El pequeño con el pasar de los días se fue acostumbrado a su nueva vida, aunque todavía no llamaba padre a la pareja, solo tenían que esperar a que su hijo estuviera preparado.

La mudanza comenzó y poco a poco los muebles del departamento iban desapareciendo.

El castaño estaba guardando álbumes, cuadros y algunos libros. Mientras que sus hijos jugaban a su lado con Natsu. Por otra parte Kyoya intentaba guardar los juguetes, pero cuando ponía uno en la caja, sus hijos sacaban uno de otra.

Cómo al día siguiente era lunes, el inicio de otra semana, todos tenia que levantarse para ir a la empresa o a la escuela.

Por la mañana, como ya era costumbre, el azabache se encargaba de preparar el desayuno y el castaño en alistar a los pequeños.

Decidieron que Ryuuji no iría al preescolar todavia, sino que vendría a Vongola Corp con Tsuna. Era mas que nada por que el menor era inseparable del castaño y además no estaba preparado para los prejuicios que sus compañeros.

En la oficina, Tsunayoshi puso al menor en el suelo, mostrándole su alrededor. Llevaba consigo algunos juguetes, libros para colorear y su infaltable osito que fue arreglado por el castaño.

-Jundaime- dijo el peliplata detrás de él- Las revisiones de cuentas que pidió- mostró los papeles y los dejo encima del escritorio.

Se acercó al pequeño y lo saludó. Ya se conocían, hace unos días él, Takeshi y sus hijos fueron de visita al hogar de Tsuna, el pequeño fue tímido al principio pero después y gracias a la ayuda de los gemelos, pudieron llevarse de lo mejor.

Si bien los siguientes días fueron caóticos por la mudanza, no dejaron que esos los cansara, intentaban darle a su hijo un ambiente de tranquilidad y confianza.

Un día decidieron que era hora de que Ryuuji fuera al colegio

El pequeño el primer día de clases se sentía observado por los padres de sus compañeros, ya que Tsuna y Kyoya lo fueron a dejar. Varios murmullos se escuchaban a sus espaldas, pero la pareja los ignoro y le sonrió a su pequeño.

Hablaron con la profesora de Ryuuji y en caso que pasara cualquier cosa que los llamara. 

Emily les prometió a sus padres que protegería a su hermanito de cualquiera que se atreviera a molestarlo. Tomo al pelinegro de la mano y lo guió al establecimiento despidiéndose de sus padres con la mano. 

El pequeño aferrado a su osito fue presentado a la clase, algunos lo quedaron mirando extrañados.

-Bueno niños el es Hibari Ryuuji- presento la maestra- Su nuevo compañero.

El nombrado saludo con una inclinación de cabeza. Varios lo quedaron mirando pero no se veía malas intenciones.

El día transcurrió con normalidad, tanto como Emi y Ryuu se divirtieron jugando con sus compañeros.

Tsunayoshi miró la hora alarmado, esta atrasado.

Tomo su chaqueta del traje y su maletin. Bajo el ascensor esperando encontrar a su esposo esperándolo.

Y ahi estaba, no sabia de donde Kyoya sacaba tanta paciencia, tanto para el como para sus hijos.

Los menores estaban esperando a sus padres en compañia de la maestra, algunas madres los miraban como bichos raros. Algunos pequeños que jugaban con el pelinegro fueron reprendidos por sus mayores por estar cerca de él.

El castaño vio a sus hijos y camino rapido donde ellos. Los tomo en brazos y mientras caminaba les preguntaba como le habia ido en el día.

El azabache miraba a su esposo con sus hijos, pero desvío sus ojos a las personas que hablaban disparates.

No le quiso dar importancia, si pudiera los morderia hasta la muerte.

La nueva casa ya tenía el aire hogareño que el castaño tanto queria.

Los pequeños al llegar empezaron a correr por todos lados como lo hacian siempre.

Varias semanas pasaron, todo iba de lo mejor, pero una llamada arruinaria lo que habían formado hasta el momento.

Continuara...

Antes que todos, perdon por la demora pero he estado en blanco, mi cerebro no quiere cooperar.
Espero que les guste y nos vemos lo antes posible.
Bye bye