Ser el mejor villano
¿Qué es lo que hace a un buen villano? No un super villano, se que con ellos es la entrada. Pero a un villano bueno, es que lo odies y temas, que sientas cierto nivel de respeto hacia a el.Yo sólo producía odio en la gente, lo del temor creo que puedo trabajarlo si me dejó de ver tan cute y lo del respeto, bueno... Veré como lo hago.
Tengo que ser un villano.
Seré el mejor villano para que todos tengan un final feliz.
Después de ser arrastrado de mi nido de depresión por la sirvienta, que se llama Hitomi. Terminé en el desayuno de nuevo después de no comer nada el día anterior, parecía que cualquier momento me iba a morir.
Pero no podía hacerlo, todavía tenía cosas que hacer y no podía dejarme ir tan fácil.La comida fue en silencio, tal vez me preguntaron cosas. Pero aplique la que siempre funciona para que la gente me odie, Shinobu lo llama muro de hierro.
Simplemente hago como que la gente no existe, los ignoro por completo y listo.Esta vez tengo que hacer que está familia me odie, así cuando me muera no les duela lo más mínimo.
Empezaron las clases, ignorando a mis nuevos hermanos. El muro de hierro estaba activado en su máxima capacidad, sólo dejaba entrar la información de aprendizaje del tutor encargado y lo demás era ignorado.
Debía ser inteligente y bueno con la magia, así sería más fácil para las cosas que haría a futuro.Claro, el muro de hierro tiene sus debilidades.
Una de ella es que se rompe con el contacto físico.
— Eh, idiota — el golpe que me ha dado Sabito me ha tirado al piso — No actúes como si no nos conocieras — expresó con total molestia.
— Pero no lo hago, no los conozco — mencioné, no entienda a que se refería.
En verdad no los conocía, no como una persona normal conoce a otra persona y lo que me contó el juego sobre ellos no debe ser ni cuarto de quienes eran.
— ¡Tu! — expreso con odio levantándome del piso al levantarme por la camisa.
— ¿Yo?— no le entendía.
Se supone que para sus ojos era uno de sus hermanos queridos, pero aquí estaba viéndome con la misma molestia que me habían visto otros. No lo comprendía del todo, pero estaba bien con eso, lo prefería así; mientras el mas me odiara seria mas fácil seguir con este camino.
— ¿Que mierdas te pasa? — estaba preparado para soltar un golpe en mi cara en cualquier minuto.
— Sabito, el lenguaje — Makomo lo regaño mientras trataba de separarnos — Recuerda que Giyuu no tiene recuerdos de nosotros, apenas sabe quien es el. Debes ser un poco mas consciente y ayudarlo en todo lo que pueda.
El otro chico parecía como si no creía eso, no se que le pasaba, no pensaba en preguntar tampoco; eso no era mi problema.
— No requiero su ayuda — quite la mano de Makomo de mi hombro y acomode mi ropa yo solo.
Tanjiro y Nezuko estaban callados, parecía que algo estaba mal en todo esto. No lo entendía, se supone que yo era el malo y siempre había sido malo con ellos, deberían estar acostumbrados a este trato. Incluso si no lo estaban, era lo mejor para ellos.
Seguí con mi camino y mis días, no era tan sencillo, al principio sentía que mi cerebro se derretía de las clases aburridas y en las tardes en las clases con las espadas donde seguía hasta que mis pequeños brazos ya no podían mas. Urokodaki era alguien estricto con la educación de sus hijos, los mejores maestros y dedicación total a estos evitando eventos sociales innecesarios como fiestas y reuniones a tomar te. Si podía trataba compartir con sus hijos en las comidas y siempre preguntaba como iban las cosas a cada uno, un excelente padre. Yo no estaba acostumbrado a tanta atención paterna.
— Giyuu, ¿Como estuvo tu tarde? — pregunto el hombre después de dos semanas, parecía que quería que yo me acercara a el primero, darle mi tiempo de acostumbrarme.
Yo no me esperaba eso, quería ser ignorado como siempre en cada comida por el mayor. Todos parecían parar para escuchar mi respuesta, últimamente solo abría la boca para decir cosas como disculpen y responder lo que mis tutores me preguntaban, nada mas. Hubo un silencio incomodo, todos me miraban y yo solo me encogía en mi asiento, odiaba tanta atención sobre mi.
Me quede callado. No sabia que contestarle.
Sentí un golpe en mi hombro, Sabito me había golpeado. Tenia sus mejillas llenas de comida, pero aun así me vio a mi y luego a Urokodaki. No entendí a lo que se refería así que ladee mi cabeza, este rodó los ojos y movió su cabeza como si me estuviera hablando enojado. Me indigne un poco, yo no leía las mentes, para que el pensara que le entendía algo.
— ¿Se están hablando con sus mentes? — Pregunto el mayor a su hija.
— No tengo idea, pero parece que se entienden. Increíble, hasta pueden tener una discusión sin abrir sus bocas — la chica hasta parecía burlarse de nosotros.
— ¿Discutíamos tanto? — pregunte, estaba un poco confundido del todo. Según el juego, Sabito diría todo Si al villano.
Otro silencio en la mesa.
— Pense que estabas teniendo otro berrinche — soltó sabito después de tragar su comida y esta vez si vi preocupación en sus ojos.
— ¿Creías que estaba jugando? — ahora yo era el que estaba perdido.
— ¿No estabas haciendo la ley del hielo por la broma que hicimos? — pregunto Sabito de nuevo.
— Nunca haría una broma tan seria — estaba un poco cansado de este chico — Mira niño, no tengo ni la mas mínima idea de quien eres, ni tu familia tampoco. Aunque estoy agradecido que me tengan aquí, donde tengo comida y estudios, en realidad no los conozco a ninguno, ni tengo la intención de eso.
Urokodaki no me podía sacar de su casa, ya que esto mas que un hogar, este era mi castigo impuesto por el rey de este lugar. Era un trofeo mas que nada.
Sabito se levanto molesto, era la única expresión que veía de el últimamente.
— ¿Quien eres tu? ¿Que hiciste con Giyuu? — Ahora parecía que había ácido en su boca.
— Sabito, cálmate. Es Giyuu, es solo que no se acuerda de nosotros, dale tiempo — Pidio el mayor.
— El no es Giyuu, incluso si el me olvidara el nunca seria esta version tan fría y cruel de el. Nunca diría esas palabras — apunto con odio hacia mi — Giyuu incluso cuando llego aquí y no nos conocía nunca fue así con nosotros. El siempre sonreía, siempre estaba llorando por algo y con miedo, siempre estaba tímido de conocernos, aun así mantenía su sonrisa siempre. El no es mi hermano.
Nezuko parecía que en cualquier momento iba a llorar, genial ahora yo era el destructor de la familia. Pero eso era lo que quería, incluso al ver a Sabito así sabia que era una buena persona, una preocupada por su hermano y que lo conocía bien. El tenia razón, yo era otro Giyuu y de paso uno que no se parecía en nada del que el conocía.
No quería ser malo con el, en realidad no quería. Esto era demasiado difícil.
— Lo siento — apenas murmure, la verdad no sabia como confrontar esto. Debía ser malo, pero dolía cada vez que lo hacia, incluso no sabia si lo estaba haciendo bien.
Solo me levante y me fui de la habitación, era lo mejor que podía hacer, era lo que siempre hacia. No podía confrontar las cosas de frente y siempre terminaba huyendo y alejándome de todos los demás. Era mejor todo cuando estaba solo.
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