Ver un paisaje repleto de verdes, azules y amarillos. Sentir el cabello volar libremente por el aire y aquella inconfundible sensación de adrenalina que recorre cada centímetro de mi cuerpo mientras la gravedad hace efecto. "Ver toda tu vida pasar frente a tus ojos", afirman algunos que se sienten los escasos segundos antes de la inminente muerte. Por alguna razón estoy segura de que en esta situación no sería así.

Pensar en lo que vas a dejar es perder el tiempo, mientras que pensar en cómo pudiste haber mejorado tu vida es segura depresión. ¿Cómo puedes pensar en todo aquello que, a pesar de que lo quisiste en el momento, hora te estremece al recordarlo, cuando pasa frente a ti este desfile de colores y sensaciones?

Seguramente lo más adecuado sería disfrutar el momento y, unos segundos antes de sentir el impacto, cerrar mis ojos para no abrirlos nunca más.

Es probable que mi vida no dure mucho más de eso y, tal vez duela al momento pero, con solo recordar será suficiente para que se me escape la vida eficazmente con una sonrisa en el rostro.

La vista sería hermosa, habrían sensaciones increíbles, faltaría el remordimiento, y el inevitable dolor no sería muy prolongado. Ésta seguramente es, entre todas, la mejor manera... De morir.

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