4. Salvándote

Después de que un grupo de sus hombres se encargara de llevar urgentemente a Mark Lee a un centro de salud, esa misma noche dio la orden para que Osaki Shotaro dispusiera de una habitación en el ala más alejada de la mansión, una habitación que estaría custodiada por un grupo de guardias armados dispuestos a entrar en acción si la situación lo requería.

—No te hagas una idea errónea de que estoy teniendo piedad contigo, basura, solo no quiero que me des dolor de cabeza con la mierda esa de tu amigo... un movimiento en falso, japonés, un solo movimiento en falso y no dudaré en volarte la cabeza —puso un dedo sobre su frente, el muchacho estaba débil, solo cerró los ojos en la celda mientras otros guardias sujetaban sus brazos— llévenselo.

Y no importaron sus palabras, ni el modo en el que fue sacado de donde fuese que estuviese encerrado, lo mejor fue cuando lo desataron en una habitación, le quitaron el vendaje de los ojos y le ordenaron de forma grosera que se quitara el hedor del cuerpo dándose un baño.

No podía decir que estaba seguro en este momento porque podía ser una trampa, los tipos enfermos actuaban de maneras despiadadas, y podía apostar que la habitación tenía cámaras, pero, como apenas podía abrir los ojos no le importaba, se quitó toda la ropa sucia y se metió al baño para poder hacer lo que había tenido prohibido hace días, orinar de manera decente y meterse bajo la ducha con el agua caliente.

—¿Qué harás si el otro policía se muere? —preguntó Gavrel siguiendo a su hermano mientras caminaba hacia el auto— ¿En serio no te dará culpa?

—Gav, vamos a tener una conversación muy seria cuando vuelva, pero estoy involucrado en cosas que no te haría sentir orgulloso que fuera tu hermano, si ese hombre muere no voy a sentirme culpable porque mientras yo esté en peligro, tú lo estarás y no puedo permitir eso.

El muchacho de cabello rubio y ojos de cielo se acercó al mayor para abrazarlo por la espalda antes que subiera al auto, lo que provocó que se quedara inmóvil y con el corazón acelerado. Él era su punto débil.

"Youngho, no importa lo que hagas, siempre serás mi héroe, puede que no conozca todas tus facetas, pero te conozco como hermano y eso es suficiente para saber que puedes hacer las cosas mejor... ".


Jueves 10 de junio 2021, 2 días después.

Aquel día en el que Mark Lee ingresó a la urgencia de una clínica privada, fueron los hombres de Youngho quienes, vestidos de manera casual como cualquier otro ciudadano ruso, se acercaron al médico jefe para entregar una gran suma de dinero y así asegurarse de que no reportaría a la policía la evidencia clara de que había sufrido maltrato físico.

El dinero, algo que podía ser utilizado para el bien, pero también ser utilizado para casos donde se puede sacar beneficio propio de la debilidad humana hacia este.

El médico aceptó el soborno y la hospitalización del muchacho se hizo bajo otra identidad, cada procedimiento y diagnóstico quedaría bajo esas cuatro paredes.

2 días que Mark pasó gran parte del día durmiendo, recibiendo medicamentos por vía venosa, visitas de médico y otros profesionales. 2 días que nadie cuestionaba los hematomas, nadie cuestionaba la fractura del meñique de la mano izquierda, todo se hizo pasar por un accidente sin saber que el gran oligarca estaba involucrado.

—Pielonefritis, señor Lee, usted tiene pielonefritis aguda, es una infección en los riñones —dijo el médico en un inglés marcado por el acento— es por eso que mantuvo un cuadro febril y vómitos, sin contar que su nivel de azúcar en sangre estaba por el suelo el día que llegó... ¿Tiene algún trastorno de alimentación?

El muchacho tragó saliva y miró el vacío, no había sido alimentado en días, días en los que los hombres de Youngho Stepanov lo golpearon hasta cansarse solo para sacarle un poco de información, información que nunca llegó.

Le dolía cada parte de su cuerpo, maldita sea y la frustración no ayudaba, no cuando se había preparado tanto estudiando a un hombre y las cosas no salían según lo planeado. El cuerpo de policía ¿Lo estaría buscando? ¿Sabrían que las cosas andaban mal? No se habían reportado en días, al menos sería sospechoso.

—¿Y qué sucederá ahora? —preguntó con la voz apagada.

—Antibióticos orales y analgesia para que pueda ir a casa, debe alimentarse de a poco... también deje de meterse en problemas con las personas equivocadas —susurró.

Antes de responderle, el médico se retiró del lugar, dejándolo solo en la habitación con más dudas que respuestas.

¿Qué sucedería si se levantaba ahora y se arrancaba? Mordió su labio inferior y desechó la idea inmediatamente, estaba acostado vestido solo con una bata, probablemente levantaría todo tipo de miradas ofendidas si veían a un hombre semidesnudo paseándose por la ciudad, probablemente llamarían a la policía y lo tendrían tras las rejas como un inmoral.

No tenía su identificación para decirles que era uno de ellos, pero coreano, y quizás no serviría de algo, quizás la policía rusa también era sobornada por el poder de Stepanov.

Miró el techo de la habitación tratando de pensar en un nuevo plan con las condiciones actuales. Probablemente volvería a donde fuese que lo tuvieran cautivo, pero debía manipularlos de alguna manera, hacerles creer que lo tenían dominado mientras ganaba tiempo y alertaba al extranjero de su captura.

Eso si es que no cortaban su cuello o le daban un tiro en la cabeza.

---

Así cuando llegó la tarde y el médico le dio el alta, Mark fue llevado en silla de ruedas hacia la salida donde un auto lo esperaba, nadie se daba vuelta a mirarlo porque era como cualquier otro paciente, solo que, con ojos rasgados, salvo que había un problema, el auto que estaba afuera no había sido pedido por él.

Tuvo la tentación de sostenerle la mano al enfermero y decirle que estaba en problemas, pero, si en el mejor de los casos lograba escapar de aquí ¿Acaso no le harían daño a Shotaro como venganza?

La puerta principal se abrió frente a sus ojos y lo primero que vio fue dos hombres de cabello rubio y cabello bien recortado en los costados, con miradas azulmente gélidas, vestidos de negro, esperando tomar el control de la silla de ruedas.

Si en este momento llevaba ropa era porque el equipo de Stepanov le entregó unas prendas antes del alta.

—¿Seguro estás bien? —dijo el enfermero, en un inglés perfecto.

El rostro de los rusos fue claro, si decía una palabra estaba muerto.

No le quedó más que mentir, sabiendo que una vez se subiera a ese auto, estaba condenado a volver.

—Perfecto, ellos son agentes míos.

Una vez que se fue y él entró al vehículo, la temperatura descendió ¿Era el aire acondicionado o el peligro?

—Estás en problemas, blyad (puta). —bramó uno.

Ni siquiera tuvo tiempo de responder, solo colocaron un vendaje en sus ojos y sujetaron las muñecas de sus manos por delante de su espalda, porque sin importar su mal estado de salud, no podía saber el lugar exacto donde vivía "el jefe".

Al igual que el primer día que fue capturado, sintió como si el vehículo estuviera dando vueltas aleatorias para despistarlo. ¿Cuántos paisajes no se estaba perdiendo? ¿Cuántos palacios de San Petersburgo no estaba admirando mientras conducían?

Pensando en el plan que quería tramar, se aclaró la garganta.

—¿Qué quieren saber de mí?

Sintió una sonrisa pesada con olor a cigarro barato.

—Todo, muchacho infeliz, pero tenemos órdenes estrictas de que debes comunicarte con Gaspadin Stepanov, te conviene cooperar si no quieres que te mate aquí mismo —sintió la frialdad del filo de un cuchillo sobre su cuello— ughh svoloch (bastardo) —bramó— el día que tu compañero y tú creyeron que podían inmiscuirse entre las personas para ganarse la confianza del jefe, estaban equivocados... porque...

G-n Stepanov strogo prikazal ne razgovarivat' s mal'chikom. —escuchó una voz profunda que provenía desde adelante, seguramente el chofer o su copiloto— yesli khochesh' sokhranit' rabotu, prosto vypolnyay prikazy.

No sabía qué se habían dicho, pero bastaron esas palabras en ruso para que el otro dejara de apretar el cuchillo contra su cuello y se limitara a mantener las manos lejos.

El resto del viaje fue en completo silencio, Mark odió cada segundo de eso y casi agradeció cuando después de media hora, o algo así, el vehículo se detuvo. Iba a preguntar si habían llegado, como un niño a sus padres cuyo viaje al campo finaliza, pero, solo fue empujado por el cuello fuera del auto obligándolo a caminar.

Podía sentir un olor diferente, no era el mismo del lugar donde estuvo encerrado antes, esto era otra cosa, incluso sentía que caminaba por ¿Cerámica? ¿Alfombras?

Después de unos pasos guiados y el sonido de una puerta abrirse, fue empujado contra el suelo, sin embargo, no tuvo tiempo de quejarse, solo abrió la boca... una boca que fue llena con algo ¿Metálico?

Desataron las vendas de sus ojos, el golpe de luz fue fuerte, sus ojos aún no se acostumbraban a ver con tanta claridad las cosas, pero ciego no era, estaba claro que las manos que sostenían la pistola en su boca pertenecían a un hombre poderoso.

Levantó lentamente la vista. La mirada más fría del mundo. Youngho Stepanov estaba parado, vestido con elegancia, con sus ojos rasgados entrecerrados como si pudiera atravesar su rostro.

Mark no supo qué sucedió, pero se sintió extraño, jodidamente extraño.

—Puedo volarte la cabeza ahora mismo... pero el juego no sería divertido, Mark Lee, es mejor que hables y digas todo lo que sabes si no quieres que te haga desaparecer.

Estaba enfermo, Stepanov lo estaba.

—¿Qué quiere saber, señor? —habló cuando el ruso le quitó la pistola de la boca.

—¿Por qué la policía coreana está tras de mí?

Mark no pudo evitar sonreír incrédulo ¿Youngho Stepanov era idiota? No pudo seguir haciéndolo, la enorme y fuerte mano del ruso sujetó su barbilla mientras lo escuchaba decir entre dientes "obedece".

—P-por su largo prontuario señor, porque saben que usted secuestró al hijo menor del magnate Jung, porque creen que está involucrado en más crímenes y asuntos ilegales, por soborno a las policías, tráfico de influencias, tráfico de drogas, por liderar una organización criminal.

—Y te elijen a ti, conocido como el mejor de su generación... en serio niño, pudiste hacerme quedar como un idiota frente a un grupo de empresarios por jugar póker, pero no lo soy... —indicó a su alrededor— sabía de tu existencia antes que llegaras a Rusia, sabía que me querían hacer caer ¿Crees que no lo sé? Pero ¿Te cuento un secreto? —paseó la punta el cañón de la pistola por la cara de Mark, el muchacho solo se limitaba a mirarlo fijamente— voy a hacer que se arrepientan de su decisión cada día de su vida...

Soltó el rostro con desprecio, la cabeza del ruso estaba en mil lugares y responsabilidades a la vez, el intento de la policía coreana por verlo caer no hizo más que poner su mal humor en uno peor.

"Me parece curioso que algunas naciones quieran mi cabeza... ¿Quién es realmente bueno o malo? ¿No te parece que tu propia policía está corrompida por personas con conflicto de intereses hacia mi persona?".

Bajó la vista a la pistola que tenía en su mano ¿Y si les daba un motivo suficiente para que lo creyeran la vil rata de esta historia? No sería la primera vez que mataría a alguien con sus manos y bajaría a un obstáculo menos de su camino.

Se volteó quitándole el seguro para apuntarle el rostro, pero Mark Lee no hizo nada más que contener la respiración y observarlo desde el suelo donde se encontraba arrodillado, atado de manos, todo dispuesto a ser maltratado de nuevo, con el cuerpo débil después de la hospitalización.

Esa imagen solo jodió su cabeza de una manera que lo hizo enfadarse consigo mismo.

Se volteó quitándole el seguro para apuntarle el rostro, pero Mark Lee no hizo nada más que contener la respiración y observarlo desde el suelo donde se encontraba arrodillado, atado de manos, todo dispuesto a ser maltratado de nuevo, con el cuerpo débil después de la hospitalización.

Esa imagen solo jodió su cabeza de una manera que lo hizo enfadarse consigo mismo. ¿Pero qué miera era eso?

Tomó su teléfono y marcó a alguien.

—Kozlov, Otnesi eto der'mo v yego novoye podzemel'ye.

Eso había sido ruso y Mark no entendió ni siquiera una sola palabra, solo sabía que no pasó siquiera 1 minuto antes de que unos hombres lo levantaran de sus hombros y brazos hacia la salida de la oficina.

Miró hacia atrás, el ruso tenía el ceño fruncido hacia él, como si realmente fuera a matarlo si se quedaba más tiempo allí parado.

Después de eso no le importó ser arrastrado, porque la belleza de la mansión en la que se encontraba solo hizo que jadeara, la arquitectura, los detalles, los lujos, como un mini palacio o algo así ¿En serio iba a dormir en la mansión de Youngho Stepanov? ¿Cautivo dentro de estas costosas paredes bajo el mando de un oligarca ruso?

Descendieron a otro piso, donde, al final del pasillo, una puerta abierta lo esperaba.

Cuando entró, lo desataron de manos, lo empujaron al suelo tirándole saliva al rostro y diciéndole insultos en su idioma, pero no estaba en posición de reclamar o decirles improperios, aun no se recuperaba de las palizas en el sótano y su cuerpo estaba lleno de hematomas, solo obedeció.

—No creas que estás de vacaciones, pequeña "rrrata" inmunda, estás siendo vigilado con cámaras y tu puerta siempre estará resguardada por nosotros.

No respondió, solo dejó que cerraran la puerta para levantar el rostro y admirar el lugar donde estaría cautivo, una amplia habitación con ventanales del techo al suelo, con cortinas inmaculadas, paredes color blanco hueso, una cama tamaño King, alfombras ¿Turcas?

Descendió la mirada a su entrepierna, sintiendo las orejas enrojecerse cuando recordó la manera en la que el infeliz de Stepanov paseó la pistola en su cara con tanta autoridad que era difícil oponerse.

¡No! ¡Mierda!

Se acostó en el suelo con cuidado mirando el techo, boca arriba, tratando de evadir el cómo su cuerpo estaba reaccionando con aquel encuentro, pero no estaba funcionando en absoluto, la pistola en su boca, la mirada despiadada de ojos rasgados. Estaba jodidamente erecto bajo el pantalón de chándal.

Qué asco, que asco, él era un policía serio ¡Qué asco actuar así!

Había jodido con un colega aparentemente "heterosexual" allá en Corea, pero había pasado tantos meses que ahora parecía puberto excitado con el mínimo roce de cualquier cosa, o con la actitud canalla de otra persona.

No tenía fuerza para masturbarse y tampoco quería dar una imagen nefasta a las personas que podrían estar vigilando su presencia en el cuarto, solo le quedaba la opción de irse al baño donde podía darse una ducha y quitarse el olor que traía impregnado desde que estuvo encerrado.

Con cuidado se levantó y caminó, se desplazaba con dificultad, aún podía sentir el dolor de los golpes. Se suponía que era un policía preparado para defenderse de este tipo de ataques, pero no tuvo opción en la celda, la falta de comida y energía lo redujeron rápidamente.

Al abrir la puerta, tanteó con su mano derecha la pared para encender la luz, sin embargo, cuando esto se hizo, la sorpresa y el pánico lo tomó de una manera imprevista.

—¡Mierda!

Desde la lámpara central de un amplio baño, una cuerda trenzada estaba sujeta al cuello de una persona de cabello rubio, ojos color de cielo que se estaban tornando borrosos, un cuerpo desnudo y pies que apenas movían los dedos, un peso que se estaba volviendo muerto.

Una persona, aparentemente adolescente, estaba tratando de quitarse la vida ahorcándose.

Jadeó.

Lo primero que hizo fue correr la silla que estaba cerca, subirse encima de ella y tratar de desatar el nudo de la cuerda, un nudo minuciosamente hecho y que se negaba a ceder.

—¡Maldita sea no! ¡No! —gimió, el terror haciendo añicos su corazón— muchacho, no...

Utilizando la fuerza que no tenía, tiró tanto de la cuerda que esta terminó cediendo, cayendo el cuerpo de esta persona sobre él, terminando ambos resbalándose contra las baldosas del baño.

Mark no pensó en el golpe que se había dado en la cabeza, solo volteó hacia el muchacho llevando los dedos a su cuello y comprobar si tenía pulso o si había llegado demasiado tarde, la marca de la soga estaba allí.

—Dios, Dios... —tenía un pulso, uno muy débil ¿Se estaba muriendo? Corrió hacia la puerta de la habitación— ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor! ¡Necesito ayuda aquí!

No esperó para ver si alguien lo estaba oyendo, volvió al baño dentro de la habitación, sus ojos viajando rápidamente al cuerpo del adolescente desnudo, percatándose de un detalle evidente, de las marcas en su torax, construyendo en su cabeza alguna historia que causaba conmoción, y quizás por un instinto protector, alcanzó la toalla más cercana y cubrió la parte inferior entre sus piernas, porque sabía, que si estuviera en su sano juicio, no querría que lo vieran desprotegido.

—¡Ayuda! ¡Necesito ayuda en el baño! —volvió a gritar.

El muchacho que había intentado suicidarse dejó de respirar, dejó de tener pulso central.

Paro cardiorespiratorio. Se estaba muriendo.

Dios, Dios, Dios.

En menos de un segundo y apartando la ansiedad tan lejos como pudo, se concentró en sentarse de rodillas, colocar un borde de la palma en medio de los pectorales y luego la otra mano para empezar los masajes cardíacos, iniciando así la maniobra de RCP (reanimación cardiopulmonar).

—Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis... —contaba, con el ritmo correcto, con el tiempo adecuado— diez, once, doce...

Como policía se había enfrentado a situaciones difíciles como esta, solo que, en innumerables ocasiones, la persona ya había cometido su propósito, ya sea por ahorcamiento, ya sea por envenenamiento o un disparo en el cráneo. También estuvo en la calle, dando RCP en accidentes, incluso en su vida allá en el otro mundo siempre protegía.


Flash Back

Cuando vio que ese palo se elevó en el aire, Mark miró a su "hermano menor" y no lo pensó dos veces, se lanzó contra él para que el golpe diera sobre su espalda de lleno. Ni siquiera abrió la boca para quejarse, aguantó tanto el dolor como pudo y no soltó a su hermano en ningún momento, porque sin importar lo que sucediera, sabía que el momento en el que lo hiciera, lo asesinarían.

¿Cómo había logrado llegar en una familia de acogida tan siniestra?

Era su segunda familia, con problemas viciosos, dispuestos a recibir niños ajenos con tal de tener ayuda del gobierno. Un gobierno que no parecía interesado en la estabilidad de niños secuestrados y exóticos como él (de rasgos diferentes), en niños que rondaran las calles de Marruecos robando comida en los restaurantes.

—Esto servirá para que aprendan a obedecer —estaba evidentemente ebrio— tengan cuidado con no ser niños buenos, porque cuando estén solos voy a tocarlos y me saciaré... les juro que lo haré, no hay nada más caliente que ustedes cuando tienen miedo.

Dos días después de ese hecho, el otro niño, "su hermano", decidió quitarse la vida colgado de una viga, el mismo día que Mark decidió escapar y lanzarse una vez más a las calles como su verdadero hogar.

Fin Flash Back

Nada había cambiado en él.

Estiró con cuidado el cuello del muchacho y le dio respiración boca a boca, dos veces, antes de seguir con los masajes.

Estaba olvidando que tenía un dedo fracturado y que sus músculos estaban débiles, que había sido usado de saco de boxeo, olvidando que tenía pielonefritis, solo concentrándose en volver a la vida a alguien que no merecía optar por acabarla, ningún ser humano lo hacía.

Siguió con los masajes, dos ciclos más, hasta que, al comprobar el pulso, se dio cuenta que este estaba vigoroso y que su tórax volvía a moverse con una respiración baja. Pero el muchacho no abría los ojos, seguía inconsciente.

—¡Necesito ayuda acá por favor!

Se acostó a su lado y lo abrazó para que no perdiera calor ¿Quién era este muchacho? ¿Por qué habría tomado la decisión del suicidio? Solo esperó y esperó rogando pacientemente por ayuda, hasta que unos pasos firmes llegaron al baño.

Blyat!

Mark sintió un golpe en la mandíbula tan fuerte que sus oídos tenían un pitido interminable, quizás se la había quebrado, quizás no, pero abrió los ojos al instante.

—No lo destape, no le quite la toalla, necesito ayuda por favor.

El hombre, probablemente agente de Stepanov, habló por radio en ruso dando órdenes.

No pasó más de medio segundo antes que otros agentes llegaran hasta ese baño, tomaran a Mark de los brazos y le dieran puñetazos en el abdomen y rostro como si fuera un saco donde practicar.

—¡Yo no le hice nada! En serio, yo no... —ser lanzado al suelo boca abajo e inmovilizado, con un zapato contra su cabeza, se sintió como si lo estuvieran aplastando— ¡Mierdas rusas! ¡Yo no le hice daño!

1 minuto más tarde, apareció Youngho Stepanov, jadeando, siendo bañado notoriamente por el terror en su rostro, sus ojos de Mark al muchacho, del muchacho a Mark, un gruñido profundo, una ira capaz de asesinar a cualquiera.

Mark comprendió que la persona en el suelo era alguien importante.

—¡Gavrel! ¡Gavrel despierta! —miró a todos, sus ojos humedecidos, las venas de la garganta hinchadas— ¡¿Qué sucedió acá?!

—Señor Stepanov, encontramos al señorito Stepanov en el suelo y este muchacho al lado, debería investigar su autoría de los hechos.

Mark no entendía nada de lo que estaba hablando, pero sabía que no debía ser bueno, no cuando los ojos de Youngho se posaron en él con la frialdad y una actitud siniestra que podía helar a cualquiera, incluso a él que se había enfrentado con otros hombres poderosos.

La rabia lo nubló.

—Mátenlo... llévenlo al calabozo y acaben con él de la peor manera que puedan —murmuró.

Y antes que se lo llevaran arrastrando por los mechones de cabello, la mano débil, muy débil de Gavrel, sujetó suavemente la de Youngho, abriendo lentamente sus ojitos color cielo para dirigirse a los de su hermano antes de caer en la inconsciencia, otra vez.

Mark, que seguía boca abajo, gritó cuando un dolor desgarrador vino de su mano izquierda después de recibir una pisada, un grito que reflejaba lo mucho que le afectó ese movimiento. ¿Le habían roto huesos? ¿Le habían cortado algunos?

Nada importó, solo después que la vista empezaba a nublarse, escuchó la voz de Youngho dando otra orden, solo después de darse cuenta que el muchacho estaba contra los brazos de ese hombre, Mark terminó desmayándose de dolor.

Mark había salvado la vida de una persona.

Otra vez.

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Nota autora:

El dolor más grande de Youngho son dos cosas, no haber podido conocer al niño que le escribió por el papel mágico... y su hermano menor :'(


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