Historia con derecho de autor.

Los personajes y las imágenes aquí utilizadas no me pertenecen, todos los derechos a sus autores.

El lenguaje utilizado es típico en mi país.

Está pequeña historia la escribí por el día de muertos, en mi país es una tradición muy arraigada así que lo que comento en la historia es documentado por siglos de tradición de nuestros ancestros.

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" Ojos tristes miran desde abajo,

Arriba;

Silencio, sombras que acechan lentamente.

"Vengo por tí"

Susurran a la noche, voces desconocidas.

" Tengo que irme"

"Pero tendré eternidad, pues siempre que pienses en mí, estaré vivo.
Estaré aquí . . . junto a tí".

                                  Oshiokinomoto

Día, 30, octubre.

<<Se prende la tercer veladora blanca, se coloca otro vaso de agua y un pan blanco ( bolillo, telera o birote, también así se le conoce) esto es para los difuntos que se fueron sin comer y también para los que murieron en un accidente.>>

Kagome se encontraba tan avergonzada, que no recordaba ni como había llegado a su recámara, de lo que si era consiente era que había dormido como hacía muchos años no lo lograba. Le preparo el desayuno en completo silencio y cuando él se había presentado en el comedor, no había podido mirarle a los ojos. Sesshomaru estaba muy tranquilo, como si nada pasara, pero al percatarse del silencio de Kagome decidió preguntar.

- Pasa algo?

- No, no, nada, ¿quieres algo más?

Sesshomaru frunció el seño pero no la obligó a hablar.

Ella no levantaba la mirada y eso lo desconcertaba. Ella era deliciosa, una palabra que aprendió de Naraku, besos, era lo que había compartido con ella anoche, los había presenciado en el accidente de carretera al cual tuvo que acudir pues con la tormenta muchas vidas fueron cegadas y tenían que tener especial cuidado en estos días pues las almas errantes intentaban regresar en los cuerpos de los muertos a la hora de que su alma los abandonara. Presenció el beso más impactante , no tenía como explicarlo, pero era de dicha pues fue entre dos de los pocos sobrevivientes.

Kagome lo despidió en la puerta, no sin antes prometerle que lo esperaría a las 8 en punto, para llevarla a cenar, seguiría el consejo de Naraku y le compraría flores. Antes de despedirse no resistió la tentación de volver a probarla, y entonces lo que no esperaba Kagome volvió a suceder, la tomo entre sus brazos y la levantó del suelo para darle otro largo y delicioso beso, habían practicado bastante la noche anterior y ahora Sesshomaru no titubeó, kagome temblaba entre sus brazos pero respondió al beso más hermoso que jamás le habían dado.
Sesshomaru se retiró, más que satisfecho, sabía que hiba por buen camino, pues ella en ningún momento lo rechazó.

- Naraku.

Llamo Sesshomaru a su amigo.

- No quiero que te aparezcas mientras estoy con ella, consígueme flores.

Sesshomaru se pasó la mano por el cabello de manera pensativa, como si dudará en preguntar.

Naraku esperando la reprimenda, soltó una carcajada, sorprendiendo a Sesshomaru por el comentario.

- Jesús bendito!! Sesshomaru, eres virgen? No sabes lo que es tener sexo?

Sesshomaru lo tomó por la camisa y lo levantó varios centímetros del piso.

- No juegues conmigo Naraku, dime de qué hablas.

- Ok, ok, bájame y te explico, pero prométeme que no me desterraras por lo que preguntaré, se sincero y contesta con la verdad, nada de lo que me digas saldrá de mi boca y si faltó a mi juramento, podrás hacerme lo que quieras. Además todavía me debes un favor.

- Qué sentiste al besarla?

Sesshomaru lo soltó y se sentaron en los sillones de la vieja mansión dónde ahora vivía.

- Dímelo tú, estuviste espiando.

- Bueno, eso es raro, no lo de la electricidad, pero si lo de la luz, que más.

Sesshomaru se levantó y fue hacia uno de los ventanales. ¿También vio lo de la luz? Sin voltear , espero.

- Sesshomaru!!, realmente no sabes nada del mundo humano, lo que se te puso duro es el pene, y tienes razón, este reacciona cuando deseas poseer a alguien, en este caso fue la chica quién lo hizo reaccionar, es normal, con tú condición de humano, no sólo es la apariencia, son las sensaciones, sentimientos, olores, sabores, en fin, una última pregunta, vas a tener sexo con ella?

- Y ahora lees la mente?

A Sesshomaru no le gustó la última pregunta y se negó a seguír con la charla, realmente no sabía nada de eso, pero no preguntaría, lo aprendería, como los besos.

Estaba, ansioso por verla de nuevo y volver a besarla, pero tenía mucho trabajo, y ésto, sólo él podía decidirlo.
Naraku captó la indirecta y cambio de tema.

- Ahora ya te puedo decir lo que quiero, quiero estar en el mundo humano contigo, el tiempo que estés aquí.

Sesshomaru, no dijo nada, ya sabía que le pediría algo así, una pequeña sonrisa se dibujo en su boca, pero no permitió que lo viera.

- Ok, pero bajo mis términos, no quiero que andes vigilandome, así que serás mi gato.

- Óyeme, tienes mucho dinero para contratar sirvientes, además . . .

Sesshomaru lo interrumpió.

- No, un gato real, negro y peludo, necesito que estés en la mansión mientras no estoy, sospecho que alguien me vigila, no están convencidos de mi identidad, sobretodo por que el hombre no salía, y yo prácticamente no duermo aquí. Quiero saber que traman estos humanos.

Naraku no muy convencido, acepto, de todas formas sabía que podía darse sus escapadas y divertirse, además le encantaba espiar a los humanos sin que se dieran cuenta.

- Ahora a trabajar, encontré un sótano, ahí podemos recibir las peticiones, trae las almas necesito terminar cuanto antes.

Kagome, decidió comprar un vestido para la cena, tenía dinero ahorrado y se había dado cuenta que la ropa que usaba Joaquín, era de marca, no había tenido oportunidad de preguntar dónde vivía, pero sospechaba que era rico.
Eligió una tienda de las muchas que había en el centro, pero esta exhibía unos vestidos de noche preciosos, la chica que la atendió era muy amable, le ayudo a elegir los zapatos y la lencería para combinar todo, nunca había comprado algo así para ella pero valió la pena cuando vio el resultado, el vestido era hermoso y resaltaba el azul de sus ojos, la chica le dijo que sombras combinar para resaltar sus facciones y se viera natural. Agradeció la ayuda y se fue a su casa, era hora de poner el altar para sus seres queridos, ya tenía todo lo necesario. Se entretuvo toda la tarde así que cuando vio su trabajo terminado, decidió sentarse y platicar con su madre.

- Hola mamá, espero que estés contenta al lado de mi padre, estoy bien pero los extraño mucho, más ahora que necesito de tu consejo.

Lágrimas surcaban el rostro de Kagome mientras besaba el retrato de su familia que colocaba cada año en el altar.

Las almas de los padres de Kagome quienes la habían acompañado desde que los visito en el panteón, se encontraban al lado de su hija, y su madre preocupada preguntaba a su marido si no le preocupaba el interés del Señor de la Muerte por su hija.

- " Me preocupa, pues él no es un ser de este mundo, y tarde o temprano la dejará, no sé cómo lo vaya a tomar kagome cuando se entere de quién es, y si al saberlo se la quiera llevar y si se enamora?"

- "Ese es mi temor, que pretende el señor de la Muerte con ella, jamás nadie lo ha visto interactuar con los humanos, además no creo que abandone todo por nuestra hija, y están las leyes que rigen la separación de ambos mundos. Crees poder hablar con el señor? No quiero ver sufrir a nuestra hija".

El padre de Kagome ya había pedido su turno para una petición y lo aprovecharía para hablar sobre las intenciones del señor de la Muerte con su hija, esperaba que lo escuchara y les concediera en un futuro volver a estar juntos.

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