Ahora seré el Villano
Giyuu se ajustó la corbata azul de su uniforme. Los uniformes eran casi como los típico de otome, eso significaba en un extraño cruce entre los uniformes ingleses y japoneses estudiantiles, pero con más detalles innecesarios de joyas en ellos. Eran negros con líneas doradas que eran el color del reino, mientras que los hombres usaban corbatas o pañuelos; las chicas usaban faldas y lazos con el color del elemento de su magia.
Azul para el agua, Rojo para fuego, verde para viento, marrón para tierra y blanco para la luz. La magia de la oscuridad estaba prohibida, pero Giyuu sabía que un día esa corbata azul cambiaria a negro para el final de sus días como en el juego, así que amo el azul en ese momento.
Trato de ocultar sus orejas bajo su cabello varias veces y por más que lo intentaba siempre sobresalían. Le frustraba su tamaño y que era un estigma frente a todos que lo reconocerían de inmediato por ellas. Solo se rindió y amarro su denso cabello oscuro en una cola baja, era lo mejor que podía hacer. Solo quedaban 20 minutos para que las clases comenzaran y decidió que era buen momento para despertar a Hakuji que dormía pacíficamente en su lado de la habitación.
— Kazanburo, despierta a Hakuji — pidió a su familiar que salió de su nido y fue a parar a la cabeza del príncipe para picotearlo — Kazanburo, cuida bien de la habitación por mi — le pidió de nuevo a su cuervo.
Después de unos gritos y amenazas de que Kazanburo seria pollo asado, el príncipe salio corriendo por toda la habitación dándose cuenta que era tarde. Giyuu estaba tratando de estar relajado, ignorando todo eso porque su mente estaba centrada en un gran problema gigante, hoy por primera vez no solo vería a los objetivos de captura, sino que la protagonista que era probablemente Shinobu o Kanae y también a su esposo al que había ghosteado después de putear con el padre de sus amigos en una fiesta frente a él. Hoy todos sus pecados caerían sobre él uno tras otro y no le deberían dejar respirar.
Así que se puso a cantar una canción pop de amor, eso siempre le hacía al menos calmarse mientras se concentraba en la letra para ignorar todos sus problemas.
— No te rindas, yo no me rendiré. Déjame amarte, déjame amarte — cantaba esa canción de Justin algo, no se acordaba de su apellido, no solo para molestar más a Hakuji mientras abría la puerta y se calló al ver quien estaba al otro lado de la puerta.
Si al otro lado de la puerta estaba el primer de sus problemas y uno de los que más quería evitar.
— Hola — dijo Sabito.
Estaba al otro lado de la puerta de su habitación, congelado como si había sido atrapado haciendo una travesura, como si hubiera dudado si tocar o no, o tal vez había atrapado su canto de nuevo. Claro que si, que su amado tenía que oírlo cantar canciones vergonzosas de amor, si como su vida era un juego de romance, a veces también quería ser una comedia romántica con chistes repetitivos.
Joder, como el elfo había extrañado su voz más de lo que pensó. Giyuu ya estaba casi por el piso y no solo por la vergüenza, solo había dicho hola con su voz raposa y solo pensaba cuanto le había faltado eso a pesar que solo había sido unos cuantos meses separados.
No solo su voz, su rostro, su sonrisa, su olor, sus toques, su presencia, sus besos... joder, en especial sus besos, Giyuu había extrañado todo de él.
— Hola — Logro responder después de unos segundos de procesar que era él quien estaba ahí y no un sueño.
Sabito solo le dio una sonrisa débil y sus ojos parecían que se humedecían; después de todo le seguía sonriendo y mirando con un amor que no sabía si merecía recibir el elfo.
Algo realmente debía estar mal en su cabeza para sonreír le así después de todo. El de cabello oscuro siempre culpo a Sabito de ser un toxico de mierda, pero él mismo no se quedaba para nada atrás por muy extraña y triste que fuera sus razones. Lo mandaba a la mierda, luego no evitaba correr hacia él esperando que lo sostuviera en sus brazos como si fuera lo único que importaba en la vida, para después golpearlo y darle un beso, dejarlo con miles de dudas, sostener su corazón sus manos estrujándolo tan fuerte que le hacía sangrar; para terminar en ignorarlo porque no sabía enfrentar que la había cagado y en grande.
Si había una persona que estaba mal entre los dos, era él. Solo porque desde un principio una pequeña parte de él no quería aceptar que podía ser odiado por el contrario por sus acciones. Él era el toxico de mierda después de todo.
— Sigue cantando, por favor — suplico el de cabello rosa casi en un hilo de voz — Por favor.
— Por los dioses mejor que no lo haga — se quejó Hakuji mientras luchaba en colocarse su pantalón — Que canción tan mierdera.
La mirada lavanda de su amado por fin se desvío de su cara y se volvió agria viendo a quien estaba en su habitación saltando de un lado a otro con los pantalones en sus rodillas buscando sus zapatos.
— Callate — el elfo se dio la vuelta un segundo decirle eso con una clara molestia a su amigo y luego volteo de nuevo hacia la cara de Sabito con una pequeña sonrisa.
— Te estas quedando con ese — ni siquiera fue pregunta, solo bramo con molestia.
— Si.
— Ven — El mayor tomo su mano chasqueando su lengua con molestia por la situación — Hablaremos con alguien y cambiaremos de habitación, Shinazugawa no le molestara cambiar. No te dejare que duermas en la misma habitación que este — pero Giyuu soltó la mano de Sabito para sorpresa de ambos.
— Pero yo no quiero cambiar de compañero — dijo enseguida casi por instinto y con algo de miedo.
Hakuji sabía que el hacía magia oscura y lo ayudaba muchas veces con sus hechizos, era un aliado que no podía perder por nada en una situación en la que estaba. En esa habitación podía practicar hasta que su cuerpo sangrara, en esa habitación tendría la privacidad que necesitaba para sus planes. Si Giyuu volvía con Sabito las cosas iban a empeorar, podría ser muy peligroso practicar magia oscura cerca de él y no hacerlo haría que nunca tuviera listo los hechizos que necesitaba.
— ¿Qué?
— El príncipe no me molesta para nada, ya nos hemos adaptado a esto — explico sin verlo a los ojos.
— Giyuu, no creerás que ahora te dejare con este y más que ahora que puedo tenerte a mi lado — la voz de Sabito era totalmente seria, incluso un poco molesta.
— Este es el príncipe heredero, Hakuji. Mi amigo — le recordó tratando de no hacer más escándalo de lo que ya era.
— Y yo... ¿Qué soy para ti, Giyuu?
Entonces perdió la respiración con esa pregunta que trataba de evitar, podía sentir la rabia acumulada de Sabito en sus palabras, podía sentir como le rompía el corazón de nuevo cuando elegía cualquier cosa sobre él como siempre. Si tan solo supiera que lo estaba eligiendo a él, a su futuro y su bien.
Como siempre tenía tres opciones para decir:
A) Nada, no eres nada para mí.
B) Eres solo un hermano para mí.
C) Eres más de lo que piensas para mí, no tienes ni una idea.
La respuesta correcta era la A, aunque su corazón quería decir la C.
Abrió su boca al ver la vista de Sabito sorprenderse por su tardía respuesta, porque lo pensara y se viera en un conflicto por eso.
— Lo siento, tortolos. Es hora de ir a clases, es tarde — Hakuji sin pena paso sus brazos por los hombros de ambos interrumpiendo todo mientras los arrastraba al salón de clases.
.
.
.
Si la escuela no podía ser más cliché, Giyuu lo haría así. El salón era como un pequeño auditorio, él se sentó en la parte trasera que era la más alta del aula de clases que de a poco se llenaba con los estudiantes de diferentes habilidades. El príncipe se sentó a su lado colocando sus pies en la mesa como todo un rebelde evitando que alguien se acercara al elfo que solo estaba en posición de descanso en su mesa pensado en aquellas palabras.
¿Qué era Sabito para él?
Solo era un crush que de a poco fue creciendo, ni siquiera tenía sentido del todo que sus sentimientos fueran en esa dirección por todo el historial de ellos, el de Giyuu mas bien y su futuro. Si ya en el juego era una molestia cuando el villano se sacrifica dejando mal a Sabito siendo solo su hermano... Ahora que eran amates... Ahora que una promesa de amor unía sus almas de la forma más íntima posible ¿Qué sería de Sabito cuando él se fuera de ese mundo?
Se aferraba al collar de cuarzo que colgaba en su cuello oculto bajo su camisa, sosteniéndolo con fuerza con su mano derecha cercar de su corazón.
¿Podía permitirse seguir eso ahora que había llegado tan lejos? ¿Podía permitirse seguir hiriendo a Sabito por el mero egoísmo suyo de querer tenerlo a su lado cuando estaba prohibido?
— Ordena tus pensamientos, ni siquiera pudiste conectar dos neuronas apenas apareció frente de ti. Eso no es nada romántico — se burló el príncipe de su actuación frente al usuario de la magia de hielo.
— Solo he sido un ridículo cada vez que lo tengo de frente — se quejó con su frente pegada a la mesa.
— Cualquiera pensaría que sería más fácil entre ustedes desde que están comprometidos ¿Qué te detiene tanto para estar con él? Ahora Douma ha vuelto a la normalidad y creo que le importa poco lo que hagas con cualquiera...
El de cabello oscuro solo alzo un poco su cara y la golpeo contra la mesa para sorpresa de todos.
Estaba sufriendo, no es que pudiera decirle toda la verdad al único que sabía grandes secretos de él, si Hakuji supiera que su muerte era el único final de toda la historia jamás lo ayudaría. Tal vez le odiaría cuando se entere que todo ese tiempo lo había utilizado para lograr sus planes.
¿Merecía ser llamado su amigo?
Shinobu tenía razón, él era odiado por razones buenas.
Las únicas otras personas que sabían la verdad de ese mundo eran las hermanas Kocho... Diablos, había olvidado que hoy se enfrentaría a ellas, pero estaba preparado, incluso les pidió a Hakuji, Ume y Gyuutaro que actuaran como si él no había recuperado sus recuerdos, que confiaran en él.
— Haku... Solo es que no estoy listo, no hoy...
— ¿Es por ella? — obviamente se refería a Shinobu, hoy la vería de nuevo — ¿Todavía la amas?
Si, la amaba como ninguno de los dos tenían idea, tal vez es porque ahora seguía su meta con más insistencia, no podía dejar a Kocho morir de nuevo, mientras él estuviera vivo haría todo lo posible por ella. Pero, con el paso del tiempo, conociendo a Sabito, ya no la amaba de la misma manera que antes. Tal vez incluso todo seria más fácil si la amara de manera romántica de nuevo solo a ella como antes, tal vez le importaría poco cada uno de los personajes del juego y haría lo que fuera necesario solo para tenerla a ella a salvo. Solo pisaría los sentimientos de Sabito y moriría sin algo remordimiento.
— Siempre la he amado, pero... Solo hablemos después de esto, no con tanto gente — dijo al notar como cada segundo el auditoria se llenaba cada vez más. — Recuerda, ahora soy tu esclavo, y yo no recuerdo nada.
— No digas cosas así y menos con esas orejas en tu cabeza que podría ser muy malinterpretado — le respondió con un pequeño sonrojo y una cara medio de cringe. Si sus palabras habían sido muy doble sentido — Kanae o Shinobu nos podrían ayudar.
— Shinobu y Kanae no pueden saber que soy yo quien estó haciendo esto, ¿Crees que me ellas me dejarían hacer algo tan irresponsable y peligroso?
Hubo un silencio por parte del príncipe, Giyuu se sentía mal por manipularlo así, pero era lo correcto para sus planes. Él se sentó derecho y miro fijamente la puerta, por fin comenzaba el juego.
— Desde ahora seré el villano.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top