Capítulo 7.

Era mi primer día de clases en el conservatorio. El miedo y la emoción se mezclaban con total expectativa de lo que pasaría, si haría amigos o enemigos, si mis profesores serían un grano en el trasero o muy dulces. El conservatorio había sido mi meta por años y ahora que lo había conseguido una nueva meta se adueñó de mi cabeza: Ser la mejor.

Desayuné un emparedado, entre mis nervios y mis habilidades culinarias atrofiadas mi estómago estaba cerrado. Revisé mi nueva tablet por cuarta vez, que todas las aplicaciones y libros exigidos estuvieran en orden. Eché un vistazo a mi reloj, ya era casi la hora de partir.

Tomé a Linda, también la revisé por una última vez cerciorándome que estuviera en el mejor estado posible y finalmente tomé mi bolso, guardé la Tablet y mi lápiz electrónico. Coloqué mi bolso en mi hombro mientras que en el otro tenía a Linda y salí mientras temblaba cada parte de mí.

En el taxi repasé mentalmente un ejercicio de relajación que leí en internet y que no estaba funcionando, respondí los mensajes individuales de buenos deseos por parte de mi familia, también tuve que agradecer por el grupo familiar, mi tío Bart fue muy claro con el cuidado dónde dejas tu guitarra, alguien podría meter algo en su agujero, a una clara referencia sexual, lo que hizo discutir a todos en el grupo, pero me hizo relajar considerablemente.

Mi tío Bart era así, si no hacía algún comentario con contenido adulto todos podríamos empezar a preocuparnos por él.

Lucas fue el único que llamó, aunque se sentía que lo había hecho por obligación.

—Mi mamá me castigó... otra vez. Y fue por tu culpa—se quejó como niño pequeño—. Papá recibió un regaño gordo también, incluso lo obligó a ir a terapia. ¡Ahora no podré ganar un Mercedes Benz!

Me carcajeé, eso es algo que diría tía Daisy.

—No sé quién es más tonto, tú o Johan, no puedo creer que pensaran que mis tíos realmente le comprarían un Mercedes Benz. Es obvio que tío Connor y tío Bart solo lo hicieron para mantenerlos entretenidos y por ende mantenerse entretenidos ellos mismos.

—Pap+a me compró mi primer teléfono cuando gané la primera guerra—me recordó.

Las guerras de bromas entre los hijos de los intocables no eran un mito, eran completamente verdaderas. Nuestros padres, mejores amigos en la secundaria hicieron de las suyas mientras estaban en el instituto, ahora sus mujeres le jalaban las orejas cada vez que enviaban a sus hijos a la guerra, la competitividad había iniciado, ¿quién tenía los hijos más terribles? Mamá golpeó a papá y a tío Connor cuando leyó los mensajes en el grupo personal de aquellos cinco hombres adultos que aún actuaban como adolescentes.

Para fortuna de papá, yo había ganado cada guerra hasta que por supuesto tuve que retirarme.

—Un Mercedes Benz no es un teléfono, no seas estúpido, Lucas—de nuevo me burlé, pero Lucas no se enojó, solo suspiró derrotado—. Podrías haber pedido un auto un poco más modesto.

—Mamá no dejara que consiga mi licencia hasta que sea mayor de edad, ella me odia.

—¿Daisy Pirce odiando a su bebé consentido? Cuéntame otro chiste, Lucas.

—Ya no importa. ¿Estás lista para el conservatorio? Espero que no estés en modo quiero a mami y a papi—Se estaba vengando por todas mis burlas, pero Lucas sabía que no podía conmigo.

—¿Así como tú estás en tu modo quiero un auto y papi no me lo quiere comprar?

Se quedó en silencio por un momento, sonreí victoriosa.

—Eres cruel, de verdad, Marta se sigue escabullendo en el puesto número uno de primas favoritas.

El taxi se detuvo frente al gigantesco edificio, extensos caminos llenos de estudiantes con sus instrumentos en mano pasaban entre las espectaculares áreas verdes del campus. La tensión que Lucas con sus tonterías había borrado volvieron.

Él, al notar mi silencio me dio palabras de aliento o algo así.

—Hey, tendrás un día excelente, lleno de personas que aman las notas musicales y saben la diferencia entre una nota negra y otra blanca. ¿Sabes la diferencia entre una nota negra y blanca, Lucy?

—Adiós Lucas—rodé mis ojos y sonreí—. Gracias.

—Pero no me dijiste si sabes la...

No lo dejé terminar y colgué, le pagué al taxista y bajé del auto.

Mis sentimientos seguían a flor de piel, mis ojos se cristalizaron un poco en el momento que empecé a caminar entre otros músicos. Estaba en el lugar correcto, en el lugar en el que siempre quise estar.

Fui directo a buscar mi horario, estaba un poco perdida con respecto a los salones, quizás por eso una espectacular morena se acercó a mí con una amable sonrisa. Los nervios y perdida estaban bien dibujados en mi rostro.

—¿Nueva por aquí?

—Muy nueva.

—Dame tu horario, te ayudaré, pareces un cachorro perdido—se burló, pero no me lo tomé mal, era así como me sentía—. Licenciatura en música, ¿eh? Tenemos las mismas clases, exceptuando los jueves en la mañana.

—¿También estás en la licenciatura? —Ella me asintió—. ¿Cómo es que no te ves perdida?

—Mi abuelo vino al conservatorio, igual que mi mamá y mi papá también, de hecho fue donde se conocieron, este lugar es una segunda casa para mí—me explicó, aunque no se escuchaba muy contenta con la historia—. Soy Meera, Meera Richardson y ahora serás mi protegida.

Fruncí el ceño ante eso último, Meera entrecruzó su brazo con el mío y empezó a caminar como si nada. Ella era bastante alta, con una piel oscura brillante y una sonrisa de infarto, caminaba con confianza mientras me señalaba donde estaban los lugares importantes para sobrevivir en el conservatorio.

Cafetería caminar recto, salones de práctica a la izquierda, baños a la derecha, en la esquina el salón de maestros, en la otra esquina uno de los escenarios, el más pequeño.

—Recomendaciones importantes, no hables con los hermanos Calloway, son idiotas y nadie le quitan lo idiotas, ni siquiera el gran Mozart pudo lavarles el cerebro con sus melodías. Eso sí, Terrance es pianista y tiene una habilidad particular con sus dedos—embozó una pícara sonrisa—, pero de nuevo, idiota. Si quieres solo sus habilidades con sus dedos adelante, no pidas más con los Calloway.

Meera se detuvo y se puso frente a mí.

—Aléjate de Lancy, reina perra, primer violín de la orquesta, por lo menos no te considera una amenaza, ¿yo por el contrario? —Alzó el estuche de un violín—. Me odia, el sentimiento es mutuo. Otra cosa, tenemos clases con el señor Kavanagh, teoría musical.

Alcé el horario y confirmé, en efecto, prof. Kavanagh se leía en lunes, miércoles y viernes. Los dos primeros días serían de teoría musical, los viernes serían tutoría.

—¿Tutoría de qué? —señalé en donde mostraba la asignatura.

Meera hizo una mueca.

—Todos los estudiantes de primer año tienen un tutor, son grupos pequeños, compartimos a Kavanagh, así que tranquila, lo conozco, lo amansaré para ti.

—¿Por qué tendrías que amansarlo?

Meera me lanzó una sonrisa de lástima.

—Escucha, Kavanagh es un grano en el trasero, es su segundo año y hay rumores de que aplazó a la mitad del curso el año pasado. Es despiadado, demasiado exigente y como dije un grano en el trasero. No te metas en problemas con Kavanagh, ¿de acuerdo?—me miró de arriba abajo y luego entrecerró sus ojos—. ¿Cómo es que te llamas?

Me aguanté una carcajada, ni siquiera había preguntado mi nombre.

—Lucy McDugents.

—Apellido elegante, eso ayuda en el conservatorio.

Meera se dio la vuelta y empezó a caminar dejándome un poco atrás, cuando se percató que no la seguía suspiró y me hizo señas mientras rodaba los ojos. Meera era un personaje extraño.

—¿Por qué te acercaste a mí? ¿Por qué soy tu, cómo fue que me llamaste, tu protegida?

Meera de nuevo enroscó su brazo con el mío y empezamos a caminar hacia donde ella había señalado anteriormente estaban los salones.

—Te dije que era Meera Richardson y ni siquiera te inmutaste, ahora preguntas por qué te elegí como mi protegida, eres perfecta—Meera nos arrastró hasta uno de los salones.

El salón parecía más un auditorio bastante grande, una gran cantidad de músicos estaban esparcidos en grupos, otros estaban solitarios en sus sillas igual de nuevos que yo, pero sin una morena loca que los abordara desde un principio. Muchos voltearon hacia Meera cuando pasamos las puertas, noté que varios estaban cuchicheando, pero Meera no les prestó atención, yo tampoco hice preguntas. Nos sentamos justo al frente y adelante, Meera saco su tablet y lápiz electrónico, imité su acción.

—Eso es lo que pasa cuando cientos de músicos conocen a mis padres, cualquiera de ellos quisiera ser tú en estos momentos—señaló para nada discreta hacia nuestros compañeros quienes veían a Meera de la misma manera—. Es por esa razón que te elegí como mi protegida y nueva mejor amiga.

Los americanos eran extraños o tal vez era solo Meera, sin embargo, me quedé en silencio escuchándola hablar.

—Volvamos a Kavanagh. Ven a todas sus clases estudiada, si hace una pregunta respóndele, por Dios, si te manda a cantar una canción en medio de todos, hazlo, no quieres a Kavanagh de enemigo o te hará la vida imposible—Meera miró sus uñas despreocupada—. Y por favor pase lo que pase, no consideres que es sexy, tus esperanzas se desinflaran como un globo cuando te grite por no responder bien.

—¿Cómo es que conoces al profesor Kavanagh tan bien?

—¿Recuerdas mamá, papá y abuelo? Oh bueno, su mamá y su papá son bastante cercanos a los míos—hizo una mueca y explicó mientras encendía su tablet—. Cuando tenía quince empecé mis fantasías sexuales con ese hombre, asqueroso, lo sé, pero una fantasía al fin. Lo vi pocas veces, hablé con él cuatro veces en mi vida, pero siempre fue amable. El año pasado entré a una de sus clases, mamá me obligó a venir como espectadora, hizo llorar a tres chicos al no responder una de sus crípticas preguntas, después escuché su paso en su primer año en el conservatorio, mortalmente duro.

—Ese profesor Kavanagh no puede intimidarme—le dije muy segura.

—Oh cariño, es que no tiene que intimidarte, él es un profesor, tú la alumna y como sé que los rumores son ciertos, si él quiere reprobarnos a todos lo hará, después de todo es un Kavanagh.

—¿Por qué tanto énfasis en los apellidos de todos?

—Porque la música también tiene rangos y en el conservatorio están bastante marcados, Lucy. Kavanagh, Calloway, Gallagher y... Richardson, las grandes familias de la música y los dueños del conservatorio. Bueno, papá dice que no es un dueño, solo un gran inversor, aunque cualquiera sabe que un gran inversor es sinónimo de haz lo que quiero y te daré dinero.

¿Richardson? Oh, su familia es importante, por eso los cuchicheos.

Iba a hacer otra pregunta, pero de repente todos a mi alrededor guardaron un mortal silencio y de inmediato se arrastraron a sus lugares, miré al frente y tuve que contener un jadeo al ver al espécimen de hombre detrás del escritorio. Él recorrió su mirada castaña en cada uno de nosotros hasta que se detuvo en mí y de nuevo solo parpadeó, su rostro se mantuvo inexpresivo como el día en que lo conocí.

—Buenos días, soy Shawn Kavanagh, su profesor de teoría musical y tutoe para alguno de ustedes.

Oh. Dios. Mío.

—Iugh, ya todas están haciéndole ojitos, pobres ilusas—susurró Meera en mi oído —. Recuerda lo que te dije, Lucy, el profesor Kavanagh es un grano en el trasero, no lo hagas enojar.

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Holaaaaaaaaaaa, jijijiji ¿que tal? ¿Emocionados por lo que se viene entre estos dos? ¿Ya todos somos team britanico sexy?

Les traigo un poquito mas sobre nuestro bebe Shawn :) ¿Opiniones?

¿Shawcy o Luawn? ¿Cuál prefieren?

Capitulo dedicado a Kitita23 <3 El anterior fue el de Faifso_fam :) Espero que les haya gustado <3

Nos estamos leyendo <3

Simy x

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