CAPÍTULO II
El bosque de los Caminantes era un lugar tranquilo donde se podía escuchar el canto de las aves y el sonido de las ramas al moverse con el vaivén del viento. Pero ese día no había mayor tranquilidad ya que entre algunos arbustos se escuchaba el murmullo de una persona o quizás de algún animal herido.
—Si hay alguien ahí, no tiene que temer no le haré daño- cada vez que se acercaba, Storm se volvía más intranquilo, algo nervioso como si sus ojos vieran algo más que solo ramas y hojas, algo que de seguro se tiene que temer.
—Eres una jovencita valiente al acercarte – dijo una voz, se escuchaba un poco amenazante, una voz femenina que teme ser descubierta- deberías irte o…
—¿O qué? Me harás daño, como de seguro has lastimado a otros viajeros, lo siento yo no te temo, eso sería ser una cobarde y perdóname decirte esto, yo no soy una cobarde- nunca sentía miedo al enfrentarse a un nuevo contrincante, al contrario, Dael se caracterizaba por demostrar la mayor valentía con su nuevo enemigo.
La voz desconocida empezó a reírse, y de las sombras salió una joven, no se podía negar que era bella, pero de igual manera enigmática; pero su aspecto físico era totalmente diferente a lo que Dael había visto, alta con una esbelta figura, su tez morena resaltaba sus ojos color de luna y su cabello lo llevaba recogido en la parte superior de su nuca, pero era su color lo que le era su mayor rasgo llamativo y que causaba curiosidad, blanco como la nieve.
—Parece que la señorita atrevida se ha sorprendido, ahora no parece tan valiente como hace un rato. Que te sorprende, anda habla, pero tranquila no me enfadaré si decides irte.
—No negaré que es tu apariencia la que me ha dejado sin habla, y te lo vuelvo a repetir no huiré tal cobarde; ¿quién eres?, puedo atreverme a decir que no eres de por aquí -Dael se había apeado de su caballo y se dispuso a asegurarlo en un árbol cercano- bueno creo que podemos hablar, tengo tiempo suficiente para una charla, y Storm puede descansar y comer algo, cierto muchacho.
La joven desconocida un poco desconcertada miraba a la chica altanera que acariciaba a su caballo y sacaba de una bolsa, que se encontraba en la silla de montar una zanahoria y se la daba al caballo para que comiera. Todo en ella le asombraba ya que no temía, al contrario, se encontraba muy segura de sí misma; salió de sus pensamientos cuando la joven la invitó a sentarse en un tronco caído cerca de ella.
—Vaya parece que ahora es otra la persona que tiene miedo, no me enfadaré si decides irte -Dael utilizó las misma palabras usadas por la desconocida hace un momento, pero decidió retarla con la miraba, alzando una ceja y sonriendo de una manera ladina.
—No me temes, sencillamente me sorprendes, para ser una chiquilla altanera, me sorprendes. ¿Qué haces merodeando por estos bosques? Estoy segura que esta no es la primera vez que paseas por estos lares -la joven desconocida tenía muchas dudas sobre la pequeña, algo que la sorprendió a sí misma.
—Son pocas las cosas por las cuales le temo, pero tú no haces parte de esa lista; el ser joven no significa ser inmadura y miedosa, ya me ves soy diferente a muchas mujeres y si, no es la primera vez que entro a estos bosques, los conozco cada día más, pero tu…- Dael no hallaba las palabras correctas para decir que sentía acerca de la joven, si, podría decirse que se encontraba muy intrigada, tal vez desconcertada pero no se sentía insegura o con miedo-eres algo, no sé cómo decirlo, tal vez indescifrable, tienes muchos secretos que quieres decir, que quieres que no te pertenezcan, eso realmente es lo que me llama la atención de ti, eso es lo que puedo ver en tus ojos.
—Vaya, así que puedes ver lo que dicen los ojos de las personas, ese es un don muy especial. Yo también veo algo en ti, en tus manos recae una gran responsabilidad y temes el aceptarla, pero tu padre, el Rey entenderá tus razones de no querer algo que no está escrito y no te pertenece.
Cada palabra que Dael escuchaba escudriñaba es su alma, esta mujer desconocida estaba hablando de cosas que no se había atrevido a hablar con otras personas que no habían sido sus padres; esta mujer era algo especial y Dael quería saber quién era realmente.
—Así que tú eres una bruja, adivina o hechicera, sabes quien soy y estoy segura que mis ropas -señala su traje el cual usaba en las clases de pelea, uno que consistía en una camisa y pantalón gastado, el cual por obvias razones estaba prohibido usar en la mujeres de su sociedad- no dicen de donde soy o a que familia pertenezco, puedo ser la hija del más humilde campesino o la hija de un conde, pero de tu boca a salido que soy la hija de un Rey y que no quiero aceptar el gran cargo de reinar una gran nación, me gustaría saber que más sabes de mí.
—Yo soy lo que soy, algunas de tus definiciones pueden ser acertadas, o tal vez soy todas aquellas que dices. Ahora el saber quién eres es muy fácil, se habla mucho de ti por los alrededores, gracias a tus habilidades en el arte del combate y estoy aquí por ti, mi vida está ligada a la tuya de una manera que no entenderás, pero que en un futuro comprenderás lo que ahora has escuchado, mi nombre es Mara y espero que…
—Así que tú y yo estamos unidas o conectadas, ¿qué te hace pensar que podré creer en cada palabra que has dicho? -Dael se apresuró a hablar ya que cada palabras que pronunciaba Mara la llenaba de curiosidad y el tener gran curiosidad no llevaba a nada bueno- no sé de dónde eres, pero te diré una cosa y espero que te la grabes muy bien en tu cabeza, sea lo que seas no te temo y no me importa que cosas sabes de mí, espero que te mantengas alejada, adiós, Mara.
Dael quería salir rápido de aquel lugar y llegar al castillo, ella no tenía miedo, era algo mucho más grande, que le era desconocido y a lo que ella desconocía de sí misma era lo que realmente la aterraba.
—Nos volveremos a ver Dael y para ese entonces te estaré esperando y podrás esclarecer tus ideas, y cuando llegue ese momento… todo empezara.
Hola a todos mis lectores espero que los capítulos hayan sido de su total agrado, este a sido el Capitulo II. Pronto vendrán nuevos episodios.
Besos a todos.
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