6
Dejame amarte una última vez.
Omnisciente.
Capítulo especial. Inedito.
Contiene escenas fuerte. Por favor mantener discreción.
Ella era especial, y él lo sabía. Tal vez por eso lo volvia loco. Alexander sentía que cada vez podía soportar menos las ganas de liberar aquello que lo estaba atormentado desde el segundo en que la vio.
Todos tenemos necesidades, ¿no?
Para él, era más que un simple deseo carnal: quería demostrarle que podía y quería hacerla suya de una vez por todas. Él quería darle todo el amor que no pudo desde hace 3 años.
A sus ojos, ella era más que la Shadowhunter desvalida y exiliada. Siempre había sido una mujer muy hermosa, buena, fuerte, inteligente y sobretodo muy razonable y terca.
Para él era su otra mitad. Dicen que los opuestos se atraen, tal vez sea cierto.
Ambos estaban en la habitación de la castaña, hablando acerca de cómo los había tratado la vida durante esos 3 años. En eso, a él se le escapa:
-Creo que nunca voy a dejar de amarte.-Lo dijo en un susurro bajito, como si quisiera que no lo escuchara. Pero ella lo hizo, sin poder evitar que el rojo carmín se le subiera a las mejillas.
Sé encontraban en la cama de ella. Sin siquiera percatarse de que alguien pudiera escucharlos.
-Yo nunca lo hice, Alec. Y dudo también que logre dejar de hacerlo.-Dijo ella, son voz perfida y sincera.
Ambos sintieron de nuevo esa felicidad indescriptible de cuando se declararon por primera vez. Afianzando un poco más su lazo irrompible.
Sí ella llegase a morir, Alec no se lo perdonaría nunca. Y si él llegara a morir, _____ no descansaria hasta llegar a la muerte lo más pronto posible, sólo para verlo una vez más.
Ambos tenían un lazo más fuerte que el de un simple matrimonio. Y lo ignoraban.
-Disculpame lo que voy a hacer ahora.-Susurro el joven pelinegro antes de pegar sus bocas en un beso.
La necesidad de ser uno solo se fue incrustando en ellos. Inició en el pecho, luego se propagó por todo su cuerpo como si de una fiebre arrasadora se tratara. Buscando más del otro, sus lenguas dieron paso a una pequeña guerra interna, queriendo descubrir todos los rincones del contrario.
La tomo por la cintura, afirmando con fuerza su agarre y atrayendo su cuerpo a él. A lo que ella se dejó arrastrar sin pena alguna.
Cuando el beso comenzó a ser insuficiente, y que el calor de sus cuerpos los sofocara. La ropa comenzó a desaparecer sin mucha prisa. Él besaba su cuello con algo de desesperación, mientras ella retiraba su camisa, desabotonando lentamente los botones y repasando con su mano las líneas que formaban su pecho. Trazando caminos distintos a medida que bajaba más.
Cuando se sintió satisfecha, arranco de un solo tirón la camisa. Para tirarla a alguna parte de la habitación. Él se recriminó no ser quien la desvestia a ella, así que comenzó a quitarle la chaqueta de cuero-la cual quedó cerca de la camisa de él luego de ser lanzada-y continuó quitándole la pollera que traía. Dejándola en sostén.
Ella subió el rostro de él para besarlo con lujuria. Sin pudor alguno. Sus pulmones ardían en busca de oxígeno. Pero ellos no respondieron.
Continuaron desvisstiendose el uno al otro. Hasta que ella quedó sólo con las pantis y él en boxers.
Alexander tomó uno de los pechos de la chica y comenzó a jugar con él entre sus manos. Sacándole gemidos a _____, quien buscaba a tientas bajar las tiras de la única prenda que él traía.
Cuando lo consiguió. Introdujo su mano en este y comenzó a jugar con miembro, primero con rozandolo casualmente. Luego masturbandolo.
Alec gemia y gruñia contastemente a medida que ella aumentaba la velocidad. Sin dejar de besar sus pechos. Él también comenzó a "rozar" el clitoris de la chica con una de sus manos.
Ambos sabían a lo que iban. Y a pesar de que ninguno estaba preparado para ese momento. Lo estaban disfrutando al máximo. Los besos de Alexander descendieron al abdomen de la chica. Mientras ella seguía jugando en la parte baja de su esposo, sacándole varios gemidos y gruñidos a media que aumentaba la velocidad.
-A-A-Amor...Mhhm-Gemia él con voz ronca. Sin lograr que las palabras salieran con algo de coherencia.-Ba-baja la ¡Aaaah! Velo-cidad.-La voz gruesa de su esposo le causaba cierta gracia a la mestiza, quien hizo todo lo contrario a lo que le pidieron. Aumentando descaradamente la velocidad con la que masturbaba al pelinegro, quien se estaba retorciendo a su merced en ese momento.
Él se corrió primero que ella en ese momento. Pero no fue impedimento para que después de retirarse los pantalones y el boxer manchados por la sustancia blanca, siguiera besando y estimulando a su chica.
Ella gemia ahogadamente, tratando de hacer el mejor ruido posible para no llamar la atención de los demás. Mientras sus bragas de encaje negro se mojaban cada vez más.
-Ah A-Alec-Gimio la mestiza pasando sus manos a la espalda del chico. Con el corazón a mil y sintiendo un placer indescriptible. Causando estragos en el corazón y cuerpo del pelinegro, quien aumento más la velocidad con la que jugaba con el botón rosado de ella. Cuando ya se cansó de esperar, retiró la braga de su chica, tirándola en alguna parte de la habitación.
Alec entró en ella de a poco después de colocarse el condón, primero despacio, esperando que se acostumbrara y después comenzó a moverse rápidamente.
Ambos se habían llevado la virginidad del otro en ese preciso momento.
-V-Voy a c-correrm-e-Gimio la chica agudo, mientras su espalda se arqueaba y se aferraba con fuerza al cuerpo de Alexander.
El pelinegro jadeo ante eso. Ambos estaban llegando de a poco.
Las estocadas comenzaron a aumentar a media que iban llegando al clímax, él por segunda vez y ella por primera. Calleron exhaustos en la cama después de eso. Alec la beso en la frente y después se tapó a ambos con la cobija que había ahí.
Ella se acurruco en el pecho de él mientras esté la rodeaba por la cintura.
-Te amo, pequeña. No lo olvides nunca.-Susurro él con voz queda. Antes de dormirse plácidamente el uno al lado del otro. Abrazados.
Las horas pasaban y ambos estaban muy felices. Él al fin había llegado a tocar el corazón de ella. Y ella estaba ablandandose de a poco por él.
Sí bien a _____ no le gustaba mostrar su lado débil, a Alec le gustaba que ella tuviera sus momentos para dejarse ver cómo en realidad era. Una chica dañada que busca vengarse de todas las mierdas que Valentine e Imogen le habían hecho pasar.
Aún a pesar de que Alec estaba logrando que ella dejara esa careta de chica sin sentimientos. Blackhearth no se detendría por nada del mundo hasta lograr ver al calvo 7 metros bajo tierra y a su abuela dándole el puesto que merecía.
No malinterpreten, ella no quiere ser parte de la familia Herondale ni nada parecido, sólo quiere que dejen de joderla por ser una mestiza.
Había una profecía muy vieja que narraba los acontecimientos que se venían si no paraban a Valentine. Todo por un viejo hechizo que alguna mestiza lanzó una vez sobre la sociedad shadowhunters.
¿Complicado? Bastante. Sobretodo si la única con el poder para determinar el futuro que tomaría esa profecía sería ella.
Imogen siempre creyó que era pura mentira todo aquello, y siempre vio a ______ cómo una escoria. Un error de su hermana por casarse con un Morgernstern y un error de su sobrina por meterse en la cama con un brujo y luego con su primo.
Cada quien toma decisiones a su conveniencia. Ellos lo hicieron así. Ahora le tocaba a la nueva generación de Shadowhunters arreglar todo el desastre de sus antepasados.
Ella no lo quería dañar, lo amaba. Más de lo que se dejaba hacer. Pero no había otra forma.
Ella debía renacer si quería salvar la vida de todos los que ama.
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