Mostrar los pecados


Giyuu miraba su grimorio esa noche con una sonrisa mientras cortaba su dedo con un cuchillo y hacia una marca roja con su sangre a cada orilla de los ojos de su mascara. La primavera se acercaba y el tenia que hacer algo importante, también estaba esperando eso con ansias desde que recordaba uno de los sucesos contados del video juego.

Se supone que a la edad de 17 años, en la primavera para ser exactos. Seria la primera vez que el villano salio de la mansión y se fue al castillo por un tiempo, pronto comenzaría la escuela de magia donde todos asistirían, pero Giyuu no entraría hasta un tiempo después a los demás presentándose como el villano. Aunque le habia dado a cada uno de sus hermanos unas mascaras de Zorro, lo que los otros no sabían es que tenían hechizos de protección.

Giyuu estaba intentando un hechizo de protección fuerte que requería mucha concentración y era mas duradero que uno normal, aunque tomaba mas tiempo en prepararlo y tenia que ser mas cuidadoso. Tenia dos mascaras de Zorro, en la que tenia las manchas de su sangre en los ojos, le dibujo con una pequeña mezcla de varias hierbas, aceite de girasol y zafiro en polvo encima de la marca de sangre como si fuera un maquillaje y en el otro dibujo tres flores en una mejilla. Luego dibujo en una gran hoja de papel un círculo mágico con tinta oscura y luego coloco las dos mascaras encima de la hoja con un ópalo en medio de ellas.

Recito un hechizo largo, mientras concentraba su energía en el círculo mágico. El ópalo empezó a brillar y bañar con su luz a ambas mascaras, luego de una hora el hechizo estaba listo. Luego siguió con otras dos mascaras mas, hasta que las 4 estuvieron listas. Giyuu. Cuando termino estaban las 4 mascaras de zorros cambiaron de forma decoradas como si fuera pintura y no hierbas, minerales y sangre, en sobre su cama; sin embargo, eran objetos malditos. Para hacer el bien, pero igual eran malditos. Giyuu se repitió de lo que estaba haciendo estaba bien, las voces en su cabeza le repetían que estaba bien.

— Pero, ¿Lo estaba? — otra vez el fantasma de Hitomi le hablaba

— El camino al desastre esta pavimentado de acciones buenas, que una acción mala lleve a la paz. Es algo que este mundo tiene que soportar — Dijo dejando las joyas en una de las mesas de noche que estaban al lado de su cama.

— ¿Pero estas seguro que este camino es el correcto?

Aquella pregunta le dejo sin habla, era el camino que conocía. El mejor de todos, era el correcto en el juego, debía ser el correcto también en ese mundo a cualquier precio.

— Tiene que hacerlo. Debo protegerlos para lo que viene, incluso si tengo que vender mi alma y cuerpo al diablo lo haré

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Giyuu dejo la mansión a finales del invierno cuando la nieve empezaba a derretirse y los animales a despertar de su hibernación. Viendo como sus hermanos usaban mascaras como su padre.

Por primera vez Giyuu entendió porque Urokodaki usaba mascara todo el tiempo. Era su única manera de no mostrar las emociones de su rostro; mientras hacia cosas que no quería. Pudo sentirlo en el fuerte agarre de Sabito que se negaba a soltarlo, pero Giyuu tuvo que hacerlo por los dos; quitar la mano del contrario, pero antes de subir al carruaje dejo un collar de Zafiro en las manos de Sabito en silencio, casi como un secreto y subio al carruaje con el príncipe.

Mientras se alejaba el carruaje se aferraba al collar de la piedra de cuarzo rosa en sus manos con fuerza, tragando cada una de sus lagrimas y mirando a los nuevos árboles que no habia visto antes en su vida.

— Le amas — soltó Hakuji, ni siquiera pregunto — Me siento como un monstruo sabes.

— Nos casamos — alzo el collar sus manos sin dejar de ver por la ventana

Los ojos del contrario se abrieron como nunca antes los habían hecho y dejo la posición calmada que tenia.

— Soy el mismo demonio — Dijo para llevarse una mano a su boca — Ni siquiera me invitaste a tu boda, Giyuu. La verdad me siento ofendido.

— No es como si nos casamos del todo, no hubo ceremonia o algo. Solo una promesa — comento rememorando ese momento y no pudo evitar sonreír con melancolía — Hakuji te dire la verdad por la que no quiero que le digas a Kanae que estoy con vida y por la que voy contigo al castillo.

Giyuu necesitaba un confidente, alguien en quien apoyarse o se volvería loco muy rápidamente. Mas ahora que estaba alejado de los que amaba con todo el corazón, necesitaba a alguien que le evitar morder de más o ahogarse en el océano oscuro que estaba nadando. Sabia que si explicaba las cosas de una manera tranquila sin decirle al chico que estaba en un juego Otome, el le entendería. Sabia bien que Hakuji haría cualquier cosa por amor y en ese cualquier cosa entraban hasta las impensables.

— Por fin, la curiosidad me estaba matando — confeso el contrario volviendo a relajarse en su asiento del carruaje y se quito sus zapatos como costumbre, desatando su pañuelo en su cuello — No eres un chico que alejaría a Kanae por nada en su vida, sabes lo bien que vale es mujer.

— Hakuji, voy a morir — lo dijo directo, otra vez el chico se lleno de sorpresa — Moriré a los 25 si no que antes.

— No entiendo, si es una enfermedad con más razón deberías ir con Kanae. Los Kocho la rama principal de los médicos de esta nación — dijo rápido, sentándose recto tomando toda la seriedad de la situación.

— Es un maldición, no una enfermedad que es diferente — dijo para quitarse su ropa superior y cuando se quito su camisa se dio la vuelta mostrando su espalda pálida al contrario.

La marca de la maldición habia crecido un poco en el invierno, era pequeña todavía; pero habia pasado de un punto más a una línea curva; como una serpiente.

— Cuando me de la vuelta completa moriré — aseguro el elfo para acomodar su ropa de nuevo.

— Así que vas por el camino cobarde y te alejaras de ellos para que no les duela tu muerte — contesto el contrario molesto por eso.

— No, la verdad ya me rendí en eso. Lo intente por años con Sabito, por eso me he casado con el — abotonaba su camisa — La verdad es que no solo yo tengo esta maldición. Se que cuatro personas mas la comparten y lo que estoy buscando es una cura para ellos.

— ¿La cura esta en el castillo? Quitaremos hasta el último bloque para eso...

— Nezuko tiene esa maldición y creo que Kanae o Shinobu también tienen esa maldición. Para curarlas tengo que ofrecer mi vida, por eso voy a morir — El príncipe tenia una cara de consternación absoluta — Por eso quiero que no les digas que sigo vivo, se que aquellas dos harían lo mismo que yo estoy haciendo por mi.

Giyuu solo agito su mano y su grimorio apareció en sus piernas. Era momento de confesar todos sus pecados.

— Eso es... ¿Qué mierdas has hecho, Giyuu? — la cara del chico estaba llena de exaltación.

— La maldición es oscura, así que solo se puede quitar con magia oscura — le explico tranquilo — He dado mi alma al diablo por esto y me ha quitado mas de lo que querido. No pienso perder nada mas, Hakuji.

— ¿No existió el vampiro? — el ex guitarrista no era tonto, al elfo le agradaba eso. Seria un buen rey.

— Oh, si lo hizo. Convoque a uno después de pagar el precio — confeso el elfo — Hubiera querido que las cosas no fueran así, pero tengo que aceptarlas con todo lo que viene con ello.

— ¿Cuál fue el precio? — pregunto el chico viendo el libro con cierto disgusto.

— El mas alto de todos, uno que me perseguirá por siempre y por el que merezco la muerte propia de castigo — con otro movimiento de sus manos el libro desapareció.

— Una vida — susurro Hakuji recordando los hechos — Una vida por varias...

— Hakuji, no te pido que perdones mis pecados — soltó mientras se inclinaba en una disculpa — solo te pido que me ayudes a salvar a los demás.

— Incluso cuando ya tienes a otro y una nueva vida, sigues dando tu vida por Shinobu — comento príncipe abrumado por la información — ¿La amas tanto?

— Claro que la amo — respondió de inmediato sin duda de sus sentimientos — pero ya no de la misma forma que antes. Como ella me ama a mi, de la misma manera yo la amo a ella.

— Ustedes nacieron para estar juntos, no de una manera romántica. Pero si para estar juntos, incluso en la siguiente vida son amigos tu y las chicas Kocho — no le sorprendía aquello

Habia algunas cosas que trascendían. Como el amor de Hakuji por Koyuki, la estupidez de Douma y por supuesto, la inmensa amistad de aquellos tres que a ese punto eran mas como familia incluso si no tenían lazos de sangre.

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