19. Confesión y preocupación
Al otro día sábado 14 de agosto 2021.
Sí, como en la descripción típica de toda novela, así mismo se sentía, como si realmente un camión hubiese pasado por encima suyo y no conforme con ello, retrocede y vuelve a arrollarlo hasta aburrirse. Le dolía cada jodido músculo y ni hablar de la cabeza, seguramente estaba cursando por una jaqueca.
Pero más allá de eso, había un tipo de dolor que sabía que no se desprendería con ningún tipo de medicamento y que brotaba desde su pecho.
Se decidió a abrir los ojos, encontrándose el rostro de Mark Lee a poca distancia del suyo en la otra almohada, durmiendo tranquilo como si nada lo estuviera perturbando, un poco despeinado, con el indicio de bello facial que crecería en su barbilla, tan relajado que lo envidiaba. Tan interesante que lo asustaba.
Sintió su teléfono vibrar con una llamada entrante, era Kozlov. Con un suspiro estiró la mano hacia el mueble y contestó.
—Sé que no manejo tu agenda, que lo hacen tus secretarios, pero me tomé la molestia de cancelar tu horario el día de hoy... Youngho —había dejado de lado la formalidad— espero realmente descanses y cuando tengas tiempo podamos hablar, como amigos, lo sabes ¿No?
Quería burlarse de él y pedirle que dejara de ser compasivo, pero no tenía la fuerza.
—Gracias —fue todo lo que pudo decir de la manera más sincera posible.
—Hay cosas de las que me haré cargo en tu nombre hasta que lo necesites, no te levantes de la cama hasta que te sientas mejor.
—¿Alguien... notó algo ayer?
Flash Back
Estaba tan concentrado en los monitores que tenía frente a su rostro, que le tomó un momento darse cuenta cuando uno de sus hombres había entrado a la oficina, sus rasgos evidenciaban la preocupación que tenía, algo inusual cuando Kozlov tenía entrenados a los mejores hombres.
—¿Qué es lo que sucede, Vasíliev?
—El señor Stepanov está descontrolado, se pueden escuchar sus gritos fuera de la habitación, su puerta está cerrada... así que solicito su autorización para entrar y ver qué pasa.
El ruso lo observó un par de segundos antes de recordar que su amigo debía haber vuelto de una compleja reunión con autoridades, negociadores y el presidente, una reunión en la que debía estar acompañado por Mark, alguien que, de notar algo extraño, no se apartaría de su jefe.
—Déjalo en paz, créeme que estará bien, ya tiene a alguien que lo vigila.
—Pero señor...
La letalidad en la mirada de ese hombre lo hizo cerrar la boca de inmediato, Grisha Kozlov era jodidamente peligroso, alguien a quien no te gustaría cruzarte en su camino cuando estuviera molesto.
—He dicho que estará bien, es más, todos los hombres de seguridad aléjense de ese lugar ¿Les quedó claro?
Fin Flash Back
Durante la madrugada cuando no se movía ni un solo ser vivo en esa casa, Grisha subió hasta la habitación de su mejor amigo para saber si las cosas estaban bien. Como la única persona que tenía otra llave del lugar, abrió con cuidado y asomó solo su rostro, encontrándose con una escena que de alguna manera le pareció lo correcto. Mark estaba envuelto en los brazos de Youngho, ambos durmiendo profundamente.
Cuan equivocado hubiera estado de no seguir su intuición, Youngho nunca había estado en peligro.
Sonrió para si mismo con el teléfono en mano, como si anticipara las cosas que iban a suceder pronto.
—Que se hubieran dado cuenta o no, no importa, no dejarán de tenerte miedo y respeto... te cortaré la llamada, estoy con el equipo de ataque cibernético planeando algunas cosas.
—Kozlov.
—¿Mmm?
Dudó un poco antes de cerrar los ojos.
—Muchas gracias, en serio.
Quería responderle que para eso estaban los mejores amigos o ese tipo de cosas, pero Youngho Stepanov probablemente no soportaría ese nivel de cercanía, aunque también lo pensara. Solo asintió y cortó la llamada.
Por otra parte, Youngho quiso voltearse para ver al hombre que dormía profundamente a su lado, sin embargo, no pensó que vería dos ojos brillantes y oscuros observarlo debajo de sus pestañas y el flequillo.
Al instante se sentó con la espalda apoyada en el respaldo de la cama, una sensación de calor dirigiéndose a sus mejillas como no estaba acostumbrado a que sucediera, con un corazón que latía como si acabase de correr una maratón. No era como si viera por primera vez al policía en su cama, pero ahora todo tenía una connotación diferente desde que había admitido que le gustaba ese mocoso.
Desde el punto de vista Mark, estaba viendo a un hombre que parecía haber sido despojado de una máscara para revelar su verdadero ser, un hombre levemente despeinado, con la camisa de la reunión de anoche algo abierta, con vulnerabilidad en sus ojos y la postura de su cuerpo.
Su corazón también dio ese "latido especial" que lo hizo sonrojarse y voltearse hacia la pared.
—Buenos días, señor Stepanov —su voz ronca y somnolienta eran una combinación letal para quien estuviera descubriendo sus sentimientos— yo... mierda.
Sin dar tiempo a otra cosa, el muchacho se levantó de la cama para dirigirse rápidamente al baño, murmurando que se bañaría o algo por el estilo, dejando al ruso parpadeando un poco sorprendido.
Entró a la ducha, tomó el champú de su jefe y lo aplicó en su cabello dando suaves masajes, dejando que el delicioso aroma llenara sus pulmones y la espuma jugara en su piel al caer. No sabía específicamente por qué hacía esto, quizás solo necesitaba una excusa para calmarse a sí mismo, alejarse de ese hombre, quitarse la ropa que había usado en esa reunión, o todas las anteriores.
Cuando estuvo listo y su corazón parecía más calmado, salió de la ducha y se secó con cuidado, no había entrado antes al baño de Youngho Stepanov, pero podía decir que era mucho más grande que el suyo, tan sofisticado que parecía mejor que el de un hotel.
Miró a su alrededor buscando su ropa limpia, sin embargo, recordó que ni siquiera había pasado por su habitación ¿Cómo podía ser tan imbécil?
—Señor —habló por un pequeño espacio entre la puerta y la pared— ¿Podría... traerme ropa limpia de mi habitación?
Quería hacer un hoyo en el patio y meterse dentro para ser enterrado por siempre ¡No podía creer que tenía el derecho de hacerle esa petición a su jefe! Sin embargo, un montón de ropa apareció al instante como si el ruso se hubiera dado cuenta que su guarda espaldas había sido un hombre bobo.
Se vistió al instante, el conjunto era, de hecho, muy bueno, como si incluso las cosas hechas rápido y al azar le salieran bien. Traía un pantalón deportivo negro, una camiseta sin mangas verde, incluso había tenido el detalle de incluir ropa interior y unas medias blancas.
Cuando salió del baño secando su cabello, pudo ver un carrito lleno de comida y cosas para beber, mientras que en el otro lado de la cama estaba Youngho evidentemente se había duchado en otro lugar, con pantalón deportivo gris y camiseta blanca.
Era extraño verlo así, solía usar trajes todo el tiempo.
Se cacheteó mentalmente.
—Puedes tomar desayuno aquí si lo deseas, si no, puedes ir al comedor, como... tú gustes —estaba mirando su teléfono para evadir la mirada de Mark ¿Por qué se sentía como un adolescente idiota?
Tomó una taza y un par de platillos antes de pasárselas a Stepanov, tanto tiempo siguiéndolo como su guarda espaldas le daba una idea clara de qué era lo que le gustaba. Luego sacó sus propias cosas, se acomodó doblando las piernas entre sí y bebió té.
Los ojos de Youngho se fueron a su figura, luego al frente, sintiendo que las palabras subían por su garganta desesperadamente en un intento de ser expulsadas.
—Viktor Stepanov mató a mi madre cuando yo tenía un año e hizo lo mismo con la mamá de Gavrel, a la primera porque descubrió sus negocios sucios, a la segunda fue en el periodo que Gavrel con solo 5 añitos expresó que no se sentía una niña sino un niño... —Mark lo miró al instante con la boca abierta, la información que se manejaba respecto a sus muertes era secreta, todo lo que se especulaba era "suicidio" — lo supe poco antes de... que murió.
Mark bebió té, luego levantó la mirada hacia él.
—Supongo que la muerte de Viktor no fue algo al azar —murmuró con cuidado.
—No... lo maté yo luego de saber que él planeó todo lo del secuestro a Gavrel... lo maté con una pistola en su nuca—sus ojos rasgados en el vacío solo reflejaban la desesperación que le traían esos recuerdos— su cuerpo lo cremaron, tiraron sus cenizas a la basura, yo no lo quería cerca... si no tuve a mi madre cuando más quise una fue por su culpa, si mi hermano no pudo crecer con la suya también fue su culpa... él es autor de mucha de las mierdas que han pasado en mi vida, es su culpa también que yo haya asumido todo su imperio.
Meneó la cabeza, masticó un trozo de pastel y miró al policía esperando que lo juzgara, que le dijeran que las cosas estaban mal, que el asesinato no era la solución, pero solo pudo ver sus ojos brillando con entendimiento.
—Debió ser difícil cargar con todo eso —dejó la taza vacía a un lado y luego concentró toda su atención en él— lo de anoche fue un escape a toda la mierda que ha acumulado por años, pero no es necesario que disimule, no se haga ese daño, llorar y gritar es necesario —el ruso no volvería a ser el mismo— si tiene miedo, si no desea hacer algo, si quiere llorar, si... si quiere tener sentimientos, está en toda libertad ¿Quién va a juzgarlo? ¿Personas que no tienen relevancia en su vida? —sonrió de labios sellados para él— que bueno saber que el gran oligarca Youngho Viktorovich Stepanov es un ser humano.
"Deja de ser bonito, no deberías ser bonito...". Pensó.
Pero recordó los abrazos de Mark anoche, la manera que lo había protegido a sí mismo, la gran paz que sus brazos le habían otorgado, como uno de los pocos lugares donde podía ser él sin ser juzgado.
Su cuerpo fue más rápido que su mente.
Dejó las cosas hacia un lado en un mueble y lo empujó contra el colchón de su cama, la sorpresa era muy grande en los ojos rasgados de Mark Lee al ver a su jefe acorralarlo bajo su cuerpo.
—"Koshachiy" (felino) —besó la punta de su nariz con cuidado, el menor gimió suavemente— deja de ser tan bonito conmigo, soy un hombre muy malo.
Mark miró su propia mano derecha acariciar el brazo desnudo de su jefe, escalando hasta tocar sus suaves labios, la forma en la que caía su cabello sobre la frente lo hacía lucir tan ser humano como cualquier otro.
Luego acarició su mejilla porque en el fondo lo entendía, aunque uno tenía extrema riqueza y él, Mark, que vivió la mitad de su vida en la pobreza, tampoco tuvo el suficiente apoyo ¿Cuántas veces no deseó que alguien le tendiera la mano?
Su corazón volvió a dar un latido especial, este no era el Youngho que él creía, pero le gustaba, mierda, le encantaba en demasía.
—"Malenki malchik" (niño chiquito) —besó la mano que le tocaba la mejilla— "glupyy politseyskiy" (policía estúpido) —sus besos fueron bajando por el brazo hasta llegar a su hombro, Mark entendía cada una de esas palabras, lo que hacía esta situación mucho mejor— Mark...
El ruso apoyó su frente con la de este, ambos con los ojos cerrados, tan indefensos ante sus propios miedos y sentimientos, pánico de dar un paso, pánico de pasar a llevar los recuerdos tanto de Mister Snow como Spider man sin tener una sola idea de que se trataban de las mismas personas.
"Mark" volvió a susurrar. "Tengo miedo, pero... me gustas... mucho".
Presionó sus labios en los de él por un par de segundos antes de apoyar su rostro en el pecho izquierdo, respirando profundamente, sin ser capaz de observarlo a la cara, con la vergüenza haciendo estragos en todo su ser.
Por su parte, Mark abrazaba a Youngho que se había desplomado sobre él, acariciando su cabello, sintiendo algo que solo se podía calificar como "bonito", con el pensamiento casi irreal que le gustaba a un hombre como Stepanov, sintiendo sus mejillas aún más rojas.
Ya no era un adolescente, ya había sufrido lo suficiente en el pasado por entregar su corazón, pero esto, ahora, se sentía como si fuera lo correcto.
"Usted también me gusta mucho, señor".
Él no podía ver a su jefe, pero este se atrevió después de mucho tiempo a sonreír.
Martes 17 de agosto 2021, 3 días después
Después de ese día en que habían confesado mutuamente sus sentimientos, no volvieron a darse un beso, sin embargo, las miradas especiales no habían faltado o esos sonrojos de adolescentes bobalicones tampoco, era como si se tuvieran vergüenza, como una etapa que ninguno de los dos pudo tener cuando fueron más jóvenes.
Estaban hablando en la principal sala de estar de la casa cuando apareció Gavrel tocando tímidamente su cabello y girando sobre sus pies para que lo vieran con su camisa blanca puesta, la corbata de la escuela, pantalón color beige y en su brazo traía colgando la chaqueta con el logotipo.
Era uno de los lugares más prestigiosos de la ciudad y el país.
—¿Se nota mucho el fajado? —se movió inquieto— por favor.
—No... cariño, no.
Youngho lo abrazó contra su cuerpo, había discutido todos estos días si era correcto lo que estaba haciendo, pero ver la emoción en los ojos de su hermano, le entregaba un poco de consuelo.
"Ya sea una mala experiencia o no, quiero vivirla" susurró contra su cuerpo.
—Luces hermoso ¿Estás seguro que no te confundirán con un modelo? —dijo Mark.
Cualquier cosa para alivianar el ambiente, funcionaba en el muchacho.
En ese momento todos voltearon sus rostros hacia el otro lado de la sala de estar cuando ese "otro alumno" apareció allí cargando una mochila en su hombro derecho y las mejillas sonrojadas a más no poder.
Los observó con una sonrisa torcida, pero cuando sus ojos rasgados quedaron en los claros de Kozlov, perdió la alegría y miró hacia otro lado, ese hombre le daba mucho miedo.
—Me siento ridículo, tengo 25 años ¿Quién va a creer que tengo 15?
—Cambio de planes —la voz de Grisha llamó su atención— estarás en último año, así que creerán que tienes 17 o 18, no es tan difícil, apenas aparentas los... 25.
Una sola mirada severa fue suficiente para que Osaki Shotaro no pensara siquiera en reclamar, los planes los armaba Kozlov en conjunto con Stepanov, cualquier situación de oposición a las ideas podía significar la expulsión del trabajo.
Aunque Youngho no quería pasar a llevar a su hermano, no había modo de tranzar un acuerdo respecto a su llegada al establecimiento escolar, él lo llevaría y hablaría personalmente con el director a modo de hacer su acto de presencia y recordarle los acuerdos a los que habían llegado.
No quería ser mafioso, pero si tenía que usar su poder para que otros se sintieran intimidados como cuando él fue a su primer día de clases a los 5 años, entonces lo haría todas las veces que fuera necesario.
—Apégate al plan y no hagas nada estúpido —murmuró Kozlov antes que el guarda espaldas de Gavrel desapareciera por la entrada principal de la gran casa.
Incluso él, un hombre que había visto de todo en esta vida, se sentía inquieto por un día como hoy, él, alguien que pertenecía la comunidad LGBT+, podía entender lo que significaba tener que vivir en un país con leyes donde se perseguían a "los diferentes" y solo unos pocos juzgaban la agresión hacia estos.
Estaba muy preparado, si alguien le hacía daño a Gavrel, a quien amaba como su hermano menor, no tendría un ápice de piedad y... mierda, Kozlov sabía lo que era capaz de hacer cuando estaba lleno de ira.
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En la mañana iban los grandes, en la tarde los cursos más pequeños. Algunos llegaban junto a sus padres, otros llegaban solos, pero había algo común y es que todos eran muy distinguidos, no por nada era una de las escuelas más costosas del país y de alto renombre.
Shotaro se mordió los labios antes de abrir la puerta del vehículo y bajarse, Mark hizo lo mismo y se volteó hacia su espalda cuando del otro vehículo de lujo, Youngho Stepanov se bajaba para abrirle la puerta a su hermano.
Un par de ojos, más de los que quisiera, se voltearon hacia ellos, porque la imagen era muy particular, un muchacho rubio de ojos claros, cual ángel, rodeado de 3 personas de origen asiático, como el dueño de una mafia.
"Es... el señor Stepanov".
"Era cierto, Youngho Stepanov ha venido a dejar a su hermano".
Como si se tratara de una celebridad, muchas personas observaban atónitas la presencia de ese hombre, quien, a pesar de estar en un lugar donde había personas distinguidas y de buen pasar, se distinguía por sobre los demás, como si un aura siniestra lo rodeara. Era dueño de grandes cosas del país, propulsor de la vacuna Sputnik V, más de algún padre/madre de los niños de acá trabajaba para una de sus empresas.
El director ya estaba esperándolo junto a otras autoridades de la escuela.
—Bienvenido, señor Stepanov, es un honor para nosotros poder recibir a su hermano en nuestro establecimiento educacional, haremos todo lo que esté en nuestras manos para que su proceso educativo sea el mejor de este país.
—Eso espero, Isaev, hice una donación no menor para esta escuela, es lo mínimo que espero a cambio... a Gavrel no le tocarán si quiera un mechón de su cabello —peligroso como si pudiera cortar el cuello de ese hombre con sus palabras, el otro no pudo evitar tragar saliva— estás advertido.
—Sí señor.
No le gustaba pisotear a otros, pero si se trataba de defender a su hermano menor, haría lo que fuera que estuviera a su alcance.
Luego de saludar a otras personas, se volteó hacia su hermano y dejó las manos sobre sus hombros.
—Es probable que algunas personas ya lo sepan, pero ya sabes, tu nombre es Gavrel Viktorovich Stepanov y que nadie diga lo contrario.
Besó su frente y le dio una mirada a Mark para que se retiraran, quedarse aquí sería alargar las cosas.
Shotaro tragó saliva y se dispuso a seguir al director, lo llevaría a su salón, él, Isaev, era el único que sabía que era su guardaespaldas.
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Voces, risas, muchos de ellos ya se conocían, otros miraban con timidez a su alrededor mientras que Gavrel caminó hacia un asiento vacío que había al frente. No pudo evitar sonreír, estar con otras personas se sentía tan adecuado, como si pudiera tomar un poco del gusto de ser un "chico normal".
Peinó su cabello un par de veces, cuando alguien tocó su brazo con cuidado. Extrañado miró hacia el lado encontrando una chica de cabello largo, rubio como el de todos, un par de pecas pequeñas sobre la nariz y unos ojos iguales a los suyos solo que, traía unos lentes que le sentaban muy bien.
—Milena Vasilyeva, seremos compañeros de asiento.
—Gavrel Stepanov, un gusto —sostuvo su mano, sintiendo sus mejillas enrojecerse— ¿Eres nueva?
—Totalmente —apretó sus manos y miró hacia el lado, luego de nuevo al muchacho para hablarle más bajo— Gavrel, tu botón de la camisa no está puesto de manera correcta y... bueno.
Al bajar la mirada a su cuerpo, se dio cuenta que si se movía lo suficiente, se notaría la faja que apretaba sus pechos, pero antes de alarmarse, Milena ajustó su botón para que nadie lo notara. Luego miró hacia el frente como si nada hubiera pasado.
Gavrel sintió las alarmas de su ser sonar estruendosamente, ansioso, con un deseo de llorar tan poderoso que estuvo a punto de pararse de su asiento, sin embargo, Milena, la otra niña nueva, lo miró con una sonrisa de labios sellados.
—No tienes que tener miedo, cuando todo el mundo sepa que eres un Stepanov, nadie se atreverá a decirte algo.
—Pero hablarán a mis espaldas —gimió angustiado.
—Entonces solo serán unos cobardes.
Gavrel tuvo la necesidad de gruñir confundido.
—¿Por qué eres así? No me conoces.
Milena le sonrió mientras ajustaba sus lentes.
—Porque soy nueva en esta ciudad y en este colegio, y quiero tener un amigo... así que te he elegido ¿Cuál es el problema? —meneó la cabeza y prestó su atención al frente, pero habló bajo mientras la profesora de biología entraba en el salón— tú decides.
Ese día cuando pasaron la lista de curso, todo el mundo guardó un silencio sepulcral cuando escucharon que uno de los compañeros del salón se apellidaba Stepanov. Quizás era una maldición o podía usarlo a su favor, después de eso más de alguno se acercó para saludarlo curioso, oportunidad que él aprovechó para presentarse por su nombre social.
Nadie, absolutamente nadie hizo un comentario sobre eso, porque a sus ojos, realmente tenían a un chico. Bien, su secreto podía estar a salvo junto a él y a la niña curiosa que se había ofrecido para ser su amiga.
Gavrel sentía su pecho lleno de júbilo, estar con tantas personas fue un poco agobiante en un inicio, pero después se acostumbró a ello, prestó atención en clases y conversó con otros chicos. ¡Necesitaba contárselo a su hermano!
Poco antes que fuera la hora de salida, el adolescente miró su teléfono para ver si Shotaro le había mandado algún mensaje, sin embargo, no había nada de nada. ¿Estaría bien?
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"Estimado señor Kozlov, el alumno Osaki se ha metido en problemas, necesitamos que venga a las dependencias de la escuela cuando sea el horario de la salida".
Antes de preocuparse por ese policía, hizo una llamada breve a Gavrel para cerciorarse que todo se encontrara bien y, cuando supo que eso era así, sintió un poco de alivio en su corazón.
Después de eso se subió al vehículo y manejó hacia la escuela, con mil pensamientos en la cabeza. Mierda, era un hombre jodidamente ocupado ¿Por qué ese hombre se había metido en problemas? ¡Y en el primer día de escuela!
Bendito ese momento en el que firmó documentos y se había puesto a él como su apoderado, tenía tantas cosas que hacer, tanto que leer, tanto que planificar que esto le quitaba demasiado tiempo. Mierda, incluso la idea de despedir a Osaki pasó por su cabeza. Sí ¡Que alivio tendría!
En un solo movimiento estacionó el vehículo, ajustó su ropa formal y caminó erguido. Tal pareciera que aún no tocaban el timbre de salida.
Caminó directamente donde estaban las oficinas. Más de alguna mujer que esperaba a su hijo abrió la boca al verlo pasar, sin tener idea que ese hombre no le atraían en nada las féminas.
—Hola —inclinó la cabeza— recibí un llamado porque Osaki Shotaro se había metido en problemas.
—¿Es usted su apoderado verdad? Pase por aquí. Está en la oficina de enfermería.
Al escuchar eso no hizo un comentario, pero debía reconocer que le sorprendía. Tocaron la puerta y cuando la abrieron, el ruso pudo ver al japonés sentado en una camilla con un parche en la ceja izquierda y la comisura labial derecha rota.
No dijo nada hasta que una persona se paró a su lado.
—No es como si él hubiera tenido la culpa señor Kozlov, pero se puso por delante cuando unos chicos quisieron golpear a otro, por lo que recibió los puñetazos... —suspiró— solo quiso defenderlo.
—¿Y qué hay de esos chicos? —Grisha giró sobre sus zapatos y la miró— porque supongo que recibirán un castigo por andar de matones.
—Serán disciplinados, sus padres también han sido llamados.
Tanto la enfermera como la sub directora se retiraron de la sala de enfermería, dejándolos a solas. El reloj avanzaba lentamente, la salida de los alumnos aun no era anunciada, el tic tac era lo único que se escuchaba junto a la respiración contenida del ruso.
—Eres el peor topo de tu generación ¡¿Cómo pudiste levantar alerta en tu primer día de la misión?!
La sonrisa sarcástica del japonés rayó sus nervios.
—Que esperaba ¿Ver como unos adolescentes se aprovechaban de otro?
—Podrías haberlos... no lo sé ¡¿Cómo dejaste que te golpearan?!
Shotaro levantó sus ojos rasgados a los azules del ruso, la ira creciendo en su pecho.
—¡¿Y qué quería que hiciera?! ¡¿Qué los golpeara yo?! ¡Si yo lo hiciera probablemente tendrían todos sus huesos rotos! Sí ¡Qué linda manera de llamar la atención para un "alumno" de 17 años! —bufó, su cuerpo completo temblaba— ¡Ser un alumno encubierto es la peor idea que pudieron haber tenido!
Quiso abrir la puerta, pero la mano de Kozlov fue más rápida cerrándola, prácticamente acorralando su cuerpo.
—Si no estás de acuerdo, entonces renuncia —masculló, estaba muy cerca de su rostro— no quiero débiles trabajando para mí, has enfrentado a peces gordos sin temor alguno ¿Por qué te intimida tanto una escuela? —gruñó— "ublyudok".
Shotaro miró hacia el lado, diciéndose que no debía caer ante los recuerdos, pero era inútil, porque sentía que estaba cayendo como si estuviera una montaña rusa. Los gritos, las burlas, los cuadernos rotos, a veces los adolescentes podían ser muy crueles con otros.
Y si había defendido a ese adolescente, fue porque de alguna manera se vio a sí mismo hace un par de años atrás.
Secó las pocas lágrimas que aún no caían de sus ojos y miró a Grisha Kozlov.
—Bien, hablaré con el señor Stepanov, hoy mismo presentaré mi renuncia... porque no voy a pisar un colegio nunca más en mi vida, ni siquiera para cuidar a su hermano —lanzó el teléfono al suelo, lo estrelló y lo pateó, todo ante los ojos claros y atónitos de ese ruso— si cree que puede seguir pisoteándome, está equivocado, lo ha hecho desde que llegué a Rusia y ¿Sabe qué? puede meterse sus insultos y su maldito mal humor por el culo porque mi paciencia se acabó... —levantó la barbilla antes de mostrar su dedo del medio— vete a la mierda, Grisha Kozlov.
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Nota autora:
Amanecimos suicidas dijo el Shotaro.
Tantas cosas que sucedieron en este cap ¿Están preparado para ver a un Stepanov masita? TuT ¿Quién es esa niña que recibió de tan buena manera a Gavrel?
Se vienen muchas cosas. Los amo, buenas noches.
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