severa, su mirada intimida -Comienza por pedir disculpas a la señorita Abarai.
Mizushima miró a Ichika.
-Lamento las palabras injustas, Abarai-san.
En Ichika leo un jódete maldito cabrón y no puedo evitar reírme. Ya cobraría venganza por su palabras, lo sé.
-Me temo que no olvidaré tu afrenta, Katsuro -habla Kuchiki-sama -Le has faltado el respeto a mi familia. No lo dejaré pasar. ¡Que forma es esa de defender tu postura! ¡Insultar a una Kuchiki ha marcado las relaciones que estableceremos desde ahora! -se pone de pie.
-¿Mandarás a este mocoso a cobrar el honor de tu sobrina, Byakuya? No sería la primera vez que tu clan le deje el trabajo sucio a un Shiba.
-Basta -exclamo -¿De qué se trata esto? Va a convertir esto en una instancia para sus disputas personales con los Kuchiki cargando contra Ichika. ¿Qué clase de hombre es? Si quiere cargar contra alguien hágalo contra mí, pero no se meta con ella -me mira con desdén -Métete conmigo, maldito cabrón… -gruño.
-Ikari -murmura Kuchiki-sama.
-No -continúo -No voy a permitir que se meta con ella -me siento tiritar de la ira contenida -Esto es entre nosotros y cómo te jode que esté aquí. Si me quieres fuera de este lugar, si todos me quieren fuera de este lugar actúen con honor, no enlodando a los Kuchiki. Se llena la boca de su reputación e insulta a una señorita olvidando que es una Kuchiki por derecho y legalmente -me pongo de pie -Si ella tiene que sufrir humillaciones solo por la generosidad de su clan, me temo que soy yo quien decide salir del Seireitei. Nadie le falta el respeto en mi presencia y sus disculpas me valen mierda.
-Y ese es un Shiba hablando -dijo Yoshida -Honras a tu tío y a tu clan. Jamás se han dejado pisotear por nadie, bien por ti.
-¿Debemos tomar tu postura como una definitiva, muchacho? ¿Dejas la oportunidad de tomar el lugar por defender a la heredera del clan Kuchiki? ¿Te enfrentas a este Concejo? -dice el anciano Shihoin.
-Así es. Todos ustedes… ¿se creen con el derecho de juzgarme por errores del pasado? ¿Creen que faltándole el resto a un miembro de su sistema arcaico pueden imponer algún respeto? Si la bajeza es lo que toleran… no estoy dispuesto a ser parte de ustedes.
-Me temo que esta reunión llega a su fin -la voz de Kuchiki-sama es severa -Este chico ha demostrado más honor que tú, Katsuro.
Me acerco a Ichika y le tiendo una mano.
-Vamos, Ichika -toma mi mano, en su rostro el dolor de haber sido humillada -Lo siento, ha sido mi culpa -se pone de pie -Nadie va a humillarte, nadie tiene el derecho.
Chiyo-san se pone de pie.
-Tampoco voy a tolerarlo -dice -Monstruo despreciable -agrega mirando a Mizushima.
-Ni yo -Yoshiro la secunda.
-Tampoco yo… -Furusawa habla -Los Kuchiki han demostrado ser honorables y justos, han demostrado más misericordia de la que tu clan bajo tu mando ha tenido en siglos. Y tienes la bajeza de cuestionar la presencia de uno de ellos. Eres una basura…
-Lamento haberlos hecho perder su tiempo -digo a Yushiro y a quienes alzaron la voz en mi defensa y la de Ichika -No puedes impedirme salir de la academia. Como un simple residente del rukongai a partir de hoy no puedes negarme formarme como un shinigami.
Kuchiki-sama nos espera en la salida y sin más nos retiramos. Si tan solo… si tan solo tuviera el poder de hacerlo callar y tragarse sus palabras. La puerta se cierra tras nosotros. Kuchiki-sama toma la delantera taciturno. Al menos me siento bien de haber impedido que él manchara sus manos por defender a Ichika. No valía la pena comenzar una disputa por mi culpa, no la valía. Ichika se detiene y la escucho soltar un gemido.
-Ese tipo las va a pagar, Ichika -le digo, mantiene su vista al suelo negando suave -Te dije que quiero compartir tus cargas y lo haré. Mírame -alza la vista, sus ojos húmedos y las lágrimas corren por sus mejillas -Nadie volverá a tratarte así. Lo juro.
-Lo arruinaste todo por mí… todo -me dice severa -No era necesario, puedo defenderme sola, tonto.
-Lo sé -seco sus lágrimas -Pero déjame hacerlo por ti, ¿sí? Lo haré cuantas veces sea necesario. Ésta es mi manera de estar para ti… no me la niegues -la beso en la frente -Acompaña a esta basura fuera aquí y tomar mi lugar en el rukongai con mi familia.
-No eres una basura… eres mejor que todos ellos.
Comenzamos a andar. Ha valido la pena, solo lamento no poder estar nunca más junto a Ichika en una situación así, pero sé que Kuchiki-sama lo hará por mí… salvo que hoy, solo por hoy, he tomado su lugar… y corresponde.
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La habitación estaba vacía, tal como estaba cuando llegué. Se me revuelve el estómago. Tocan a la puerta, descorro el shoji. Mitsuki me mira un instante. Sabía que la vieja bruja iba a extrañarme, lo leo en su mirada, claro que no diría nada.
Salgo de la habitación mirando una vez más a su interior. Kuchiki Byakuya-sama había regresado al Gotei luego de dejarme en casa e informar a Renji y Rukia sobre la decisión del Concejo. Supongo que necesita meditar… si yo fuera él y hubiera estado allí también, lo necesitaría.
Camino por el pasillo. Volteo al jardín, repaso cada espacio. No podré volver… cualquier lugar del Seireitei que no correspondiera a instalaciones exclusivas de la academia o las divisiones me estaba prohibido a partir de hoy. Eran demasiados recuerdos, tantos y aunque hubiera sido solo un instante en mi vida -o muerte- valían más que mis 17 años. Supongo que siempre tuve la ilusión que todo diera un giro a mi favor. Pero no fue así…
Muy a mi pesar siento que el corazón se me acelera. Bajo la vista al suelo. Derrotado, así estoy. Totalmente derrotado.
No quiero despedirme, no quiero. No quiero salir de ese lugar… el único en el que me sentí tranquilo alguna vez, donde sentí que pertenecía… aprieto los puños. Juro que voy a vengarme de estos tipos… lo haré. Puede que hoy los Mizushima hayan ganado la batalla, que se los haya permitido, pero la guerra no estaba perdida.
Mis pasos me llevan hasta donde se encuentra reunida la familia. Una espiración sale trémula entre mis labios y el pecho se me estrecha. Están todos… mi familia.
Al verme Kouki se larga a llorar. Por favor, para… para… Me agacho frente a él.
-Oye… -le digo poniendo una mano sobre su cabeza y le revuelvo el cabello -No estés triste, no hay porqué. Nos seguiremos viendo, ¿sí? Puedes ir a la academia… hay lugares muy cool -se pasa una mano por la cara -Tiene unos árboles gigantes y muchas salas llenas de katanas… son super grandes y filosas…
Veo que Naota lo rodea por los hombros.
-Iremos juntos -le dice a su hermanito -Imagínate… podremos pasearnos por ahí como si fuéramos estudiantes. ¿No es cool? -lo consuela.
Kouki se voltea hacia él.
-Turbo cool -le dice con una sonrisa.
Me pongo de pie y palmoteo suave a Naota. Me sonríe triste, pero es un chico fuerte y debe serlo por su hermano. Él sabe que no podrá ser así como le prometo. Los Abarai deberán mantenerse a distancia si no quiero meterlos en problemas. Pero una mentira piadosa no hacía mal a nadie. Solo pedía que se olvidaran de a poco que alguna vez estuve en esta casa… que mi ausencia no se hiciera notar… que el no estar allí fuese como antes que siquiera llegara.
Kimiko me mira fijo.
-Nos vemos pronto, Ikari-nii. Cuidaré de Gordo por ti.
Parece tranquila, me sonríe como lo hace ella, sincera. Ella sabe que este no es un adiós y que haré lo que esté en mí para revertir la situación… cree en mí.
-Gracias, Kim-chan.
Asiente en silencio.
-Vamos -dice Renji tomando mi bolso, se nota pesado, pero lo hace parecer liviano. Haremos llegar el resto mañana.
Salimos de la residencia Kuchiki. Un camino que hice tantas veces y que nunca pensé dejaría de hacerlo. Reconozco las calles camino a la academia. El silencio es horrible. Miro al frente, los adultos toman la delantera… nunca los había visto tomarse de la mano, pero así lo hacían. Ichika camina a mi lado sin decir una sola palabra.
Nunca me había parecido tan largo el trayecto o tal vez los segundos para mí corrían a ritmo diferente en este momento. Pero la imponente imagen del edificio de la academia estaba cada vez más cerca. Frente al ingreso me detengo en seco.
-Estoy segura que Nii-sama no se quedara tranquilo -alza la voz Rukia -Tampoco lo haremos nosotros…
-Estaré bien -le aseguro fingiendo que no me desmoronaba en ese momento.
Me estaban arrebatando lo único que tenía… por un apellido… no un pasado que no era mi culpa… pero uno que asumí el momento que decidí tomar el nombre que me correspondía. Pero si hubiera sabido las consecuencias lo hubiese hecho igual. No se puede estar ocultándose por siempre… había tenido suficiente de ello durante 17 años. Hay cosas que se deben enfrentar… y lo haría.
-Nos veremos en el Gotei -me dice Renji -El campeonato de futbol comienza dentro de un mes… aun necesitamos un reserva. Aparta los miércoles, ¿vale?
-Lo haré.
Deja mi bolso en el suelo. Rukia me abraza y correspondo con fuerza. No iba a llorar… debía estar bien, debían ver que no me han roto, que puedo seguir…
Se aparta suave y me toca la mejilla.
-Eres un buen chico -dice suave -Eres capaz, eres fuerte… es solo una etapa más que quemar. Sé el mejor.
Se aparta lento, Renji se me acerca y me toma por el hombro. Se agacha ligero como suele hacer cuando quiere hablarme serio.
-Eres más que cualquiera de esos tipos -su voz es firme -No estás solo, ¿de acuerdo? -asiento en silencio -Eres un Shiba… eres el líder de tu clan… y eres joven. Es una oportunidad, no una desventaja. Tienes tiempo. Demuéstrales de lo que estás hecho, hijo.
Me abraza antes que Rukia o Ichika noten que me largo a llorar.
-Sé fuerte -me palmotea la espalda -Sé fuerte. Que no te vean caer, que no te destruyan. No estás aquí sin razón… -me aparta por los hombros -Lucha… pelea… conviértete en el mejor shinigami. Llega lejos. Sueña en grande…
Se aparta definitivamente, me seco los ojos con una mano. Me palmotea el hombro.
-Rukia -llama a su esposa. Ella se acerca y retroceden unos pasos.
Ichika está frente a mí. Me mira fijamente.
-Nos veremos pronto… -su voz se escucha trémula -Nos separó la vida, los clanes no podrán. Nadie podrá hacerlo nunca…
Me toma por el uniforme a la altura del pecho y tira para bajar a su altura. Desvío la mirada hacia los padres, nos dan la espalda. Siento la boca de Ichika contra la mía. La beso con ansiedad, la atraigo hacia mí con firmeza, no quiero dejarla ir. Siento sus manos aferrarse a mi espalda. Nunca… nadie nos separaría nunca.
La siento separarse suave, no lo impido. Está sonrojada, supongo que yo también. Me sonríe dulce, en su mirada la determinación.
-Siempre… como hasta ahora… siempre estaré a tu lado -murmura.
-¿No más titubeos? -pregunto y ella niega -¿Siempre?
-Eres un buen partido… -bromea -Vamos a salir de ésta. Vas a recuperar el lugar que te corresponde y cuando eso ocurra, estaré a tu lado. Lo juro.
-¿Y Tontoru? -pregunto con malicia y me golpea en la tripa con fuerza -Bruta… -me quejo. Me sonríe -¿Por qué no nos besamos otra vez?
-Tienes buenas ideas, Shiba-kun -dice en ese tono odioso.
La beso otra vez con menos ansiedad. Sus manos enredadas en mi cabello, ese suspiro acallado, sus labios… Estaba jodido por esa mujer… y podía sentir que ella por mí. Me aparto lento.
-Nos vemos pronto, chiquita -le toco la punta de la nariz.
-Nos vemos -me dice con una sonrisa.
Los adultos se voltean finalmente hacia nosotros. Tomo mi bolso, pesa como un elefante. Los miro un instante y me volteo hacia la academia. Respiro profundo e inicio a recorrer el camino al interior. Me volteo una última vez. Rukia abraza a Ichika y ella esconde el rostro en su cuello. Respiro profundo otra vez para dejarlos. Comenzaba otra etapa para mí. No estaba solo, lo sabía… Los clanes no me destruirían, podrían tratar de alejarme de todo lo que quería, tratar quitarme la dignidad, de destruirme… pero no les daría en el gusto. Así me costara un siglo… regresaría al Seireitei para no abandonarlo jamás.
Al interior del edificio Ita, Tukusuma y Sasaki me esperan. Supongo que Ichika les avisó de alguna manera.
-Bienvenido a donde viven las lacras -bromea Tukusuma, Ita lo golpea en la espalda. Se queja.
Sasaki me mira fijo.
-¿Estás bien?
Solo esa pregunta… solo esa sincera preocupación logra que me venga abajo. Niego con la cabeza y bajo la vista. Dejo caer el bolso y ella me abraza con fuerza. Ahora puedo llorar tranquilo. La siento estrechar aun más el abrazo.
Siento un par de palmadas en mi espalda.
-Les demostraremos a ese idiotas que el rukongai está dispuesto a darles pelea -dice Sasaki retirando sus brazos -No somos nobles y a sus ojos somos una basura… pero esta basura confía en ti.
-Lucharemos hasta estar a su nivel… hasta que no haya distancia entre ellos y nosotros -aseguró Ita -No van a derrotarte.
-Deberás dar la pelea, Shiba -dice Tukusuma -Y cuando estés a su nivel los harás arrepentirse… estamos contigo.
-Y nosotros también…
Me volteo hacia aquella voz que no reconozco. Un grupo de chicos están allí. Uno muchacho al centro de ellos alza la voz.
-Cada uno de nosotros pertenece a una de las familias que dependieron de los Shiba alguna vez… y vamos a ayudarte -dice con seguridad.
-¿Por qué? -pregunto en un murmullo.
-Porque hoy eres tú, mañana cualquiera de nosotros… -dice una chica -Los Shiba han regresado al Seireitei y nosotros les debemos lealtad.
-Puede que nuestros padres y abuelos se hayan callado por miedo… -alza la voz otro muchacho -Pero nosotros no les tememos. Ya no.
-Gracias…
Sasaki me pega un coscorrón, de esos que reserva para Tukusuma.
-Deja de llorar -exclama -No estás solo y esta displicencia no la olvidaremos. Todos los que estamos aquí creemos en ti… Mereces estar en este lugar tanto o más que nosotros. Este es tu lugar. ¿O acaso quieres que creamos que el líder de los Shiba es un bebé llorón?
-Es arriesgado…
-¿Y quién dijo que no lo sería? -volvía a hablar el primero de los chicos -Es momento demostrarle a esos idiotas que no estamos a su servicio como lacras.
-Confían demasiado en mí…
-Me aburriste -gruñe Sasaki -¡Al boyo!
Se me tira encima, luego Ita y me hace caer al suelo. Se suman todos y creo que no podré respirar. Pero estábamos juntos en esto… esta era una batalla no solo por mí, por todos ellos. Y no lograrían vencernos jamás.
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