El primer día de la cacería y una pequeña revelación

— ¿En que me he metido? — murmuró Giyuu aun con el corazón a millón por la adrenalina de la caída libre.

— Excelente equipo, vamos a la delantera y probablemente Giyuu mató a algo en la inundación Eso no esta tan mal para un par de citadinos de otro mundo —celebró Hakuji y ambos príncipes estaba chocando sus manos.

Giyuu se preguntaba si había tomado una buena decisión de unirse a ellos en la cacería. Solo quitó el agua de sus ropas, bolsos y sus flechas, asegurando se que no había perdido nada, miró al cielo viendo a Kazanburo volando en círculos encima de ellos. Solo le dedicó una mirada y su familiar avanzó en el cielo conociendo los deseos de su amo.

—Sigamos Kazanburo — dijo el elfo y los otros dos no se negaron


Caminaban sobre el lodo, para salir del área de la inundación. No era tan grande para la suerte de Giyuu, ya sus botas estaban llenas de lodo junto a su ropa de color negro y dorado al igual de sus compañeros. Si no ganaban la cacería, podrían bien ganar a los mejores traga lodo, porque sencillamente casi ni se veía el negro o el dorado.

"Un mejor camuflaje" pensó Giyuy, el dorado era bastante llamativo en pleno bosque. Lo que les daría una ventaja, aparte que el lodo les daría una protección a criaturas que se guiaban siguiendo fuentes de calor para atrapar a sus presas y los que se guiaban con su nariz. Pues todo el bosque apestaba a lodo y humedad como ellos.

— Éste es el ritual donde el niño se hace hombre — comentó Hakuji levemente agachado, se creía que estaba en programa de supervivencia.

— Te reto a comer ese insecto, hombre — Le retó su hermano.

Giyuu les tuvo que jalar las orejas a los dos.

Tres horas y media después, agradeciendo más de miles de veces al lodo porque ni los mosquitos le prestaban atención o tal vez decían "Que asco, yo no voy a comer esa mierda, tengo estándares". Habían acabado con dos goblins, un hoggoblin, 11 arañas mono y 5  gnomos de gorra roja que posiblemente pintaron sus gorras con sangre cosa que le consternaba porque estaba en un juego otome, Giyuu sentía que iban bien con su cacería.

— ¡Oh miren un conejito! — Chilló de temura Hakuji.

— Espera ¿Qué? — dijo el elfo.

— Esta todo bonito y tiemo, se llevare a Ume — contestó Gyuutaro acercándose con su hermano a la tierna criatura.

Un segundo después el conejo se abrió a la mitad dejando ver una gran cantidad de grotescos dientes negros con bastante saliva verde haciendo que los dos mayores gritaran; incluso el heredero al trono saltó a los brazos de su hermano, porque la cosa parecía sacada de un manga de Junji Ito.

La criatura no conejo salto ganándose más gritos de los presentes, por suerte Giyuu estaba atento a la criatura y alzo un columna fina de agua con suficiente presión para cortar la bestia en dos bañando se sangre azul a los príncipes que seguían gritando.

— i¿Qué mierdas era eso?! — Gritó Hakuji bajándose de los brazos de Gyuutaro para tomar su espada y empezar a apuñalar a la criatura.

— Un Falso conejo — dijo Giyuu viendo con asco la masacre de sangre azul.

— ¡Sí, lo notamos! — el sarcasmo de Gyuutaro era obvio.

— Es que así se llama, usa la apariencia de un conejo para atraer a sus presas y luego comérselas — Explicó el elfo — Lo vi en un diccionario de bestias mágicas, pero no pensé que eran reales algunas por lo menos.

— Giyuu, tú al frente — sugirió el príncipe y el elfo rodeo los ojos.

— Claro, par de valientes. Pero mejor rueden en el suelo. Así se quitan la sangre y se llenan de lodo, podrían atraer la atención con ese azul.

¿Qué clase de bosque era ese para un juego otome? Nunca menciona mucho de la cacería como tal porque la protagonista nunca participa, pero que esas extrañas criaturas que parecían sacadas de pesadillas, no era algo que esperaba en un lugar como ese. ¿No que todo tenia que ser azúcar, flores y muchos colores?
¿SSabito había estado desde los 13 participando en esa cacería en ese horrible lugar?

¿Había dejado entrar a Tanjiro a un lugar así o incluso a él?

Ahora estaban más alertas que nunca casi pegados espalda contra espalda siguieron su camino pues parecía que aumentaba los peligros cada segundo que estaban ahí.

No podía evitar pensar en Slunobu, probablemente ella tampoco sabia que no era cualquier cacería y había entrado buscando los objetos de fortuna en un lugar donde era fácil perderse y con ambientación de juego terror.

Una parte del elfo agradeció que Kanae le insistió a Sanemi para ponerla en su equipo, pues no debía existir un lugar más seguro que en su equipo. Sabito y Sanemi era expertos, habían ganado la cacería por años así que no tenía que preocuparse, ¿Verdad?

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Siguieron avanzando en la dirección hacia donde los llevaba Kazanburo, en busca de más bestias. 6 horas después, estaban agotados y comiendo la carne de un Jackalope que habían cazado hace poco, Hakuji lo asaba un poco con su magia, totalmente asado por fuera y crudo por dentro, sin sal o condimento sabía mal. Pero era mejor que nada y tenía hambre. Giyuu había perdido la cuenta de cuantas arañas ya habían acabado, otros 30 goblins más y 3 Hobgoblins, 5 orcos, 7 trolls, 1 vampiro, 20 gnomos y como tres falsos conejos o tal vez solo conejos, a penas veían uno era una flecha directa a su cabeza y los tres comían de ese lugar.

Se habían topado con varios equipos desde lejos, nadie relevante a resaltar para variar, algunos nobles y muchos plebeyos que hacían lo posible en diezmar la sobre población de bestias.

En medio de esa masacre de sangre de diferentes colores menos de roja, el elfo se llegó a preguntar ¿Si en verdad las criaturas que vivían en ese bosque eran las bestias o las personas que habían llegado para cazarlas? Pero, no ya era su problema eso, tal vez si hubiera sido el verdadero Giyuu de ese mundo era probable que sintiera algo de culpa y dolor por lo sucedido. No sentía la más mínima empatía por los seres que vivían en ese bosque, quería sentirlo, pero no podía.

Entre más pensaba sobre ese hecho, más vació se sentía y no popodía evitar que se formará un pregunta en su mente.

¿Había perdido tan rápido su humanidad?

No eres tan diferente a las bestias — Comentó el fantasma de Hitomi que estaba acostado a su lado en la tienda — Vienen del mismo lugar, fueron aprisionados en una zona por la guerra y ahora matan a los humanos para sobrevivir. La única diferencia entre tú y ellos, es que tú naciste con un cerebro más desarrollado y superas tu instinto para ocultarte entre tus presas.

Se quedaba callado ante sus palabras porque eran ciertas, cada una de ellas eran ciertas. De apoco ese fantasma tomaba una voz más dura, más oscura y más verdadera, marcando sus pecados y recordándole que era.

— ¿Cuánto tiempo planeas estar así? Pues los engaños no duran para siempre, ¿Cuál crees que será la expresión del rostro de todos cuando te quites la mascara que tienes puesta en tu rostro? — La voz del fantasma cada vez se hacia más real, era como si todas las demás voces oscuras se juntaran en una y dejaran de ser meros susurros en su oído a ser palabras fuertes contra su rostro.

— El hechizo… No logró controlarlo — Expresó con molestia — Ustedes ni siquiera ayudan a completarlo.

— ¿Nuestra culpa? — La risa sarcástica resonó en su mente —No me culpes de tu incompetencia, si no has logrado nada durante estos meses es porque eres débil.

Era como una daga clavándose en tu pecho que le hacia llevar sus manos a sus orejas puntiagudas, no quiera escucharle.

Estas jugando a la familia feliz, creyendo que existe algún futuro — Le reclamó  el fantasma con una sonrisa en su rostro — ¿Quieres un futuro? Mata a tantoscomo puedas, mátalos a todos y báñate en su sangre, jura a los Dioses con ella y ofrece sus almas para tener un futuro con él, yo hablare por ti en el más allá y todos estarán encantados con tu sacrificio, venga a todos aquellos que perecieron a manos de perso...

Salió de la tienda de inmediato con las manos en sus orejas y algo encogido del miedo, sudaba frío, su respiración estaba agitada y el oxigeno se empezó a sentir poco. Era como si miles de espinas salieran de su piel y caminaba de un lado al otro alrededor de la fogata mientras apretaba cada vez más sus manos contra su oído.

Nada detenía esa voz, esa risa.

Esa mirada marrón que paso a azul zafiro y esas orejas que pasaban de ser redondas a puntiagudas en un segundo.

Había una gran presión en su pecho que llegaba a su estomago haciendo que le diera nauseas todo, podía sentir la carne y acido gástrico querer volver a subir por su esófago, pero en su garganta había un nudo que dolía. Probablemente las arcadas mientras se preparaba para vomitar, de un segundo al otro todo su cuerpo se sintió débil y se sostuvo contra un árbol mientras botaba toda su cena detrás un arbusto.

"Era una ilusión de mi mente" Se repitió, pero no podía olvidar esa mirada azul llenada de codicia, rabia y deseos de venganza tan puros Eran las voces oscuras jugando con él como lo hacían con la cara de Hitomi siempre, tenia que ser eso y se negaba a creer otra cosa.

— Giyuu... ¿Estas bien? — la voz adormilada de Hakuji le hizo congelarse en su Lugar.

— Si...

Mintió con descaro mientras buscaba algo de agua en su cantimplora para lavar se la boca del sabor a bilis que tenia. Sus piernas estaban temblando peor que las de un ciervo recién nacido y su piel de por si pálida, estaba algo verde por las nauseas.

Necesitaba distraerse, necesitaba practicar magia, leer, lo que sea para tener el fantasma a raya. No podía dejar que volviera a su mente.

— ¿Es la maldición? — Preguntó su amigo de inmediato al ver su estado y acercándose para ayudarlo a sostenerse.

— Mmmm — Asintió levemente.

— Déjame buscar en tu mochila algo de poción…

Sostuvo su brazo de inmediato, no podía gastar la poción en un simple malestar estomacal al por el pánico que le dio ver su rostro diciendo aquellas cosas. Si, había tenido un ataque de pánico, porque se había dado cuenta que el fantasma cada segundo era menos su madre y cada segundo más él, era como una combinación perfecta de los dos que a cada segundo pasaba a ser más él, como si el fantasma fuera su lado más oscuro que quería enterrar.

— No, estoy bien — su voz temblaba, todo su cuerpo lo hacia también.

Todavía no salía del shock y algo le decía que tal vez su estómago no se calmaría solo por botar nada más su cena. Había pasado es antes mientras practicaba magia y las  nauseas, junto con el dolor de estomago continuaría hasta la mañana siguiente, su sistema gastrointestinal se había jodido lo bastante con las practicas que incluso lo reparaba con la poción, cualquier cosa podría desatar un malestar en él.

— No estas bien — Dijo el mayor soltándolo y sin prestar atención a sus palabras fue a buscar la poción.

Había traído un poco en caso de emergencia, no sabía que mal se podía encontrar en el bosque y no podía arriesgar la vida de los príncipes como la suya. El de cabello corto volvió quitando el corcho del pequeño frasco con los dientes, dejando caer un poco en sus labios por la fuerza y rapidez que lo hizo, así antes que el elfo pudiera decir algo le obligo a tomarse la poción tapando su nariz y dejando caer el liquido en su boca.

— Idiota, eso no se toma — Le regañó hacia cara de asco.

— ¿Por qué? —Preguntó el otro pasando su lengua por sus propios labios probando más de la poción.

— Esa es agua con la que me baño.

Hubo un silencio que solo lleno el sonido de la fogata de fondo.

— Lo dices como si no te mame el culo antes — Lo dijo con la cara más seria posible sin comprender la queja del otro que solo se sonrojo por sus palabras — Y siempre quise doparme con el agua de baño de Belle Delphine, así que un elfo de verdad que he visto su cara de placer creo que cumple eso de mi lista de cosas de que hacer antes de morir.

— ¿Belle quién? — Preguntó confundido y sonrojado sintiendo los efectos de la Poción hacer efecto.

— Cierto, tu moriste antes de que ella vendiere su agua de baño — Recordó les fechas y chasqueó la lengua el príncipe — Una Cosplayer Egirl que usaba orejas de elfo. Un tipo se vapeo con esa agua y todo.

— Se lo contare a Koyuki  — Aseguró sintiéndose molesto.

— Bueno intenta, pero ella ya lo sabe y no me dejo hacerlo con su agua de baño...

— ¡Oh Dios! ¡Eres un Simp! — Le acusó apuntado a su pecho.

— ¿Yo? Por esa mujer, siempre.

Podía verlo en su mirada, incluso sin decirlo, con sus comentarios hacia otras personas. Los ojos de Hakuji brillaban de una manera deslumbrante cada vez que hablaba de ella, pensaba en ella o la miraba.

— Deberíamos irmos acostar antes de que esta mierda nos pegue fuerte. — Sugirió el elfo viendo el cielo, el día siguiente seria la última luna llena del mes, tal vez su última oportunidad de hacer una poción para terminar la cacería sin problemas
Aunque le faltaban unos cuantos ingredientes, así que tenia que rezar que nada más sucediera.

— Si no quiero que te restriegues a mí.

— No te creas tanto ahora —Contestó el elfo y su amigo se no fingiendo estar indignado.


— Claro, como ahora me has cambiado por el he lado de fresa andante — Seguía fingiendo, podía verlo en la pequeña sonrisa en sus labios.

— En realidad no te cambie a ti, cambie a Shinobu Tú fuiste el que me cambio a mi y no me ves quejándome

Unas pequeñas risas salieron de ellos, tenían años que no se reían así en un estado de con los brazos sobre el otro como lo habían hecho años atrás en docenes de bares en Tokio.

— ¿Cuándo fue que dejamos de embriagamos juntos? —Preguntó el mayor.

— Desde que empezaste a salir con Koyuki, eran tiempos difíciles — Le recordó, sintiendo a el alcohol haciendo de las suyas revelando cosas que no diría sobrio — Me conocía en ese tiempo, siempre he sido tan sediento de amor, que lo que no digo normalmente iba a salir con alcohol.

— ¿Qué estas diciendo? — Preguntó confundido.

— Me conoces — le dijo mirandolo fijamente a los ojos — Sabes lo que pasa cada vez que hacíamos eso.

El príncipe trago saliva, claro que lo sabia, tan bien que sabia que también era su culpa todo el desastre que paso entre ellos.

— Era siempre igual, estábamos tan rotos y era tan doloroso la soledad que primero buscábamos la bebida para llenar ese vacío y luego nos buscábamos el uno al otro en lo que sea que hubo entre nosotros que ni siquiera se como etiquetarlo.

Sacaba todo, esa pequeña herida latente que todavía sangraba porque nunca hubo un cierre entre ellos. Talvez es por eso que todavía se acercaban el uno al otro de esa manera que cualquiera confundirá. Ninguno de los dos termino eso, porque lo había sido todo pero a la vez nada.

¿Cómo se supone que termines algo que nunca fue?

— ¿Cómo fue que nos dijimos adiós? —preguntó el mayor llevando su mano a su cabeza sintiendo un dolor porque una parte de él sabia la respuesta.

— Esa es la cosa, entre más lo pienso a veces, me doy cuenta que nunca lo hicimos — Se separó del mayor para ir a su tienda aun con sus pasos débiles, quería descansa — Supongo que cuando todo se dio entre tú  Koyuki. Quedó sobre entendido que ya no había más nada que hacer. Después de todo tú ya no me necesitabas.

— Giyuu yo...

— Nunca te lo dije, pero creo que te amaba. Por eso cuando ella creyó que había algo entre nosotros fui hablar con Koyuki, pues incluso si dolió en ese tiempo, sabes que siempre he sido los que prefieren ser heridos por ver a quienes le importa felices... Creo que por eso si lo pienso, no duele tanto, porque los veo y son tan felices juntos que me hace feliz también. Ustedes son una de las cosas que me hacen feliz, por favor no terminen.


El elfo probablemente no recordaría nada de lo que estaba diciendo, pero el príncipe si pues nunca se había esperado eso, siempre pensó que nunca había habido sentimientos entre ellos de por medio y había estado tan equivocado. Detrás del silencio y expresión impávida del menor siempre hubo dolor ocultándose todo este tiempo. Sin odiarlo o dejar que algo de su dolor se mostrará porque no quería dañar nada.


— Lo siento — Hakuji se encontraba llorando casi en silencio había temblores en su cuerpo junto con un gran nudo en su garganta.

— No lo hagas, no sientas estar con ella solo porque me hieres. Es normal hacer eso — dijo mirando a la luna de nuevo — Incluso yo lo hago, siempre estoy hiriendo a las personas, así que seria bastante hipócrita de mi parte estar molesto contigo por eso.

— No es hipocresía, es lo normal —Se trató de acercar al otro que dio unos pasos atrás — ¡Golpeame! ¡Gritame!

— No te preocupes un día  te lastimare, incluso peor de lo que lo hiciste — eso silenció al otro — Incluso si no quiero hacerlo, es  natural... al menos para mí...

— ¡Pero dejarlo todo adentro no hace nada! — Le respondió algo desesperado por ver como hacía  menos todo su dolor — Siempre te niegas a llorar y  cuando lo haces, siempre lo haces solo y te haces más daño. Esto no está bien, te hice daño y ese daño sigue ahí aunque yo no supe notarlo o tu quieras actuar como si no existe — Tomó las manos de su amigo temiendo que se alejara como muchas veces lo hacía — Giyuu, no siento irme con ella, pero lo que si siento es herirte con mis acciones y no dame cuenta de tus sentimientos, incluso si no hubiera cambiado los míos, debí yo también cerrar esto.

— No era tu deber cargar con mis sentimientos, era sexo — Dijo temblando y tratando ser lo más duro posible negando cualquier sentimiento sea bueno o malo resurgiera — Yo fui el que incluso sabiendo que solo era eso, dejo que sucediera.

— Giyuu nadie manda en el corazón — Le susurró para llevarlo a sus brazos y abrazarlo para llevarlo de consuelo — Lo siento, en serio lo siento. Fue mi culpa, tu ni siquiera tenías experiencia con algo y por mi egoísmo te lastimé. Esta bien si  me guardas algo de rencor me lo merezco, después de todo fui el patán que te robo todas tus primeras veces solo porque deseaba llena un parte de mí, cuando tu solo decides cargar con todo el dolor y lastimarte por los dos.

Giyuu se encontraba sollozando en silencio con sus palabras, esa pequeña herida que está sangrando y era ignorada constantemente, era tocada de nuevo; sin embargo esta vez para sanar.

— Somos amigos  ahora, así que déjame  cargar un poco de tu dolor. Después de todo no estás solo ahora — Dijo pasando sus manos por su espalda en un gesto de consuelo — Somos los malos ahora y estamos juntos hasta el final para encontrar un final feliz para ambos.

El elfo se encontró llorando en el hombro del otro, no sabía las razones. Tal vez todas ellas, le dolía tanto.

Terminaron sentados cerca de la fogata, Giyuu lloraba en silencio y los tarareos de su amigo tratando de calmarlo. Le recordó aquellos tiempos que lloraban en bares, reían, cantaban y se consolaban mutuamente, pero ahora, había tantas heridas y tantos problemas que Giyuu sabía que una confesión y una cerveza no resolvería.

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Buenas gente, buenas noticias. Tengo tablet y ya puedo tomarle foto a la pantalla de mi laptop, pero realmente lo considero más ladilla que pasarlo a mano.

Bueno chicas aviso que tengo un nuevo fic que son más  consejos para los fics, quiero crear una comunidad para compartir fics y ayudarnos unos a los otros.

También les recuerdo mi  blog de idiomas que estoy trabajando (lo hago en su sitio gratis porque no puedo pagar para un sitio web).

https://nolohagascomoyo.blogspot.com/2021/09/aprender-ingles.html

Tambien voy a crear un grupo de whatsapp  si quieren unirse

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