Locura y fiebre


— Esta muerto — Dijo Murata, el mayordomo de la familia a Sabito que entraba a la habitación de huéspedes y el cadáver estaba bajo una sabana.

— ¿Asesinado? — fue lo primero que pregunto el chico.

— Ni una herida superficial en su cuerpo — comento el mayordomo.

Los doctores de la familia Kocho era especialistas en venenos y poseían una gran resistencia a ellos debido a su magia. Era imposible ir por ese método tampoco.

— No tiene sangre — murmuro Makomo aterrada por ese hecho mientras estaba al lado de su hermano.

— Un vampiro, quizás — Giyuu entro a la habitación con su cara neutral de siempre sorprendido a todos.

Tenía grandes ojeras y parecía cansado hasta el cansancio, pero estaba ahí mirando el cuerpo bajo la sabana. Sabito se acerco rápidamente al menor que apenas parecía que se podía sostener.

— Giyuu ¿que haces aquí? — Pregunto el mayor preocupado — Debes estar en tu cama descansando, estas enfermo.

— Por eso vine, me sentía mal y quería disculparme con el doctor. — dijo el chico ahora dirigiendo la mirada a sus hermanos — Tremenda sorpresa me he llevado al entrar al aquí y oír eso. Una verdadera lastima.

La voz de Giyuu siempre estaba sin emoción, esta vez no fue diferente. Pero el chico no dejaba de ver el cadáver, como expectante del ser que no se iba a mover nunca más.

— ¿Un vampiro? — pregunto confusa Makomo

— Demonios chupa sangre, solo viven de noche y beben sangre para sobrevivir — comento el menor casi como si recitara un libro — O un simple fanático que nos quiere hacer creer que es eso.

— ¡Por los Dioses! — exclamo la mayor sorprendida.

— ¿Pero que iba a querer una criatura oscura de un simple doctor? — pregunto Sabito sin comprender mucho la situación

Giyuu solo se encogió de hombros y salio de ahí.

Hitomi noto algo diferente en su hijo ese día, su mirada estaba perdida en la ventana. En un estado constante de agitación, inestabilidad e inquietud. No fue hasta que enterraron el cuerpo que pareció relajarse un poco, aunque seguía con ansiedad y tantas pesadillas que le tenían los ojos morados de las ojeras que tenia, su tos aumentaba y su cabello perdía brillo. Todos dieron por hecho que eso se debía a la enfermedad que tenia desde un principio y no se trato.

— ¿Quien no estaría así?, con un vampiro rondado en nuestros terrenos — comento una sirvienta que parecía aterrada por el aumento de animales muertos sin sangre alrededor.

— Oí que el duque Urokodaki invitara al coronel Shinazugawa a matar al vampiro — uno de los rumores que se escuchaban.

— Al que debería matar es al elfo eso, apuesto que es el causante de todo esto. ¿No fue el quien ataco al doctor un día antes de su muerte? — comento otro sirviente.

Sabito apretaba los puños al escuchar tales acusaciones, solo un idiota pensaría que Giyuu podría hacer algo semejante y de paso mas en su estado que parecía no podía dejar la cama por una fiebre alta que tenia.

El elfo lloraba a mares mientras su respiración estaba muy agitada, estaba durmiendo con otra pesadilla. Hitomi cambia el pañuelo húmedo en su frente y Sabito le ayudaba, muchos sirvientes prefirieron alejarse del menor debido a los recientes hechos. El menor estaba volando en fiebre, sus mejillas estaban rojas, su cabello perdió todo el brillo y estaba algo grasiento, sus ojeras eran las más negras que habia visto el de cabello rosa en su vida y sus labios agrietados. Esa vista le destruía completamente a Sabito. Su precioso ángel parecía al borde de la muerte y ese pensamiento le estaba volviendo loco.

— Sabito... Nezuko... Makomo... Tanjiro — Giyuu llamaba a sus hermanos entre lágrimas, mientras se despertaba.

— Estoy aquí, Giyuu. Todo estará bien, mañana llegara un medico de la capital y todo estará bien — el de la cicatriz agarro la mano del menor y le dio un beso en esta.

Aquello solo aterro más al menor, ¿Otro doctor? ¿Otra molestia? Giyuu ya no sabia si habia quería asesinar al doctor anterior, el arrepentimiento le comía cada segundo y su conciencia le estaba matando. Las pesadillas eran constantes, sangre y derramada por su culpa. Era un monstruo.

Giyuu temblaba mientras estaba de medio lado y Hitomi le limpiaba con paños húmedos su espalda. Estaba tan cansado y adolorido que no le importaba que Sabito también le estuviera tocando mientras le ayudaba a limpiar a la mujer. Claro que pronto sintió la mano helada del mayor sobre ese punto en su espalda, justo a la mitad de ella.

Cualquiera pensaría que era un lunar, pero Sabito no recordaba ese punto negro como si de tinta impresa en la piel se tratara. Estaba seguro que Giyuu no tenia ese lunar cuando le vio sin camisa meses atrás, lo recordaría.

Sintió la caricia leve del mayor en su piel sensible y tembló más. Quería que parara de recordarle que eso seguía ahí y Hitomi a su lado.

Habia obtenido magia, pero no era poderosa. Por mas que curaba su enfermedad, a las horas volvía rápidamente y ligada con la falta de sueño y culpa que destruía su cuerpo. Lo que tenia el elfo era la locura del arrepentimiento y el sentimiento que no era suficiente magia.

El de cabello oscuro podía sentir la magia oscura corriendo por su cuerpo, era como un frío interno que no podía quitarse por mas ropa y sabanas que se colocara. Las voces de los demonios y almas oscuras que le susurraban cada segundo que no era suficiente para lo que el quería, que todos morirían por su debilidad justo como había matado al doctor; era su destino como demonio y ser oscuro tomar mas vidas y mas sangre para ellos.

Llevo sus manos a sus orejas puntiagudas mientras lloraba como un bebe, suplicando por la muerte mas de una vez frente a las personas que mas le amaban y le sostenían, ellos se estaban muriendo también de verlo así. 

Giyuu entendió que no había una vuelta atrás cuando se empezaba con la magia oscura, era abrir su alma al infierno para obtener su poder. No solo ofrecías la vida de otra persona, sino la propia en el proceso.

Cuando bajo su fiebre, Sabito cansado se retiro de la habitación por ordenes de la mujer. No podía dejar que su amo siguiera ayudándolo con su trabajo y de muy mala manera se retiro. Hitomi fue a su habitación cuando el chico pareció en mejor estado, pasando primero por los baños para sirvientes. Habia tenido un largo día y pensó solo en cambiarse para volver a la habitación del menor y cuidarlo en la noche.

Las demás sirvientas que compartían la habitación con ella estaban totalmente dormidas, la mujer recogió su cabello y se coloco su vestido uniforme limpio de nuevo para caminar por los pasillos regresando a la habitación en la noche oscura. Cuando iba a mitad de camino lo vio parado en el pasillo, se sorprendió que Giyuu tuviera la fuerza para eso y más para cargar un libro negro y pesado en sus manos.

Su rostro sudado como si la fiebre hubiera regresado y cada parte de su cuerpo temblando, el soplido del viento lo podría tumbar en ese momento. Pero sus ojos estaban frenéticos, asustados y hundidos en la locura, las voces ahora gritaban en su mente.

ESA ALMA NO ERA SUFICIENTE, NO LO ERA. 

TENIA QUE CERRAR EL CONTRATO ADECUADAMENTE. 

NO CORRER

NO PODÍA ESCAPAR

DEBÍA CONSEGUIR UN ALMA ADECUADA O NO HABRÍA FINAL FELIZ

Tomioka Giyuu había caído en la locura por las almas que reclamaban a cada segundo en su mente.

— Giyuu, ¿Qué haces aquí? Vamos, te dará fr...

El menor alzo su mano un segundo y parecía estar llorando como nunca mientras le suplicaba que se alejara en silencio. Antes que se diera cuenta, Hitomi estaba muerta y su sangre salía por su boca para llenar el libro hambriento en las manos del menor. Su peso cayo seco en el piso. 

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