Capítulo 15

Tercera semana en la academia y todos estaban revolucionados, la fecha de las primeras evaluaciones estaban publicadas como recordatorio en el panel de primer año. Aquello no me tomó por sorpresa. ¿Acaso no escucharon al profesor cuando dijo las fechas el primer día? Hasta yo las anoté.

-Buen día, Shiba-kun -escucho la inconfundible voz de Akane, quien me alcanzaba mientras caminaba al salón.

-Veo que estás mejor de tu mano -le digo con malicia al verla cargar su bolso con facilidad.

No me detengo, ella sigue tratando de seguirme el paso. No es baja, pero soy experto en dar pasos largos.

-Sí, ya estoy mejor -responde con una risa nerviosa e inocentona -Te agradezco la ayuda.

-No es necesario que vuelvas a hacerlo…

Lo hizo al menos cinco veces el viernes. Parece que deberé leer los shoujo que me ofreció Kimiko, porque parece que voy a tener que aprender a descifrar a esta chica y ponerle límites sin ser un maldito borde. Y en eso estaba pensando cuando al doblar en un pasillo nuestras manos se rozaron, oportunidad que Akane utilizó para tomarme de la mano. Si tengo que reconocerle algo a esta chica es que es perseverante y se la juega por lo que quiere.

¿Cómo me zafo de ésta jugada sin lograr que llore como magdalena o me vuelva a quitar el habla? Voy a reconocer algo solo esta vez y luego lo olvidaremos: si Akane deja de hablarme me sentiré mal, porque a pesar de su odiosidad… me cae bien y es como esa amiga espantosa que te marea… todos tenemos un amigo así.

Mi naturaleza hosca, sin embargo, comienza a surgir desde ese rincón donde la había dejado dormir. La miré bastante feo, pero no retiré la mano… no pude cuando la vi sonreírme toda sonrojos. Voy a necesitar toda la ayuda que pudiese obtener, eso es claro.

En fin, la jugada de Akane no pasó desapercibida por algunos de nuestros compañeros, quienes se quedaron mirando con cara de chisme. Si me zafo ahora quedaré como el idiota más grande de la tierra. Estaba claro para mí, a ojos de todos me había convertido en territorio de Akane. Aprovecho que una de sus amigas la detiene. Deslizo mi mano con sutileza.

-¿Puedes llevar mi bolso a mi puesto, Ikari-kun? -me extiende el bolso con naturalidad mientras comienza a hablar feliz con la chica.

Veo el bolso frente a mí y no me queda otra que tomarlo e ingresar en la sala. ¡Momento! ¿Acaba de llamarme por mi nombre? Fuck. Estoy jodido hasta la puta madre. Dejo el bolso en el puesto de Akane… al lado de mi lugar. Sasaki se aparece frente a mí toda burlona.

-No me habías contado que tienes novia nueva, Shiba-kun -se rió maliciosa.

Me dejo caer en mi sitio dejando mis cosas en el suelo.

-Si no vas a colaborar, te callas, odiosa -gruño.

Se sienta en el lugar de Akane con su cuerpo girado hacia mí. Cruzada de piernas mueve un pie juguetona. Lo disfruta, lo sé.

-Si fueras chica te ayudaría a mi manera -reflexionó con un dedo en su mentón mirando al techo -Pero como no lo eres no puedo hacer nada por ti -me sonrió inocentona… fingidamente inocentona.

-No pongas esas imágenes en mi mente, mujer perversa -cruzo los brazos sobre la mesa y escondo mi cara entre ellos -Eres la peor…

-¿Por qué no le aclaras las cosas? Mientras antes, mejor… no vaya a ponerse más seria la cosa.

Me asomo apenas.

-¿Puede ponerse peor?

-Con tu falta de claridad terminarás saliendo con ella en serio -no había burla ya en su voz -No serás capaz de pararlo… terminaras siendo su novio y terminarás casado con ella teniendo sus bebés -ahora volvía a reír, no podía aguantarlo.

Me imaginé aquello… y pensé en Ichika. Estando yo con una chica que no me gusta solo por no herirla estando enamorado de otra mujer. Momento, ¿acabo de decir enamorado? Ahora sí estoy jodido…

-¿Alguna idea, Sasaki-san?

-Simple, dile que no te gusta. ¿O acaso lo hace? -niego -Hazlo y que sea pronto. No seas idiota y hagas algo estúpido…

-¿Estúpido cómo…?

-Romper con ella de una manera fea… por ejemplo besando a otra chica y que todos te vean -me alecciona -No seas un cliché de shoujo. Sé hombrecito.

Akane venía hacia nosotros. Sasaki se puso de pie y me guiñó un ojo. Al menos tenía un pepito grillo en este lugar. Akane quedó mirando feo a Sasaki y luego su mirada severa se clavó en mí.

-¿Qué hablabas con ella?

-Honestamente -respondo apoyando la espalda en el respaldo -Hablábamos sobre ti…

-¿En serio? -le brillaron los ojos.

-Yukimura-san… -comienzo -Creo que estás confundiendo las cosas. No quiero que te enfades, pero no puedo evitar que lo hagas…

-¿Te gusta, Sasaki-san? -dijo con voz trémula y el labio en puchero. ¿Cómo hago esto?

-Sasaki y yo somos amigos… -respondo y su semblante se tranquiliza -Pero me gusta otra chica… de hecho -vamos, Ikari, sé hombre -Estoy enamorado de alguien… y no eres tú.

Se volteó al frente y veo cómo le tirita el labio.

-¿Entonces porqué cargaste mis libros?

-Porque me lo pediste…

-¿Por qué me tomaste de la mano?

-¡Tú lo hiciste! -exclamo, veo que el resto de nuestros compañeros me miran extrañados. Bajo la voz -No quiero ser grosero, de verdad. Pero aclaremos esto de una vez…

-No te creo… es que te da vergüenza…

-Claro que no -mascullo cuando veo al profesor ingresar a la sala.

Miro al frente dando por terminada la conversación cuando siento que me besa en la mejilla.

-No discutamos más, ¿sí? -me dice dulzona.

¡Esta chica está completamente loca! Acabo de decirle que estoy bruto por otra chica y lo ignora completamente. Ita-san a mi lado me palmotea la espalda todo risas, mientras que Tukusuma me levanta el dedo pulgar.

-Sus ensayos sobre el escritorio ahora -ordena el sensei.

Prefiero concentrarme en ello. Busco mi tarea dentro del bolso. Tengo que zafarme de esto de alguna manera… desvío la mirada hacia Sasaki un par de puestos más allá, niega en reprobación. Lo intenté le digo moviendo los labios. Se alza de hombros.

-Mezquina muerte… -mascullo poniéndome de pie para ir a entregar mi tarea.

-Ikari-kun -me llama Akane extendiéndome su ensayo -¿Puedes llevar el mío también?

Lo tomo y voy al escritorio para dejar ambos deberes. Escucho un uuuiii proveniente de algunos de los muchachos. Vuelvo a mi puesto.

-Te lo tenías bien guardado, campeón -bromea Ita -Es una linda chica. Hacen una linda pareja… adorables -se ríe.

-Tienes que ayudarme, viejo -le ruego -Está loca -agrego con tono desesperado.

-Tranquilo… -aun risueño -Solo necesitas medidas extremas -lo miro con curiosidad -Tendrás que cortarcon ella de la manera más dolorosa del mundo.

-Olvídalo -digo firme -Me agrada, no quiero romperle el corazón…

Bufó y se cruzó de brazos apoyándose en el respaldo.

-Entonces acostúmbrate… Ikari-kun -dice en tono agudo.

Y así es como me convertí en el novio de Akane Yukimura. Bueno, no literalmente… pero a ojos de muchos. Pero ese no era el mayor de mis problemas ese lunes y eso lo supe en cuanto puse un pie en casa.

-Kuchiki Byakuya-sama te espera en su despacho -me dijo Mitsuki en cuanto ingresé.

Sin siquiera dejar mi bolso en la habitación partí a encontrarme con él. Apestaba a caballo o jabalí o lo que fuera después del entrenamiento, pero la urgencia de Mitsuki era una orden. Había aprendido que la palabra de Kuchiki Byakuya-sama debía ser obedecida de inmediato… y le debía respeto. Después de todo me tenía en su casa de okupa.

Toqué a la puerta y su respuesta no se hizo esperar, descorrí el shoji y me incliné como corresponde.

-Pasa y cierra la puerta -me ordenó.

Nunca había estado allí. Era una estancia minimalista, pero no le quitaba la elegancia, quizás porque su presencia ya era imponente.

-Toma asiento -me indicó.

Me hinqué en el cojín frente a él, la mirada al suelo.

-Me temo que no son buenas noticias las que nos convocan, Kurosaki.

Insistía en llamarme por mi apellido del otro lado, pero no osaría en contravenirlo.

-Si de alguna manera lo he ofendido, le pido disculpas -no responde.

Me aventuro a subir la vista. Parece preocupado, aun cuando su rostro no suele mostrar ninguna emoción.

-Se ha citado a Concejo de Clanes… pero me imagino que no sabes las implicancias ni a lo me refiero -niego -Dentro de un mes deberás presentarte ante los miembros más importantes de la Sociedad de Almas. Los Concejos no son algo casual, se llaman cuando surgen… imprevistos... Has sido imprudente al tomar el apellido de tu familia de este lado… -vuelvo a bajar la vista -Pero supongo que es lo que te corresponde -¿lo es? -De cualquier modo, los clanes han tomado aquello como un agravio. Tu presencia ha removido viejas rencillas, cosas que realmente carecen de importancia… sobre todo refiriéndose a un mocoso como tú -recalca -Pero los clanes te consideran una amenaza.

Alzo la vista por un segundo.

-Los Shiba llevan años en exilio y así debería seguir siendo -continúa -Tu familia cometió grandes agravios contra los clanes principales, incluyendo al clan Kuchiki…

-Pido disculpas a nombre de mi familia… -interrumpo.

-Me temo que una disculpa no es lo único que el Concejo espera de ti… -hace una pausa -Ellos te quieren fuera del Seireitei. Te consideran una amenaza al status quo en el que vivimos desde que fueron exiliados.

-Pero si yo…

Alza una mano para hacerme callar.

-Lo primero que tienes que aprender es a guardar silencio cuando se te habla -asiento -Debo ser honesto en decirte que tomar el apellido de los Shiba ha sido una decisión imprudente. Pero no tenías porqué saber las implicancias que ello traería. Has logrado provocar a los clanes… aunque creo que es totalmente infundado. No eres más que un mocoso… no representas ninguna amenaza.

Se pone de pie y mira hacia el jardín aun cuando el shoji permanece cerrado.

-Dentro de un mes deberás presentarte ante ellos… -se voltea hacia mí -Te harán preguntas… tratarán de averiguar tus intensiones… Cualesquiera que sean… Mírame -alzo mirada -Ocúltalas. No deben leer nada en tu rostro… absolutamente nada. No deben verte dudar ni leer inseguridad en ti -asiento -Sé de lo que estás hecho, muy a pesar de mí, veo en ti a la viva imagen de Kaien… y lo conocí bien. No era de los que se dejaban abatir. No me hagas creer lo contrario. Si lo que quieres es reposicionar a tu familia deberás dar los pasos correctos…

No entiendo bien a lo que va con ello. Solo quiero demostrar que mi familia no es una que se rinde, que merece regresar al Gotei, que tenemos un espacio en el Seireitei, limpiar su imagen.

-Puedes hacerlo, Ikari -me sorprendo al escucharlo llamarme por mi nombre -Puedes regresar a tu clan a su lugar… y voy a ayudarte.

No puedo evitar preguntar…

-¿Por qué?

-Porque no todo lo que se dice es verdad… -me mira fijo -No me agrada tu familia, no me agrada ninguno de los Kurosaki, ni Kuukaku ni lo hacía Kaien… pero ellos no son tú. Puedes reescribir el pasado… pero paso a paso… -volvió a sentarse -Y te voy a enseñar cómo.

Cruzamos miradas por un segundo y vuelvo a bajarla.

-Nunca bajes la mirada frente a un igual, chico -me dice y lo miro con inseguridad -Este es tu lugar y ellos deben saberlo. Míralos a los ojos, demuestra que eres uno de los nuestros y no alguien que se deje pisotear.

-Sí, señor.

-Tu familia te espera mañana temprano, he puesto a Kuukaku al tanto… -asiento -Puedes retirarte.

-Gracias, señor -me pongo de pie y hago una venia amplia.

-Solo inclinar tu cabeza levemente, eso basta, Shiba.

-Sí, señor -bajo leve la cabeza y salgo de la habitación.

.

.

La semana pasó veloz y sin darme cuenta ya estaba rindiendo mis primeras evaluaciones. Usé ese tiempo para apartarme de Akane todo lo que podía, ¡pero por Dios que era insistente! En fin… no es lo importante. Lo que es importante es que dos semanas más tarde las notas estaban publicadas en el tablero de mi curso.

Teoría de la Muerte I: 86/100

Introducción a las Artes Demoníacas: 100/100

Historia de la Sociedad de Almas: 94/100

Acondicionamiento físico: 81/100

Zanjutzu I: 76/100

Hakuda: 72/100

Hoho básico: 68/100

Gestión personal: 100/100

Conclusión, soy un shinigami de escritorio… y bueno en Artes Demoníacas, aunque fuera una asignatura teórica.

-¿Cómo te fue, Ikari-kun? -preguntó Akane.

-Como esperaba -respondo con honestidad -Tendré que trabajar más…

-Tú puedes -me sonríe animada.

-¿Y tú?

-No tan bien… -responde cabizbaja -Si no mejoro seguro me bajan de nivel a fin de semestre.

Ita-san se acerca junto con Tukusuma y Sasaki… sí, se habían convertido en mi grupete. Ita había estado bien en todo lo que significara práctico, en lo otro estaba bastante mal, igual que Tukusuma. Además ellos tenían cursos de nivelación de escritura y matemáticas. Sasaki salió perfecto en todo… la muy zorra. Y se dedicó a refregárnoslo en la cara la muy miserable.

-Dicen que nos entregarán nuestras zanpakuto el próximo semestre -comentó Ita con entusiasmo.

-¿Tan pronto? -pregunto incrédulo.

-Somos clase avanzada, Shiba -responde Tukusuma -¿Qué esperabas? ¿Qué nos las entregaran a final de año? Déjale eso a la clase regular… estamos a otro nivel -agrega con superioridad.

-Me encantaría que la mía fuera de viento -comentó Sasaki -Me parece genial…

-¿No se supone que lo decide tu… inconsciente?

-Siempre puedo convencer a mi zanpakuto -agregó con algo de molestia.

-Con tu ímpetu seguro lo logras -rió Tukusuma y se ganó una colleja -Eres una bruta, Naomi -gruñó sobándose la cabeza.

-Igual me deseas -bromeó ella.

-Ya ya -exclamó Ita -¿Por qué no vamos a celebrar? Hay un bar bastante bueno cerca. ¿Qué dicen?

-Claro, vamos -afirmo.

El resto se suma, excepto Akane que alega estar desmotivada y no tener nada que celebrar. A Sasaki poco le importa, solo la soporta porque anda conmigo a todos lados. Fue la primera adelantarse mientras Akane ya estaba colgándoseme del brazo en actitud de niña… shoujo, obvio. Había aprendido algo de los manga que me prestó Kimiko.

-¿Me encaminas a casa, Ikari-kun? -me pregunta de pronto con su cara de cachorro.

-Vamos… -accedo -Nos vemos allá -digo a los chicos.

Vamos a aclarar algo inmediatamente. Sé que dije que soy el novio de Akane, eso es lo que piensan todos. Pero mis amigos y yo sabemos que eso no es cierto. Puede que acceda a ciertas cosas, como acompañarla a casa, cargar su bolso, entregar sus trabajos, dejar que sea melosa… no, eso no… tanto. Me vi arrastrado a algo que no sé detener. Puede ser que sé lo que es sufrir por culpa de otra persona o que no quiera que piense que es su culpa… porque no lo es. No eres tú, soy yo, algo así. Pero ella parece conforme con nuestro acuerdo tácito.

-Sana y salva -digo en la puerta de su casa -Voy donde los chicos, que tengas buen fin de semana.

-¿Irás donde tus tíos? -pregunta.

-Así es, como siempre -respondo cruzándome de brazos, así había sido desde hace un mes. Medio por gusto y medio por órdenes de Kuchiki Byakuya-sama -Se me hace tarde, nos vemos.

-Hasta el lunes.

Asiento en silencio y me vuelvo sobre mis pasos. ¡Mierda! Olvidé uno de mis libros en la academia. Tengo tarea… Me devuelvo a paso rápido. Con buenas notas no puedo arriesgarme a bajar el promedio. Seré una rata de biblioteca, pero es lo que me está salvando hasta ahora.

Ingreso veloz hacia los casilleros. La academia parece una casa abandonada. Me recuerda a aquella vez que me colé en la escuela para robar el libro de conducta y arranqué una hoja con una anotación que no me favorecía… No terminó muy bien esa historia. Me suspendieron una semana, para qué entrar en detalles de lo feliz que estaba mi papá.

Ya voy bastante tarde al bar y los chicos deben estar pensando que he cedido a las insistencias de Akane… tendré que comerme sus bromas el resto de la tarde.

Tomo el libro del interior del casillero y alguien cierra brusco por mí. Me volteo para ver a Suoh Mizushima y sus matones.

-Pensaba que… -me lo quedo mirando a los ojos -no lograrías aprobar tus exámenes -deja caer, frunzo el ceño -Te resté crédito -agrega en tono burlón -Después de todo eres bastante tozudo…

Me empuja contra el casillero por el hombro, suena bastante fuerte haciendo eco en los vacíos corredores de la academia.

-Nos preguntábamos con los chicos -volteó un momento y ellos se sonrieron burlones -Cuándo nos veríamos otra vez… nuestra última reunión fue muy divertida, ¿no crees? Pero parece que te diviertes más con esa basura del Rukongai y la traidora de Yukimura. Al menos sus hermanos saben lo que les conviene.

-No te metas con ellos… -mascullo.

-Los Yukimura son un clan menor que ha dependido desde siempre de mi familia… hago con ellos lo que se me plazca.

-No tienes derecho de disponer de las personas solo porque te temen.

-Deberías ser inteligente como ellos -me vuelve a empujar contra los casilleros, no me quejo, solo lo miro desafiante, indicándole que no le temo… pero lo hago, seamos honestos -Te propongo un trato Shiba. Verás… lo he pensado mejor y creo que -uno de los matones me quita el libro con brusquedad y lo tira a un lado, desvío mi vista a donde cae el libro. Mizushima me toma brusco por la cara -no es necesario que te marches de la academia. Sería una lástima que un joven talento se perdiera… -enarco una ceja -que un joven talento como yo se perdiera la oportunidad de divertirse con una basura como tú.

Pone la mano de lleno sobre mi cara y me azota la cabeza contra el casillero. Los otros se ríen. Empuño la mano con fuerza, la alzo frente a él. La bola celeste frente a su rostro.

-Kaboom -digo con un gesto malicioso antes que le explote en plena cara.

Me escurro con rapidez, corro hasta mi libro, lo tomo y me largo a todo lo que me dan las piernas. Puedo escuchar quejarse a Mizushima y los pasos acelerados de sus matones tras de mí. Corto por un corredor, están más cerca. Doblo en otro que da al patio. Me lanzo hacia la puerta pero solo le doy duro contra ella. La fuerzo un poco, está trabada.

Los tipos me miran desde la entrada del corredor y se ríen burlones. Tras de ellos, Mizushima.

-Buen truco, Shiba -me dice, no puedo evitar reírme al verlo con la cara llena de hollín y el pelo medio chasmucado. Frunce el ceño y aprieta los puños -Enséñenle lo que le pasa a los que se meten con los Mizushima.

-¡Yo no me he metido contigo!

Los cuatro se ríen. Estoy tan frito… no puedo con todos y Kuchiki Byakuya-sama me dijo que mantuviera las distancias con Mizushima mientras esperábamos la fecha de la citación al Concejo. Además ese amigo de Renji… Kira, eso es... Bueno, él dijo que la violencia es la última forma. Solo tenía una oportunidad de escabullirme…

-¿Qué está sucediendo aquí? -se escucha fuerte y claro.

Tras los matones, un sujeto vestido de shinigami mira la escena sabiendo claramente lo que ocurre. Cuatro tipos cercando a uno, no es muy difícil de adivinar.

-Yoshida-sensei.

Mizushima y sus matones hicieron una venia.

-Fuera de aquí.

Admito que fue gracioso verlos huir como si hubiesen visto al diablo. No distaba mucho de uno. Traía el pelo como en dos cachos hacia los lados y una mirada como perdida. No daba susto, pero era raro.

-Ven, novato -me llama acompañado de un gesto con la mano. Me acerco a él y me toma por la quijada examinándome -Impresionante -tiene una sonrisa que me eriza los pelos de la nuca -Ikari Shiba, supongo.

-Sí, señor -respondo cuando me suelta. No pregunto cómo lo sabe. Debió conocer a mi tío Kaien, últimamente ya terminé por sumir mi cloniedad -Gracias.

-Deben estar rondando aún -me dice -Vamos, te acompaño a la salida… -comenzamos a caminar por los pasillos, de pronto me mira -¿Qué haces en la academia a estas horas? Viernes por la tarde está muerto, salvo por un par de ladillas… estabas en el momento preciso.

-Había olvidado mi libro -lo alzo.

Continuamos en silencio.

-¿Cómo supo que…?

-Iba ya de salida cuando percibí un aumento de presión espiritual -respondió -Había cierta urgencia en esa alza, por lo que decidí chequear que todo estuviese en orden.

Llegamos a la salida, voy a despedirme cuando me toma por el brazo.

-Ten cuidado… los Mizushima no se detendrán hasta sacarte de aquí. Puede que Suoh esté jugando, es un muchacho… pero los viejos no juegan.

-¿Y usted cómo…?

-¿Qué cómo lo sé? No es demasiado honorable… mi madre y la madre de tus tíos eran hermanas. Yo soy de los pocos parientes que aun conserva tu familia en el Seireitei -lo miro como si fuese un secreto develado a lo final del Código Da Vinci -Todos lo saben, no pongas esa cara -me palmotea la espalda -Pero también dependo de los Kuchiki… estoy de tu parte, chico.

-¿Y usted es…? -pregunto sintiéndome mal de tener que hacerlo.

-Yo… soy Saburo Yoshida, profesor de Artes Demoníacas de último año, aunque dicto un par de clases a partir de tercero.

-Ah…

-Y el anterior capitán general de la División del Kidou. Pero digamos que me gusta el ambiente académico.

-Turbo... -exclamo dejando caer la mandíbula -Cool.

Se ríe frente a mi reacción.

-Fue una buena jugada la de utilizar tu reiatsu inicial como ataque… esa es la base para entrenar el kidou -asiento aún boquiabierto… no voy a preguntar como lo sabe -¿No ibas a alguna parte? -me preguntó ya que no salía de la academia.

-Sí, claro… Gracias otra vez, Yoshida-sensei.

-No te metas en más problemas, Ikari Shiba.

-No, señor.

Salgo de la academia dando las gracias de haberme encontrado con Yoshida-sensei… y ahora sabiendo que los Shiba aun cuentan con familia dentro de los clanes nobles. ¿Acaso Suoh y el resto de los Mizushima piensan que mi presencia aquí removerá a esas familias para rearmar al clan Shiba? Su mente puede dar para mucho… pero no era tan descabellado. Salvo contando que fueron esos clanes menores los que dejaron que fuesen expulsados. Pero… tal vez… no tenían cómo hacerlo. Kaien estaba muerto, Kuukaku era una traidora. Una traidora del Gotei no podía asumir el liderazgo de un clan en el Seireitei. Y Ganju… era un niño para entonces. La única posibilidad hubiese sido mi abuelo Isshin, pero estaba del otro lado.

Corto hacia el bar, ya puedo escuchar a Sasaki burlarse de mí, preguntándome a que base llegué con Akane. Ita-san diría que a ninguna, es un buen amigo. Tukusuma me reprendería por no aprovecharme de ello… soy un caliente, pero no un desgraciado. Y aprovecharme de Akane sería muy bajo. Para eso puedo seguir ensoñándome con Ichik… ¡Suficiente!

Ingreso al bar.

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