Ritual de Sanacion

Giyuu unos días antes que se fuera con Hakuji, gracias a Kazanburo, habia conseguido todos los ingredientes para una poción que por fin mantendría los síntomas de la maldición a raya. Así que pidió a Murata y las sirvientas que no se preocupara por atenderlo en la noche, que se acostaría leyendo un libro que encontró en la biblioteca y no quería que nadie le interrumpiera en su habitación.

Así que Giyuu empezó a preparar su baño de curación, como toda poción requería tiempo y trabajo. Pero era su primer intento en el y necesitaba practicarlo cuanto antes porque podría morir de una enfermedad que le diera o una de sus derivadas con los síntomas en su cuerpo.

La bañera de porcelana estaba llenada con agua hasta la mitad y calentó un poco con magia oscura con un simple chasquido de dedos. Luego, vació una gran cantidad de agua de luna que tenia bien guardada en una botella de vidrio en su habitación y luego abrió una botella de sidra de manzana, dando un gran trago primero; luego sirvió en una copa hasta arriba, para vaciar lo demás en la bañera; nadie notaria que faltaba una botella en la cocina. Siguió con rosas, sales y coloco diversas piedras alrededor de la bañera como cuarzos rosas, rubíes, ópalos, amazonitas, uno que otro diamante y piedras de nacar. Algunas de las gemas prestadas de los joyeros de sus hermanas, pero si nadie lo sabia no importaba.

Por ultimo y lo mas importante en todo hechizo de magia oscura, sangre de virgen. Giyuu casi se muere de la risa de lo predecible que iba ser ese ingrediente y el más fácil de conseguir de todos. Agarro un cuchillo y corto su mano levemente dejando caer unas gotas en el agua mientras recitaba el hechizo para que la poción sea completada. Lo habia intentado antes con Kazanburo y funciono, con algunos efectos secundarios. Pero lo hizo, así que era momento de saber si funcionaria con el. Entro al agua, encantado por su temperatura calidad e hizo como si fuera un bautismo, coloco sus manos en su pecho y se hundió totalmente por unos segundos muy largos concentrando su magia en las piedras y el agua.

Cuando salio del agua fue como si todas sus energías se recargaran, su pecho ya no ardia y no tenía un corte en sus manos. En conclusión un éxito, se sentía la euforia correr por sus venas. Se acomodo mejor en la bañera agarrando la copa de sidra dando un gran trago en salud del demonio de ese mundo por una magia tan buena. El olor de rosas y la sidra impregnaba su piel, mientras el jugaba con unos pétalos con su mano libre; mientras empezaba a sentir los efectos secundarios levemente.

Giyuu sonrió, las voces de la nada era mas silenciosas o tal vez su mente estaba tan ida en el alcohol que no las escuchaba.

No eran tan malos los efectos secundarios, solo era un gran efecto de embriaguez. Nada que el no habia soportado antes en su antigua vida, incluso bebió toda la copa de un solo trago extrañando esa sensación como un loco. No lo vio como un efecto secundario, sino como un buen bonus a toda su diversión.

Cuando termino la copa la dejo caer sin importarle que se rompiera en lo más mínimo, se rió del hecho por su estado bastante alcoholizado. Incluso salio de la bañera tomando una bata de baño rápido para limpiar su desastre, entre risas y por la desorientación se cayó al piso dejando sacar un gemido de dolor. No pensaba bien lo que hacia.

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Sabito quien sostenía el collar que habia hecho con la gema frente a la puerta de la habitación de Giyuu se debatía si entrar o no entrar. Opto por dejar el collar bien envuelto en papel con lindo papel y cinta enfrente de la puerta, era lo correcto para ese momento. Claro el sonido de un vidrio destrozándose adentro del cuarto le llamo la atención totalmente, trato de tranquilizarse y no entrar, no debía ser otra cosa mas que un accidente. Pero el sonido y un golpe y luego escucho a un sonido de dolor proveniente de Giyuu le hizo abrir la puerta.

No habia nadie en su habitación y vio la puerta del baño abierta, temió que Giyuu se hubiera lastimado en su baño y corrió al baño. Claro que no se espero ver a al elfo entre risas en el piso, con la bata de baño resbalándose de sus hombros y totalmente húmedo.

El olor de cidra le llego a sus fosas nasales, seguido de rosas y vio las gemas alrededor de la bañera de Giyuu, con el agua ligeramente rosa y con pétalos. La habitación era iluminada tenuemente por la luna llena de invierno que entraba por la ventana, bañando la piel pálida y el cabello oscuro de Giyuu con ella.

— Giyuu, ¿Qué rayos estas haciendo? — se acerco a el chico en el piso y escucho el crack bajo sus botas, vio el comienzo de copa rota cerca de la bañera. Probablemente habia pisado vidrio roto.

— Sabito — menciono impresionado y abrió los ojos como si fuera un venado en plena casería — Un ritual de belleza — dijo con una sonrisa torpe en sus labios alzándose mas sosteniéndose con sus brazos, dejando caer mas de la bata de baño por su cuerpo.

Las mejillas de Sabito se sonrojaban al ver más pedazos de piel de Giyuu descubierta, se agacho acomodando la bata en el chico. No iba a dejar que pisara vidrio roto.

— Ven te voy a llevar a tu habitación, hay vidrio por todo tu baño — ofreció sus brazos para cargarlo

Lo que no se espero que antes que le diera tiempo de agarrar al chico en sus brazos este habia saltado a los suyos, pasando sus brazos por los hombros anchos del pelirosa y sus piernas alrededor de su cadera, pegándose a el sin algún pudor posible con su piel mojada. Sabito podía sentir como su ropa se humedecía por la piel mojada del contrario y también sentía toda la parte de su desnudez.

La respiración del mayor se hizo mas pesada y su rostro estaba totalmente rojo mientras sostenía al menor por su cintura. En su mente solo pensaba que esta era una prueba de los dioses o algo así, mientras trataba que su mente se uniera de nuevo de los miles de pensamiento volando en ese momento.

— Sabito, vamos a la cama — la voz del menor estaba pesada y juguetona, incluso la sonrisa tonta en sus labios estaba matando al contrario.

— ¡DIOSES! — soltó mientras salía del baño rápido, tenia que alejar a Giyuu de inmediato.

La piel de Giyuu y su cabello olían a rosas, cidra y un ligero olor metálico que no podía descifrar. Una mezcla que le embriagaba cada segundo y en la que quería hundirse, pero se concentro en lo que tenia que hacer. Dejando al menor en la cama, que se dejo caer como si fuera una muñeca sin fuerza alguna, sin acomodarse la bata que dejaba ver sus piernas firmes y hasta un poco más, al igual que su pecho y su abdomen, mientras se reía levemente.

— ¡POR LOS CIELOS! — soltó aun mas fuerte ante la vista y acomodo la bata del menor — Iré por ropa, no te puedes acostar húmedo en pleno invierno — se dio la vuelta de inmediato pasando su mano por su cara, sintiendo lo caliente que estaba.

— Si no quieres que me de frío, ven y abrázame — dijo el chico levantándose de la cama con un puchero sus labios

— Dioses, no. Sabes que te quiero y no seria apropiado que durmiera en la misma cama que tu y menos en ese estado — pronuncio para ir al vestidor del chico, se repetía una y otra que se tenía que calmar y no caer en la tentación. Aunque podía sentir los pasos del chico atrás suyo tambaleándose un poco.

— Pero yo también quiero a Sabito, así que estaría bien si dormimos juntos— le dijo abrazándolo por detrás.

Sabito se ahogo hasta con su propia saliva y casi se cae no solo por el abrazo repentino si no por el pedido del chico. Se le fue hasta el aire y no recordó en ese momento como respirar, fue un momento de pánico y alteración que no podía controlar.

— ¡Oh, Por los benditos Dioses que nos juzgan en el cielo! — Sabito quito las manos de Giyuu de su cuerpo que manoseaban su piel cada paso — Ropa, si tengo que buscarte algo para dormir — se recordó

— Sabito, la parte de follar es que me quites la ropa, no que me pongas ropa — le expreso con cierta molestia siguiendo al mayor que caminaba en círculos en el vestuario para no ser alcanzado por el menor — No seas un cobarde y ven a follarme.

— ¡Control, control, control! — se repetía el mayor casi como mantra y vio la bata de dormir del menor y la tomo.

Se detuvo un momento y Giyuu lo abrazo de nuevo, restregándose contra el. Podía sentir cada parte del, incluso la que estaba creciendo, sus ojos se abrieron ante tal descubrimiento y como el menor besaba su cuello. No soltó la ropa de dormir del menor pero lo cargo de nuevo en sus brazos, esta vez besando sus labios en un beso lento y pasional que guiaba el menor, ¿desde cuando aprendió a besar de esa manera? Se pregunto Sabito.

Lo dejo en la cama de nuevo, viendo al menor debajo de el como estaba en medio de sus piernas. Su cabello suelto y sus labios con sus mejillas rojas que se unían al azul claro de sus sabanas eran como una pieza de arte que no podía olvidar. Beso de nuevo sus labios y suspiro al sentir como Giyuu le correspondía y se abrazaba a el con tanta fuerza y deseo.

Quito la bata de baño del chico, tirándola a un lado de cama. Mientras pasaba sus manos por el cuerpo del menor explorando lo mejor que podía cada centímetro de piel del cuerpo del contrario que soltaba lindos sonidos por la sensación de las manos del otro. En serio, podía seguir. Pero se recordó el control que debía que tener, se separo de Giyuu que se molesto cuando empezó a colocarle su ropa de dormir y arroparlo con las sabanas.

— A dormir, Giyuu — le dijo dejando un beso en su frente mientras el elfo hacia la cara más tierna de enojo que habia visto.

— Pero yo quiero que Sabito me...

Fue callado por la mano del mayor, si seguía hablando ahí si iba a perder todo el control que tenia en ese momento y luchaba por mantener con gran dificultad.

— Quieres dormir — Le dijo tratando de convencerlo.

— Nooo — se quejo como un niño pequeño — No quiero dormir, quiero me sigas besando. Me gustan tus besos... Me hacen sentir querido, nunca fui eso antes; así que lo quiero — Dijo dulcemente viendo a los ojos de Sabito como se habia prohibido hacerlo antes.

— A mi también me gusta besarte, me gusta demasiado. Me gusta quererte, pero tu no me lo permites — le recordó con molestia, no entendí a Giyuu.

— No... No... — La mirada del menor se alejo del rostro del chico como si recordara algo — Seria muy malo si te dejo hacer eso, porque no podría detenerlo, por el simple hecho que no voy a querer que te detengas. Es malo... Muy malo... Te haría mucho daño, no quiero verte sufrir de nuevo — confeso débilmente en su borrachera.

— ¿Y no ves como sufro al no poder amarte? — casi alza la voz Sabito, su voz estaba cargada de sentimiento — Me duele, Giyuu. Me duele demasiado, no poder hablarte como lo hacíamos antes, no poder abrazarte y ahora me mata no poder besarte

— Hay peores cosas que eso... Vienen peores cosas que eso — menciono con su voz haciéndose mas baja cada segundo — Si me odias será mas fácil el futuro, tu futuro.

— Nunca será mas fácil odiarte, nunca — Beso sus labios levemente, no podía odiar al chico que estaba entre sus brazos, que parecía que iba a llorar o quedarse dormido en cualquier minuto.

— Sabito... Tu me odiaras tanto un día — confeso abrazando al de cabello rosa — Quiero morir tanto, cada segundo pienso en eso. Pero no es el momento, tengo que hacer algo primero... Algo importante antes de morir. — Soy monstruo, no tengo el derecho de amar a alguien como tu.

— No, Giyuu, No eres ningún monstruo, nunca creas las palabras de los demás. — Esas palabras le asustaron, ¿Qué le sucedia a Giyuu para querer morir? — Yo estaré a tu lado, todos estaremos a tu lado... Te amamos y te vamos a proteger de lo que sea. Tu no vas a morir.

Lo abrazo a pesar que las sabanas los separaban y dio besos en su mejillas, mientras el chico se iba a durmiendo de a poco. Cuando por fin se quedo dormido, Sabito sintió como un gran peso en su espalda se habia ido, las palabras del menor le perseguían, casi como un fantasma aterrador que le hacia helar la sangre.

— No estaba siendo el, hiciste lo correcto — se repitió varias veces el chico mientras limpiaba los vidrios rotos de la copa.

Vio una botella de cidra vacía así que supuso que ese era el causante del comportamiento tan inusual del chico. Después le regañaría por beber sin supervisión y tanto.

Cuando estaba recogiendo uno de los pedazos finales de la copa, se cortó su dedo nada serio, pero salía sangre. Así que acerco su dedo al agua de la bañera para limpiar un poco la herida, lo que no se espero que cuando saco su dedo no hubiera ninguna cortada.

Asustándose un momento al principio y al otro acercándose de nuevo al agua que parecía brillar un mas bajo la luz de la luna. Vio las gemas el rededor de la bañera, todas con diversas propiedades curativas, el olor de rosas y cidra proveniente de la bañera, iba acercar su dedo de nuevo a la bañera. Pero un gran graznido de Kazanburo lo detuvo, cada vez que iba hacerlo, el ave chillaba.

Pero antes de irse de es habitación, estudio cada gema alrededor la bañera y cerro la puerta del baño. Sintiendo su cabeza pesada y su cuerpo cada paso que daba a la habitación se sentía mas ligero, podía sentir como su cuerpo que siempre era helado por su magia se calentaba de a poco; así que procedió a quitarse la camisa que cargaba.

Algo andaba mal, Sabito podía sentirlo; pero decidió ignorar esa alerta de su propio cuerpo. Mas cuando vio a su precioso ángel dormido entre las sabanas, no dudo en meterse bajo las sabanas también, sin dudar un segundo en abrazarlo.

— Sabito, te quiero — Murmuro medio adormilado Giyuu para acomodarse en los brazos del contrario.

— Yo te amo a ti, Giyuu — Dijo con una sonrisa en su rostro. 

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