En la entrada del Aereopuerto se encontraba esperandonos un hombre:

-Amanda, saluda, él es Kim Tan, Park Kim Tan -Habló mi tía en cuanto llegamos junto al hombre.

<La muy condená tiene buen gusto>

-Hola, mucho gusto, me llamo Amanda.

-Encantado, si quieres puedes llamarme solo Tan, así lo hace todo el mundo...

-Esta bien. -Le sonreí.

-Amanda, el es de quien te hablé... mi novio -De eso no me quedó duda. Solo hay que ver la forma en la que se sonroja como si fuera una más de mi edad. -Espero que todos podamos vivir en armonía... Como una verdadera familia.

A ver, déjenme y les cuento. Tan es muy apuesto, a pesar de sus 39 años de edad, no muestra grasa en ningún lado, de hecho, era todo lo contrario, tenía un cuerpo musculoso y tonificado, de esos que solo obtines si te mudas al gimnasio, su pelo es café y no tiene ni una sola cana. Hay que admitir que se cuidaba muy bien.

<Mi tía se ganó la lotería con él> Sobre todo porque ella está muy lejos de parecer una modelo como el.

-Ahh, casi lo olvido, vas a tener un hermanastro. -Soltó una risita nerviosas, una de esas que me da cuando sabe que hizo algo mal o "omitió algo" -Bueno, o algo así, ya que eres como mi hija, el será tu hermanastro, lo conocerás esta noche.

Me miró de reojo a ver que me parecía lo que me acababa de soltar, pero que les puedo decir, la idea no me desagrada, al menos tendré a alguien jóven con quien hablar, alguien que me muestre los alrededores y esas cosas.

-Espero que se lleven muy bien.

-No se preocupe, por mi parte no habrá problema.

-Bueno, ya que todo está dicho, vamos a casa.

Fuímos al parqueo y nos subimos a un auto que gritaba "Mi dueño se pudre en dinero" por todos lados.

<En serio, tia, de dónde sacaste a este hombre!?>

Después de lo que me pareció una hora, el auto se detuvo frente a una casa inmensa pero sencilla, era preciosa, y lo que más me gustó fueron los hermosos jardines que la rodeaban, los cuales, tenían mucha variedad de flores y dos grandes fuentes a cada lado, al entrar nos recibió un señor que, por lo que supuse, era el mayordomo de la familia.

-¡Bienvenidos! -Nos recibió el agradable señor.

-Si necesitan algo pueden pedírselo a él, o a María, ella es la cocinera, una gran amiga de la familia. -Explicó Tan. -Amanda -Me llamó. - sígueme, te mostraré tu habitación.

Le di una mirada de soslayo a mi tía y ella asintió con la cabeza. Tomé una bocanada grande de aire y fuí detrás de Tan el cual subió las escaleras y se dirigió hacia un pasillo largo que tan solo tenía cuatro puertas, abrió la última y se hizo a un lado para que pasara.

-Esta será tu habitación de ahora en adelante, la que está a tu derecha es la mía y la de tu tía, la de en frente es la de mi hijo. -Sonrió y yo imité su gesto. -Y la última es de invitados.

-La habitación es hermosa. -Dije mientras me adentraba en ella. - No tenemos nada parecido en Cuba... O al menos no que yo haya visto.

-Me alegro que te guste, pasé por mucho con los empleados tratando de decorarla para que fuera de tu agrado, por cierto, mañana iremos a comprar tu uniforme y el resto de útiles escolares, el lunes comienzan las clases, te he puesto en la misma escuela que mi hijo, así no te sentirás tan sola...

<Sei Wat> ¿Ya, tan rápido? Y en la misma escuela de su hijo!?

-Ok, muchas gracias -Respondí mientras veía como desaparecía por el largo pasillo.

Sin aguantar más la tentación me lancé sobre la lujosa cama como había visto tantas veces en las películas y llamé a mi mamá para decirle que había llegado bien. Hablé con ella un buen rato y después me quedé profundamente dormida.

Me desperté de golpe al sentir que alguien tocaba la puerta de mi habitación.

-Adelante.-Hablé mientras me incorporaba adormilada.

-Baja, Amanda, llegó el hijo de Tan...por cierto, está buenísimo -Rió mientras ponía una cara de OMG y se abanicaba el rostro con las manos.

Reí por su acción. -Ok, ya voy.

Me levanté de la cama y me dirigí al baño, me lave la cara para despertarme del todo y me arreglé un poco el cabello. Al terminar salí de mi habitación con una latente curiosidad y me dirigí hacia la sala, en uno de los sofás se encontraban sentados dos chicos, ambos se levantaron al verme he hicieron una reverencia.

-Hola, me llamo Amanda -Imité su acción por educación.

El asintió con la cabeza.

-Ya sé quien eres, mi nombre es...

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Hii,sorry por dejarlo ahí pero ya se me estába haciendo muy largo el capitulo,además así se hace más interesante wajajaja (risa malvada) ok no jaja 😉,espero que les este gustando la historia ya que pasé mucho trabajo para poder subirla y actualizarla, estos días tengo muchos exámenes y en Cuba no siempre hay internet, de todas formas espero que la estéis disfrutando. Besos os quiero 😙