Sueño de una noche de verano

El sonido de la lluvia era estruendoso, cubria el imparable sonido de la incansable y abrumadora ciudad de Tokyo. La temporada de tifones del pacífico apenas empezaba y ya estaba causando estragos por todos lados desde sus vientos huracanados y sus potentes aguaceros que dejaba en inundación algunas zonas del país.

No debería estar afuera en un clima como ese, donde el frío de la lluvia congelaba hasta sus huesos y hacia temblar hasta el más fuerte.

Sin embargo...

No podía soltar aquel cuerpo tiezo y frío de sus manos, envuelto aún en una tela, la diminuta figura del pequeño gato que había estado cuidando por semanas yacía muerto.

No debió recogerlo.

No debió hacerlo.

Era una causa perdida... ¿o tal vez no?... Si hubiera hecho las cosas diferente... No, ya era demasiado tarde para ese pensamiento de lo que debio o no debió hacer, lo hecho, hecho estaba y no se podía volver atrás y sus decisiones lo llevaron a ese punto donde el cuerpo inerte yacía en sus manos.

Las lágrimas no salían o tal vez si, no estaba seguro por la cantidad de lluvia que escurría por su cara. Nadie podría diferenciar si eran lágrimas o simples gotas de lluvia.

— Es tu culpa.

Alguien le habló en esa noche frente al basurero y la luz de poste de electricidad le iluminaba como si fuera un reflector.

— ¿En serio creías que podías hacer algo por él?

Había algo de burla y cierta intriga en esa pregunta. Pero tenía sentido, ¿En serio pensó que podía hacer algo?

— Nunca te has podido ni cuidar ni a ti mismo, ¿En serio creias que podías hacer algo útil en tu vida alguna vez?

La burla le llenaba de vergüenza y asco de si mismo, formando un nudo en su garganta que no le dejaba responder a esas palabras. Pero, incluso si no lo tuviera no es que pensara que esas palabras tuvieran menos razón.

Solo volteo su cara, pero no veía nada. La luz del poste le cegaba y todo a su alrededor era oscuro.

— Dime una sola cosa que hayas hecho bien, que en realidad hayas sentido que fuiste útil — No podía ver quien le hablaba, pero caminaba al rededor de la luz con cierto sigilo.

— Yo he.. Yo he... ayudado a los príncipes — Dudó sus dudas eran tan claras y transparentes.

— ¿En serio lo has hecho? — Preguntó de nuevo — Unas simples clases que las podría dar cualquier no es nada, Kocho pudo hacer eso e incluso mejor que tu y lo sabes.

Sus labios se mantuvieron juntos, no podía negar eso. Si ella fuera la que hubiera hablado con ellos primero, ellos no estuvieran encerrados en su red de mentiras y engaños, tan cercanos a la magia oscura.

— ¿Qué podría hacer un asesino como tú?

— ¡No soy un asesino! — Gritó desesperado

— ¿No lo eres? — Hubo una gran carcajada en ese momento — ¿Entonces quienes son esos a tu lado?

— ¡¿Qu..

Aquella palabra que iba a salir de sus labios quedaron atrapadas y su respiración se corto.

En sus manos ya no estaba su antiguo gato, estaban llenadas de sangre, goteando de ellas, mientras sostenía dos corazones latiendo y en un segundo se detuvieron.

Había dos cuerpos a su lado con unas grandes heridas en el pecho, ni siquiera tenía que ver sus rostros para saber quienes eran.

El doctor de la familia Kocho y Hitomi yacían brutalmente asesinados a su lado mientras el sostenía sus corazones en sus manos.

Era cierto, era un asesino.

— Te atreves a negarlo, si hasta lo disfrutaste

Alzando su mirada con su cara desfigurada por el terror que recorría su cuerpo vio el rostro de quien le hablaba.

Era el suyo, con una expresión de placer y maldad pura que le heló la sangre.

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Era el principio del verano y era otra día que se levantaba a mitad de la noche vomitando por una pesadilla. Era recurrentes, tanto que hasta ese punto ya iba al baño en completo silencio a regresar su comida para no despertar a Hakuji como en los primeros días.

Estaba sentado en una esquina del baño en posición fetal mientras temblaba como si fuera pleno inverno y principio de un calor abrumador que indicaba el inicio de los meses más cálidos del año.

Estiraba los dedos las manos y luego los cerraba mientras contaba hasta 7, inhalando y exhalando para volver a tener control de si.

Estaba seguro que estaba vez no fue el sueño, si no el mismo que se había inducido el vomito para sentir un dolor diferente al que crecía en su mente y su cuerpo por la culpa. Había clavado sus uñas con intensidad en su estómago mientras vomitaba, infligiendose grandes arañazos.

Cuando se dio cuenta de lo que había hecho el dolor le hizo encogerse y llorar en silencio.

¿QUÉ HABÍA HECHO?

Solo había querido dejar de pensar en quien vio en el bosque de las bestias con su rostro, quería dejar se pensar en esas palabras que llenaban su corazón con pequeños gusanos que le comían vivo por dentro, suplicaba por cualquier cosa que le alejara de eso que no se dio cuenta cuando un pensamiento se deslizó en su mente, como si una voz susurrara

"Si que eres débil, ni siquiera es dolor de verdad para que te estés quejando. No veo ni una herida en ti"

Unos segundos después, se había infligido daño físico.

El miedo empeoró después de eso, como si un balde de agua fría cayera sobre su cuerpo diciéndole que si eso lo había hecho a ese punto donde estaba, ¿Qué podría hacerse a sí mismo en el futuro?

¿Si le descubrían?

Empezarían hacer preguntas que no podia responder.

Se preocuparian.

Sería una carga más que lidiar.

— Patético

Esa voz no se detenía.

Estaba pudriendo su mente y su alma de apoco.

Después de todo la magia negra tenia un precio.

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— Así que no tienes ni idea, Tomioka — Murmuró Shinobu mientras veía un pequeño papel en sus manos.

— Señorita le juro que es esto lo que me acuerdo que hice, puede preguntar a los presentes de mis acciones — Pretendida ser un idiota, sentía que eso era lo más fácil que podía hacer ya que era uno.

— ¿Agua de luna? ¿Qué rayos es eso? — Preguntó ella confusa por mucho de los ingredientes.

— Agua expuesta a la luz de la luna llena, absorbe sus energías — Le explicó como si fuera lo más básico — Este en el libro de alquimia básico, página 76.

La chica abrió el libro y verifico lo dicho.

— ¿Cómo llegaste a la conclusión de que algo que cito del libro "Apropiado para pociones de cambio de color" era algo apropiado para usar en esa situación? — Cuestionó sin dudar un poco sus acciones, usaba la lógica con excelencia.

— En algunos libros de cultura humana dice sus ancestros la usaban pata curar los males de huesos rotos o heridas — Le pasó otro libro — Página 567, párrafo 3, oración 7.

Estaba haciendo de idiota con suerte, eso era un hecho. Pero Shinobu lo podía ver en sus ojeras incluso notables aún con todas las leyes de ese mundo de impedir que alguien se vea mal, en las cortadas de papel en sus dedos y quemadas por cera de la velas.

Había centenares de libros que probablemente Tomioka había usado referencias vagas que justificaban tontamente cada uso de la mayoría de los ingredientes que uso en su poción. Eran dichos, cuentos o simples ironías, pero de que tenía referencias las tenía.

El bastardo había utilizado bien el tiempo que tuvo desde la llegada de la caseria que Shinobu estuvo ocupada con su familia atendiendo por semanas a diversos participantes y todas sus heridas. Algunas que ni su magia podría curar, otras más simples pero que necesitaban sesiones de curación que duraban días y la dejaron enferma a ella también por la maldición.

Unos días que casi se arrasta a la habitación de su viejo amigo de no ser que su hermana la estaba  cuidando con dureza para su pronta recuperación.

Por otro lado Tomioka...

— ¿Cuanto has dormido esta semana? — Preguntó suspirando mientras se rendia con la poción, otra batalla perdida y tal vez por conveniencia del guión.

Era como si el universo no quiera dejar que ella descubriera lo que ya sabía si no hasta que fuera tarde. Lo cual era molesto.

— No importa — Mencionó el elfo, mientras buscaba entre uno de los tantos libros.

— ¿No crees que es hora de descansar?

— La señorita quiera ayuda con la poción, después tengo que ayudar a la princesa con su clase de herbologia y a mi hermana con un ensayo de Astrología... Sin mencionar, los conejos que llegarán hoy...

— ¿Conejos? — Preguntó extrañanda por eso.

— ¿Conejos? — Repitió él como si no los hubiera mencionado antes — Eso no lleva la poción — Murmuró mientras hacía movimientos repetitivos con su mano.

La falta de sueño lo tenía mal, eso era un hecho. Estaba delirando.

— Vamos a la enfermería, tienes que descansar.

— ¡NO PUEDO DESCANSAR! — Gritó Irritado sorprendiendo a la chica — ¡Tengo que hacer cosas, tengo que ser útil!

Giyuu Tomioka nunca había alzado la voz, no él que ella recordaba.

No podía despegar sus vista de aquellos ojos rojos, no porque sus iris lo fueran, si no las venas que se marcaban por lo irritados que estaban, las bolsas bajo de esos de un color casi negro, el cabello más desordenado de lo común incluso sin importarle que no cubriera lo más que pudiera sus orejas como siempre lo hacía, sus manos temblorosas y de movimientos erráticos con cortes y las uñas cortas.

No cortas como si hubiera usado una lima o un corta uñas, sino cortas como si las hubiera mordido mucho los últimos días. Hasta el punto de parecer dolorosas.

Estaba pasando por una crisis de ansiedad e insomnio, no quería ni quería usar una cinta para medir su estómago para ver cuantos números faltaban.

— ¿Est...

— ¡YUU! — La voz de Sabito resonó por la biblioteca  haciendo que una mirada de pánico se instalera en la cara del elfo.

Algo no andaba bien entre ellos, cosa rara para el gusto de Shinobu. Ellos siempre parecían uña y mugre en esa vida como lo fue en el juego, que Giyuu recogiera sus cosas como si quiera escapar de ahí antes de ser vistos no era algo común.

— ¿Tomioka tu has despertado? — Preguntó la menor dudosa.

— Ni siquiera he dormido en estos días... No se lo diga a mi hermano.

Dijo para tomar sus cosas y escapar por la ventana como si no fuera nada, por suerte estaban en el primer piso.

Algo andaba mal, de eso estaba segura mientras miraba a la receta en sus manos y luego al chico de cabello rosa que caminaba por los pasillos de la biblioteca buscando a su hermano. Estaba segura que lo iba a averiguar.

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Aquí comienza el siguiente arco. Verano.

Chicos se que me tarde pero en resumen, dos caídas de depresión, un levantamiento de energías positivas que me hizo querer cambiar mi vida, mucho positivismo me trajo un empleo que mando todo a la verga y me ha dado una de las peores caídas en depresión tanto que no pude evitarlo pero pase una noche llorando frente a toda mi familia y le dije a mi mamá que me quería morir, voy al psicólogo pero sigo en mi trabajo (el psicólogo no se paga solo así que ajá)

Se supone que el trabajo era sencillo, pero me ascendieron y básicamente hago lo que hacen 5 personas en 5 puestos diferentes pero con la paga de un puesto. Bueno esto me pasa por inútil, pero que se le va hacer.

No se si publique muy seguido porque mi trabajo me consume y solo llego a mi casa a dormir y bañarme. Hoy que no hubo luz y como las cámaras no estaban grabando saquen mi teléfono y escribí.

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