Capítulo 30.
Las casi cuatro horas de Meera y yo al teléfono anoche no fueron suficientes, por lo que cada momento que teníamos libre al día siguiente lo aprovechamos al máximo. Meera estaba enojada por Lancy y feliz de que Shawn la hubiese mandando a callar, podía jurar que la morena se había enamorado un poco más de mi vecino, después de todo había atacado a su mayor enemiga.
—Hoy le daré un abrazo de agradecimiento—revisó su reloj atenta a la hora—. En quince minutos para ser exactos. Tal vez Zac se ponga celoso.
—Zac solo quiere huir de ti cuando tiene oportunidad, Meera—digo divertida, ella se ofendió un poco.
—¡Y no lo entiendo! Soy sexy, carismática y él me gusta, ¿qué más puede pedir?
—¿No parecer una acosadora que ondea una bandera roja cada vez que te acercas a él?
—Pensé que éramos amigas.
—Y lo somos, pero Zac es un gatito asustado y tú eres una leona, Meera.
Meera lo consideró por un minuto, iba a contraatacar, pero algo a sus espaldas llamó su atención.
—Ella está mirando de reojo hacia acá. No te des la vuelta, de acuerdo, hazlo, pero disimuladamente —Me di la vuelta completamente y miré hacia Lancy quien estaba rodeada de su grupo de amigos—. ¡Dije disimuladamente, Lucy!
Ignoré a Meera y me concentré en la pelirroja quien de a momentos miraba hacia nosotras. A su lado estaba Charles quien la rodeaba firmemente con su brazo, como si se fuera a escapar de su lado.
No sabía mucho de él, solo que era un Calloway, el hermano mayor de Terrance y su instrumento era la guitarra. Era guapo, con cabello corto de un rubio arena y ojos azules, muy californiano.
—¿Charles y Lancy están saliendo?—cuestioné dándome la vuelta dejando de prestarle atención a aquellos chicos.
Meera hizo una mueca.
—Son ocasionales, aunque Lancy siempre lo ha querido para ella, sin embargo, Charles no está interesado en una relación seria, mucho menos con alguien como Lancy.
—No hablas con odio sobre los hermanos Calloway—apunté interesada en saber más sobre las grandes familias del conservatorio y su relación con mi amiga.
Meera se encogió de hombros.
—Terrance y Charles son unos idiotas, pero no aparentan ser una cosa que no son. Si quieres divertirte con ellos pues obtendrás diversión y ellos te lo dirán, no te prometerán nada que no cumplirán—explicó ella mirando hacia mi espalda con discreción —. Su madre no es una perra y su padre no es un cabrón y su hermana pequeña es un ángel, después te presentaré a Emily, tiene dieciséis y adora cantar.
—Hablas de ella con cariño.
—Le tengo cariño—aseguró ella—, los Calloway parecieran haberla ocultado y encerrado en una burbuja de doble capa, es demasiado pura. Temo que alguien pueda hacerle daño. Aunque si eso llegara a pasar sus hermanos matarían a quien se le ocurriera ponerle una mano encima, son idiotas, pero aman a su hermana, es quizás por eso que no los tengo en mi lista negra.
Ambas nos quedamos en silencio, luego Meera deja de mirar hacia mis espaldas y posa su mirada en mí. Ella sabía que quería hacer esa pregunta, pero no quería abusar, sabía que el tema de las familias prestigiosas del conservatorio era prácticamente tabú a su lado, ella solo compartía lo que quería en el momento que lo quisiese.
Sin embargo, anoche se la había hecho y dijo que trataría de averiguarlo.
—Mi familia no sabe nada—dijo ella finalmente contestando la pregunta no dicha en voz alta—. Shawn tenía razón, era algo muy confidencial. Papá casi escupió el vino.
—Así que la supuesta prometida de Shawn Kavanagh es un misterio.
—Yo no dije eso—sonrió ella de oreja a oreja sabiendo algo que yo no—. Tengo información privilegiada, de una fuente muy confiable. Como sabrás soy voluntaria en el comedor para personas sin hogar de la familia Xavier.
—Me estoy enterando siquiera que eres voluntaria en algo.
—Soy una buena samaritana—rodó los ojos desbordando ironía en sus palabras—. Mamá me obligó a dar una buena imagen al apellido Richardson, mis domingos en la tarde siempre han estado ocupados.
—¿Estás segura que tú familia no es parte de la mafia junto a la de Shawn?
—Prometo que mis padres son solo personas de éxito financiero con almas totalmente podridas por el dinero y poder, pero hasta donde yo sé no trafican con drogas—dijo con voz monótona casi haciéndome reír—. Bien, volvamos a la familia Xavier.
—¿La familia Xavier?
¿Por qué me sonaba tanto aquel apellido?
—Duh, el apellido de nuestro lindo decano y tu nueva flamante tutora, ¿los ubicas?
Mi ceño se frunce de la confusión.
—¿Son una familia influyente?
—Lo son, no tanto como las cuatro familias, pero los Xavier tienen dinero y eso es lo que importa.
—Shawn comentó que el señor Xavier era solo una representación de algo más y que su padre tenía un mayor control del conservatorio que él.
—Y es cierto, los Kavanagh tienen más dinero que todas las familias juntas. ¿Por qué crees que estaba sorprendida al ver a Shawn viviendo en tu edificio? Es un cuchitril a comparación de lo que podría pagar... Sin ofender—aclaró antes de seguir—. Pero el punto es que la señora Xavier, la madre del decano y tu tutora me llamó esta mañana para confirmar mi asistencia este domingo. La señora Xavier sabe muchas cosas, es el Twitter en carne y hueso, chisme que aparece, chisme que ella sabe.
—¿Le preguntaste directamente?
—Obvio, no me mires así Lucy, tu querías saber y tenía que tomar una decisión drástica.
—¿Y bien?—insistí un poco ansiosa sin estar muy segura de saber lo que me diría.
—La sorpresa de ella fue saber que me había enterado sobre eso. Cantó como un canario, amiga mía, ¿y sabes por qué?
Uní los puntos en mi cabeza y lo respondí mentalmente mientras que ella lo hacía en voz alta.
—Mia Xavier era la prometida de Shawn.
Mia Xavier era la prometida de Shawn.
—No pareces sorprendida.
—¿Que más te dijo?—cuestioné en voz baja y Meera nuevamente se encogió de hombros.
—Que habían discutido hace unos meses, pero que estaban tratando de resolverlo porque se amaban y bla bla bla. La mujer parloteó después lo genial que era su hija y tuve que inventarme una excusa para dejarla ir. Esa mujer habla demasiado.
Después de eso Meera se despidió de mí porque debía ver a Shawn y yo tenía que correr hacia el despacho de la profesora Xavier.
La prometida de Shawn, ¿o ex?
Ahora entendía su mirada de odio al saber quién era yo en el momento que me Shawn me presentó en su oficina. ¿Haría de mis tutorías un lugar para desahogarse? ¿En qué pensaba Shawn en dejarme con aquella mujer?
Quizás estaba exagerando, al final Shawn y yo solo éramos amigos, vecinos, uno a quien había llevado a casa para acción de gracias. ¿Le habría contado eso a la profesora Xavier?
Me aseguré esta vez de tocar la puerta y esperar a que la persona al otro lado me dejara pasar. Escuché la confirmación de la profesora Xavier y fue cuando entré.
La mujer embozó una pequeña sonrisa y me señaló el asiento frente a mí. Era castaña, con algunas pecas en la cara y ojos azul bebé cautivadores, parecía una muñeca, quizás por eso todos la amaban, sin embargo, todavía podía ver esa falsedad a través de sus ojos.
—Buenas tardes, Lucy. ¿Cómo ha estado tu día?
—Buenas tardes, profesora Xavier, bastante bien, ¿y la suya?
—Muy buena también—se hizo un silencio incómodo en donde ambas solo podíamos mirarnos, hasta que minutos después ella dio unos cuantos aplausos para despertarnos—. Estoy segura de que cambiar tu plan de trabajo costará un poco al principio, pero podremos lograrlo. Supongo que es extraño no ver esta vez al profesor Kavanagh los viernes.
—Estoy segura de que lo veré en un rato—dije encogiéndome de hombros y queriéndome morder la lengua.
La mujer no se esperaba mi respuesta y yo tampoco, las palabras solo salieron de manera inconsciente.
¿Había insinuado que me vería con Shawn más tarde?
—Es mi ve-vecino, por e-eso lo di-digo—balbuceé tratando de arreglarlo, pero estaba segura de que la había embarrado aún más al ver la sorpresa en sus ojos.
—¿Son vecinos? Oh, quiero decir, no sabía eso. Sé que el profesor Xavier me pidió que me encargara de ti porque el profesor Kavanagh tenía algunos... problemas de intereses.
Ahí está de nuevo esas palabras: problema de intereses.
—Por favor, no le diga al profesor Kavanagh que se lo comenté, es bastante privado con respecto a su vida personal.
—Lo sé—los ojos de la mujer brillaron—. No sé lo comentaré, tranquila, queda entre nosotras dos.
—Muchas gracias.
Después de ahí mantuvimos una conversación estrictamente profesional, más nunca me permitió que tocara para ella. No tengo que corregir nada, por algo estás aquí, solo soy una guía para ti, si necesitas a alguien que te escuche entonces entra en algún club de cuerdas, había dicho.
No me esperé sus palabras, su metodología era completamente diferente a la de Shawn. Él parecía interesado en que yo mejorara, ella parecía estar interesada solo en mis palabras y no en mi manera de tocar.
Lo único que fue igual a Shawn fue la pregunta: ¿A dónde quieres ir a partir de ahora?
De nuevo, no supe que responder.
Salí de aquella oficina con un dolor palpitante en mi cabeza. Las cosas no habían salido mal, pero eso no significaba que hubieses ido bien.
—¿Estás bien?
Levanté la mirada del suelo encontrándome con los bonitos ojos de Shawn, se veía preocupado quizás por mi aspecto.
—Lo estoy, solo es un pequeño dolor de cabeza.
—Uhm, ¿quieres que te lleve a casa?
Me percaté que tenía sus cosas encima por lo que iba de salida así que asentí.
Una vez en su auto le cuestioné.
—¿Por qué elegiste a la profesora Xavier como mi tutora?
—Nunca te dije que la había escogido, lo hizo el decano, yo solo acate órdenes —se explicó él desviando su mirada del camino hacia mí por un segundo —. ¿Te dijo algo que no te gustara?
—No me quiso escuchar tocar la guitarra.
—Pocos profesores toman las tutorías para escuchar a sus alumnos—confesó sorprendiéndome—. Por lo general las tutorías son solo para discutir dudas, calificaciones, opiniones.
—¿Y por qué tú sí nos escuchas?
—Porque amo la música y si puedo ayudar a alguien más a mejorar lo haré.
—Aunque odies escuchar como matan una melodía cuando la tocan mal—dije recordando sus palabras en la cena de acción de gracias.
Eso lo hizo sonreír.
—Aunque odie escuchar como matan una melodía cuando la tocan mal—repitió el dándome la razón.
Me debatí en si hacer la pregunta o quedarme callada, pero me llené de valor y la hice en voz alta.
—¿Por qué rompiste tu compromiso con la profesora Xavier?
Shawn no se inmutó, no parecía sorprendido de que supiera algo más de lo que él escasamente me había contado.
—Creo que tendré que hablar con Meera para saber como averiguó sobre mi compromiso, tal vez preguntarle si la fuente es la misma que la de Lancy—dijo él en un suspiro deteniéndome frente a nuestro edificio.
—Fue tu suegra.
—Me lo imaginé, la señora Xavier habla demasiado y eso siempre ha sido un problema para su marido—embozó una pequeña sonrisa, parecía divertido, pero poco a poco la diversión lo abandonó al ver la curiosidad tan presente en mí —. No es mi suegra, Lucy.
—Sí, perdón, ex suegra.
Shawn rodó los ojos.
—Te contaré todo, pero debo ir primero a casa de mis padres, volveré mañana, ¿de acuerdo?
—De acuerdo—asentí aún curiosa por saber la verdad detrás del compromiso de Shawn—. Gracias por traerme.
—Descansa, Lucy.
Cuando bajé del auto, Vera salía del edificio y no tenía una buena cara.
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