Capítulo 12
Al volver de la feria no encontré a Gordo. Me di algunos minutos –para ser honesta cerca de una hora– revisando cada lugar donde Gordo solía encontrarse. Entre los arbustos, en el jardín de las doncellas, en el estanque, en mi propia habitación… le gustaba meterse dentro del futón. Asumo mi responsabilidad en ello.
Pero mi deambular levantaba sospechas en mamá, quien no tardó de preguntar por qué aun no me iba a la cama. Decidí buscarlo a la mañana siguiente, no podía estar demasiado lejos. Seguro regresaba temprano a pedir comida. Pero no fue así.
Comencé a recorrer todos los jardines, entre las plantas, bajo las soleras. Ya pasaba de mediodía cuando entendí que Gordo no estaba. Agradecía que me hubiesen dado dos días de franco en la división.
-Gordo… -mientras volvía a recorrer el mismo camino que había hecho anoche comenzaba a notar la angustia en mi voz -¿Dónde estás, Gordo? Gordo…
Mis pasos se volvían más apresurados y mis movimientos de mis brazos descorriendo las ramas de los arbustos más ansiosos. ¿Dónde estaba? Me desesperaba. Ahora entendía porqué Kouki se angustiaba tanto cuando se le perdía su muñeco de felpa cuando era menor.
Me senté junto al estanque. ¿Por qué no cuidé mejor de él? ¿Por qué no insistí anoche? Quizás se había salido a la calle… entonces lo habría perdido para siempre…
No pude evitar ponerme a llorar. No soy como Ichika o Naota que se controlan, que tienen temple. Yo soy débil… sentimental. ¿Dónde podría estar mi pobre Gordo? Con su naricita rosada y su pelaje duro. Suspiro y las lágrimas caen por mis mejillas.
-Kimiko -la voz de mamá me hace voltear. Se sienta a mi lado y me abraza con fuerza -¿Qué pasa, cariño? -sigo hipando -¿Te peleaste con Ichika? -niego suave -¿Con esa amiga tuya? Te he dicho que ella no es una buena junta…
-No ha sido Midori… -hipo otra vez.
Mamá sonríe dulce.
-¿Es por ese muchacho que te gusta tanto?
¿Por qué tenía que mencionarlo? Me largo a llorar con más ganas ahora. Por mi Gordo y por ese amor que no podía ser…
-Hija… cálmate por favor. Si no me dices qué es lo que pasa no puedo ayudarte.
Asiento y me limpio las lágrimas. Suelto una espiración trémula y la miro.
-No es por él -murmuro -O sea un poco… como siempre -sonrío apenas -Mamá… hay algo que no te he contado…
-Puedes contarme lo que sea, eso lo sabes -había cierta preocupación en su voz.
-Mamá… hace unas semanas…
-¿Estás embarazada? -pregunta suave.
-¿Qué? ¡Claro que no! -exclamo con molestia -¡Pero qué ideas, mamá! -ella me mira con cara de "y por qué no" -Hace unas semanas… tengo una mascota.
Veo el rostro de mi mamá relajarse.
-¿Una mascota? -pregunta acariciándome el cabello -Sabes que a tu Oji-sama no le gustan los animales en casa… -suspiro trémulo -Sé que siempre has querido tener un animalito para darle todo ese amor que tienes para regalar… y que sé que es mucho. Pero…
-Se perdió -murmuro -Ya no importa… se perdió… Oji-sama ya no se enfadará…
-Cariño…
-¿Por qué Ichika puede tener todo lo que quiere y yo no? -pregunto frustrada -Si quiere un kimono nuevo, lo tiene. Si quiere salir de fiesta, puede. Si quiere remodelar su habitación, puede hacerlo… puede tener un novio mayor…
-Kimiko, tú puedes hacer lo mismo… menos lo del novio. Aun eres muy niña…
-¡Pero yo no quiero nada de eso! Yo quiero que Gordo vuelva… mi Gordo… -vuelvo a llorar -Nunca te he pedido nada, mamá… -me mira contagiada de mi tristeza -Nunca…
Se pone de pie.
-Vale -suspira -Vamos a buscar a ese animalito -la miro tragándome el hipo -Y luego hablaremos con tu Oji-sama… ¿de acuerdo? -asiento con la cabeza -¿Qué estamos buscando específicamente? ¿Un perrito? -niego -¿Un gato? -niego -¿Una ratita? -vuelvo a negar.
-Un jabalí…
-¿Y de dónde sacaste un jab…? -calla de pronto. Suspira -En fin… vamos por él. ¿Gordo lo llamaste? -asiento -Vamos por él. Ve por tus hermanos, vamos a necesitar todos los ojos que podamos.
Entro a la casa y me volteo para ver a mi mamá que ya estaba buscando a Gordo llamándolo por su nombre. Sé que va a ser difícil convencer a Oji-sama… cercano a lo imposible. Pero sé que mamá hará todo lo que esté en su poder para que pueda conservar a Gordo. Eso si lo encontramos.
Encuentro a Naota y Kouki jugando con unos muñecos.
-Soy el poderoso Yhwach y voy a vencerte Aizen -dijo Kouki golpeando al muñeco de Naota.
-Nunca, soy el dueño de la Sociedad de Almas -exclamó Naota -Nunca tendrás el poder para vencerme. ¡Bankai!
Me agacho junto a ellos, le quito el muñeco a Naota y le doy duro al de Kouki.
-Toma, toma y toma -digo -La Sociedad de Almas ha vencido -finalizo el juego. Ambos me quedan mirando -Gordo se perdió…
-¿¡Qué!? -exclaman ambos al mismo tiempo. Puedo ver que Kouki se muerde el labio -Mamá lo está buscando en el jardín principal. Deberemos separarnos…
-Te venceré la próxima vez, Aizen -murmura Kouki a Naota, él se ríe.
-Vamos -les digo y ambos se ponen de pie.
-Iré al jardín de las doncellas -determina Naota.
-Buscaré por el antejardín -dice Kouki lanzándose a correr. Naota lo imita.
Miro los muñecos en el suelo. Gracias a Dios, la Sociedad de Almas no perteneció a ninguno de los dos. Salgo de la habitación… quizás es buena idea repasar todas las salas de la casa. Y eso tomaría tiempo.
.
.
Era cercano a mediodía cuando desperté con un alboroto. Podía escuchar llamar a Gordo a gritos desde diferentes direcciones. Me levanté y salí de la habitación. Rukia estaba en el jardín con los brazos metidos dentro del estanque. Me acerco.
-¿Sucede algo, Kuchiki-san? -pregunto con curiosidad.
-Gordo se perdió -saca las manos del agua y las seca en su haori de capitana. Ir a almorzar a casa es una regla inquebrantable en la familia, excepto para mí por la academia -Y tú y yo vamos a hablar más tarde -me mira severa -No me gustan los secretos, menos en mi familia. Ahora vístete y ayuda a buscar a Gordo… si no aparece no sabré como consolar a Kimiko… Busca por fuera de casa.
Se la veía muy preocupada. Se notaba a leguas que sus hijos eran lo más importante para ella y que ver a Kimiko triste la destrozaba. Me recordó a mamá, cuanto se preocupaba por mí, tratando de hacer lo que estuviera en sus capacidades por apoyarme.
No tardo demasiado en cambiarme y estar rodeando la enorme residencia Kuchiki.
-Gordo -lo llamaba mil veces -¿Dónde te metiste bestia? -gruño. Sé cuanto significa para Kimiko… quizás pueda conseguirle otro. ¿Pero cómo le explico a tío Ganju que perdí a su preciado bicho? -¡Gordo!
-¿Qué pasa? -Ichika está tras de mí.
-Gordo se extravió…
-¿Quién es Gordo?
Había olvidado que Ichika no tenía idea de la existencia del jabalí. Claro, cómo iba a saberlo, si se la pasaba con su estúpido novio últimamente.
-Un bebé jabalí que me regaló mi tío Ganju y que Kimiko adoptó como su hijo… -respondo -Literalmente.
Frunció el ceño.
-¿Tenían un jabalí escondido? ¿Y se puede saber porqué yo no lo sabía? -me alzo de hombros -Odio que mis hermanos me oculten cosas… porque asumo que todos lo saben… -asiento.
-¿Por qué estás tan enfada? Si nadie te contó es porque estás demasiado ocupada…
-¿Qué quieres decir con eso?
-Nada -respondo. Enarca una ceja -Llegas tarde, solo a cenar…
-¿Me estás controlando?
-Lo que hagas con tu tiempo me tiene sin cuidado…
-No lo parece -me dice acercándose -No es como no pase tiempo con mi familia.
-Lo sé, ya dije que llegas a cenar… y a espiarme mientras entreno -dejo caer, se sonroja -¿Vas a ayudarme o qué?
Me doy media vuelta y sigo llamando a Gordo. Me sigue en silencio. Me volteo y la veo poniendo atención a cada lugar. Vuelvo a lo mío.
-¡Gordo! -llamo al bicho.
-¡Gordo! -escucho a Ichika -¡Ven, chiquito! ¡Ven! ¡Gordo!
Dimos dos vueltas a la residencia Kuchiki y nada. Me apoyo en el muro y cruzo los brazos. Ichika de sienta a mi lado. Solo espero que lo hayan encontrado dentro de la casa. Me siento bastante culpable. Debí negarme a aceptarlo… Las reglas de las casa las ponía Kuchiki Byakuya-sama… y tener mascotas estaba denegado. Y la que pagaría más fuerte el precio sería Kimiko… Se había apegado tanto al animalito.
-No me gustan las mascotas -escucho a Ichika a mi lado, la miro.
-Siempre desconfía de quien no le gusten los animales… eso dicen del otro lado -dejo caer.
-No es que no me gusten los animales -se siento a su lado -Solo que no me gustan cerca…
-¿Y eso por…? -pregunto con justa curiosidad.
Suspira.
-Cuando era niña me mordió un perro -se descorre el uniforme por sobre la pantorrilla, tiene una pequeña cicatriz -Intentaron con kidou, pero aún así…
Llevo mi mano a la cicatriz y la acaricio suave. Otra vez ese sonrojo en sus mejillas. Me aventuro a poner toda mi mano sobre su pierna.
-No se ve mal…
-¡Quita! -exclamó dándome una fuerte palmada en la mano.
Retiro la mano.
-Se me olvidaba que este es el territorio de tu novio…
-No soy propiedad de nadie -espeta con molestia -Ni de Toru ni de nadie -me mira con el ceño fruncido.
Dejo de mirarla y llevo la vista al frente.
-¿Por qué estás con él? -pregunto.
-¿Qué clase de pregunta es esa? -exclama -Es mi novio y me gusta, claro.
Asiento.
-¿Te gusta más que yo?
-Claramente, tú no me gustas… -la siento mirarme, pero no volteo a verla -Que me preocupe por ti es solo porque eres el hermanito de Kazui, porque yo te arrastré a esto… -asiento en silencio -Toru es… es increíble.
-Me imagino que sí… -respondo.
El silencio cae entre nosotros. No la entiendo… para nada. Si no le gusto, ¿por qué me besó? Quizás fue simple curiosidad… esos juegos que juegan las mujeres. Esos perversos juegos solo por ego. Pero…
-Me gustas, Ichika…
-Lo sé… -responde -Pero… -la miro -Te vi crecer, Ikari… para mí, eres el hermanito de Kazui… y si te besé fue un error… un impulso. Lamento haberlo hecho. Lamento que eso te confundiera… yo… estoy enamorada de Toru.
-Entiendo…
-No, no entiendes -rebatió con firmeza -Él es mi novio, él me quiere y me trata muy bien. Es cariñoso, respetuoso y jamás me ha hecho daño alguno. Es… es el mejor hombre que podría tener a mi lado. Es un excelente shinigami, su nivel es increíble… Y…
-¿Y qué? -pregunto mirándola fijo.
-Y no te comparas a él en nada…
Suspiro.
-Gracias, ya lo tengo claro en todo caso…
Guarda silencio.
-¿Por qué me haces decir estas cosas? -gruñe y desvía la mirada.
-Porque las sientes, no te obligo a nada…
-No estás en mi zapatos… no sabes…
-No, no lo sé -respondo seco y me pongo de pie -Te agradezco la sinceridad. Procuraré mantenerme lejos de ti -me mira desde su posición en el suelo -Nunca seré como tu querido Toru -se pone de pie, es tan chiquita -Nunca estaré al nivel que quieres… Me quedó muy claro. Gracias.
Inicio la marcha de regreso y me detiene por la manga. Me doy vuelta.
-No te alejes… -su voz es suave -No lo hagas…
-¿Por qué?
-Porque no podría con ello… -responde -Nunca me he separado de ti… No hagas que eso cambie… He estado contigo siempre… -baja la vista -Siempre…
Llevo una mano a su mentón y le alzo el rostro. Hay una mirada en ella que no puedo identificar. Pudo ser el despecho o sus ojos. Pero me acerco lento. Ella no se resiste. Mi mano se desliza hasta su nuca, enredando mis dedos en su cabello. Me acerco a ella acortando la distancia entre nuestros cuerpos. Sus ojos clavados en los míos. Acerco mi boca a sus labios, la siento soltar una espiración trémula. Rozo su boca, siento su mano en mi nuca y atrae hacia ella. Nos besamos, con ansiedad. La volteo por la cintura contra el muro. Un gemido sale entre sus labios y lo ahogo con los míos. Mi mano en su cabello la recorre por el cuello, su hombro, me cuelo a su espalda y la apego más.
Me aparta por el pecho con una ligera presión. La miro a los ojos.
-Has estado siempre conmigo -le digo -Pero me bastó verte una sola vez para saber que eres quien quiero a mi lado… por siempre.
-No -dice firme.
-Elígeme a mí -suena a ruego -Ichika…
-No.
-Me graduaré de la academia y haré mi mayor esfuerzo para ser como Toru… dame una oportunidad…
-No.
Me aparto y la suelto brusco. No hay nada más que hablar, nada más que decir.
-Sé que no te importa -le digo -Pero siento… aquí -pongo una mano en mi pecho -Que esto es de verdad… no soy un experto en esto… pero lo sé. Tú y yo…
-Tú y yo nada -espeta con seguridad -Tú y yo nada. Nunca. Amo a Toru y tú nunca serás como él… nunca -hace una pausa -¿Por qué no le das una oportunidad a esa chica? Quizás ella…
-¿Es lo que quieres? -pregunto -¿De verdad? -guarda silencio -Iré a ver si han encontrado a Gordo…
La dejo atrás. No quiero seguir hablando con ella. Ha sido suficiente. No soy como su tontoru. Nunca lo seré. Pero… ¿por qué sigo sintiendo que no puedo alejarme de ella? ¿Por qué sigo sintiendo que es lo correcto? Pero… ella no quiere… ella… ella no siente lo mismo. No es la primera vez que me rechazan… pero es la primera vez que siento que me rompen el corazón.
Ingreso a la casa.
.
.
Lo veo alejarse, ingresa a la casa. Así debe ser. No es correcto. No es correcto lo que siento cuando estoy con él.
Mentí, no estoy enamorada de Toru. Creí que estaba… Pero lo que me pasa cuando Ikari está cerca… Rechazarlo es lo más sano. Lo vi crecer… estuve a su lado siempre. No podía dejarlo… aun no puedo hacerlo. Hay algo que me une a él y no puedo apartarme… pero no puede ser como él quiere… como yo quiero.
Pero… pero… ¡lo vi crecer con un carajo! Lo tuve de bebé en mis brazos. Siempre que estuve con él… había algo que… quería estar ahí… Lo vi crecer… ponerse pie, dar sus primeros pasos. Lo vi cuando tuvo sus primeros encontrones con su padre… y siempre estuve a su lado. Lo vi crecer… No era correcto. No me podía quitar esas imágenes de mi mente. Era un bebé… uno que había tenido en mis brazos. Y ahora era un hombre… uno que lograba sacarme todos los sonrojos que no tuve para nadie.
Muy a mi pesar… estoy enamorada de él. No importa el tiempo… no importa que solo hayan pasado tres meses desde que está aquí. Estoy enamorada de él. Porque… porque es un idiota, porque es impulsivo, porque ha puesto todo de su parte para ser mejor… porque ha sido capaz de imponerse a todo lo que lo atormentaba… porque ahora tiene metas, porque… porque, puede ser mucho menos que Toru… pero a la vez, es mucho más… mucho. Porque en mi corazón siento que es correcto. Pero no lo es… y nunca lo será.
.
.
Esperó que el shoji se descorriera. Una visita solmene no se dejaba ver todos los días. Katsuro Mizushima se relajó en su sitial y dejó a un lado su lectura. La imponente figura de Byakuya Kuchiki frente a él.
-¿A qué debo esta visita, Byakuya? -preguntó el líder del clan.
-Es algo sencillo y que, asumo, sabrás manejar -la voz parsimoniosa del líder del clan Kuchiki se alzó en la sala -Tu hijo, Souh, tuvo un comportamiento poco honorable -lo miró a los ojos -Me imagino que estás al tanto…
-¿Te refieres a ese pequeño incidente con el muchacho que tienes hospedado en tu casa? -dijo sin darle mayor relevancia -Los muchachos tienen malos entendidos -agregó con relajo -Son niños…
-Solo -interrumpió Byakuya -Procura mantener lejos a tu hijo del chico Shiba.
-¿Preocupado por una basurilla? No me cuadra contigo, Byakuya -¿Qué puede importarte a ti los conflictos de un par de adolescentes?
Byakuya parpadeó lento.
-Es lo mismo que me pregunto. ¿Por qué hacer tanto problema por un Shiba en el Seireitei? -dijo restándole importancia -¿O tu hijo teme a su presencia?
-¿Por qué tendría que hacerlo? -preguntó -Los chicos se pelean, es parte de lo normal. ¿Para qué te molestas en venir hasta aquí? Ya suficientes problemas tienes… -lo miró inquisidor -Deberías prestar más atención a tu clan que se cae a pedazos. ¿Acaso intentas distraernos con la presencia de un Shiba para que restemos importancia a que has dejado tu puesto a esa chiquilla?
-Las decisiones que yo tome no son de tu incumbencia.
-No cuando introduces basura del Rukongai en tu clan. Has manchado al clan Kuchiki con tu actuar… y ahora traes a un Shiba de regreso. ¿Cuál es el plan? Casarlo con esa muchacha para tener a un clan de regreso y la posición de los Kuchiki del Rukongai aferrados a una familia que alguna vez perteneció a la nobleza.. -Byakuya guardó silencio -Si ese muchacho se convierte en el heredero de los Shiba tienes puntos a favor… ¿no? Podrías, en el caso que el consejo de clanes de su aprobación, de aprobar tu propuesta…
-No necesito la aprobación de nadie para elegir a mi heredero… pero creo que le das demasiado crédito a ese chiquillo. ¿Le temes a que pueda reposicionar al clan y sacar a luz los movimientos de tu propio clan?
-No me gusta lo que insinúas…
-¿Qué los Shiba jamás tuvieron nada que ver con los asesinatos cometidos en tu clan? -preguntó con sorna -Solo mantén a tu hijo lejos de Ikari… -su mirada fue amenazante -No lo volveré a repetir.
Se dio media vuelta dispuesto a salir del lugar
-Byakuya -lo detuvo -Quizás debamos llevar a esto al concejo de clanes…
-Como quieras… -sentenció.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top