Capítulo 13

Otra semana en la academia. Y dos días que Gordo llevaba desaparecido. Pasé a sentarme en mi puesto, pronto veo a Akane sentarse a mi lado. No me mira siquiera. Supongo que captó mi (in)directa sobre mi enfermedad del fin de semana. De alguna manera me hace sentir mal… Ella solo intentaba acercarse… no había mal en ello. Quizás verlo del otro lado de la moneda era lo que necesitaba… Ichika hizo un buen trabajo en ello.

-Hola… -le digo.

-Hola -responde sin mirarme.

Antes que quisiera tratar de entablar una conversación decente, el profesor ya estaba dentro de la sala. Akane sacó su cuaderno, la imité. Mi compañero que se sentaba al otro lado ingresó apresurado y se dejó caer en la silla.

-Viejo, casi me quedo fuera -exclamó Ito mirándome. No respondo. -Me pegué a las sábanas mal -continuó.

Honestamente, las razones de su retraso no me interesan, pero si sigo con mi comportamiento autista no estaba siendo fiel a mi palabra. No sería un estirado odioso, claro que no. Souh Mizushima había iniciado una guerra… por la supremacía de la academia. Él podía tener los años, la experiencia… pero yo tendría lo que él no. Al resto de nosotros conmigo… de mi lado. Sí, competitivo, rencoroso y bastante ególatra. Qué le vamos a hacer.

-¿Movido fin de semana? -le pregunto mientras el profesor comienza a escribir en el pizarrón.

-Me la pasé entrenando… me duele todo.

-¿Entrenando?

-¿No lo sabes? -preguntó sorprendido -Varios nos estamos juntando a entrenar después de clases y los fines de semana. Hay un chico de quinto año que nos está ayudando.

-No, no lo sabía…

Genial. Ni siquiera sabía las cosas que sucedían… todo por ser un apático.

-Seguro pensaron que no necesitas entrenar… como tu padre…

-Lo necesito. Entrenar con iguales… no soy muy bueno en realidad -confieso.

-Solo necesitas un empujón -dice con tono despreocupado -Siempre es a las seis. Después de clases, vamos juntos así no te pierdes -se rió suave.

No entiendo la broma, pero asumo que es algo referido a que yo no utilizo los dormitorios de la academia ni sus instalaciones más que para ir a clases. Cuando iba a preguntar el profesor alzó la voz. La clase comenzaba.

Se nos entregaron unos libracos enormes. El silencio era sepulcral, solo se escuchaba el pasar de las hojas. Me concentro en la lectura y tomo apuntes. Tal y como dijeron Rukia y Renji, el libro estaba todo rayado. Al menos tenía el mío en casa. Lo traería el próximo lunes.

La clase se pasó rápido. La tarea, un ensayo para la próxima semana. No era demasiado difícil. Estaba dándome cuenta que no me era complejo concentrarme y entender lo que leía. Aunque había momentos tediosos, reconozco que quería saber más. Algunas ideas se me ocurrían mientras leía. Las anotaba, tenía preguntas, dudas… quería resolverlas. De pronto me vi interesado en ello… y fue genial. Me sentí orgulloso de mí. Y quería que Rukia y Renji también lo estuvieran.

El profesor dio la clase por terminada. Era momento de cambiar de salón. Ahora tengo Introducción a las Artes Demoníacas. Y, si bien, parecen sencillas cuando Ichika y Kimiko las realizan, son complejas… sobre todo porque hay que leer. Mucho.

Otro libraco. Ito se vuelve a sentar a mi lado, pero Akane se queda con un grupo de chicas al otro lado del salón. No puedo evitar sentirme mal por ella… por mi mal comportamiento. Pero así era mejor… así no se hacía expectativas. Pero igual me sentía medio bosta.

Un chico se sentó a mi lado. Tukusama. Ito se hizo hacia adelante para verlo.

-Shiba-san se nos une a los entrenamientos -le dice a su compañero entusiasmado. Me vuelvo hacia Ito.

-¿Y eso? -pregunta, me vuelvo hacia él -Pensaba que tenías entrenamiento especial en casa…

-Quienes podrían ayudarme están ocupados -respondo -Lo he hecho solo.

-No es una buena manera, Shiba-san -dice Ito -No puedes entrenar todo solo. Lo nuestro serán los enfrentamientos… sin un compañero es difícil alcanzar maestría en ello.

-Tienes razón, Ito-san -asiento.

-¿Y no deberías ser algo como…? Como… ¿demasiado poderoso? -pregunta Tukusama.

-Debería, ¿verdad? -me río -Pues no es así.

-Nah -dice medio burlón -En un mes nos patearás el trasero -agrega -Lo que se hereda no se hurta…

-Estoy de acuerdo -concluye Ito.

El resto de la clase nos la pasamos viendo la importancia de los conjuros. De la concentración de energía. De los diferentes tipos de ataques y defensas. Era bastante tedioso… y el profesor tampoco lo hacía divertido.

Para cuando termina la clase ya es hora de almorzar. Los chicos me insisten en que vaya al comedor, pero ya traía mi obento de casa y, a pesar de estar en mi modo sociable, el comedor era algo que trataría de evitar con mi vida… ¿puedo seguir diciendo vida? Bueno, qué más da.

Me dirijo al jardín, a mi lugar bajo ese enorme árbol. Veo que Akane está allí. Respiro profundo. Tengo dos opciones, reafirmar que la quiero lejos y buscar otro lugar… o…

-¿Me puedo sentar? -le digo y ella se voltea y alza de hombros -Gracias -sigue comiendo en silencio. Abre una botella de jugo y bebe lento. La deja a un lado y vuelve a tomar un bocado -Yukimura-san… -me mira de reojo -No me comporté bien contigo. Lo lamento.

Guarda silencio y vuelve a beber. La veo menear la botella moviendo el líquido en su interior. De pronto la cierra junto con su obento a medio comer. Los guarda en un bolso y se pone de pie. Pasa por mi lado, la sostengo el la manga de su uniforme.

-Oye…

Se detiene sin mirarme.

-No eres la primera persona que es grosera conmigo -se voltea -Estoy acostumbrada. Sé que soy odiosa e insistente. Pero no sé ser de otra manera. No te molestaré más.

La suelto y la veo perderse por el camino hacia el edificio. Soy una mierda de persona. Repaso en mi mente las palabras de Ichika o más bien sus negativas. Duelen… no quiero que alguien se sienta así por mi culpa.

Me pongo de pie y salgo tras de ella. Sé que esto marca un antes y un después. Pero Akane no había hecho nada malo… excepto exasperarme, pero esa no era su intención.

-Espera, Yukimura-san -le digo y ella se vuelve -Voy a ser honesto contigo -deja escapar un pesada espiración -Me desesperas. Eres odiosa, sí. Insistente, también. Pero si tengo algo que reconocer es que has sido la única que me ha tolerado… A veces soy muy grosero y no puedo evitarlo. Lamento haberlo sido contigo… de verdad. Pero si me disculpas… podemos… ser amigos…

Se le iluminó el rostro y sonrió amplio. Me quito un peso de encima. Pero sé que me voy a arrepentir de esto…

-De acuerdo -me dice con su vocecilla aguda y exasperante. En qué me he metido, por Dios -Amigos…

-Vale -asiento.

Continua su camino y yo regreso a mi lugar bajo el árbol. Hice la buena acción del día.

-Te estás volviendo un blando, Ikari Shiba -me digo a mí mismo.

.

.

Por la tarde tuvimos acondicionamiento físico. Eran esas estaciones donde se debe trepar, saltar, colgarse de cuerdas, anillos. Era algo diario. En las mañanas clases tradicionales, por la tarde a sudar. Chicos y chicas al mismo tiempo. Humillado veo que hay muchachas que son más fuertes y ágiles que yo. Bien por ellas, pero ser el peor de toda mi clase es odioso. Me caí tantas veces y muchos se reían. Debe ser gracioso, admito.

No me di cuenta cuando ya había terminado e Ito junto con Tukusuma me guiaban donde entrenaban. Ya estaba allí el tutor. Era un grupo de cinco, contando a mis nuevos amigos. Sasaki estaba entre ellos.

-Ya me preguntaba con qué grupo entrenabas, Shiba-kun -dijo cantarina.

-Sorpresa -respondo.

-¿Vienes a demostrarnos lo muy malos que somos? ¿O a dejarte en vergüenza como en clases? -río y frunzo el ceño -No pongas esa cara, Shiba-kun… es broma.

-Vengo a entrenar -suelto de mala gana.

-Muy bien.

El tutor golpea sus palmas para llamar nuestra atención.

-Vamos a comenzar -anuncia -En parejas. Ya que están todos calientitos -todos nos echamos a reír -Que vienen de entrenamiento, zopencos -gruñe -De lleno. Ataques y bloqueos. Recuerden sacar el golpe lento, no quiero riñas. Esto es como una danza…

Todos le gritan un 'uhhh' burlesco.

-A callar, idiotas -exclama sobrepasado -Más les vale rendir esta vez.

Sasaki se queda frente a mí.

-Vamos a ver qué tienes, Shiba-kun -bromeó nuevamente.

-Nunca he sido bueno en las peleas…

-Eso supe -dice con una sonrisa maliciosa -Mizushima ya lo hizo correr… la paliza que te dio.

-Eran tres contra uno -me defiendo.

-¿Qué son tres para el hijo del gran Ichigo Kurosaki? -exclama en el mismo tono -Más vale que comiences a demostrar tu valía… o serás el hazmerreír de todos por acá.

-No tengo que demostrar nada -mascullo.

-Sí, tienes que hacerlo… -insiste -¿No sabes lo que eres en esta academia? Eres casi una leyenda…

-No deberían esperar tanto de mí.

-Te equivocas… eres tú el que no debería esperar tan poco de ti… Puedes ser mejor que todos. Lo tienes en la sangre. ¿O tienes miedo a ser igual a tu padre?

-Soy mejor que el viejo -gruño.

-Demuéstralo -me reta -En guardia.

.

.

Llegué pasadas las ocho a casa. La cena es a las siete, el entrenamiento termina a las ocho. Sin contar tener que darme una ducha, llegué a casa bastante tarde. Apenas crucé la entrada Mitsuki me tomó de la patilla y me arrastró a la sala donde usualmente se reunía la familia. Descorrió el shoji y prácticamente me arrojó dentro.

-Cuanta violencia -gruño viéndola cerrar nuevamente la puerta.

-Ikari…

La voz de Rukia me hace voltear. ¿Por qué se ve tan preocupada? Renji a su lado permanece tranquilo, pero pareciera que trata de leerme la mente.

-Lamento llegar tarde… estaba en entrenamiento -explico -Algunos de mis compañeros se han organizado para continuar los entrenamientos después de clases… terminan a las ocho… lamento haberme saltado la cena.

Renji miró a Rukia con cara de te lo dije.

-Puedes entrenar aquí…

-Déjalo -interrumpe el pelirrojo -Le hará bien. No solo es entrenar, es hacer nuevos amigos. Está bien…

Volvía a ver esa mirada de preocupación. Rukia no era así, suele ser relajada y confiada en las decisiones de los chicos. Salvo que algo les sucediese de verdad, ahí intervenía. Pero ahora… la respuesta es obvia. No soy su hijo, la responsabilidad es mayor, tiene un compromiso con mis padres… y…

-Es verdad, lo juro -digo con seguridad -No es un grupo de chicos malos aunque hay una chica bastante perversa… -menciono frunciendo el ceño -Pero es entrenar… -miro a Renji -Es todos los días.

-De acuerdo -dice logrando que Rukia se voltee hacia él -No puedes llegar después de las nueve.

-Sí, señor.

-Y si tienes tarea, priorizarás la tarea -agrega Rukia.

-Sí, señora.

Ambos se miraron, casi podía leer triunfo en ellos. Rukia se puso de pie.

-Me imagino que debes tener hambre… -dice y asiento -Le diré a Mitsuki que te sirvan la cena.

-Gracias…

Salió de la habitación.

-Estaba nerviosa, discúlpala. No quiso poner en duda tus palabras.

-Entiendo… debí avisar.

-Sí, debiste hacerlo.

Guarda silencio un momento. Estoy dispuesto a escuchar el sermón. Ese que diría que sabía que soy un chico complicado, que no me tiene confianza alguna, que debo respetarlos… Bajo la vista y suelto un suspiro.

-¿Y cómo estuvo ese entrenamiento? -pregunta de buen humor.

Me sorprendo. ¿No me va a regañar? ¿No va a insistir con el tema?

-B-bien -respondo, me mira con interés -Pero creo que estoy muy por debajo del resto… -hago una pausa -Mizushima dijo que los profesores pensaban bajarme a la clase regular… Y no me importa…

-No digas que no te importa, porque lo hace -rebate. Me siento frente a él -Cargas con una gran responsabilidad y es que crees que por ser hijo de Ichigo debes estar necesariamente a su nivel. Y no es así -asiento -Tienes habilidades, eso no lo pongo en duda y, seguro, los de la academia tampoco lo hacen.

-Pero Mizushima dijo que estaba en la clase avanzada porque mi papá…

-No lo creo… Pero si fuese así, ¿qué? ¿Sabes cuántos chicos allí tienen la misma presión? De sus padres, de sus clanes… de ser expulsados y tener que regresar al Rukongai. Cada uno tiene sus miedos, sus inseguridades -suspiro -Si tienes miedo… lucha contra ello. Demuestra que puedes hacerlo. Solo ha pasado una semana…

-En una semana mi papá logró vencer a Kuchiki Byakuya-sama…

-Y a mí -agrega.

-¿Te enfrentaste a mi papá?

-Sí y perdí humillantemente. Seis años de academia, cincuenta años de entrenamiento… Para ser vencido por humano -lo miro con atención y sorpresa -Te entiendo… por eso te digo que te esfuerces, que perder una batalla no es perder la guerra. Da tu mejor esfuerzo. Siempre habrá gente mejor que tú y esa es la realidad. Pero no te midas con su vara… hazlo con la tuya.

La puerta se descorrió, me sorprendió ver a Rukia trayendo la bandeja. La dejo en la pequeña mesa al centro de la sala. Puso una mano en mi cabeza.

-Iré a ver a Kimiko -le dice a Renji, me mira -Y la próxima vez que Ganju te traiga un obsequio, procura comentárnoslo. Sé que no fue de mala fe. Nii-sama tiene ciertas reglas… Lamentablemente Kimiko se ha encariñado mucho con Gordo y es una chica sensible…

-Lo siento.

-No tenías porqué saber lo que pasaría, no es tu culpa. Pero si tienes dudas… si no sabes si algo es correcto… puedes preguntarnos, ¿si?

-Lo haré.

-De acuerdo -caminó a la salida -Los dejo, no lo entretengas hasta muy tarde, Renji. Mañana tiene clases -había una clara orden en su voz.

Comencé a comer. No me había dado cuanta hambre tenía hasta que no probé el primer bocado. Debo admitir que extraño algunas comidas del otro lado… como las pizzas, las hamburguesas. Ciertamente no extraño la comida de mamá. Por ningún motivo. Era adicta a probar nuevas recetas que experimentaba conmigo. No sé si eso agravaba mi mal humor.

-¿Por qué no vas donde tus tíos el fin de semana? -me pregunta Renji de pronto, me lo quedo mirando -No los has visto hace un tiempo y creo que te haría bien visitarlos.

-Es una buena idea -respondo -Me gustaría.

-Quizás -hubo cierto titubeo en la voz del pelirrojo -¿quieres ir del otro lado también?

Niego. Extraño a mi madre, al abuelo… incluso a Kazui. Pero no. No si ello significaba ver a mi papá. Eso, con el darme cuenta que no estoy al nivel de mis compañeros no sería buena mezcla.

-Quizás más adelante.

-Muy bien, más adelante será -sigo comiendo -¿Te conté cómo golpeamos a tu padre en el hueco mundo? Es realmente gracioso…

Me río entre dientes.

-No te lo calles, Abarai-san.

.

.

La semana pasó rápido. Quizás porque le agarraba el gusto no solo a las clases teóricas, sino también a las de la tarde y a los entrenamientos.

Notaba que, a pesar que me dolía todo, iba mejorando… dentro de mis parámetros. Ya no me cansaba tan pronto al menos. Raya para la suma.

Decidí el viernes no quedarme al enteramiento y regresar temprano a casa. Mis horarios extendidos habían provocado que casi no viera a los chicos y, de alguna manera, los extrañaba. Y eso es raro, no soy de los que necesite a las personas… de hecho trato de evitarlas…

-Shiba-kun -escucho a mi espalda cuando voy saliendo de la academia.

De acuerdo, me disculpé con Akane y me prometí ser más amable. Vale no, solo no ser odioso. No puedo ser buena ondita con ella y ser todo sonrisas. Sé que le propuse ser amigos, pero en serio que me supera.

Me volteo con un escalofrío.

-Yukimura-san -respondo. Carga sus libros en los brazos -Voy con prisa.

-Ah… -deja escapar y mira al suelo. Acá vamos con el shoujo de instituto otra vez -Me preguntaba si podías encaminar a casa. Me lesioné la mano y casi no puedo cargar mis libros.

-No es por ser maleducado, Yukimura-san. ¿Pero no pueden hacerlo tus hermanos?

Suelta un suspiro.

-Se quedan a entrenamiento… yo también debería hacerlo, pero me duele la mano. Temo que se me caigan los libros… -me mira a los ojos.

Dios ese puto puchero. Es una mimada. Ni siquiera Kimiko cuando tuvo su mano quemada pidió ayuda en algo. Como Ichika, Kimiko es de esas hembras de tomo y lomo. Cojonuda.

-De acuerdo -tomo los libros -Vamos.

Me voy a arrepentir tanto de esto. Comenzamos a salir atravesando los jardines. Siento las miradas de varias muchachas que sonríen encantadas de la escena mientras Akane parlotea algo que a lo que no presto atención.

Es un caballero.

Míralo que dulce es con su novia.

Hacen tan linda pareja. Ella es tan dulce y él es tan guapo.

Al menos soy guapo. Me río ante ese comentario… ¡Espera! ¿Su novia? ¡Por la puta madre! Akane no es mi novia. Ni aunque Ichika hubiese insinuado que podría tener algo con Akane, no lo haría. No es mi tipo.

La miro de reojo, seguía hablando. Debo reconocer que, mirándola bien, es algo guapa. Pero no soy de los que puedo tener una relación con alguien solo por ser guapa. Suma puntos, obvio, pero hay cosas más importantes. Salimos de la academia.

-¿Qué me dices? -me pregunta. Salgo de mis cavilaciones.

-Me perdí, es que como hablas tanto… ¿sabías que por el tono de voz de las mujeres, luego de un rato los hombres solo escuchamos bla bla bla como la maestra de Snoopy?

-¿De quién? -me mira intrigada, parece que no tomó en cuenta lo otro.

-No importa… ¿qué me decías?

-Que si… -se sonroja. Alguien que me salve -Que sí…

-¡Ikari-kun! -escucho llamarme a nuestras espaldas. Gracias, Señor. Kimiko…

-Kim-chan -le digo y ella me sonríe amplio vistiendo su uniforme.

Se apresura para llegar a nuestro encuentro, noto que lleva un par de bolsas.

-¿De compras? -pregunto y ella asiente.

-Papá tiene una reunión con la asociación de hombres shinigami -me dice soltando una espiración profunda -Quiero hacer algo especial… -enarco una ceja -¿Qué? Siempre lo hago. Tengo que ser una buena hija.

Me alzo de hombros. Veo que Akane está aniquilando a Kimiko con la mirada.

-Kim-chan, ella es Yukimura-san. Una compañera de clase -indico a Kimiko -Kim-chan es algo como mi hermana -explico -Vivo con su familia.

-Gusto en conocerte, Kuchiki-san -dice Akane.

-Es Abarai, pero no importa -sonríe amistosa -¿Van a alguna parte?

-Encamino a Yukimura-san a su casa, no puede cargar sus libros… se lesionó una mano en clases.

Kimiko se sonríe maliciosa, pero se guarda todos los comentarios. Se lo agradezco.

-Los acompaño -dice toda risueña. Adoro a esta chica, es la mejor.

Seguimos el camino. Yukimura no vive tan lejos de casa y no nos desvía demasiado del camino. Nos despedimos en la puerta. Cuando ya está dentro Kimiko se larga a reír.

-Todo un galán -bromea y me da un golpe juguetón en el brazo.

-Ya, dame esas bolsas…

-¿Por qué? Las puedo yo -rebate.

-Porque quiero sacarme de la mente que le cargué los libros a Yukimura desde que estábamos en la academia.

Se volvió a reír y me entregó las bolsas.

-Te acaban de mear, Ikari-nii. Así como los animales que marcan territorio -bromeó -Desde hoy eres oficialmente su novio a ojos de todos.

-Así noté. ¿Acaso no se puede ser solo caballeroso?

-¿Acaso no lees shoujo?

-Lo evito con mi vida.

-Pues deberías, así no te meten el dedo en la boca. Tonto.

Llegamos a casa y Kimiko se pierde por la cocina. No conocía ese lado de ella. Me pareció muy tierno que quisiera mimar un poco a su padre.

.

.

Aun me río de Ikari. No puedo creer que se prestara para la jugada de Yukimura. Ya sabía que no le gustaba nada, por lo que me llamaba la atención. Esa chica debe tener un gran poder de convencimiento.

Dejo las bolsas sobre el mesón. Algunas chicas de la cocina me quedan mirando y hacen una venia.

-¿Necesita ayuda, señorita Kimiko? -me pregunta una de las chicas.

-No, gracias. Estoy bien.

La chica vuelve a su labor junto con las otras. Preparan la cena para la familia. Me gustaba verlas trabajar. De más pequeña me venía a escondidas. Siempre era descubierta y mandada de regreso al otro lado de la casa.

Comienzo a sacar las cosas de las bolsas dejando todo en orden sobre la mesa. Una de las chicas llevaba las sobras del almuerzo en una olla.

-Ese bicho come como loco -comenta a otra.

-¿Cuándo crees que esté listo?

-En un par de meses. Los jabalíes crecen rápido.

¿Jabalíes?

-¿¡Qué!? -exclamo dejando todo olvidado y corro hasta la chica que lleva las sobras -¿Jabalí has dicho?

-Sí… ¿le gusta?

-¿Lo has comprado? -no respondo a su pregunta.

-Lo hemos encontrado…

-¿Dónde está?

-Donde están los animales para engorde…

Salgo hecha una flecha fuera. Las chicas se me quedan mirando con curiosidad. Sabía perfectamente dónde ir. Solía ir allí a ver a los animales antes de darme cuenta que eran la cena.

Me abalanzo sobre la reja. Ahí estaba mi Gordo. Feliz olisqueando el suelo.

-¡Hijo! -exclamo.

Me mira y podría jurar que me sonríe. Salto la reja y lo tomo en mis brazos. Lo lleno de besos en su naricita, aunque está toda sucia. Lo apachurro con fuerza y lo escucho hacer esos soniditos de felicidad.

-Mi Gordo -digo sintiendo que la me ponía a llorar -Mi Gordo…

Uno de los empleados me mira con sutileza, pero noto su mirada. Me volteo hacia él.

-Gordo no es comida, es mi mascota -sé que sueno impositiva, no mido en ello -Dile a todos, si vuelve a escapar no lo cocinen… -comienzo a hipar -No cocinen a mi Gordo…

-Como diga la señorita -hace una venia.

Salgo del corral y cierro con cuidado. Miro al interior. Hay conejos -que mamá no come- pollos, cerdos. Se me revuelve el estómago. Son todos tan lindos… y me he comido tantos de ellos. No, nunca más. Si tengo que vivir a base de arroz y verduras lo haré. No comeré ningún dulce animalito nunca más.

Vuelvo al otro lado de la casa aun apachurrando a Gordo. Soy tan feliz. Lo alzo en el aire, lo beso otra vez. No quepo en mí de la felicidad. Ya quiero ver la cara de los chicos cuando lo vean. Tan concentrada voy en besuquear a mi gordo que me doy de lleno contra alguien. Alzo la vista.

-Pero si no es la pequeña Kim-chan.

-Con un bicho.

Me sonrojo visible. Son Kira-san y Hisagi-san. Claro, la reunión… lo olvidé en cuanto encontré a Gordo.

-Buenas tardes -hago una ligera venia.

-¿Y eso? -indica Kira-san a Gordo.

-Es mi mascota -respondo abrazando a Gordo.

-Está lindo -dice Hisagi-san tocándole la cabecita y mi mascota hace el amague de morderlo -Supongo que no le agrado.

-Eso es porque eres muy feo -se ríe el rubio.

-Feo serás tú -gruñe en respuesta.

Los quedo mirando hasta que Gordo se remueve y me saca de ello.

-Voy a dejarlo… -me excuso.

-Claro, ve -dice Kira-san -Vamos a lo nuestro -le indica a su colega.

Con una venia se retiran. Me los quedo mirando por el pasillo. Me llevo una mano a la mejilla. Debo parecer un tomate.

-Tonta, Kimiko, tonta tonta -me digo -Actuando como una chiquilla.

Tomo firme a Gordo y me dirijo a la sala. Siempre puedo dejar encargado a Gordo con mis hermanos y volver a la cocina.

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