Capítulo 28

AURA

—Tienes todo planeado —dice Sofía mientras me observa guardar la bolsa de regalo en color negra y con moño plateado en una pequeña maleta—. ¿Cuándo se lo dirás? ¿Apenas llegues o esperarás?

Relamo mis labios, levanto la mirada y comparto una sonrisa extraña con mi amiga de la infancia.

La conozco, algo sucede.

—No sé, nunca sé cuándo dar las sorpresas, supongo que esperaré a que estemos solos...

—Llegaremos antes del concierto.

—Pero si le digo algo así antes de subir al escenario no querrá alejarse de mí —sonrío y me derrito en la cálida sensación que produce tener esa seguridad en el amor de tu pareja; así deberíamos sentirnos en nuestras relaciones, siempre—. Será después.

Sofía asiente.

—¿Y cómo le dirás?

—Algo sencillo, no quiero, ya sabes... —callo un momento. No puedo decir en voz alta que temo repetir el dar una sorpresa demasiado tierna y que luego... no puedo—. Entregaré el regalo, diré que es alguna cosa que quiere, primero sacará una ropa, la de «Metallica» y luego le señalaré que hay más todavía, en la siguiente prenda está la fotografía del ultrasonido de las gemelas.

—Eric estará muy feliz —dice So, sin embargo, no siento esa alegría en sus palabras, sino preocupación.

Termino de guardar las cosas y me siento a su lado al borde de la cama de nuestra habitación en el hotel.

—¿Qué sucede...?

Ella niega, luego suspira y contesta:

—Eric está bajo mucha presión, quizá deberías esperar un poco, ¿no crees?

—¿Esperar? ¿Es en serio?

Sofía respira hondo.

—Nueva York es mucha presión, está lleno de críticos y... expectativas, sabes que estos conciertos marcan una pauta en las carreras de las bandas.

Bajo la mirada hasta mi celular que tengo en la mano; he recibido un mensaje de los mellizos. Ellos están con mi hermana y mi madre, constantemente ellas me envían fotografías de los niños y ya hicimos un par de videollamadas porque tienen «mamitis». Ya quieren que regrese y les he prometido que no demoraré, entonces nos iremos nosotros tres unos días a la playa para reponer el tiempo que pasaremos separados.

Eric pasa tanto tiempo lejos de nosotros que nos hemos acostumbrado un poco a su distancia, pero conmigo es diferente; los mellizos no saben estar lejos de mí por más de un día.

—¿Eso piensas? —inquiero—. ¿Cuánto debería esperar? Si alguien más descubre mi embarazo antes que Eric, él...

—Un mes —responde So muy rápido como si hubiera tenido lista esa respuesta desde antes de que yo supiera que preguntaría—. Yo creo que un mes será suficiente para que Eric esté más tranquilo.

—Sofía...

—Y tú también puedes disfrutar de tu éxito, Aura —me dice con un golpe suave de su hombro en el mío—. Tuviste que negar un montón de entrevistas porque quieres ir unos días con Eric, sabes que nosotros no podemos hacer esas cosas... ¿Por qué tú tienes que hacerlo? También debes priorizarte.

Me concentro en la pantalla de mi celular.

Quiero que Eric me llame, pero debe estar por subir al escenario. Ya conversamos un largo rato y no es suficiente, lo extraño demasiado.

—Necesito verlo —musito y giro el rostro hacia mi amiga—. He pasado meses leyendo las novelas que escribí, recordando momentos con Eric que me hubiera gustado que fueran diferentes, deseando reponer el tiempo que perdí con él por no notar sus sentimientos, yo...

—Y Eric estará ahí en un mes, Aura, él jamás se alejará de ti, lo sabes... —Sofía toma mi mano—. No sé, sólo piénsalo, ¿sí?

Y en sus bonitos ojos verdes encuentro miedo, ¿de qué?

No hay tiempo de preguntar más, alguien llama a la puerta y Sofía aprovecha para terminar la conversación. Se apresura a abrir la puerta y encontramos a un Milo guapísimo que nos deja anonadas por unos interminables segundos.

—¿Saben? Soy un chico afortunado por tener dos acompañantes tan guapas.

—Dos acompañantes sumamente embarazadas —ríe Sofía, ya le he dicho que Milo está enterado de todo—. Qué suerte.

Milo suelta una carcajada.

—Cedric me ha acosado toda la tarde por mensajes pidiéndome que te cuide, So.

Ella suspira hondo mientras se contempla en el espejo. Ahora lleva un vestido azul cielo.

—Cedric quiere que me duerma a las ocho de la noche y está muy atormentado porque sabe que me iré a una fiesta en un club nocturno.

—Pero eso hacen siempre —opino.

—Ajá, resulta que es celoso y preocupado —sonríe So—. Está bien que se atormente un rato.

Si Cedric está preocupado, Eric estará peor.

—Quizá debería llamar a Eric —murmuro.

Sofía me arrebata el celular antes de que logre desbloquearlo.

—Suben al escenario en veinte minutos, Aura, se va a distraer.

—Pero...

Sofía guarda el celular en su bolso y extiende la mano hacia mí.

—Vamos, es momento de seguir brillando, Aura, que esta fiesta es por ti.

Acepto su mano, nada convencida, y salimos de la habitación en compañía de Milo.

Nos detenemos frente al ascensor justo cuando la puerta de la habitación de Luca se abre. El guionista no está solo, sino que sale en compañía de Tatiana y evidentemente estaban haciendo algo más que conversar.

El rostro de Tatiana se pone rojo como su cabello cuando nos ve esperando por el ascensor.

Luca, por el contrario, camina con soltura hacia nosotros y hace un comentario sobre el smog de la capital y el clima frío.

Sofía y yo compartimos una mirada, pero aceptamos continuar la conversación superficial para no incomodar a Tatiana.

Abordamos el ascensor y cuando salimos en la recepción nos encontramos con César y Theo. Nos informan que las camionetas ya aguardan por nosotros para llevarnos a la fiesta.

Nuevamente, soy el centro de atención mientras Milo me ayuda a subir a la primera camioneta, donde suele ir Eric o Dimas, los «frontman» de las bandas; ahora soy yo.

Yo.

Sofía me regresa mi celular camino al club nocturno mientras continúa conversando con Luca que ha subido en la misma camioneta que nosotros. Tatiana, Theo y César van en otra.

Ya es tarde para hablar a Eric, debe estar en el escenario.

No demoro nada en encontrar una transmisión en vivo del concierto. La chica que está grabando está en la primera fila, así que puedo ver de cerca a mi esposo cantando los versos de una de las canciones más famosas de MalaVentura.

Eric es... Eric, impresionante. Todavía lleva la muñequera y no toca la guitarra, pero se desenvuelve de forma asombrosa por todo el escenario; entrega un pedacito de él en cada segundo que está arriba de ese escenario.

Estoy segura de que todos los asistentes están considerando que ha valido cada centavo que pagaron por verlos. Eric pone la vara muy alta, todos tienen que esforzarse para no ser opacados por esa forma confiada y sensual que tiene para cantar.

Son esos guiños que comparten con sus admiradores, las medias sonrisas, la forma en que se encorva para cantar y su cabello cae sobre su rostro, luego como se levanta rápido para revelar la forma desgarradora en que su voz entona las letras de aquellas canciones que fueron escritas hace tanto tiempo, lo que lo está convirtiendo en una leyenda.

—Tu esposo es algo digno de ver en vivo —comenta Luca.

Su comentario me saca un momento del trance en el que me había sumergido y digo:

—Ha mejorado mucho, no cantaba así, me recuerda un poco a la Cristal de antes...

—Bueno, son hermanos —dice Milo.

—No diría exactamente «mejorar» —suspira Sofía—, pero sí, entrega espectáculos memorables.

Las palabras de Sofía me vuelven a inquietar, pero no quiero preguntar algo más frente a Luca.

—Es como si estuviera poseído —opina el guionista.

—Sí, poseído por la música —agrega Sofía—. Eric se transforma cuando se trata de la música.

—¿Y siempre compone solo o lo hace con todos? —inquiere Luca.

—Eric escribe la mayoría de las letras —explico porque me encanta verlo concentrado en su estudio, es un proceso íntimo—, pero cuando las enseña a los demás terminan de agregar detalles y desarrollan la melodía, ¿no?

—Sí, así es —suspira Sofía—. A veces compone con Gigi, pero casi no...

Milo le da un pistón a Sofía y no logra disimularlo, Luca y yo lo notamos

Es que... yo no sabía eso.

—¿Eric compone con Gigi? —pregunto—. ¿Desde cuándo?

Sofía se frota el entrecejo y mira por la ventanilla, debe estar rogando por llegar rápido al club nocturno.

¿Por qué Eric nunca me dijo eso?

—No sé, desde siempre —encoge los hombros Sofía—. Se entienden bien cuando se trata de la música.

—Pero ni siquiera compone con Henrik, ¿o sí? —espeto.

—Bueno, es que Henrik se distrae con el vuelo de una mosca —excusa Milo—. Gigi es más seria cuando se trata de trabajo y...

—Sólo arroja celulares para dejar tuertas a las personas —suelto sin controlar la lengua porque soy humana y mis jodidas hormonas están bailando hawaiano o no sé, ¡no debí decir eso!

Luca parece desconcertado.

—Siento que me estoy perdiendo de algo —sonríe él.

—Chiste local —miento.

El ambiente es tan tenso que mi mano ha comenzado a temblar.

Eric, en la transmisión en vivo, mira hacia la chica que está grabando y le hace un guiño.

Pongo los ojos en blanco y apago la pantalla.

Por lo menos no se acercó a Gigi en ese momento porque estoy hirviendo de coraje y... celos.

Ay, no puede ser. Qué ridículo. No puedo ponerme así por cada mujer con la que se relaciona. Ya soy una adulta, debo controlarme o al menos no evidenciar cuando esté celosa e insegura como obviamente estoy.

No volvemos a hablar hasta que llegamos al club nocturno. Soy la última en bajar con ayuda de Milo.

Sofía se rezaga conmigo, me toma de la muñeca antes de dirigirnos a la entrada y me dice:

—Aura, pensé que sabías, es algo tan insignificante que quizá por eso no te contó... Sucede muy poco, a veces una canción para el álbum y para eso pasan años, lo sabes.

—Lo sé, son las hormonas, creo —suspiro—. O sólo soy humana y Gigi siempre será mi talón de Aquiles cuando se trate de Eric.

Sofía niega.

—Eric no tiene ojos para nadie que no seas tú, lo sabes... Creo que ni yo puedo tener esa seguridad sobre mi relación, pero tú sí...

—Créeme que puedes tener esa seguridad, So.

Compartimos una sonrisa breve.

»No te preocupes, no armaré una escena de celos a Eric ni nada de eso.

—Bien, porque es momento de disfrutar —Ella señala el club nocturno—. ¿Estás lista?

—Lista.

Sofía toma mi mano y nos encaminamos con los demás hacia la entrada.

No tenemos que hacer fila. Algunos reconocen a Sofía y entonces deducen quiénes somos los demás, al menos yo porque escucho que murmuren el nombre de Eric.

Avanzamos por un pasillo oscuro. Las paredes vibran con la música.

Sofía toma con fuerza mi mano y la oscuridad se termina, nos envuelven luces de colores moviéndose al ritmo de la música.

Irremediablemente mi mirada cae en el escenario donde están varios instrumentos musicales; Luca me descubre y grita cerca de mi oído:

—El chico que interpreta a Erim tiene una banda, ¿recuerdas?

Asiento.

—¿Tocarán?

—¡Ajá!

La emoción hace latir mi corazón tanto como las paredes con la música.

Luca nos conduce hasta la sección VIP que han reservado para todos nosotros. Los actores están ahí, ya sin la caracterización, y debo decir que el estilo de Iván es muy semejante al de Eric.

Todos están grabando videos y tomando fotografías para sus redes sociales; sé que debería hacer lo mismo, pero muero de vergüenza.

Por fin, cuando Iván avisa que subirá al escenario en un momento, consigo activar la cámara de mi celular para subir un video, mas me toma por sorpresa que Iván se acerca en ese instante, pasa un brazo sobre mi hombro y se pega tanto a mí que los nervios me hacen grabar el video y subirlo sin siquiera proponérmelo.

—¡Ay, no! —grito.

Sofía se asoma y me ve peleando porque, además, el internet de mi celular decide fallar justo ahora.

—¿Qué? —inquiere Luca—. ¿Temes que tu esposo se ponga celoso?

Si las miradas mataran, me quedo sin guionista ahora mismo.

—¡Luca, por favor! ¡Deja de insinuar cada cinco minutos que mi esposo es un celoso! ¡Sólo no quiero publicar algo que se pueda malinterpretar!

—Ese video ya está arriba, aunque lo elimines, alguien ya debe de haberlo descargado —explica Sofía—. Y no tiene nada de malo, Aura, sólo... disfruta.

Pero mi amiga parece tan preocupada como yo.

—Eric podría malinterpretarlo...

—Él tiene fotos así con Gigi, ¿no? —dice Luca y, de nuevo, si las miradas mataran... lo asesinaba dos veces en menos de cinco minutos—. Investigué un poco, disculpa, es más... justo ahora debe estar así de cerca con esa chica.

—No estás ayudando, Luca —espeta Sofía—. ¿En dónde está Milo?

Pero Milo está concentrado en su celular.

—Gigi y él hacen esas cosas por show, es todo —explico con el ceño fruncido.

—¿Y no crees que es un show increíble que el actor que interpreta a Erim tenga un video así contigo? —sonríe Luca—. Es más, debes ir a primera fila y dejar que te cante.

—¡¿Qué?! —exclamamos Sofía y yo.

—¿Ves? —agrego—. Es una pésima idea, Eric...

—Se llama trabajo —dice Tatiana que se ha agregado de chismosa a la plática—. Luca tiene razón, es muy buena idea que te vean con Iván.

Iván ya está ocupado siendo un rockstar y firmando autógrafos a unas chicas afuera de la zona VIP.

—No creo que...

—Vamos —interrumpe Luca y se incorpora—. Brillar no es fácil, Aura, y creo que es algo que has visto en primera fila con tu esposo, ahora es tu turno y él tiene que comprender.

Sofía se queda boquiabierta.

—Estoy de acuerdo —añade Tatiana y ella me toma de la mano—. Primera fila, andando.

Tatiana tira de mi mano y me dejo llevar porque... podrían tener razón. Estas cosas siempre le funcionan bien a Eric.

Sofía nos sigue de cerca, le arrebata el celular a Milo y lo obliga a seguirnos mientras salimos de la zona VIP para caminar hacia el escenario.

Luca y Milo nos abren paso entre las personas; el modelo se preocupa de que nadie choque con Sofía o conmigo.

Iván ya se encuentra a un costado del escenario con su banda. Es como si todo fuera un deja vu porque de lejos es muy parecido a Eric.

Y me siento atrapada entre lo que quiero hacer y los sentimientos de Eric, porque sé que esto podría incomodarlo, pero también sé que es algo que hace seguido, en cada concierto; su interacción con Gigi en el escenario no ha cambiado ni después de que estuviéramos a punto de divorciarnos, es su trabajo y siempre lo he respetado.

Él también debe respetar mi trabajo.

—Está bien —acepto cuando mis manos tocan el escenario al llegar a la primera fila—. Lo haremos.

Sofía suspira hondo y mira a Iván.

—Aura, es lo correcto, pero...

—¿Pero...? —musito.

Ella niega.

—Eric tiene que entender —se corrige.

Milo y Luca están atrás de nosotras intentando que no nos aplasten mientras la banda de Iván comienza a subir al escenario, son tan jóvenes.

Mi corazón late muy rápido.

Estoy nerviosa.

Apenas puedo sonreír cuando descubro a Luca transmitiendo en vivo para sus redes sociales.

La banda de Iván se posiciona, tienen una chica guitarrista que parece muy emocionada por ver a Sofía ahí, no para de señalarla.

Iván no presenta la banda, sino que sólo aguarda a que la música del club se detenga para dar la pauta y que su baterista marque la entrada con cuatro golpes de sus baquetas.

Las luces resbalan por arriba de nosotros mientras los chicos interpretan «Softcore» de The Neighbourhood. Eric no es muy fan de esa banda, pero a mí me gustan.

Y, de pronto, tengo a Iván cantándome mientras Luca sigue transmitiendo en vivo.

Por lo menos, no se acerca en exceso o invade mi espacio personal, sino que descubro está haciendo esto muriendo de tantos nervios como yo, incluso su voz tiembla un poco.

Entonces entiendo. Iván admira a Eric, por eso tiene su estilo, esto debe ser un sueño hecho realidad para él.

Iván toma mi mano, no opongo resistencia, y deposita un beso en mis nudillos que hacen a todos gritar tanto que se queda un molesto zumbido en mis tímpanos cuando el vocalista se aleja.

—¡Esto es perfecto! —grita Luca.

Y mi sonrisa es tan amplia que luzco increíble en la pantalla del celular del guionista.

Sofía, por otro lado, no sonríe sino que mira hacia la cámara con preocupación. Y, de pronto, ella se marcha abriéndose paso a empujones entre los demás.

Milo la sigue y yo a él, así que el modelo toma mi mano y me ayuda a salir de ahí detrás de Sofía que parece desesperada por buscar un poco de aire.

La rubia no para hasta que sale del local. Avanza hasta el borde de la calle, se encorva y llena sus pulmones de aire.

—¿Qué pasa? —inquiero cuando Milo y llegamos a lado de ella—. ¿Estás bien?

—¡No, no estoy bien! —grita ella y gira hacia nosotros—. ¡No lo estoy! ¡Estoy a punto de explotar!

Su reacción nos hace retroceder.

—¿Quieres que nos vayamos? —pregunta Milo.

—¡No! ¡Esto es por Aura y ella debe disfrutarlo!

—Pues ahora mismo no lo estoy disfrutando mucho —musito porque, además de todo el drama, tengo los pies hinchados—. Mejor vamos a descansar, creo que...

—No puedes ir a ver a Eric —sentencia Sofía—. No ahora, Aura, es imposible y tienes que creer en mí.

Milo y yo intercambiamos una mirada.

—¿Por qué? —murmuro.

—Porque está pasando por mucho estrés, Aura —titubea ella—. Necesita concentrarse en la banda, sólo permite que pasen las fechas más pesadas, un mes, y podrás verlo, ¿sí?

—No entiendo, pero él...

—Cree en mí, por favor —insiste ella, avanza hacia mí y me toma de las manos—. Nunca diría algo que pudiera hacerte daño, lo sabes, pero ahora mismo siento toda esta responsabilidad porque los dejaré botados en la gira y Eric debe recuperarse rápido de la muñeca para suplirme en el teclado...

Ella suspira hondo y sus ojos se llenan de lágrimas.

»Por favor, Aura, ¿podrías hacer eso por mí?

Milo se queda sin palabras en espera de mi respuesta.

—Sofía...

—Por favor, Aura, hazlo por mí...

Ya una vez dejé a la persona que amaba por Sofía. Dimas se marchó y todo nuestro amor colapsó.

¿Puedo hacer eso otra vez?

»Eric nunca se alejará de ti —agrega ella como si hubiera adivinado mis pensamientos.

Encuentro tanta desesperación en la voz de Sofía que me preocupa verla así en su condición, debería estar tranquila.

—Es un mes —musito—. Cuatro semanas, ¿de acuerdo?

Los ojos de Sofía se iluminan.

—Sí, sólo un mes.

Asiento.

Acepto.

Pero me duele el corazón.

Quiero ver a Eric.

Milo me abraza cuando mis ojos se llenan de lágrimas.

Sofía permanece a unos pasos de mí como si quisiera unirse al abrazo, pero algo se lo impidiera.

Su celular recibe una llamada que parece sorprenderla, se aleja a contestar y yo recibo un mensaje de Eric.

Eric: Te amo tanto, pequeña.

Frunzo el entrecejo, a esta hora está en el escenario, ¿por qué ha escrito ahora?

Aura: Yo igual te amo, ¿no deberías estar en un concierto, Eric?

Eric: Falla técnica, ya regreso.

Eric: Y te ves preciosa.

Él ha visto la transmisión en vivo de Luca, genial.

Aura: Gracias, tu siempre te ves increíble.

Eric: Ultimamente no mucho.

Aura: Todos dicen lo contrario.

Eric: Ellos no saben nada.

Eric: Debo subir de nuevo, diviértete.

Aura: Tu igual.

Milo mira a Sofía hablando en el celular a varios metros de distancia, parece muy preocupada.

No tenemos que ser genios para deducir que esa llamada y el hecho de que Eric no está en el escenario están relacionadas.

—Dime algo, Aura —me dice Milo y posa sus ojos aceitunados en mí—. ¿Quieres viajar a ver a Eric?

—Sí —contesto sin dudarlo—. Quiero verlo.

—Entonces iremos.

—Pero...

—Yo me encargo, no digas nada —agrega rápido cuando Sofía termina de hablar y regresa con nosotros—. ¿Todo bien?

—Sí, mi mamá se cayó, pero está bien —miente Sofía, si eso fuera verdad, mi amiga ya estaría tomando un vuelo a casa—. ¿Regresamos?

—Claro —sonrío.

Sofía se adelanta.

Milo me hace un guiño antes de tomar mi mano y colocarla sobre su brazo para regresar al club nocturno.

Admito que me siento mal por mentirle a Sofía, pero no puedo hacer dos veces lo mismo cuando la primera vez me hizo perder a Dimas; ahora sé que es lo mejor que me pudo pasar, mas no pienso perder a Eric por nadie.

Iré a ver a Eric y averiguaré qué está pasando.

Nota:

Estoy muy cansada ;w; pero aquí está el capítulo ;3 El avance ya pueden encontrarlo en mis redes sociales y está de omg xD 

El siguiente capítulo está interesante o-o

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