Crónica de una muerte anunciada
— Es una maldición. Es una pieza de magia negra aferrada al alma y va infestando lentamente el cuerpo de la persona en cuestión, entre más acciones y esfuerzo más la maldición va actuar — comento Shinobu totalmente seria como nunca lo estuvo en sus vidas — Se debe notar por una línea que aparece en el cuerpo y se va extendiendo alrededor, cuando esa línea toca su comienzo la persona irremediablemente morirá sin importar cuanta magia de luz se utilice.
La mirada horrorizada de Tanjiro y Makomo le decía todo, la pequeña Nezuko se volvió tan pálida como lo había estado al llegar a la enfermería; si los mayores estaban asustados no se imaginaba a la pobre niña que apenas comenzaba su vida que se enteraba que ya tenía una la fecha de su muerte marcada.
Un gran crujido sonó, la vasija llena de agua que estaba en una mesa del lado de Shinobu se había congelado tan rápido y violentamente que se había roto la cerámica con gran fuerza. Giyuu ni siquiera quería saber de las fuentes de agua de toda la academia, algo le decía que estaban igual o en peor estado. Sabito estaba paralizado por lo dicho, su vista estaba horrorizada y tan desolada.
Lo que quiso evitar por un largo rato, pero era eso mejor que Shinobu dijera toda la verdad a ellos.
Así que fue quitando su corbata azul manchada de rojo con su sangre y su chaqueta para desabotonar su camisa dejando ver su espalda a Shinobu, la línea había avanzado hasta el costado izquierdo y ya casi estaba llegando a su estómago. Si bien en la fiesta de Douma lo había logrado ocultar con maquillaje, en ese momento su piel era visible para todos.
— ¿Esa línea? — pregunto si voltear.
— Si esa línea — Dijo ella con una expresión de disgusto en rostro.
Pudo sentir la vista de Sabito sobre su piel, quemando sobre la línea que reposaba en su piel blanca y luego viajo al collar que colgaba en su cuello; Giyuu se sonrojo un poco evadiendo su mirada para colocase rápido su camisa. Genial, ahora había visto como llevaba su promesa en su cuello.
Habia melancolía en los ojos de Sabito.
— ¿No tienes una igual, Nezuko? ¿No has notado un nuevo lunar aparecer en tu piel? — pregunto a la menor que solo negó. — Podemos hablar de esto sin los menores presente, Tanjiro mejor lleva a Nezuko a su habitación — pidió al menos, si iba a perder la poca dignidad que le quedaba era mejor no hablar de eso con los menores de edad presente.
— ¡PERO YO TENGO QUE SABER! — Insistió Tanjiro como nunca lo había hecho antes.
El elfo nunca vio tan determinado al menor, sabía que él haría lo que sea por su pequeña hermana. Nunca eran tan diferentes ambos, y si Tanjiro supiera de la magia negra, tal vez hubiera tomado ese mismo camino que él estaba tomando para salvar a su hermana el mismo.
— No hay cura, Tanjiro — se atrevió a decir sin emoción alguna.
Vio la mirada de Tanjiro, genial ahora estaba lastimando a menores también.
— ¡¿ENTONCES COMO HAS LLEGADO TAN LEJOS COMO ELLA DICE?! — Exigió saber el menor, buscando una manera de salvar a su hermana.
— Tanjiro — susurro Nezuko asustada, nunca había visto gritar a su hermano mayor.
— He hech cosas de las que no estoy orgulloso, Tanjiro — confeso mientras acomodaba su corbata en su cuello — Por eso he ido al castillo del rey, sin encontrar mucho sobre la maldición que habita dentro de mí. Pero, la señorita Koyuki era la única que podía curarme lo suficiente sin decirle nada a nadie, por eso me he mantenido.
Una mentira sencilla con sentido y con un pillar fuerte, una mentira tan buena que dejo a Shinobu sin palabras. Tal vez ella estaba esperando otra confesión.
— Bueno, Señorita ¿Cómo usted sabe de esto? ¿Usted tiene alguna idea de cómo se puede eliminar esta maldición? — se dio la vuelta enfrentándola con frialdad — Hare lo que sea necesario para curar a mi hermana.
La cara de la más bajita estaba llena de frustración y su sonrisa había desaparecido totalmente; mientras mordía su labio absteniéndose de decir lo que sabía, de sacar sus dudas ante toda la situación.
— No lo sé — soltó de mala gana tanto que parecía verdad, aunque no lo era — Se de esta maldición, porque yo misma la tengo y mi hermana me ha curado desde que apareció en mí.
Solo alzo la ceja, su amiga había hecho lo mismo que él. Decir lo suficiente y guardarse lo demás para ellos mismos.
— Solo queda seguir buscando, cuanta tenga una idea de lo que puede ser una respuesta a lo que nos aqueja, se lo informare — Dijo para hacer una simple referencia a ella — Si me disculpa debo regresar a mi habitación, el príncipe y su consorte deben estar preocupados por no saber mi ubicación.
— Giyuu — Sabito tomo su débil muñeca
Podía verlo en su cara, tenía tantas preguntas, miedo y desesperación; pero se lo guardaba como podía.
— Por favor quédate aquí a descansar, estas en... Enfermo — le costaba decir esas palabras.
— Puedo descansar en mi habitación, tengo que leer unos libros que traje del castillo — No mentía, pero lo que realmente quería era alejarse de Shinobu en ese momento y nada mejor que los dormitorios de chicos para eso — Puede venir conmigo si lo deseas.
Si lo empujaba ahora de su lado, sería tan imperdonable. Más que nada lo necesitaba como nunca lo hizo en ese momento.
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Trataba de caminar sin pensar mucho en lo que paso en la enfermería, pero los pasos de Sabito atrás de él mientras lo seguía en un silencio abrumador, tal vez sin saber que decir tanto como él.
No es como si pudiera ir corriendo a una tienda en ese momento a buscar una tarjeta que dijera "Lo siento por no decirte que me estoy muriendo", porque no había una tienda en la escuela de magia y probablemente no existía una tarjeta así.
Había sido demasiada carga emocional y física, casi muere ahogado con su propia sangre, enfrento a su mejor amiga mintiéndole y engañándola para que cayera en su juego de ver como al final lo matan y revelarle a su familia que tiene una enfermedad terminal que les estaba ocultado por mucho tiempo. Demasiado para medio día.
Llego a los dormitorios de los chicos y ya se sentía demasiado fatigado, debía ser porque todavía debió quedarse en la enfermería terminando de recuperarse. Maldijo el juego por hacer una escuela estúpidamente tan gran como un pequeño conjunto residencial. Pero tenía que volver a su habitación y alejarse lo más posible de Shinobu por los momentos, demasiadas mentiras por un día.
Se detuvo un momento colocando su mano en la pared para tomar aire y no caer antes de empezar a subir las escaleras que le llevaban a su piso, se sentía como en el calvario mismo o recorriendo las doce casas doradas de los Caballeros del Zodiaco donde las escaleras eran interminable, tan así que en su mente grito "Por Nezuko" para animarse a seguir, claro que unos fuertes brazos que lo cargaron de manera nupcial se le adelantaron a levantar su pie para empezar a subir los escalones.
— Sabito — murmuro sintiendo sus orejas calientes, esas traicioneras iban a revelar cuan avergonzado estaba el elfo.
— No debes esforzarte a subir — Menciono mientras lo sostenía con cuidado en sus brazos para subir.
Giyuu vio la cara de Sabito tensa, su mandíbula estaba apretada y sus cejas fruncidas, nada de eso era por el esfuerzo de cargarlo. Aquellos brazos fuertes, uno debajo de sus rodillas y el otro en su espalda sosteniéndolo como si fuera la más delicada criatura del mundo no parecía que le costara mucho levantar su peso; aunque debía ser obvio, había bajado de peso en los últimos meses no de la manera más sana posible y estaba seguro de no ser porque estaba en un mundo con lógica de Juego Otome, probablemente tendría estrías que eran común por su repentina perdida de musculatura y algunos kilos.
Llegaron a su habitación que el mayor abrió con suavidad y luego cerró la puerta sin soltarlo. La habitación estaba vacía porque era probable que el príncipe aun tuviera deberes o clases que atender, tal vez haciendo algo con Koyuki en el gran campus escolar. Espera que al menos no fueran meterse en problemas con cierto personaje flameante que le sacaba de las casillas de su amigo.
Fue recostado con suavidad en su cama y no pudo evitar sonreírle suavemente, tal vez sería un momento romántico si no fuera que después de un segundo la mandíbula del mayor se relajó un segundo después para soltar un sollozo que rápidamente se volvía un fatídico llanto. Su Sabito, quien había expresado más de una vez que los hombres no lloraban, que no se arreglaba nada haciéndolo, ahí estaba como un niño pequeño llorando contra su pecho dejando con un gran dolor al elfo, que no podía resistirlo sentirse contagiado por la inmensa tristeza del momento que empezó a salir también en forma de lágrimas por sus ojos.
Iba a morir y no quería eso... No ahora, no en ese momento... Tenía una familia que se preocupaba por él, tenía amigos, tenía alguien que él amaba tan perdidamente y con locura y sus sentimientos eran correspondidos con la misma intensidad.
Las lágrimas que escapaban silenciosas de sus ojos, pasaron a ser de un sollozo a un llanto doloroso y lleno de temor; mientras se aferraba con desesperación a quien estaba de igual manera en su pecho.
Iba morir de nuevo, tenía que fingir que buscaba una cura mientras engañaba a todos y al final iba morir.
— N... No quiero morir — Logro decir, pero su voz salió tan rota, tan dolida que sintió pena de sí mismo.
Sabito levanto su cara roja y llena con lágrimas al escuchar su voz, sus ojos rojos llenos de dolor y se quebraron aún más al verlo. Casi en desesperación llevo sus manos para limpiar de los copos de nieve y escarcha que se formaban en su rostro que sería hermoso en otra circunstancia, pero en ese momento le parecía tan horrendo.
— No vas a morir — dijo con firmeza, casi como una súplica también — No vas a morir, no lo permitiré — seguía aferrado a su cuerpo — No puedo perderte, Giyuu. Moriría sin ti.
El elfo le creyó, porque era una unánime, cualquiera podía verlo en la desesperación de su voz, en el temblor de sus manos mientras trataba de consolarlo cuando él estaba en igual o peor estado, en la manera que sus ojos estaban llenos de un dolor indescriptible.
Iba a morir de nuevo, el villano moriría de nuevo y Sabito otra vez caería en la desesperación. Era una carrera sin fin que se repetía una y otra vez.
Eso le hizo llorar con más fuerza mientras tomaba entre sus manos la cara del contrario.
Todo era su culpa.
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Lo prometo este capítulo y el siguiente angst y de ahí Fluff por un buen rato o al menos 15 capítulos
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