6. Verdades... propuesta
Viernes 18 de junio 2021, 5 días después
Mientras fumaba mirando el cielo y su amanecer, la mente del ruso estaba en aquel sueño que tuvo el año pasado que lo llevó a tomar un vuelo a Corea del sur, un sueño donde el "hada de la nieve" lo buscó después de 25 años, un sueño donde le decía que el autor del webtoon "El circo de las almas" podía ayudarlo a encontrar a la persona que tanto había deseado encontrar.
Al principio se negó a ceder, creyendo que todo había sido parte de su imaginación, pero como había vivido en carne propia los milagros del destino y la magia, sabía que era imposible ignorar esas palabras.
Un viaje donde quedó con más dudas que respuestas ¿Qué tendría que ver Wong Yukhei con "Spiderman"? ¿Acaso él era ese amigo? No, eso no era así, su corazón le decía que no.
Y a medida que ingresaba al sitio web solo por curiosidad, Youngho Stepanov se preguntaba cuál era el lugar donde el autor dibujaba aquello, porque la última vez que lo vio este desapareció de su apartamento, o cuál era la razón para que saliera un aviso diciendo que el webtoon se posponía indefinidamente. No era como si leyera este tipo de "mierdas", solo que... a veces quería respuestas y esto no hacía más que enterrar la única posibilidad que tenía de saber algo.
Apagó su teléfono celular, soltó el humo por la boca y miró hacia atrás, hacia la figura de una mujer durmiendo plácidamente abrazando una almohada con las sábanas cubriendo la parte inferior de su cuerpo desnudo. Sus labios se torcieron en una sonrisa sarcástica, se suponía que follar debía calmarlo, pero hoy no fue una de esas ocasiones.
De pronto recibió un mensaje en su teléfono que captó su atención y, como se había acabado el cigarrillo, solo lo aplastó en el cenicero antes de desbloquear la pantalla.
"Señor, sé que no debería interrumpirlo en su momento libre... pero quiero reiterar que hoy se cumplen 14 días desde que los objetivos están cautivos, que es momento de tomar decisiones... y que me han llamado de la clínica, su hermano es dado de alta durante la mañana".
El ruso caminó por el resto de sus cosas, pero antes de irse observó a la muchacha que seguía profundamente dormida con su cabello dorado esparcido sensualmente sobre la almohada. Él siempre marcaba los límites cuando salía con las personas, pero solo para asegurarse de que no invadieran su vida, cada vez que se acostaba con una se comportaba como un infeliz y les dejaba un par de billetes bajo la almohada.
—Izvinitia (perdón).
---
—¿Te gusta esta canción?
Gavrel miró hacia el lado para observar a su hermano mientras manejaba y solo pudo suspirar de tranquilidad, porque en cada uno de los momentos más críticos de su vida, Youngho siempre estaba ahí a su lado, la única persona con la que se sentía tranquilo sin importar lo que hiciera.
Asintió a su pregunta y miró hacia afuera durante el camino de regreso a casa.
—Me gusta, me relaja... un poco.
—Eso quiero que hagas, que te relajes mucho, que disfrutes las vacaciones de verano, que me pidas cualquier cosa que desees y que me cuentees cada vez que tengas miedo, sabes que jamás te juzgaré.
"Eso estoy intentando" pensó.
Su corazón latía fuerte y muy rápido mientras luchaba consigo mismo para calmarse, como un estado de ansiedad constante que necesitaba ser aplacado a como dé lugar, como si estuviera luchando para salir a flote mientras se ahogaba en un lago sin fondo. Estar en un constante cuadro de estas características no era bonito ni aesthetic, se sentía horrible, pero las pocas cosas que aún lo retenían en esta vida era su hermano mayor y el deseo de un futuro donde pudiera verse al espejo sin pechos y sin genitales femeninos, sintiéndose bonito y sintiéndose amado.
—Vamos a luchar por ese futuro, Gavrel.
La voz de Youngho lo sacó de su trance, como si hubiera podido leer sus pensamientos. ¿O es que acaso tenía un letrero sobre la cabeza que revelaba lo que había dentro?
Durante el resto del camino armaron su propio karaoke en el vehículo, como una pequeña fiesta que se acabó cuando el auto estuvo frente a unas puertas que se abrían de lado a lado para dar paso a la imagen de la imponente mansión.
Los ojos de Gavrel fueron de un lado a otro, pero no se bajó cuando su hermano estacionó en la gran cochera, solo arrugó un poco su pantalón para mirarlo fijamente y armarse de valor.
—Mientras veníamos hacia acá he pensado un poco sobre lo que me dijiste y... y sobre eso de que te pidiera cualquier cosa que quisiera —Youngho quitó su cinturón de seguridad y se volteó para mirarlo, dando a entender que continuara— y... quiero ver al hombre que me salvó la vida, quiero hablar con él y agradecerle.
Las facciones del ruso se volvieron contrariadas.
—No tienes que acercarte a él ¿Sabes? No podemos confiar en los policías, menos en los policías coreanos.
—Youngho, necesito hacerlo... pozhaluysta (por favor) —tembló.
---
Comer, mirar por la ventana, hacer ejercicio y dormir, eran todas las cosas a las que podía acceder estando encerrado en la habitación desde el día que llegó de la clínica, una rutina que creyó que podía sobrellevar de buena manera, sin embargo, estaba empezando a creer que estaban jugando con su mente y eso solo lo motivaba a no caer.
¿Hasta hoy?
Cuando terminó de vestirse tras una ducha de agua caliente, su puerta fue abierta, asomándose una figura alta de cabello dorado y ojos azules profundos, no tenía cara de buenos amigos, pero era un rostro que profundizó el ceño al verlo ¿Se habría dado cuenta de lo que le estaba pasando?
—¿Qué es lo que te sucedió? —dijo con su inglés marcado por el acento ruso.
Ignoró su pregunta y solo se paró erguido.
—¿Qué es lo que hace en la habitación señor Kozlov? —sí, sabía su apellido.
—El señor Stepanov necesita tu presencia, solo sígueme —del bolsillo sacó una pistola que hizo relucir— y no intentes un solo movimiento sospechoso porque saldrá mal.
Todo podía salir mal si se movía en un mundo con hombres temperamentales, así que solo le quedaba obedecer y caminar junto a esa figura a su lado.
Estar fuera de la habitación desplazándose por los pasillos y escalera de la mansión se sentía extraño, pero mucho más cuando el hombre no lo llevó a una oficina o a alguna especie de calabozo ¿Lo estaba dirigiendo hacia el exterior?
Solo se quedó callado siguiéndolo, hasta que divisó la espalda de una persona sentada en un banco de madera bajo una hermosa pérgola, como un cuento de hadas o algo por el estilo. Sus ojos rápidamente fueron a otro costado, unos metros más lejos podía divisarse unos hombres vestidos de ropas oscuras.
—Él te está esperando, el ambiente puede parecer silencioso, pero hay más personas observando todo... no trates de hacer algo estúpido porque no dudaremos en apretar el gatillo y volarte la cabeza ¿Quedó claro?
Cuando supo que estaba solo, caminó hacia esa persona, dándose cuenta que no era Youngho quien lo esperaba, aunque no tuvo tiempo para pensar lo suficiente. Subiendo un peldaño hacia la pérgola, el hermoso rostro de un muchacho se volteó hacia él con los ojos claros más bellos que había visto, con una inocencia que llamaba a la empatía, una cara que fue revelada de forma completa cuando el muchacho se había quitado la mascarilla y lo dejó ver.
Era Gavrel Stepanov.
1 minuto al menos donde se miraron sin saber qué decir, o más bien 1 minuto donde una conexión particular hacía efecto, como si el destino se presentara ante ellos. Algo bonito que llamó a la sensibilidad del adolescente para hacer que sus ojos se humedecieran y sus labios temblaran.
—Como... ¿Cómo pued... do, agradecerte por lo que hiciste?
La sensibilidad y la belleza en un hombre que probablemente había pasado por mucho a tan corta edad. Mark tomó el suficiente aire sin saber qué decirle, lo sucedido aquel día también lo había afectado de maneras que otros no comprenderían, porque este mundo al que había viajado seguía sorprendiéndolo con los límites que los humanos se imponían.
Luego recordó la desesperación del oligarca ruso por el estado de su hermano, después hace unos días sus ¿Agradecimientos?
Atinó a sostener las manos que tenía a sus costados sabiendo que los ojos de los hombres de seguridad estaban puestos en él, pero no le haría daño, no a un alma que necesitaba ser cuidada, como un pajarillo de alas rotas.
—A pesar de los reparos que pueda causar el hecho que soy un policía... quiero que sepas que no soy una mala persona... yo... yo hice lo que creí correcto ¿Lo hice?
Una persona cuyo suicidio es frustrado ¿Estaría agradecida o contenta con ello? ¿Había impuesto lo correcto por sobre el deseo del muchacho?
Gavrel por su parte pensó en el momento en el que apartó la silla con el pie, dejando que la cuerda lo apretara provocando mucho dolor y desesperación. En esa escena, solo por 1 segundo antes de sentir que estaba dejando en este mundo, rogó al cielo porque alguien lo rescatara, rogó a "ese Dios" que, si realmente debía luchar por algo, sería salvado. Momento en el que sintió que alguien entraba al baño e hizo lo posible para salvarlo.
Sí.
—Lo hizo —pensó en su hermano mayor y su desesperación, en todos esos momentos que le hizo saber que no era una vergüenza o lo alentaba a luchar por lo que creía correcto. Su héroe. El deseo de llorar aumentó— lo hizo, aunque me cueste asimilar que es lo correcto... lo hizo. Gracias por llegar en el momento correcto.
—¿Cómo te has sentido? —preguntó inmediatamente ¿Debía tener tacto? ¿Debía darle espacio? Había querido tanto saber cómo estaba que no podía aguantar— ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Llegué a tiempo? ¿Tienes una secuela?
Gavrel sabía la razón por la que Youngho odiaba a los policías coreanos, pero viendo aquellos ojos brillantes iluminarse, sintió vergüenza, sintió que se estaba cometiendo un error. El hombre no era como los otros, había algo especial en su forma de hablar.
—Llegó a tiempo, lo suficiente para que en este momento esté parado teniendo que luchar con mis propios problemas... y... —dubitativo— sobre lo... lo que vio en ese día.
Se había quitado la ropa antes de querer ahorcarse, como una manera de que, si encontraban su cadáver, el mundo supiera la lucha por la que había atravesado. Pero lo que le había contado Kozlov lo había emocionado, aquel hombre coreano lo había cubierto con toallas para que nadie viera su intimidad e incluso lo estaba abrazando para darle calor.
Quiso llorar de nuevo.
Mark leyó el mensaje, Mark Lee vio cuando Gavrel por instinto trató de poner los antebrazos sobre su ropa en un lugar donde unos pechos eran apretados con unas vendas.
—Tienes que estar tranquilo... es un secreto que guardaré conmigo.
Las lágrimas eran reales en su bello rostro, pero las detuvo cuando se percató que en el rostro del otro había la evidencia clara de un hematoma, la consecuencia evidente de un golpe.
A pesar de que sabía que los agentes de su hermano estaban viendo la escena, atinó a estirar su mano y tocar con delicadeza la zona.
"Ani bol'she ne prichinyat tebe vreda".
Y el mayor no pudo evitar morderse la mejilla por dentro, porque cuando la voz de ese muchacho habló en ruso, cuando aquel tono ambiguo ni femenino ni tan masculino salió de su boca, la escena de hace unas semanas llegó de golpe a su cabeza.
Flash Back
"No tengo fuerzas para luchar" pensó.
Cuando estuvo cerca de adentrarse en el estado de la inconsciencia, sintió unas manos delicadas tocar su frente y luego las mejillas, expresando algo en ruso, luego quien fuera que fuese colocó paños humedecidos en su cuello. El paño de su boca fue desatado.
Volvió a murmurar cosas en ruso, no sabía si era un hombre o una mujer porque su voz sonaba ambigua, pero no le importaba, se sentía tan mal que cualquier gesto de ayuda apenas se sentía.
—¿Puedes comer? —preguntó en inglés con un acento muy ruso— he traído algo para alimentarte.
El solo olfatear un plato cerca de su cara, lo hizo retorcerse abrazando su abdomen, estaba muy débil, no podría tragar algo sin vomitarlo sobre su ropa o su "cama".
—No... no pu... no pue... do —el calor en su piel lo hacía traspirar, toda la poca ropa que llevaba puesta se pegaba como una segunda capa, estaba empapado.
Fin Flash Back
"Ani bol'she ne prichinyat tebe vreda". ("No te volverán a hacer daño") Volvió a decir mientras Mark se daba cuenta que el pequeño gesto de bondad, el único cuando estuvo en las celdas, había sido de Gavrel y que solo gracias a eso dejó de ser amordazado.
Cuando vio al adolescente caminar de vuelta a casa entre la enorme extensión de césped, volteó hacia el costado donde los hombres de seguridad debían estar mirando con atención, pero no estaban allí, en su lugar podía divisar la silueta de Youngho Stepanov caminando en otra dirección con una autoridad agobiante, pero, cuando se dio cuenta que lo observó más tiempo de lo normal, tosió y se fue.
Así pasó el resto del día encerrado en la habitación vigilado afuera por los agentes de seguridad, alimentándose cuando le llevaban el almuerzo, mirando el techo cuando no tenía otra cosa que hacer, deseando tener un teléfono a mano para hablarle a Shotaro, convencido que no le habían quitado la vida.
Y ¿Si se masturbaba? El deseo de querer hacerlo se le quitó de inmediato cuando recordó que las habitaciones eran vigiladas con cámaras.
En algún punto cuando el reloj marcó las 8 de la noche y 17 minutos, alguien golpeó la puerta. El estado de alerta se instaló inmediatamente haciendo que caminara con cautela y tomara suficiente aire ¿Iban a golpearlo? Sin embargo, al correr la puerta vio nuevamente la figura de Grisha Kozlov.
—Lee, no voy a atarte de manos, tampoco taparé tus ojos, pero ten en cuenta que un solo movimiento en falso y te vuelo la cabeza ¿Comprendiste? —el acento ruso sonaba muy fuerte en su inglés.
—He escuchado eso tantas veces en los últimos días que me pregunto si realmente sus armas tienen balas —murmuró en coreano, saliendo al pasillo, pero lanzándose al suelo cuando sintió un disparo— ¡¿Pero qué mierda fue eso?!
El ruso medio sonrió, aunque la letalidad estaba en su mirada. Youngho estaba rodeado de enfermos.
—¿Crees que trabajar para el señor Stepanov no da sus frutos? —¡Estaba hablando en un coreano perfecto! — no te conviene subestimarnos, pequeña mierda... sigue avanzando.
Los ojos rasgados de Mark se fueron hacia la ventana rota, preguntándose si aquello no se transformaría en una bala loca que hiriera a alguna persona, pero, tenía la intuición de que la capacidad de disparo de estos hombres era precisa e incluso los imprevistos estaban controlados.
Bien, él también tenía precisión, era policía.
Meneó la cabeza y lo siguió, preguntándose qué sería esta vez, aunque a medida que daba pasos sentía la mirada curiosa del ruso sobre él ¿Qué sucedía? ¿Tenía un bicho pegado en la cara? ¿Había planes oscuros al final del camino?
Dejó de formular preguntar sin sentido cuando el ruso se paró detrás de una puerta y tocó un par de veces como si se tratara de un código.
"Vy mozhete voyti, Kozlov" (puedes pasar, Kozlov).
Aquella voz era reconocible incluso si había una puerta y paredes que los separaban.
Sintió que sudaba de la anticipación, estaba preparado como policía a todo tipo de situaciones, pero respecto al ruso no sabía que esperar, la última vez que habló cara a cara con él lo amenazó con un arma rodeando su rostro y, para cuando volvió todo excitado a la habitación había encontrado el cuerpo de Gavrel colgado de una cuerda ajustada en el cuello.
—¿Estás sordo? He dicho que camines —gruño el otro por la dentadura.
Tomó aire, irguió su cuerpo y entró hacia lo que parecía un salón de reunión ejecutiva, cuyo asiento principal era ocupado por Youngho Stepanov, a su lado derecho estaba el hijo del magnate Jung ¡Jung Sungchan! Y cuando miró hacia el lado izquierdo, notó la figura de...
—Shotaro...—gimió— ¡Shotaro!
¡Estaba vivo!
La combinación de personas era tan absurda que se preguntó si estaba teniendo una alucinación o algo, pero caminó porque los ojos de su amigo le indicaban que lo hiciera. Algo raro estaba pasando, algo de lo que no estaba enterado.
Se sentó al extremo con cautela y se quedó erguido mirando fijamente a Stepanov, quien a su vez hacía lo mismo. Todos de la misma raza, excepto Kozlov con su cabello rubio y ojos azules.
—Tu desconcierto es fascinante para quien llegó empoderado representando al cuerpo policial coreano, dispuesto a querer acercarse a mí y hacerme caer —la sonrisa sarcástica de Youngho hirvió su sangre— y quien terminó detenido bajo mi poder... ¿Creíste que eras el héroe de la historia? ¿El justiciero de los desamparados?
Mark tensó los puños, pero no respondió, porque sabía que el ruso iba a estar complacido de verlo enfadado.
—A la policía coreana, la entidad que tú representas, se le olvidó el gran detalle de quien atacaban... soy Youngho Stepanov —movió las manos como si fuera un hecho obvio— tú das un paso, yo ya habré dado un camino completo en ventaja y puedo responderte muchas cosas que probablemente tenías dudas desde que estás aquí cautivo... mi nombre es respetado y temido en este país y en otros, pero no pueden comprobar todos los "delitos" de los que se me acusa porque solo se basan en suposiciones y... es que yo no dejo evidencia alguna.
—Entonces lo estás afirmando, afirmas que eres todo lo que se dice de ti —habló Mark, enfadado.
—Yo no he dicho absolutamente nada en específico —Stepanov se paró para empezar a pasearse por el salón, alrededor de la mesa— solo puedo decirte que si me buscan, me encuentran y no soy una broma, Kozlov es testigo de eso —el aludido no movió siquiera un músculo de su cara— sin embargo, como todo en la vida, hay que ver ambas partes... los países que quieren mi cabeza también tienen intereses en común, Japón tiene a los Yakuza que me creen su competencia, Corea también tiene sus grupos ilegales tras de mí... otros países de Asia y Europa, hoy yo fui el blanco porque tengo mucho poder, si yo caigo, mañana será otro y así... ¿Crees que la policía me quiere porque quiere acabar con lo "ilegal"? eso es... mentira. Mark Lee, el cuerpo al que tanto defiendes y por el que te han entrenado no quiere hacer justicia, es toda una mentira.
Mark se paró golpeando las manos en la mesa, con la vena marcando su frente y cuello, la piel roja, la ira saliendo en cada poro.
—Yo mismo arriesgué mi vida para hacer caer redes de pedofilia, salvé niños, hice muchas cosas... eso no puede ser una mentira ¡No lo es!
Youngho levantó una ceja, estaba parado detrás del coreano sintiendo su frustración salir en cada una de sus palabras. Apoyó una mano en su hombro viendo cómo se paralizaba con el contacto, y susurró cerca de su oído, con el acento fluyendo entre sus palabras.
—Yo no hablo de esos casos, hablo específicamente del mío... y si piensas que estoy manipulándote, tengo testigos.
Soltó con cuidado a Mark para caminar hacia el asiento principal, presionando entre sí los dedos con los que tocó la piel del muchacho, queriendo obviar el hormigueo que se había quedado en esa zona o ignorando el perfume natural que el "bastardo" emanaba. Quiso gruñir.
El aludido observó a Jung Sungchan, supuestamente secuestrado por el ruso, parte de uno de los cargos que se le adjudicaban, y también miró a Shotaro sintiendo dolor en el estómago, este último sabía algo que él no y... demonios, la sola suposición dolía en demasía.
Grisha Kozlov le hizo una indicación a Jung Sungchan para tener la palabra.
—Señor Lee, soy Jung Sungchan, hijo del conocido magnate Jung, hermano del famoso chaebol Jung Yoon Oh... y aunque usted no lo crea, el hombre que está frente a nosotros me salvó la vida, puedo decir sin ser amenazado que estoy aquí por mi propia voluntad y que jamás he sido secuestrado.
—No mientas —insistió Lee— tu padre y el país completo te está buscando, hemos venido a buscarte con Shotaro ¿No es cierto? —el japonés con sus ojitos brillosos, miró hacia otra parte— Osaki...
La única pieza que desencajaba en este rompecabezas era él y la sensación le repugnaba.
—No miento, señor Lee, es más, le he reiterado mi absoluta lealtad al señor Stepanov a cambio de su protección, no quiero volver a Corea, no quiero volver a esa familia retorcida, mi padre está mintiendo...—jadeó— el señor Stepanov y más aún el señor Kozlov saben el cómo llegué a dar con ellos, pero no me corresponde a mí decirlo... solo que puedo reiterarte que mi padre está mintiendo porque quiere dar con mi persona y llevarme de vuelta a toda costa.
El corazón de Mark estaba inestable.
Youngho entrecerró los ojos, era evidente la gama de emociones que surcaban el rostro descolocado del policía, como un libro abierto dispuesto a ser leído.
"Yo sabía de los planes de la policía por querer tener mi cabeza mucho antes que llegaras a Rusia, sabía nombres, sabía fechas y tiempos, yo no soy una broma Mark Lee ¿Vas a seguir pensando que tienes una ventaja sobre mí?".
Rechinó los dientes escuchando sus palabras tan autoritarias, quería lanzarse sobre él y decirle que era un bastardo o cualquier cosa ofensiva, que probablemente no le harían daño, pero servirían para desquitar las emociones que surgían dentro de él.
—¿Puedo saber cómo?
—Pregúntale a tu amigo —dijo Grisha Kozlov, el japonés contuvo la respiración— puedo decir con seguridad que el mejor topo de su generación no eres tú sino él, tan bueno que ni siquiera su propio amigo se dio cuenta de lo que ocultaba, tan bueno que supo engañar incluso a la misma policía... Osaki Shotaro es mejor amigo de Jung Sungchan, gracias a él sabíamos la red que la policía le tendía al señor Stepanov, gracias a él supimos tus pasos, Osaki ha demostrado su lealtad a la causa, Osaki sabe lo que esconde la policía coreana...
Tan bueno que incluso los hombres de Stepanov no sabían la verdad.
"Solo hago lo que creo justo, Mark, a nosotros nos gobiernan mentiras... perdóname amigo, perdóname".
El dolor, los golpes, el desconcierto, las estancias en el hospital... el hambre ¿Todo era culpa porque el japonés era un soplón de su institución? ¡¿Por qué?!
Mark sucumbió a sus sentimientos, se paró de su asiento en menos de un segundo y se lanzó contra el japonés para golpear su rostro, pero solo alcanzó a lanzar un puñetazo contra su mandíbula antes de ser sujetado en una llave por Youngho Stepanov.
—¡Eres un maldito traidor! ¡Sabías la causa de nuestro viaje! ¡Sabías que queríamos el bien! ¡Te vendiste por un par de billetes maldito infeliz!
—No me he vendido Mark, a nosotros nos contaron mentiras desde la formación policial... abre tus ojos ¡Las cosas no son como tú crees!
—Confié en ti, planeamos tantas... tantas cosas que... —se retorció, pero la fuerza con la cual era sujeto contra la mesa, era agobiante— Suka blyad!
Youngho y Grisha se observaron con la ceja alzada. El oligarca sostuvo a Mark del cabello de su nuca y lo tiró hacia atrás para que lo mirara.
—Lenguaje... ese lenguaje no es apropiado, señor Lee, no sabía que tenía conocimiento de maldecir en nuestro idioma.
—Aprendo de tus malditos perros que no han hecho otra cosa más que descargar sus frustraciones en mí —gruñó inquieto— suéltame.
Esos ojos brillantes, esa ira e inquietud, esa incapacidad de moverse, el sometimiento del coreano hizo cierto cortocircuito en su persona, pero antes de tener una imagen muy vívida de sus retorcidos pensamientos, lo soltó molesto y caminó hacia el asiento que había estado ocupando.
El japonés observó angustiado como Mark apoyó la cabeza en la mesa y se quedó mirando la nada. Sungchan tiró de su mano para llamar su atención y decirle que no había cometido un error, que había hecho lo correcto, pero Shotaro sentía que la culpa se lo estaba comiendo al planear cosas a sus espaldas.
—La cosa es... que tengo dos opciones contigo —el silencio fue interrumpido por la voz del oligarca— puedo matarte, lo que no sería difícil, o... puedo perdonarte la vida en consideración por haber salvado la de mi hermano.
Mark levantó el rostro y lo miró, había mucha ira contenida.
—A la mierda todo, Youngho Viktorovich, no estoy dispuesto a servirle a un infeliz, no me vendo como ellos dos —los observó— gasté tiempo en pensar cómo salvarte cuando en realidad estabas viviendo una vida cómoda en la mansión y tú... Osaki Shotaro, no vuelvas a hablarme.
No quería seguir escuchando, si el ruso levantaba el arma y le disparaba tampoco era la gran cosa, no se daría cuenta cuando estuviera muerto ¿Y qué más daba? Estaba cautivo desde mucho antes de llegar a Rusia, había dado sus ideales y sus esperanzas a la policía pensando que podía hacer algo útil en este mundo, pero todo indicaba que las cosas nunca fueron como lo pensaba.
Antes de abrir la puerta del salón, la mano del oligarca se posó en su hombro y lo volteó como si no tuviera voluntad.
—Te estoy dando una oportunidad a pesar de que te odio, porque salvaste la vida de Gavrel... y porque él me lo ha pedido ¿Vas a deshonrarlo de esa manera? —Mark miró hacia el lado, estaba tan molesto que quería golpearlo hasta agotarse, pero el ruso era más fuerte, más alto, con un cuerpo más grande y con armas que él no poseía— cruza esa puerta, en serio crúzala, y nunca te enterarás del porque Shotaro y Sungchan hicieron lo que hicieron, cruza esa puerta y nunca sabrás la verdad que esconde la policía coreana...
—Y si me quedó ¿Qué? Eres un Stepanov, no darías algo a cambio de nada —masculló, sintiendo la mano del ruso-coreano sobre su barbilla, con su perfume costoso llenando sus fosas nasales— mátame, no es la primera vez que lo harías con una persona.
—Es cierto, pero acabo de decidir que no sería grato hacerlo, el juego es más divertido si dura más tiempo —casi susurraba contra ese hombre, lo tenía contra la puerta— Kozlov...
—Sí, señor.
Los ojos rasgados de Youngho estaban en Mark y la forma en la que lo observaba, paralizado entre la ira y la sorpresa, tan indefenso, tan imbécil, tan llevado de los "buenos ideales", tan...
—Mark ha decidido que se convertirá en mi asistente personal, conocerá el mundo en el que me muevo, será mi perro faldero, lo incorporaremos como aliado y utilizará todas sus capacidades de mierda en nuestro beneficio, conocerá tanto de nuestro mundo que llegará un punto en el que no podrá delatarnos porque caerá con nosotros.
—Tu tampoco sabes de lo que soy capaz, Youngho Stepanov —susurró, haciendo el esfuerzo para no sucumbir y dejar que la sangre se drenara a direcciones equivocadas en momentos inoportunos.
Mark pudo escuchar, muy, muy a lo lejos, la voz angustiada de Shotaro.
"Para el cuerpo de policía no somos más que carne de cañón, Mark, si sales ahora a la calle ellos no te reclamarán, no nos están buscando ¿Quieres vagar por las calles indocumentado?".
Había vagado la mitad de su vida en las calles de Marruecos buscando qué comer, sobreviviendo a los golpes, a los abusos, vendiendo su cuerpo, trabajando por unas pocas monedas, pero luego del viaje a este mundo y más a este país, no sabía si era conveniente vagar perdido, con personas frías, en un idioma que no conocía, con la posibilidad latente de ser asaltado e incluso asesinado, sin protección.
"Sin la posibilidad de encontrar algún día a Mister Snow" pensó con un nudo en la garganta.
Estaba atrapado porque, aunque le dieran la posibilidad de salir de la mansión, "libre", seguiría condenado.
Youngho interrumpió sus pensamientos, en una voz y un acento que odió, odió por pensar que era todo lo contrario de desagradable, odió por pensar que era placenteramente dominante.
—No, no sé de lo que eres capaz, pero para eso te quiero usar a mi favor... alégrate, policía coreano —sus ojos despiadados estaban fijos en los suyos, rasgados, misteriosos— te estoy perdonando la vida convirtiéndote en la mascota del ruso.
~~~~~~
Nota autora:
Ughhhhhhh, mira esa tensión
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top