El Baile de la Vida, El Baile de la Historia
Capítulo 50: El Baile de la Vida, El Baile de la Historia
~Narra Aarón~
Si algo no podía negar era el hecho de que la presentación de Liam fue más que perfecta. Las mayores ovaciones, los más fuertes aplausos y la satisfacción visual del público fue robada por el pequeño de gran ego.
No era envidia, tal vez una envidia sana, pero la perfección de su presentación se reflejó en su máxima puntuación, ganando indiscutidamente la primera posición parcial del día. Sus giros tan preciosos y hermosos, las expresiones de su rostro acompañadas de tan exquisita performance, incluso hasta sus dedos demostraban una delicada finura entre su baile.
Sinceramente, fui parte de aquellos que aplaudieron con gozo.
La espera continuó, continuó lenta y tortuosa. Bailarín tras bailarín, los números fueron avanzando y mí lugar poco a poco se acercaba indiscutidamente.
¿Alguna vez sentiste ganas de escupir el estómago mientras que deseas gritar sin control?
Mí expresión era la perfecta descripción de un estreñimiento de un intolerante a la lactosa que acababa de comer queso sin darse cuenta.
Mi corazón se aceleró de golpe, nuevamente el vértigo se presentó, mi respiración se agitaba y un nudo en mi garganta impedía mi habla. Para relajarme mostraba una sonrisa algo estúpida, ya que dejaba en claro lo tan inquieto, ansioso e impaciente que me encontraba.
Restaba nada más la presentación del bailarín número 53. Pocos segundos, pocos instantes, pocos pasos y movimientos. Tan poco lo restante que podía sentir mí corazón latir al compás de un tic tac imaginario.
- Se presenta al escenario Lucero Aarón- Respire, exhale...
Suspire intentando relajar mi corazón, no debía permitir que los nervios me jugaran una muy mala pasada.
Avance a paso lento para colocarme en el centro del escenario, dejando a la vista de todos los alumnos, familias y lo que aún sigue siendo mí familia, mí verdadera pasión. Algo que nunca me han arrebatado fue mi espíritu, esa pequeña luz en mi interior que me incentivo a continuar a pesar de las circunstancias.
Todos mis compañeros comenzaron a murmurar, las chicas barullaban y los chicos comentaban... Desde el centro podía observar el gran acontecimiento, no obstante, podía asegurar que ante la oscuridad opuesta a los reflectores, nada más observaba un fondo oscuro que ocasionalmente parloteaba.
A veces me preguntaba, ¿Qué estaría ocurriendo en paralelo a mí presentación?, ¿Que estaría siendo de Valentín? De Gael.
De mí padre.
¿Acaso me estarían viendo?
No era el momento adecuado para pensarlo.
Solo era yo...
En la mesa en la cual se encontraban los jueces había tres mujeres y dos hombres, acompañados del presentador que anunciaba las puntuaciones. Aun me costaba creer en su completa totalidad el cómo termine parado en ese sitio, ya que por fin en toda mi vida parecía no tener miedo ante nada.
No era ni la sombra de mí tristeza.
Suspire para así relajar todas mis tensiones y dirigí mi mirada a quienes en verdad me observaban, los jueces. Reprimí aquellos miedos reflejados en incontrolables corrientes eléctricas en mí cuerpo y solo espere.
- Aarón Lucero, ¿Correcto?- Su voz me transmitió confianza, sonaba dulce.
-Es correcto - Sin ningún titubeo o duda, respondí algo nervioso pero firme.
- ¿Hace cuanto que bailas?
-Inicie a mis doce años- Junte mis manos en mí espalda, tocando mis dedos.
- ¿Y ahora tienes?
-18 años.
- Cuando quieras- Asentí en forma de agradecimiento para luego colocarme en el sitio en que debía de iniciar la coreografía. En el momento en que recosté mi abdomen en el suelo para iniciar, mi mente inicio un breve recuerdo de toda mi vida, todos los sucesos y acontecimientos que la forjaron y conformaron.
La música inició, dando paso a mi historia... Te puedo ser breve, te la puedo narrar mientras bailo, de eso se trata todo esto. Desde pequeño he sido feliz, compartía miles de momentos junto a mi madre y padre, a simple vista el amor que nos unía era inmenso... Años después, Gael llegó a mi vida, haciendo de esta familia aún más especial, sin embargo él no fue lo que esperábamos... Maleducado, caprichoso y rebelde se formó aquel inocente niño, por lo cual optaron por llevarlo a un reformatorio educacional.
El día del viaje mi madre falleció y él sobrevivió... Lloré durante un tiempo ante la pérdida de quien me dio la vida, mi mama... Intentamos restaurar a la familia, cosa que no hemos logrado... Con Gael hospitalizado y mi padre trabajando, me ofrecía unas largas tardes de soledad. Cuando abrió sus ojos, paralítico, ya nada era lo mismo... Al mejorar... Su dulce voz desapareció... Discapacitado quedó...
Con el pasar de los días mi felicidad comenzó a desaparecer, mi propio padre me gritaba, me golpeaba y pegaba, me hería física y psicológicamente... Sin duda, mi alma decayó... Solitario, vagaba con los ojos llorosos sin entender el porqué de sus tratos... De ahí nació una idea, una idea que supuestamente me salvaría... La meta de 27. Un protocolo en el cual debía de juntar una gran suma de dinero para así marcharme junto a mi hermanito. Sin embargo, me equivoque... Comencé a bailar a mis doce. Comencé a trabajar a los dieciséis, vendí mi cuerpo a los diecisiete... Y no he conseguido nada...
Descubrí el amor, en el cual he vivido las mejores experiencias de mi vida y nuevamente he vuelto a sonreír. Aunque mi felicidad fue momentánea, aquella persona a la cual valoré con mi corazón me había traicionado, me había mentido... Destrozo mi vida... Mi hermano... Él mismo me despojo de mi amor, dejándome en las sombras... Arruinando aún más mi ya destrozada vida... Sin embargo, entre gritos y peleas, logré reconciliarme con mi pareja.
Esta es mi vida, este es mi mundo, esta es... La meta de 27...
Ahora que lo pienso con más claridad, donde por fin he abierto los ojos a la realidad, este protocolo nunca ha arruinado mi vida, solamente he dicho eso mismo, que pareció hundirla en un impulso de rabia. Me encontraba más que frustrado el día que mis veinte mil fueron arrebatados, entonces termine por creer grandes idioteces de mi propia vida... Ahora que he descubierto la verdad, La meta de 27 fue mucho más que un protocolo de vida, este mismo me permitió conocer mucho. Gracias a él mejoré mi técnica de baile, gracias a él obtuve buenos amigos, a la vez me permitió conocer el amor como la decepción. Me enteré de que mi vida había sido una cruel mentira, por lo tanto escape de ella, verdaderamente conocí a mi hermano y a pesar de haber sido expulsado del hogar en el que crecí, aquel suceso lo vi como la ansiada libertad que tanto necesite. Pude abrir mis alas y volar sin más. Si no hubiera sido por este protocolo, no estaría aquí, abriéndome frente a mis pares. ¿Quien sabe?, Podría estar en la miseria, deseando el suicidio.
En realidad, no llamaré a La Meta de 27 como un protocolo de vida, de ahora en más, la llamaré mi vida...
En el momento en el que concluí mi coreo, oí los aplausos de toda la institución, nunca se imaginaron de lo que en verdad era capaz de hacer... Salude en las tres direcciones para así esperar en el centro del escenario. Debía admitirlo, al bailar no pude evitar el sentir una sensación de libertad por todo mi cuerpo, sentía como si un enorme peso se liberaba de mi interior y a causa de eso, lágrimas... Esta vez eran lágrimas de felicidad... Por fin era yo sin depender de nada ni nadie, me exprese intentando dar el ciento diez por ciento de mi, estaba orgulloso de mi mismo...
- Puntuación para Lucero Aarón. Coreografía: 54. Elementos Técnicos: 18. Interpretación: 20. Puntuación final: 92. Posición parcial: Segundo.
Caí de rodillas, no lo pude evitar. Mí único reflejo ante lo que acababa de oír fue caer en un mar de alegría, satisfacción y una inmensurable sensación de paz conmigo mismo.
No lo podía creer, el segundo puntaje más alto del momento, ¿Acaso esto era un sueño? No lo era... Al parecer lo que más destacó en mi fue mi técnica y precisión, además la manera en la cual lograba transmitir el sentimiento del momento, era una sensación indescriptible. Solamente tocaba mí corazón gozando el momento...
Desde mi perspectiva, uno al buscar la felicidad no la encontrará con facilidad, antes que nada, uno debe experimentar los peores momentos de la vida para luego hallarla. No obstante, uno vive con miedo e inseguro, y nadie puede negarlo, pues somos humanos los cuales sienten ¡Y es normal! Todos en nuestra existencia hemos pasado por momentos crudos, los cuales nos hacen débiles y nos alejan de nuestra felicidad, sin embargo, uno al encontrar algo que te apasiona, te fascina y dices "Me gusta" Ese será el momento en que tu mente colapsara y veras todo de diferente color, porque ya has encontrado el incentivo de tu sonrisa. Hay que disfrutar, hay que gastar la vida a mas no poder, siempre y cuando la disfrutes siendo tu mismo, ya que de esa manera, valoraras quien eres en verdad. No hay que sentir vergüenza de ser uno mismo, de esa manera forjaremos nuestra personalidad e identidad, nosotros somos únicos e irrepetibles.
Nosotros somos nuestro propio mundo...
Continuará.
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