Capítulo 10

La guerra sangrienta de los mil años había dejado bajas y una desolación, no solo en el seireitei, sino en varios sectores del rukongai.

La reconstrucción tardó 10 años… de eso 12 años. Ahora ya se podía decir que estaba todo en orden. La baja cantidad de sobrevivientes dentro de las filas del Gotei despertó las habilidades en varios muchachos tempranamente, entre esos mis hijos. Fue una suerte de equilibrio, o eso dijeron los de la división del kidou.

La misma desolación provocó, como suele suceder frente a los desastres, un sentimiento gregario entre muchos. Se formaron muchas parejas dentro de los colegas… ese sentimiento de "no quiero morir sin dar una oportunidad a quien está a mi lado". Supongo que eso nos ocurrió a Renji y a mí. Aunque no me arrepiento en lo absoluto. Han sido 26 años con altos y bajos, más los primeros. Lo normal, ¿verdad?

El mismo sentimiento se apoderó de Ichigo y Orihime… o mas bien de Ichigo, para ser honestos. Orihime ya estaba convencida que quería al zanahorio a su lado. Fue una sorpresa para cuando anunciaron que habían comenzado una relación… poco después que Ichigo decidiera vivir una vida lejos del Seireitei. Supongo que quería hacer lo que Isshin le dijo alguna vez "vive tu vida, vívela bien".

Aunque visitaba a Ichigo cada vez que podía, sentía su ausencia. Pero sabía que aunque pasara el tiempo el vínculo que habíamos creado jamás se disolvería, aunque estuviéramos separados. Eso se da una vez en la existencia y se valora. Sé que él lo hace tal como yo.

Nuestros hijos heredaron ese vínculo y de pronto Ichika y Kazui se hicieron inseparables. Incluso Renji me comentó en alguna ocasión que estaba preocupado que ambos confundieran las cosas dada su edad… no era una preocupación que no tuviera sentido, separados por la muerte no era algo que pudiera prosperar. Pero solo eran buenos amigos.

-¿En qué piensas? -Renji a mi lado me saca de mi mente.

-Solo lo hacía… a veces lo hago -respondo. Vuelvo al papeleo pendiente. Ambos en el despacho que habíamos habilitado en casa -¿Y tú? No soy la única taciturna…

-Pensaba en Ikari.

-¿Qué con él?

-Nada… -menciona dejando su lectura de lado -Ha estado mejor, ¿no crees? Pero, a veces, me preocupa… ya sabes, lo del zanahorio. Me pregunto… cuán profundas son sus heridas.

-Terreno lodoso, Renji… Mientras esté bien el resto debemos dejárselo a él. Es un chico inteligente. Solo debe ordenar su cabeza y su corazón… Hay razones, situaciones… que no conocemos.

-¿Y no te interesa conocerlas?

Cavilo. Claro que me interesa. Nunca entendí y aún no lo hago, el cómo Ichigo asumió su tardía paternidad. Seguro la falta de paciencia, el trabajo, la actitud desafiante de Ikari. No todo el mundo tiene la facilidad de lidiar con ello. Ichigo es impulsivo y tiene poco tacto… Ikari es un chico sensible, seguro la actitud de su padre lo afectaba más que a un niño común.

-No puedo darle lecciones de paternidad cuando yo no he vivido lo que él. Lo más cercano a ello fue cuando Kimiko se puso competitiva con Ichika. Y lo manejamos bien.

-Sí, somos los mejores.

Chocamos las palmas orgullosos de nuestro trabajo.

-Quizás Ichigo no se dio el tiempo de conocer a su hijo. No es el primero ni el último que tenga problemas con su hijo. A veces una sola palabra, una frase puede dañar para siempre a un niño. Depende de tantas cosas… entre ellas el carácter.

-Tienes razón.

-Solo podemos darle espacio y apoyarlo. Ya arreglarán sus problemas… te lo aseguro. Además ha hecho buenas migas contigo y no eres demasiado diferente a Ichigo. Es un paso…

-¿Me comparas con el zanahorio?

-¿Celoso, cariño? -me burlo, sabía que eso lo molestaría. Y no he perdido el gusto en picarlo de cuando en vez -Me casé contigo después de todo, ¿o no?

Lo veo fruncir el ceño y ponerse rojo. Lo había logrado, me río en mi mente. Es tan básico.

-¿Después de todo? ¿A caso pensaste en hacerlo con él?

-Mmm… -lo miro con una sonrisa socarrona -¿Quizás?

-Te haré tragar tus palabras -me amenaza, sé lo que viene después de esto.

-Ni te atrevas a hacerlo aquí…

-¿Y por qué no? No sería la primera vez…

-Podrían entrar los chicos…

-Tampoco sería la primera vez…

-No tienes remedio…

-Te lo mereces -se me acerca.

-Lo sé -lo miro a los ojos.

-Lo haces apropósito.

Le sonrío pícara.

.

.

Había sido una larga e intensa semana y mi tarea era igual de larga e intensa. Ahora entiendo cuando Kazui decía "este profesor cree que ésta es la única asignatura que tengo". Porque en la academia parecía que cada profesor creía que su asignatura era fundamental y la única que merecía la pena.

Extrañamente y, aunque debiese suponerse que mis clases favoritas serían las que fuesen novedosas, la que más me gustó fue la primera. Teoría de la muerte I. Quizás porque del otro lado las cosas eran tan diferentes… y me recordaba a estar en clases de verdad. Sentado en el pupitre en mi vieja escuela, haciendo cualquier cosa menos poner atención. Pero esta vez era diferente. Quería ser el mejor y lo sería. Me lo había prometido.

Las otras clases también eran divertidas. Aunque me olían a que jugaban a tener a los shinigami centrados y controlados. Como la clase de meditación… Tenía sentido, ya que teniendo presión espiritual debían ser cuidadosos, o eso dijo Akane.

Y hablando de ella… No importa lo que haga o deje de hacer, no hay caso de sacármela de encima. Al menos puedo copiarme sus apuntes, lo que es un plus. Es muy ordenada y si algo tenemos en común, es que ella también quiere sobresalir. Creo que fue el haber sido rechaza dos veces en su ingreso. Pero eso no le quita lo odiosa.

Para el jueves, cuando sus hermanos le levantaron la ley del hielo tuve un descanso de ella… una mañana, luego me tuve que pasar el almuerzo de hoy con los tres Yukimura. Hacen mi cabeza explotar sin duda.

Ni siquiera mi técnica de no pasar por la ducha en tres días tuvo efecto.

La última clase del viernes fue Historia de la Sociedad de Almas. La profesora era una mujer joven, de esas con cara de recién salidas de la universidad. Con actitud de buena ondita e integrativa. Me recordaba a mi primera psicóloga, pensándolo ahora era un encantito. Lamento haberle tirado los lápices de colores en la cara… En fin.

-Vamos a presentarnos… me imagino que algunos ya se conocen, pero cuando se habla de historia, todos tenemos una historia personal -nos contó con el dedo en silencio -Fantástico. Son veinte -nos repartió unas tarjetas. Miré la mía… Debe estar bromeando.

-Ahora, cada uno va a hacer el sonido del animal que salga en su tarjeta. Caminarán por la sala buscando a quien haga el mismo sonido… De pie.

Nos levantamos de asientos. Miro a un compañero junto a mí, Isamu Ito.

-¿Qué te tocó?

-Miau -me responde con cara de hastío.

Me río. No me voy a prestar para esto, claramente. Mientras todos asumen aquello y comienzan a vagar por la sala, yo me quedo en mi sitio.

La profesora se acerca a mí al verme no participar.

-¿Algún problema…?

-Con todo respeto, Nagano-sensei… pero no me interesa -respondo, ladea la cabeza como si no supiera qué decirme.

-¿Qué te tocó? -mira mi tarjeta -Pero si es fácil.

-Entonces, hágalo usted.

Un silencio inundó el salón. Las parejas que ya se habían armado y los que aún seguían buscando se quedaron en silencio. La profesora me miraba con esa furia contenida, una ceja le temblaba.

-¿Cuál es tu nombre? -me pregunta.

-Ikari Shiba…

Se volteó hacia el grupo. Respiró profundo antes de volver a poner su atención en mí. Me jaló de la oreja con violencia, me quejo sonoro y todos se ríen, salvo Akane quien tiene cara de martirio.

-Ahora, ve -le jala hacia el grupo de la oreja.

No me quedó otra que empezar a croar. Todos me miraban divertidos y la oreja me palpita. Estúpida Nagano-sensei. Pronto escucho un tímido sonido de croar tras de mí. Mira a la chica… no recuerdo su nombre.

-Creo que estamos juntos en esta humillación… -le digo y ella me sonríe -Lo siento, pero olvidé tu nombre.

-No es nada, es Naomi Sasaki, Shiba-kun.

Asiento justo cuando Nagano-sensei nos llama. Paso la vista por el resto y Akane tiene cara de ogro, emparejada con otra de nuestras compañeras.

-Ahora van a sentarse con su pareja y van a realizarle cinco preguntas -tomamos asiento nos indica el pizarrón, están escritas allí.

Bufo y miro a mi compañera de reojo.

-Tu novia parece de mal humor -comenta Sasaki en un murmullo.

-No tengo novia -respondo en el mismo tono -Que Yukimura-san crea que soy su novio es otra cosa… -agrego mascullando, escucho una risa suave de Sasaki -¿Vas tú primero o yo? -me refiero a las preguntas.

-Yo comienzo, se nota que estas cosas no te gustan…

-Para nada. Tú pareces a gusto.

-No hay daño en ello -dice mirando al pizarrón -¿A qué huele? -me pregunta arrugando a la nariz.

-A que intenté deshacerme de mi novia -respondó, Sasaki se sonríe -No funcionó.

-Mala cosa. Lo lamento -mira de reojo hacia donde está Akane -En fin, comencemos… ¿Color favorito?

-Verde.

-Amarillo… -responde también -¿Comida favorita?

-Pizza…

-La mía también… ¿vienes del otro lado también? -esa no está en el pizarrón, asiento -¿Cuándo llegaste?

-Hace casi tres meses, ¿tú?

-Diez años… ¿cómo moriste?

Difícil pregunta. Omito.

-Me asesinaron -técnicamente es verdad -¿Tú?

-Cáncer… -responde. No puedo evitar poner cara de lástima. Mira al pizarrón -¿Estación favorita del año?

-Verano -digo.

-Primavera. ¿Por qué decidiste ser shinigami?

Vuelvo a omitir.

-Me reclutaron… -de nacimiento, pero no tiene cómo saberlo -¿Tú?

-A mí también. Ésta es la última… ¿Cuándo estás de cumpleaños? -enarcó una ceja -Creo que esa es compleja en nuestro caso. ¿Nuestra llegada al mundo de los vivos o de los muertos?

-5 de mayo -respondo -Es la del otro lado.

-17 de septiembre, también del otro lado.

Nos quedamos en silencio, aprovecho de ver al resto, algunos ya habían terminado. Akane miraba a Sasaki-san como si la apuñalara con los ojos.

-No me gustan los chicos -escucho la voz de Sasaki. Me vuelvo hacia ella. Me mira seria.

-Sexy… -digo y ella se ríe.

-Pervertido.

La sensei da por terminada la actividad. Volvemos a nuestros puestos originales. Luego cada uno de nosotros debe contarle al curso qué respondió el compañero. Aún me pregunto de qué se trató todo eso, pero pronto lo descubro. Y , claro, soy el primero por mi atrevimiento inicial.

-Shiba-san… -me llama la profesora -Al frente -me levanto para caminar hasta ella -¿Por qué no nos cuentas algo sobre tu historia? Ya rompimos el hielo… ya sabemos algunas cosas de ti.

Vi las caras burlonas de muchos frente a la venganza de la sensei. Si no salvo seré el hazme reír el resto del año. Me las doy de rebelde y luego me jalan de la oreja cediendo a participar en la imbecilidad esa…

-Por ejemplo… ¿vives en el seireitei o en el rukongai?

-Seireitei -respondo.

-Naciste aquí, entonces… -niego -¿Un plus que llega al seireitei? -cruza de brazos con actitud altiva -¿Con quién vives?

-Con el clan Kuchiki.

Todos se miraron sorprendidos. De pronto me sentí una especie de celebridad… era más que todos ellos y que esa odiosa Nagano-sensei.

-Los Kuchiki acogiendo a un plus… sorprendente.

-No lo es tanto -me alzo de hombros despreocupado -Mi papá es muy amigo de Kuchiki Rukia-sama. Le encargó que cuidara de mí cuando morí.

-Tienes buenos contactos -comentó la sensei con malicia -Ahora me pregunto como es que un humano conoce a la capitana Kuchiki…

-Ah, claro… -que de algo me sirvas viejo, me dije -Mi padre es Ichigo Kurosaki… -un silencio sepulcral cayó en la sala y todos me miraban a nivel turbo J-Pop star. Sigo -Tomé el apellido de mi familia en la Sociedad de Almas al llegar, el Clan Shiba.

Ahí quedó la bataola. Era oficialmente el tipo más cool de la clase. Vivo con la familia noble más elegante, mi padre es un héroe y soy miembro de un clan con mala fama… y los adolescentes amamos la mala fama… o al menos a mí me gusta.

-¿Puedo sentarme, Nagano-sensei? -pregunto con voz inocentona. Me hace un gesto con la mano. -Muy amable.

Tomo asiento y siento las miradas de todos mis compañeros sobre mí. Incluso el que está al lado me mira como si ahora sentarse a mi lado fuera lo más de la vida.

Te debo una, viejo.

.

.

-Qué asco, Ikari-san -dijo Kimiko tapándose la nariz cuando me siento a su lado en la sala -Ya no tienes que volver a la academia. ¿Podrías ducharte, no?

-Tampoco es tan terrible -levanto el brazo para olerme la axila.

-¡No hagas eso, cerdo! -exclama bajándome el brazo -¿Al menos dio resultado?

-Me temo que el amor es ciego, sordo e inoloro -respondo -Pero creo que tomaré tu sugerencia, me pica todo de la mugre.

Kimiko volvió a dibujar -que era lo que hacía antes que yo irrumpiera en la sala. Naota y Kouki estaban que comenzaban a enojarse por una partida de tablero chino.

El shoji se descorre, Ichika ingresa estirándose y dando un bostezo enorme.

-Día de perros -comenta.

Se sienta a mi lado y me queda mirando arrugando la nariz.

-Me imagino que hoy sí no se te acercó esa chica. Porque estás irrespirable… primera semana en la academia, ya te deben estar llamando el apestoso.

-No, ese es otro que se pedorrea en clases -respondo despreocupado -Aunque parece que a Yukimura-san no le importa como huelo.

-Aww, ese es amor de verdad -se burla y le saco la lengua.

Se pone de pie y toma el libro que estaba leyendo ayer. Se vuelve a sentar y retoma desde donde lo dejó. Alza la mirada un segundo.

-Dile que te deje en paz -me dice, se refiere a Akane.

-Ya lo he hecho… suelo ser bastante directo, por si no lo has notado.

La veo sonrojarse ligero, vuelve a su lectura. Me la quedo mirando. Quiero leer en ella. Que significa ese sonrojo, más allá de la indirecta.

-¿Qué esperas? -la voz de Kimiko me hace dejar mi atención sobre su hermana mayor -Apestas… a las chicas no nos gustan los cerdos… solo Gordo.

-¿No te gusto? Acabas de romper mi corazón.

-No, guacala -pone cara de asco -Sería como que me gustara mi hermano mayor…

¿Su hermano mayor? Le sonrío, pero ella no entiende porqué. Pongo una mano sobre su cabeza.

-Gracias, Kim-chan -me pongo de pie -Me voy…

-Enjabónate bien detrás de las orejas -me pica Ichika.

Dejo la sala.

.

.

Hay cosas que dejan marcas. Palabras, frases. Pueden hundirte o hacerte sentir bien.

La relación que he establecido con esta familia es extraña y profunda. No creo en el destino… o no lo hacía antes de morir. Creo que hay una razón por la que estoy de este lado. Una razón para que Ichika no hubiese liberado su shikai… Estoy bien aquí, muy bien.

Todo ha sido tan rápido, pero el tiempo, a veces, no tiene que ver con lo que se pueda sentir. Me recuerda cuando me gustaba una compañera de la escuela. Fue algo de un segundo y ya sabía que me gustaba. Así son los sentimientos… Claro que no pasó de unos cuantos besuqueos. No soy del tipo galán… y tenía bastante para soportar. Un tipo como yo entonces no era la mejor opción. Ya no, no soy una carga.

Dejo la rumia mental, no quiero entrar en otro de mis momentos emo, no los quiero ni los necesito. Ya no… ya no soy ese tipo… y quizás nunca fue mi naturaleza.

Recuerdo que estoy en el campo de entrenamiento por algo. Tarea para el fin de semana, detectar reiatsu a mi alrededor y tratar de identificarlo en su intensidad. Lo hice realmente mal en clases. Podía sentirlo, pero no saber de quién era cual. Para mí era como una gran masa densa… solo había una que podía reconocer no importaba la distancia.

Me volteo a la puerta cerrada. Ahí estaba otra vez, como cada tarde… Pero no decía nada al respecto. Ichika estaba ahí como lo estuvo toda esta semana. Pero, a pesar que su presión espiritual fuera perfectamente distinguible, debía poder detectar al resto. Sin embargo no podía sino distraerme.

Me pregunto, cada vez que la veo, cada vez que la siento tras del shoji… ¿Por qué puedo distinguirla entre todos? Vale, me gusta. Pero no puede ser la única razón.

-Puedes entrar si quieres -me doy por vencido.

El shoji se descorre.

-Veo que mejoras… -me dice -Y que te duchaste -agrega risueña.

-A las chicas no les gustan los malolientes -respondo y ella se sienta a mi lado.

-¿Tratando de gustarle a una chica? -me mira con interés.

-¿Y si fuera así?

Se alza de hombros.

-Diría que eso no es lo único que importa.

-¿Me vas a dar consejos de cómo gustarle a una chica?

Se mira las uñas y luego alza la vista hacia mí.

-Puede ser…

Me miro las palmas de las manos, repaso las líneas de mi mano derecha con un dedo en actitud pensativa.

-¿Y si esa chica no está disponible? -pregunto mirándola fijo. No es necesaria otra palabras, ambos sabemos de qué hablamos. Ichika no es tonta y yo no soy nada intrigante. Creo que en la vida hay que ir con las cosas por delante.

Ichika se sonríe, adoro ese ligero sonrojo que suelo robarle.

-Te diría que luches por ella.

Cavilo lento. Siento sus ojos sobre mí, expectante a mi respuesta.

-No es tan fácil, tiene novio.

-¿Ah, sí? -se hace la desentendida. Disfruta este juego tanto como yo, pero papel de inocente paloma no le va... tampoco a mí.

-Y es genial… -continúo -Es más guapo, más inteligente, más capaz… -agrego con un suspiro de desolación bastante sobreactuado.

-¿Y qué te hace pensar eso? Que es mejor que tú… quizás a ella no le importan esas cosas...

-Que ella, a pesar de haberlo dejado, por alguna razón, decidió darle otra oportunidad…

Ichika guarda silencio. Baja la vista a sus manos sobre sus muslos. Algo me dice que ahora hablamos más en serio.

-¿No has pensado que, quizás, ella tiene buenas razones para hacerlo? -murmura sin mirarme.

-Lo he hecho, por eso he decidido dejarla en paz y no insistir.

Suspira pensado. Me gustaría saber en que piensa. Se acerca.

-Quizás deberías… insistir… -se me apega, ambos sentados en el suelo, lado a lado. Tarda un momento en alzar la mirada.

-Quizás…

Ahora soy yo quien comienza a estrechar el espacio. Es inevitable… soy un adolescente… y si ella me mira de esa forma, con sus lindos y brillantes ojos… con un ligero sonrojo, los labios entreabiertos y húmedos. Es inevitable.

Ichika parpadea lento. Estoy a un centímetro de su rostro y aun no busca escapar.

El shoji se descorre. Ambos salimos despedidos hacia atrás. Me volteo a la puerta con molestia. Habían arruinado mi momento de coqueteo con implicancias.

Mitsuki miraba al interior con una sonrisa triunfante.

-A cenar -anunció con un tono malicioso.

Ichika se puso de pie y caminó a la salida sin mirarme, otra vez hacía como si nada. Mitsuki sigue con ese gesto que ahora raya en la burla.

-¿Algo gracioso, Mitsuki-san?

-Solo pensaba en lo rápido que crecen los niños del otro lado -había malicia en su tono -No hace nada Ichika comentaba lo muy adorable que era el hermanito bebé del joven Kazui. Incluso tiene una foto cargándote…

Prefiero ignorarla e ir al comedor. Sabía perfectamente lo que esa vieja bruja estaba insinuando. Ya podría regresar a tratar de entrenar. Doy firmado que, esta vez, no tendré compañía.

.

.

Casi lo hago otra vez. Me golpeo internamente, solo no lo hago de verdad para que nadie me vea. Pero me lo merezco.

Sentados en el comedor le doy una mirada de reojo. Ikari está más preocupado de escuchar la conversación que sostienen mis hermanos. Y es así como debería empezar a verlo, como un hermano. De nada estaba sirviendo tener a Toru como distractor.

Toru me gusta, de otro modo no estaría con él. Me es fácil hablar con él, es un shinigami de alto rendimiento, su división lo admira y es muy guapo… un buen partido, dirían mis compañeras. Pero…

-¿Dónde están mamá y papá? -pregunta Naota al aire.

-Deben estar cenando con Oji-sama en el comedor principal -responde Kimiko.

-No, no -ríe Kouki -Estaban haciendo bebés en el despacho…

Kimiko se cubrió la cara con las manos.

-Dime que no los pillaste otra vez -suspiró.

-No, solo los oí.

Kimiko me mira con una mezcla de angustia y enojo. Me alzo de hombros restándole importancia, al menos Kouki se lo tomaba con naturalidad. La idea me da risa y dejo escapar una carcajada, que ahogo con una mano para no hacer enfadar a Kimiko, pero no pasada desapercibida.

-¡No es gracioso, Ichika! -exclama.

-La graciosa eres tú, imouto -respondo aun divertida por su cara -No es como que le haya ocasionado un trauma o algo así.

Naota desvía la mirada hacia nosotras.

-Cuando una mamá y un papá se aman hacen bebés -dice con una simpleza conmovedora, claro que lo hace entre la inocencia de una niñez que abandona y por no armar escándalo. Lo veo mirar severo a Kimiko -Mamá y papá se aman mucho… -deja de prestarnos atención.

-Tiene razón, Kimiko…

Mi hermana bufa, Ikari no habría la boca. El shoji se descorrió y no era la cena, Oji-sama ingresó y se sentó a la cabecera.

-Buenas tardes, Oji-sama -decimos a coro.

-Buenas tardes, Kuchiki-sama -agrega Ikari.

Como siempre, Oji-sama no mira a nadie en especial. Él es así. Serio, poco demostrativo, de escuetas palabras. Pero si estaba aquí era porque así lo quería. Oji-sama nos quiere, lo sabemos, lo conocemos, sabemos como nos lo demuestra… estando aquí, por ejemplo, en lugar de comer solo en el comedor principal.

-Niños… -es su manera de saludar -Kurosaki.

Detecto una minúscula mueca en Ikari al escucharse nombrar por su apellido del otro lado. Y también un levísimo gesto malicioso de Oji-sama.

Comenzamos a cenar sin esperar a nuestros padres. Todo en silencio, como cuando está Oji-sama. Sabemos cuánto disfruta de la contemplación durante la comida. De pronto un gruñido que suena a oink oink se escucha por el pasillo y las veloces pisadas de pesuñas.

Kimiko casi se atraganta con la comida, Oji-sama la mira. Mi hermana se limpia la boca con la servilleta. Nuevamente las pesuñas y el oink oink. Kimiko se pone de pie de un salto.

-Si me disculpan un segundo.

Sale vuelta una flecha fuera del comedor y Oji-sama se la queda mirando con curiosidad. Vuelve a su cena.

Por el shoji abierto que dejó Kimiko ingresan mamá y papá. Toman asiento junto a Nii-sama al final de la mesa. Se disculpan por llegar tarde. La cena continúa en silencio.

-Mamá -Kouki alza la voz, ella lo mira -¿Vamos a tener un hermanito? -pregunta con ilusión.

-No -responde con seguridad, pero de manera suave al notar el interés del menor -¿Por qué preguntas?

Naota reacciona y le tapa la boca a Kouki. Mamá mira a papá con un gesto de reproche. Papá con la vista en Kouki.

-¿Ves, Rukia? Los niños quieren otro hermanito… -había malicia en ello.

-Hoy tuvimos una clase muy extraña en la academia -salta Ikari logrando cambiar el tema, me mira de refilón y le guiño un ojo.

Ya comienza a aprender cómo proceder en esta familia.

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