2. El Teniente Fitzgerald.

«Decía que, en realidad, yo no tenía alma en absoluto y que nada humano, ni uno solo de los principios morales que custodian el corazón de los hombres, me era accesible».

El extranjero, Albert Camus [*].

  La primera impresión que he tenido del Teniente Fitzgerald, al escuchar su voz grave, ha sido negativa. Me parecía uno de esos policías prepotentes, que se creen Dios. Pero al mirarlo a los ojos he comprendido que esta frialdad solo era una fachada. El crimen lo ha afectado.

ᅳCuénteme qué ha pasado Mrs...

ᅳMiss Rose Hartman ᅳle respondo enseguida para que la pausa no se prolongue.

  Estamos tan cerca que me llega hasta las fosas nasales su aroma a limpio. El pelo rubio claro le cae en mechones desordenados, como si se hubiese pasado las manos por la cabeza incontables veces. Por un instante, bañada por esta mirada gris azulada, me olvido de que estoy aquí porque han asesinado a una chica. Borro de la mente que yo conozco demasiados detalles de esta muerte cruel y me invade la curiosidad por saber más de él.

  ¿Alguien esperará al teniente o habrá tenido que postergar alguna cita? Teniendo presente a lo que se dedica, su mujer lo aguardará ansiosa y contando las horas, pues siempre él está jugando con la vida y la muerte. Le calculo treinta y pico, edad suficiente como para que en el hogar se desesperen una esposa, varios hijos, un perro pastor alemán entrenado. Imagino, asimismo, la casa: tiene un jardín delantero colmado de rosas, de margaritas y de azucenas, que cuando llueve despiden un embriagador perfume. Y posee un patio trasero, también, del que desbordan juguetes infantiles, una piscina inflable, uno o varios triciclos.

ᅳPor favor, Miss Hartman, dígame qué ha pasado.

  La entonación grave me acaricia los oídos. No obstante ello, a pesar de la dulzura que me invade, es imposible que le relacione toda la verdad. Dudo que fuese capaz de entender que soy una simple pieza de un engranaje que me supera. Tendré que contarle una verdad a medias o una pequeña mentira.

ᅳPaseaba por el bosque como todas las noches. Vine andando desde casa... hasta que escuché los gritos. Parecía como si decenas de mujeres gritaran. Pensé en irme, los chillidos me daban mucho miedo. Pero cuando me encontraba cerca de la muchacha me pareció que había alguien detrás de mí. Me giré y ahí estaba el hombre. No me dio tiempo de escapar porque me puso un paño con algo, cloroformo creo, sobre la nariz y la boca... Y ya no supe más. ᅳMe detengo, en shock, al recordar cómo ha acontecido todo, incluso lo que me he callado y que el teniente ignora.

  Él percibe que la oscuridad me ha devuelto los aullidos desgarradores de esta noche. No sé qué hacer cuando se me aproxima y me abraza, dándome palmaditas en la espalda, cariñoso. Mientras, la casete con mi canción preferida me machaca la cabeza.

Words, don't come easy, to me,

how can I find a way [**].

  Y sigue repitiéndose una y otra vez el tema de F.R. David. Una y otra vez. Y yo vuelvo a imaginar con más claridad que antes su hogar y a la esposa que lo espera . Veo el rostro hermoso, inclusive, y me tortura la envidia. Porque no quiero que me suelte, no deseo que me abandone, pues me sentiré desnuda sin los brazos del teniente alrededor del cuerpo. Pretendo seguir rozándolo, deleitándome con el perfume de la piel masculina y con la música de las palabras. También con el roce de las caderas y de las piernas. ¡¿Es posible sentir tanto en tan poco tiempo y con tantas mentiras de por medio?!

ᅳ¿Vive cerca? ᅳme pregunta con un matiz que no distingo.

ᅳSí, pero no puedo volver allí. ᅳMe le estremezco entre los brazosᅳ. El asesino sabe dónde vivo.

ᅳPues la llevo a mi casa, entonces, Rose.

ᅳ¿Su mujer no se tomará a mal que se traiga el trabajo? ᅳlo interrogo, molesta, porque he comenzado a odiarla.

ᅳVivo solo, no estoy casado.

  Y la felicidad continúa mientras voy con él en el coche. Una dicha que es efímera, pues la verdad nos terminará separando...

[*] Alianza Editorial, España, 2002, página 103.






[**] Las palabras, no viene fácil, a mí,

cómo puedo encontrar un camino.

NOTA.

  El capítulo tiene 693 palabras sin contar la nota y las aclaraciones.

  En multimedia cuelgo una foto del Teniente Fitzgeral y el video de la canción que Rose recuerda una y otra vez.

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